Miguel Durán: “Hay que tener muchas hormonas judiciales para no condenar a los leprosos de la Gurtel”
Miguel Durán, de Durán & Durán Asociados, en su despacho de Madrid. Confilegal.

Miguel Durán: “Hay que tener muchas hormonas judiciales para no condenar a los leprosos de la Gurtel”

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27/10/2016 11:36
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Actualizado: 27/10/2016 11:36
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No hay nadie que no reconozca que Miguel Durán, de 61 años -expresidente de la ONCE y socio director del despacho Durán & Durán Asociados- tiene una cabeza privilegiada y una memoria de esas de concurso. También es propietario de un humor muy divertido y un trato exquisito. También sabe armar buenos titulares, como el de esta entrevista: «Hay que tener muchas hormonas judiciales para no condenar a los leprosos de la Gurtel», juicio en el que representa a Pablo Crespo, número 2 de la trama -que él no considera que exista-. O «No tengo la seguridad de que este vaya a ser un juicio justo».

En su despacho de la delegación de Madrid -Durán & Durán Asociados tiene tres, en Barcelona, donde vive, Sevilla y Madrid- no hay un solo papel, cosa lógica. En el juicio de la Gurtel, que está teniendo lugar en estos momentos, se maneja con un portátil en braille -el sistema de lectura táctil para ciegos- que lleva a todas partes y en su despacho con un teclado estándar, una «pantalla táctil» en braille y un par de altavoces.

El móvil lo usa con más soltura que cualquier vidente. Verle operar su día a día, tengo que reconocerlo, es un espectáculo que no deja de maravillarme. Durán le quita mérito al asunto. «Estoy entrenado», afirma.

En la esquina de su amplio despacho tiene una estatua de una Virgen María. «Sí, le pido cosas. Soy creyente», te cuenta con toda naturalidad.

Cuando le recuerdo que fue el primer presidente ciego de una cadena de Televisión -Tele 5, en representación de la ONCE-, se ríe abiertamente.

«Sí, es verdad. Me vinieron a entrevistar varias cadenas de televisión extranjeras por ese motivo», recuerda. Fue un periodo, reconoce, muy intenso y muy interesante, por el que no siente nostalgia. A el le gusta «mirar» -es un eufemismo- hacia el futuro. Siempre lo ha hecho. Desde el despacho que fundó hace veinte años con su sobrino Miguel Ángel Durán, con el que aparece en su última campaña de marketing.

Tiene muy presente su odisea personal, un niño ciego, nacido en una familia muy humilde de Extremadura, emigrado, que a golpe de mucho esfuerzo ha conseguido hacer realidad su sueño de vida. «Una familia, hijos, nietos, un despacho como este, rodeado de tu gente. Me siento satisfecho, pero también me gusta la pelea diaria», explica. Es su carácter.

Ahora le toca pasarse en Madrid la mayor parte del tiempo, defendiendo a Pablo Crespo. Durán no tiene problemas en hablar sobre el caso. Al contrario. A tumba abierta.

¿Cómo llegó Pablo Crespo a convertirse en cliente suyo?

Pues un amigo me pidió que me hiciera cargo de su defensa. A Pablo le había dejado su anterior abogado. Habían perdido la confianza mutua. Yo lo recibí el 1 de abril de 2013, lunes, a las 5 de la tarde. Le puse tres condiciones. Me las aceptó.

¿Qué tres condiciones?

Pues primero, que me dijera toda la verdad. Segundo, que siempre seguiría mis directrices, y, si en algún momento no las quería seguir, tendría que relevarme del compromiso de defenderle. Y tercero, que saliera del rincón y que diera la cara ante los medios de comunicación y explicara su verdad. Siempre he creído que un acusado como Pablo Crespo tiene que comparecer.

No le tiene que tener miedo ni a la opinión pública ni a la opinión publicada. Pablo me lo aceptó todo. Desde entonces ha dejado de ser un cliente y se ha convertido en un buen amigo.

También tengo que decir que es un excelente pasante [se ríe abiertamente].

Lógico, él debe conocerse su caso a la perfección, ¿no es así?

Tengo que decir que de la minuta que le tendré que pasar en algún momento tendré que descontarle parte por el trabajo realizado.

