Gonzalo Jiménez Blanco y Antonio López en uno de sus momentos de conversación
Dos talentos unidos por la magia de la Gran Vía: Gonzalo Jiménez-Blanco y Antonio López
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21/12/2016 05:58
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Actualizado: 27/7/2019 19:31
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Cuentan los más viejos del lugar que aquel famoso pintor buscaba un lugar especial para retratar la fascinante Gran Via. En su lucha por encontrar un lugar dio con los ventanales de un despacho de abogados anglosajón, Ashurst. Su socio director, un hombre afable y admirador de su obra le permitió durante años trabajar desde esa sala. Así se fraguó una sólida amistad durante años retratada ahora en “Conversaciones con Antonio López”, un libro realizado por el abogado del Estado Gonzalo Jiménez-Blanco.
Se trata de la cuarta publicación de este autor en lo que va de año. Los otros tres fueron de arbitraje, disciplina que le entusiasma como buen gentleman que es a uno de los protagonistas de nuestra historia, el propio Jiménez-Blanco y que tuvieron en la Fundación FIDE, el lugar en el que expertos y amigos dejaron pequeña esa institución ante la presencia masiva de juristas y expertos en arbitraje.
En esta ocasión, ha sucedido lo mismo.
El coqueto anfiteatro del Museo Thyssen se ha quedado pequeño para recibir a los admiradores de Gonzalo. Muchos compañeros de profesión que admiran su creatividad y forma de ser; es el caso de Santiago Martínez-Lage quien con el libro en la mano destaca la creatividad de nuestro homenajeado y su pasión por el arbitraje una disciplina por la que ha hecho mucho en estos años. De la misma opinión es José Antonio Caínzos, socio de procesal de Cllifford Chance, copresidente del Club del Arbitraje y abogados del Estado, como tantos otros asistentes.
Gonzalo es único, un dechado de honradez y amor a su profesión, nos dice.
Esta celebración ha sido posible por patrocinio de Fundación Endesa quien financia esta obra que narra las conversaciones entre el mundo del derecho y el del realismo pictórico durante varios años. “Con esta obra se pone en valor la obra de Antonio López desde otra perspectiva, conociendo aquello que le importa sus experiencias vitales”, apunta Borja Prada, presidente de la entidad en su turno de palabra. Todas las intervenciones son introducidas por Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen. Mientras tanto en primera fila, el propio Antonio López, con Lola, madre de Gonzalo, Maria esposa de éste y sus tres hijos están muy pendientes de todo lo que sucede.
El evento sirve para comprobar de nuevo la capacidad de convocatoria de este abogado del Estado que desde muy joven quería ser escritor, tal y como nos señaló Lola Jiménez-Blanco, hermana y experta en arte vinculada a la Universidad Complutense.
Gonzalo escribe, mucho y bien. En CONFILEGAL estamos orgullosos de contar con su talento en esas pinceladas semanales que nos envía nunca exentas de ironía. Su capacidad para contar los temas y enganchar al lector están fuera de toda duda. Es una suerte, sin lugar a dudas, contar con su brillante pluma siempre dispuesta a abordar cualquier tema por complejo que sea.
En los preliminares abordamos a dos de los hermanos de Gonzalo, también abogados. Están muy orgullosos del trabajo de aquel y como de aquella relación de convivencia entre el jurista y el pintor ha cristalizado en este libro que ya tiene una edición para venderse en América Latina. “El libro ayuda a conocer mejor a un genio como Antonio López una persona sencilla”, apunta Antonio.
Por su parte, José Jiménez-Blanco señala que la obra “señala a dos personalidades diferentes. Es muy auténtico porque ayuda a retratar a dos personas que lograron convivir y enriquecerse recíprocamente
Caras como las de Luis de Carlos, socio director de Uría Menéndez y años atrás profesor en ICADE de Gonzalo Jiménez Blanco, José Pedro Pérez-Llorca, fundador del despacho del mismo nombre y amigo de la familia, Lucas Osorio, socio director de Hogan Lovells y el propio Sebastián Albella, uno de los más buscados, ahora presidente de la CNMV, antes presidente de Linklaters en España han acudido a esta llamada de su colega y a veces rival en algún litigio.
También artistas como Javier Montesol y Cristina Jimenez Savourido, presidenta de FIDE, colaboradores y amigos del jurista acuden a esta convocatoria. Todo el mundo quiere conocer este otro lado más literario del propio Gonzalo.
Escribir sobre Antonio López: La mayor ilusión de su vida
Junto a ellos muchos compañeros de la abogacía del Estado y miembros de su propio despacho Ashurst, como el caso de Diana Rodríguez socia directora del área de laboral de la firma quien destaca la capacidad de trabajo e inteligencia de Jíménez-Blanco, muchos años trabajando juntos en esa oficina ya mítica paralela a la Gran Vía. Sería Cristina Calvo, partner del bufete, quien siguió de cerca esta relación de amistad, la voz de Gonzalo en este evento, al destacar el talento y la humanidad de este pintor universal. Al mismo tiempo dejaba constancia que para este abogado “este libro ha sido la mayor ilusión de mi vida”
Este libro, “Conversaciones con Antonio López” es otra forma de aproximarse a un genio del realismo como es el propio López. “Antonio tiene un mundo propio. También sus propias herramientas para manifestarlo: le he visto utilizar sus propios instrumentos de medición, que le ayudan a ser preciso a la hora de atrapar la realidad. Tiene también sus propios procesos de trabajo, y sus estímulos estéticos”, confiesa el propio Gonzalo-Jiménez Blanco cuando le pedimos que nos escriba unas líneas. Fruto de esta relación de años donde el pintor llegó a tener una sala en el despacho con llave propia fue la creación de una de sus mejores obras “Gran Vía 1 de agosto, 7.30 hora”-
Sobre el objetivo del libro indica que “se trata de mostrar, sin mayores pretensiones, lo que piensa el pintor de muchos de los temas en los que ha trabajado o que le rodean tanto en lo cotidiano como en lo artístico. Todos los vive con tranquilidad, pero también con apasionamiento. Estos términos, aparentemente contradictorios, le acompañan siempre y se traslucen en estas líneas, en las que se muestra como es él, sin trampa ni cartón. Sus palabras ponen de manifiesto que no solo es un gran dibujante, pintor y escultor, como se le conoce, sino que es también un gran filósofo: más allá de la vida que encierra su obra, todo lo que piensa y dice es pura sabiduría”.
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