Íscar, González-Cuéllar y Valero, convencidos de que la victoria es suya
El candidato Javier Íscar con la decana en funciones, Sonia Gumpert; el también candidato Nicolás González-Cuéllar, con su esposa Alba; y Manuel Valero con su candidatura celebrando el final de la campaña.

Íscar, González-Cuéllar y Valero, convencidos de que la victoria es suya

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12/12/2017 06:20
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Actualizado: 16/1/2023 18:07
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Tres de las seis candidaturas celebraron ayer por la tarde-noche el final de la carrera electoral que el próximo día 13 llegará a su fin en el Hotel Novotel de Madrid, convertido en centro de votación de los 77.000 miembros del Colegio de Abogados de Madrid que tienen que elegir a la nueva Junta de Gobierno que dirigirá esta institución durante los próximos cinco años.

Las tres estaban convencidas de que la victoria es suya, porque su campaña ha sido «la mejor». El convencimiento aparentaba ser genuino en los tres casos, el de Javier Íscar, el de Nicolás González-Cuéllar y el de Manuel Valero.

Íscar lo celebró en Mayte Commodore y reunió a más de 300 personas, entre ellas Sonia Gumpert, la decana saliente.

González-Cuéllar lo hizo en el Ayuntamiento de Madrid, arropado por más de 200 incondicionales.

Y Manuel Valero, que se jactaba de no haberse gastado más de 6.000 euros en toda la campaña, lo hizo en «petit comité», con los miembros de su campaña, en su bufete de la calle de la Palma.

El candidato Javier Íscar con su mentora, la decana saliente, Sonia Gumpert, durante la fiesta final de campaña que celebraron en Mayte Commodore. Carlos Berbell/Confilegal.

Plano general del cóctel fin de campaña que la candidatura de Íscar celebró en el Mayte Commodore. Carlos Berbell/Confilegal.

El candidato Nicolás González-Cuéllar, su esposa, Alba, y el candidato a vicedecano, Ignacio Gordillo, en la fiesta que celebraron en el Ayuntamiento de Madrid. Carlos Berbell/Confilegal.

González-Cuéllar departiendo con sus numerosos invitados. Carlos Berbell/Confilegal.

Valero y su candidatura celebrando el final de campaña en su bufete madrileño.

Sin embargo, también se pudo pulsar la incertidumbre en los tres casos. La pregunta que hacían al autor de este artículo era siempre la misma: «¿Y tú, quien crees que va a ganar?».

La respuesta también fue idéntica, en los tres casos, pero con humor: «Creo que me has confundido con la bruja Lola. Si quieres te doy su teléfono, pero te avanzo que te va a cobrar». A lo que interpelaban, después de echar unas risas, «bueno, vale, pero ¿cómo lo ves?».

La repregunta era lógica. Porque en esta campaña, a pesar de que ha habido algunos presupuestos importantes, no se ha llevado a cabo ninguna encuesta, como en 2012.

En aquella ocasión la empresa que lo realizó fue RRHH Digital, partiendo de un universo de 800 abogados, a los que contactaron mediante llamadas telefónicas: Y fue hecha pública dos días antes de la votación. Un día tal como hoy. Auguraron que la entonces aspirante, Sonia Gumpert, batiría al entonces decano Antonio Hernández Gil, gracias a una participación del 21 por ciento de los colegiados.

Al final fue un 13,9 por ciento los que acudieron a votar, un 6,1 por ciento menos de lo previsto.

UNA ELECCIÓN A CIEGAS

En esta ocasión se desconocen los dos parámetros principales: quién es el favorito y cuántos colegiados van a acudir a votar. Los candidatos van a ciegas. No tienen ningún modo de saber quién se va a llevar el gato al agua.

Lo bronco de la campaña, con acusaciones mutuas, induce a pensar que eso se va a convertir en un factor de disuasión para no ir a votar de muchos colegiados. Un factor de disuasión que siempre suele beneficiar a la Junta de Gobierno saliente, esta vez capitaneada por Javier Íscar.

Pero esto no deja de ser una pura especulación, tan buena como cualquier otra.

La clave de la victoria va a estar en la cantidad de colegiados que cada candidatura logre movilizar a golpe de teléfono, de contacto personal.

Todos dicen que sí, que se están ejercitando a fondo, que están llamando a todos sus amigos y conocidos. Todos haciendo uso de la máxima persuasión de la que son capaces.

Al fin y al cabo, todos son abogados y ese es su oficio.

Las mujeres, hay que decirlo, tiran de «su intuición», de los pequeños detalles que han observado en cada una de las muchas conversaciones de las que han sido testigos. Pero no deja de ser otro ejercicio especulativo disfrazado de «prueba científica».

Todos los escenarios son posibles. Desde una victoria por goleada de cualquiera de los candidatos hasta una victoria pírrica o un cuasi empate. Nadie sabe nada.

Eso sí, los canapés, al menos en las fiestas de fin de campaña, tanto en la de Íscar como en la de González-Cuéllar, estaban muy ricos. Esa fue la única certeza científica que encontré a lo largo de la tarde-noche en ambos eventos.

En eso, hay que reconocerlo, se esmeraron.

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