Es una gran persona y no ha hecho nada que, a mi juicio, merezca reproche penal.

Es un buen profesional.

Usted le defendió también en el juicio de la Gurtel valenciana, que acabó el pasado mes de abril. Todavía no hay sentencia. ¿Qué es lo que espera?

El tribunal de Valencia no fue un tribunal imparcial.

¿Por qué?

Por el comportamiento totalmente asimétrico que tuvo ese tribunal, en especial la Presidencia, con relación a mi persona. El trato absolutamente restrictivo que tuvo en relación a nosotros. Además, yo recusé a uno de los magistrados por su pertenencia al Partido Socialista, que era acusación popular en ese procedimiento.

Cuando se produzca la sentencia….

Que está al caer.

Pues no sé cuánto tardará. El juicio duró, yo diría un año. Vamos a ver que tal se comporta el tribunal. Desde luego, allí desmontamos toda la prueba de cargo de arriba a abajo.

Y pese a la desigualdad de trato que el tribunal nos dispensó en relación al Ministerio Público y a la permisividad que tuvo con los agentes policiales que fueron a declarar allí, si administran justicia con mayúsculas, como creo yo que debe ser, deberían absolver.

Porque allí no han conseguido demostrar que ningún funcionario prevaricase, que ningún funcionario recibiera ningún favor. No consiguieron demostrar nada de eso, porque nada de eso hubo.

Pero bueno, hay que tener muchas hormonas judiciales para no condenar a los leprosos de la Gurtel.

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Este tribunal lo que está demostrando es una perfecta asimetría en relación a lo que le permite hacer al Ministerio Público y lo que nos permite hacer a nosotros

A principios de esta semana protagonizó usted un rifirrafe con el presidente del tribunal del caso Gurtel, al que le dijo que se estaba produciendo una vulneración del derecho de defensa porque le estaban pidiendo a su defendido que verificara sus firmas a través de documentos que se proyectaban en pantallas. ¿Por qué lo considera usted tan importante?

No se puede hacer tratar de que un acusado, o de que un testigo, reconozca un recibo o un visé, en un documento que se exhibe en pantalla y que además se exhibe parcialmente.

Hay una jurisprudencia reiterada e invariable del Tribunal Supremo, que no ha sido modificada nunca que dice que una fotocopia no hace prueba. Me parece que eso, entre los profesionales del derecho, está fuera de toda discusión.

No sé si algún día el Tribunal Supremo variará el criterio. Espero que no. Porque si no la inseguridad jurídica será tremenda.

Pero no es que se presenten fotocopias. Es que se dan pantallazos de fotocopias. A mí lo que me ocurrió, cuando el lunes comenzaron a preguntar a Pablo sobre documentos que yo no podía ver. Y no puedo estar distrayendo a los compañeros que están a mi lado preguntándoles que qué se ve en pantalla. No puedo hacer eso.

¿Podría llevar a alguien que me auxiliase? Probablemente a partir de ahora lo haré, porque me lo tienen que permitir.

Pero yo no lo he hecho porque allí estamos como chinches en costura. Y no he querido que mi condición de ciego genere más carga para el tribunal en ningún sentido.

Pero claro, me encuentro con que al salir, le digo a Pablo, ¿sobre qué estás contestando? Pues estoy contestando sobre cosas que me dan en pantalla, pero que lo pasan muy rápido. Me están pidiendo que vea mi firma y no puedo.

¿Y qué decide usted?

Me lo planteé. Pedí opinión a los videntes, a gente que veis. Y me han dicho que ni de lejos es lo mismo ver un documento a unos metros, en una pantalla, que tener el documento físicamente a unos centímetros de los ojos.

Yo hablo de oídas, por lo que me explicáis los que veis.

Por eso, al día siguiente, le advertí al presidente que, a partir de ese momento, mi defendido no iba a reconocer ninguna firma ni ningún visé de los documentos que se proyectaran en pantalla. Que si se quería que lo hiciera tenían que traer el documento físicamente. Es una prueba de convicción que, con arreglo a los artículos 688 y 726 [de la Ley de Enjuiciamiento Criminal] tiene que estar en Sala.

Comprendo que eso les descoloca, sobre todo por la estrategia que lleva el Ministerio Público, que va a piñón. Y el tribunal le sigue.

