José Manuel Maza sólo tenía un riñón operativo y eso pudo influir decisivamente en el desenlace final
La última foto: José Manuel Maza con la fiscal general del Estado de Panamá, Kenia Porcell, en Buenos Aires. FGE.

José Manuel Maza sólo tenía un riñón operativo y eso pudo influir decisivamente en el desenlace final

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20/11/2017 06:15
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Actualizado: 20/11/2017 09:59
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José Manuel Maza, el fiscal general del Estado fallecido en Buenos Aires,  sólo tenía un riñón que funcionaba bien. Cuando tenía 40 años, y después de sufrir diversos ataques de gota en un brazo, en un pie y en la espalda, se sometió a un detenido examen médico -TAC y análisis incluidos-para determinar su origen. Los resultados concluyeron que el segundo riñón no le funcionaba en absoluto; era un mero muñón. Se estudió su extirpación pero se concluyó que no era necesario. Un tratamiento apropiado acabó con dichas molestias, según ha podido saber Confilegal de fuentes de la familia.

Este hecho, la existencia de un sólo riñón operativo, habría facilitado la infección renal, supuestamente contraída por vías urinarias, y el consiguiente fallo multiorgánico que puso fin a su vida en la Clínica Bazterrika, de Buenos Aires, un centro hospitalario equivalente a la Ruber Internacional en Madrid.

Jamás se sabrá a ciencia cierta la causa de su muerte porque no se le va a realizar ninguna autópsia. Son causas naturales evidentes. Así lo decidió su hijo, José Maza, que se desplazó a Buenos Aires con su novia para hacerse cargo de todos los aspectos legales.

El cadáver será repatriado en el vuelo que parte de Buenos Aires a las 13.30 del lunes y llegará a Madrid en torno a las 5 de la mañana del martes. Esa mañana se organizará la capilla ardiente en la sede de la Fiscalía General del Estado, en la madrileña calle Fortuny, para que sus amigos, compañeros y ciudadanos puedan presentarle sus últimos respetos.

Cuando Maza aterrizó en Buenos Aires el pasado lunes, para participar en la Asamblea de la Asociación Iberoamericana de Ministerios Públicos (AIAMP) en compañía de Rosana Morán, fiscal de Sala de Cooperación Penal Internacional del Tribunal Supremo -los dos en clase turista en un vuelo transatlántico de 12 horas-, y de su pareja, Marta, arrastraba un ligero resfriado del que no se había curado.

El martes, con fiebre encima, siguió la agenda prevista, pero el miércoles se retiró a su habitación del hotel. El jueves sintió que se encontraba mucho mejor y tomó parte en las actividades de la AIAMP y se hizo la foto con Kenia Porcell, fiscal general de Panamá, elegida presidenta de organización de fiscales; el Ministerio Público español asumió la Secretaría General. Fue el viernes cuando volvió a empeorar y fue ingresado en la Clínica Bazterrika, donde falleció el sábado.

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