Porque este tribunal lo que está demostrando es una perfecta asimetría en relación a lo que le permite hacer al Ministerio Público y lo que nos permite hacer a nosotros. Lo digo también con todas sus letras y no me importa que lo publique así.

Estoy en mi derecho de plantearles que mi defendido tiene que ver los originales. Y tan estoy en mi derecho que el tribunal tiene que retirarse a deliberar. Y luego me salen con la Ley del Papel Cero de la Administración. Pero es que no tiene nada que ver con esto.

Y a partir de ahí se entabla el rifirrafe mío con el tribunal. Y yo lo que le digo al tribunal: miren ustedes, para que quede claro, aquí no nos estamos hurtando absolutamente a nada de esto. Mi defendido incluso le va a contestar a las acusaciones políticas, a las llamadas populares, pero que aquí son eminentemente políticas. Sólo hay que ver el interrogatorio que hizo la letrada de ADADE para darse cuenta de que ahí lo único que importaba era la figura de Rajoy. ¿Qué tiene que ver Rajoy en todo esto, hablando en plata?

Así que puse pie en pared y le dije a la fiscal que si seguía insistiendo en mostrar documentos en pantalla, mi cliente no iba a reconocer ninguna firma y ningún visé.

Y le recordé que lo que se está manejando es material informático, del cual no tenemos la certeza de que el letrado de la Administración de Justicia lo haya verificado y que se da como equivalente a un documento oficial, formal, físico que está en la causa. Y que mientras no se hiciera esa verificación, mi cliente no iba a contestar.

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El tribunal, formado por su presidente, Ángel Hurtado, en el centro, a la izquierda el magistrado Julio de Diego y a la derecha José Ricardo de Prada; a la derecha de la imagen las fiscales y el abogado del Estado. TVE.

Mi cliente a mí siempre me ha informado de que esto era una operación de origen político. Y me ha dado pruebas de eso

Sin embargo, el presidente del tribunal ya les aconsejó de que no debían entorpecer.

El presidente nos dijo que nos advirtió el 20 de junio que, por buena fe procesal, debíamos traer preparadas las cosas, y que no debíamos entorpecer, sí.

Pero es que yo no entorpezco. Yo uso de mi derecho.

Quien tiene que tener las cosas preparadas es quien está preguntando. Es quien tiene la obligación de traer aquí las piezas de convicción. Los documentos. Por si se les pide exhibirlos. Y lo que tendría que hacer, además de darlo en pantalla, es presentar el documento físico y decirle a la persona, mírelo usted.

Yo lo que espero es que mis compañeros de bancada sigan el criterio, porque es perfectamente legal.

¿Cómo vamos a operar sobre fotocopias y sobre pantallazos de fotocopias?

Su cliente planteó en Sala la duda de que Rubalcaba quizá pudiera estar detrás de todo esto. ¿Cuál es su opinión?

Pues yo pienso que cuando el río suena, agua o piedras lleva. Mi cliente a mí siempre me ha informado de que esto era una operación de origen político. Y me ha dado pruebas de eso. Hay varios indicios que son muy claros.

¿Por qué el señor Garzón, que decreta el campanazo de la Gurtel el día 6 de febrero de 2009 deja que se maceren en los calabozos de Moratalaz y que queden a merced de unos policías que venían trabajando en el asunto desde hacía año y medio? ¿Y por qué, de forma particular, el agente 81.067, ha demostrado su absoluta parcialidad en todo esto, hasta el punto de que yo he pedido que no se le pueda tener ni como testigo ni como perito en estas actuaciones?

Estoy seguro de que escuchó las grabaciones ilegales ordenadas por Garzón.

¿Por qué el señor Garzón se va de cacería después de haber consumado la cacería de los de la Gurtel? Tampoco retiro ninguna comilla de esa frase.

¿Por qué se va de cacería y está hasta el lunes? ¿Qué pasa, que esta operación, tan magna como había sido, no justificaba que el señor Garzón hubiera renunciado a una cacería con el entonces ministro de justicia, con una señalada fiscal y con un importante alto cargo de la policía y altos cargos de la Administración? ¿El señor Garzón no podía haberse quedado aquí?

¿Y es o no es cierto que en una cena de esa caceria se brindó por 20 años más de gobierno socialista? Porque yo tengo para mí que sí. Tengo información de que eso fue así.

El otro día, durante una entrevista que le hicimos a Baltasar Garzón, con motivo de la publicación de su  último libre, le preguntamos sobre las escuchas que llevaron a su inhabilitación y nos contestó que las escuchas en la cárcel se produjeron después de las detenciones y no antes. Por lo tanto, no es aplicable la doctrina del árbol envenenado. No ha lugar a impugnarlas. ¿Cuál es su opinión?

Que no es verdad. Yo tengo la firme convicción de que estaban siendo escuchados desde el mismo momento que ingresaron en Soto del Real.

Le está acusando de prevaricación.

Garzón ha sido condenado por prevaricación. Yo no acuso, yo ratifico una sentencia del Tribunal Supremo. La cuestión está en si se puede probar o no, que ya sé que es muy complicado, porque se están dando muy buena maña para impedirnos esa prueba.

Digo que yo estoy convencido, y tengo un indicio muy claro para eso. Y es que, cada vez que venía uno de los abogados a la cárcel, siempre, siempre, siempre, indefectiblemente, se tardaba en torno a una hora para que se produjera la comunicación entre el preso y su abogado. ¿Por qué?

¿No sería porque tenían que preparar al policía que tenía que venir a grabar? ¿No será porque tenían que preparar y asegurar que la grabación tenía que ser hecha?

¿Por qué se nos niega sistemáticamente el libro de registros de visitas de entradas en la prisión entre los días 9 y 19 de febrero de 2009? ¿Por qué cuando hemos pedido esa prueba se nos niega? ¿Quién está registrado ahí?

¿Es creíble si ahora él dice que sólo escuchó desde el momento que lo ordenó? ¿Por qué la fiscal Segura le dice Baltasar, ‘Baltasar hay que hacer algo, que se llevan el dinero’? ¿Es que sólo tenía intuición femenina o es que tenía algún indicio de que estaban hablando de dinero en Suiza?

Yo voy a preguntar a mi defendido sobre eso y vamos a ver si el tribunal va a tratar de tacharme esa pregunta.

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Miguel Durán posando con uno de los cuadros que adornan su despacho, un espacio sobrio pero elegante. Confilegal.

Lo que a mí siempre me ha dicho Francisco Correa es que Pablo ha sido siempre un mandado

La estrategia de defensa de Correa, y la suya también, consiste en ratificar que Pablo Crespo fue un mero transmisor. ¿Es correcto?

Mi estrategia de defensa pasa por decirle al tribunal la verdad. Y no es una contestación política.

El señor Correa ha reconocido unos hechos. Y su abogado ha explicado a distintos medios de comunicación que lo ha hecho porque él sabe que ha cometido determinadas irregularidades y que quiere acogerse a lo que normalmente ocurre en sentencias de conformidad. A la aplicación de atenuaciones previstas en el Código Penal. Yo, sobre esa estrategia de defensa, no tengo nada que decir. Su abogado sabrá si lo tiene adecuadamente pactado con la acusación pública o si no.

Lo que a mí siempre me ha dicho Francisco Correa es que Pablo ha sido siempre un mandado. Y que Pablo no ha tenido ninguna reunión con ningún político, que las reuniones, a esos efectos, las tenía él. Por tanto, autor material o ni siquiera cooperador para nada de eso, Pablo Crespo no lo ha sido.

Le recuerdo que Pablo Crespo fue secretario de organización del PP de Galicia. Tenía muchísimos contactos dentro del partido.

Sí, pero como dijo Pablo ante el tribunal, en Galicia muchos, pero en la Administración central y en el PP a nivel central, prácticamente ninguno. Pablo no servía a esos efectos a los fines que el señor Correa ha declarado.

Aquí también hay otra cosa que es importante, porque se intenta hacer aparecer a esta gente como integrantes de una especie de trama. A la fiscal le interesa mucho constituir la certeza en el tribunal de que hubo el delito de asociación ilícita.

Y mi defendido nunca ha sido contratado ha sido contratado por ninguna asociación ilícita, ni él ha formado nunca parte de ninguna asociación ilícita. Mi defendido es un hombre que es un buen gestor y que lo que ha hecho es racionalizar el funcionamiento que tenían las empresas del señor Correa.

Cuando la Fiscalía se sale del periodo de 1999 a 2005, objeto de esta causa, usted salta… 

Yo le dije al tribunal que la fiscal tiene mucho interés de que pese que aquí se ha troceado, se ha desmembrado, se ha despiezado la causa a conveniencia y a capricho de ellos, después de haber roto la continencia de la causa. Eso no se puede hacer.

El 762.6 no es un cajón de sastre para utilizarlo así sin más. Aquí lo que están haciendo es estirar y encoger los ámbitos temporales de aplicación como les viene en gana. Y el señor presidente, cuando yo pretendí, en uso de mi derecho de defensa, centrar esa situación, está marcadamente a favor de las tesis del Ministerio Público. Eso se ve, lo ve hasta un ciego.

La recusación al magistrado José Ricardo de Prada se ha resuelto, entre gallos y media noche, de una manera absolutamente anormal

Está diciendo que el tribunal es parcial.

Estoy diciendo que observo un trato asimétrico respecto de lo que es el principio de igualdad de partes. A lo mejor alguien me convence de que no es así, pero tengo derecho a expresar mi opinión.

¿Cree usted que ha influido algo en eso su recusación al magistrado José Ricardo de Prada, días antes de que comenzara este juicio?

Mire, ‘se non è vero, è ben trovato’ [aunque no sea verdad, está bien compuesto; del italiano]. Yo lo único que sé es que esa recusación se ha resuelto, entre gallos y media noche, de una manera absolutamente anormal y que, incluso a mí, cuando he intentado explicarme en cuestiones previas, he pedido traer a colación eso, que estoy en mi derecho de poder hacerlo, pues hasta ese punto ha llegado el presidente del tribunal.

Luego, cuando un tribunal superior –si es el caso- pueda apreciar nulidades, no faltara alguien que diga, ‘no, si esta gente…’. Si no respetamos las reglas del procedimento, ¿de qué estado de derecho estamos hablando?

Se lo dije al presidente  porque estoy convencido de que esto no se puede estirar a capricho como uno quiera. Y por eso, cuando el presidente me dijo que no, que la fiscal podía preguntar lo que quisiera, le contesté que mi cliente estaba en su derecho de contestar o no.

Por ello le dije, en alta voz, a mi cliente varias veces: Pablo, no contestes.

Yo le tengo muchísimo respeto al tribunal, pero tenerle respeto es una cosa, y tenerle sumisión corderil es otra cosa. No me parió mi madre para ser así.

¿Las cuentas de Bárcenas en Suiza pueden perjudicar a la causa de su cliente?

Mi defendido no tiene nada que ver con las cuentas del señor Bárcenas en Suiza. Como él ha declarado, con el señor Bárcenas no se ha visto para darle dinero sino para pedirle que pagase las cuentas de los que el PP les debía.

Miguel Durán y su cliente en el caso Gurtel, Pablo Crespo, considerado el número 2 de la trama. Cuatro.

Miguel Durán y su cliente en el caso Gurtel, Pablo Crespo, considerado el número 2 de la trama. Cuatro.

Yo le tengo muchísimo respeto al tribunal, pero tenerle respeto es una cosa, y tenerle sumisión corderil es otra cosa. No me parió mi madre para ser así

¿Son excesivos 85 años de petición de condena a su defendido?

Si algún día hacemos una reforma razonable de la Administración de Justicia y de las leyes sustantivas y adjetivas, de los códigos y las leyes procesales, aquí también habrá que empezar a hacer las cosas de otra manera.

Cuando la prensa se hace eco de los muchos años que se piden de alguna persona y lo cuenta a la opinión pública, ¿ha observado que alguien ponga la coletilla que diga que la mayor de las penas que citan es esta y por este delito y por la aplicación de los artículos 74 y siguientes del Código Penal, lo más que puede estar este señor en la cárcel es por el triple de la mayor?

¿Hay alguien que diga eso? ¿Hay alguien que le explique a la opinión pública que todo eso es carnaza que se le da como quien alimenta a la fiera que está deseosa de sangre? Eso no se explica nada.

Porque aquí lo que importa es saber si al señor Correa se le piden 125 años. Eso debería ser algo en lo que el Ministerio Público debería tener especial cuidado. Seguro que dicen que ‘yo doy el escrito de acusación’ y es la prensa la que suma.

Pues sí, mire usted, yo eso no se lo voy a discutir. Pero empecemos por informar adecuadamente. Porque las oficinas judiciales de información tienen también una tarea didáctica que hacer, entiendo, yo.

Porque si no se hace, puede producir otro efecto. Y es que la gente termine descreyéndose más de la justicia porque se les siembra unas expectativas de castigo a los presuntos culpables de que van a pudrirse en la cárcel. Cuando en realidad eso no es así.

Esta gente no ha matado a nadie, no ha violado a nadie, no tienen delitos por los que se les pidan unas penas de muchísimos años. Eso no es verdad. Y se da esa imagen.

Porque cuando a un tío se le piden 125 años es porque algo habrá hecho, ¿no?

Eso es psicológicamente así. Y alguien es culpable de ese efecto perverso de psicología de las masas.

Cuando usted va por las mañanas a San Fernando de Henares, donde se haya la sede con las macrosalas de vistas, supongo que escuchará los insultos que les lanzan; se ven y se oyen por televisión. 

Sí, uno de los días me fui a ellos. Es la prueba de que aquí importa muy poco la estabilidad psicológica de los acusados. Se supone que una persona cuando va a juicio tiene que ir en las mejores condiciones posibles.

La disculpa de los tribunales es que ellos tienen competencia sobre la policía de sala, o policía de estrados. Pues mire usted, si yo fuera juez, y aún sabiendo que mi competencia se para ahí, si yo quiero tener un justiciable en su perfecta integridad psicológica dentro de la sala, yo también me ocuparía de que quien tiene la responsabilidad de la policía exterior la ejerciera de forma adecuada, y no permitiera que unos cuantos inquisidores, que deben ser la reencarnación de los de los siglos XIII, XIV, XV o XVI, cuando se llevaba la gente a la hoguera, estén allí insultando a los que van a ser juzgados.

Aquí importa muy poco la estabilidad psicológica de los acusados

Fue a ellos, ¿y qué les dijo?

Les dije que permitieran por lo menos la tranquilidad de no ser insultados. Pero es que no solamente se les insulta. Hay, en particular, un individuo con tatuajes y demás, que dice que ama mucho a España. ¡A mí me va a dar lecciones de españolidad ese caballero, que me estoy batiendo el cobre lo mejor que puedo por la unidad de España en Cataluña en estos momentos, con además publicidad clara sobre mi convicción a ese respecto! Este sujeto me dijo que no, que no, que estos eran unos ladrones.

Ese insulta hasta tal punto que dice que si el pudiera, los colgaría. Y les llega a decir cosas como que ojalá se estrellen en el coche.

¿Alguien de verdad está dispuesto a poner pie en pared, de una puñetera vez sobre todo esto? ¿Tenemos que seguir asistiendo a esto? ¿Esto forma parte de un estado de derecho? ¿Eso es libertad de expresión? ¿Y quién preserva la dignidad de los que están siendo juzgados? ¿Se ocupa el tribunal que le juzga? No.

Aquí, en España, no hay hormonas suficientes para acometer ese asunto con la decisión y la valentía que tenía que acometerse.

¿Le va a preguntar a Esperanza Aguirre si ella descubrió la Gurtel, como viene afirmando, cuando comparezca a declarar?

No sé qué le voy a preguntar.

Ya sabe que ella lo va diciendo: Ella descubrió la Gurtel. 

Es que esto tiene muchos padres. Tendrá que discutírselo al señor Peñas, al señor Garzón, a las fiscales nombradas por el señor Fernández Bermejo. Tendrá que repartirse ese “merito” entre mucha gente [se ríe abiertamente].

Con toda la sinceridad del mundo, ¿cree que su cliente puede ser declarado inocente por este tribunal?

Pues yo creo que si hay un juicio justo así debería ser. Pero, si la siguiente pregunta que me va a hacer -y se la estoy poniendo en bandeja- es sobre si tengo la seguridad de que este va a ser un juicio justo, le tengo que decir que no la tengo. Más claro no puedo ser. [No tengo la seguridad de que este juicio de la Gurtel vaya a ser justo].

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