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10 consejos para tratar con periodistas en su quehacer profesional y que su vida sea más fácil

10 consejos para tratar con periodistas en su quehacer profesional y que su vida sea más fácil
Carlos Berbell es director de Confilegal.
17/12/2017 06:20
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Actualizado: 17/12/2017 20:02
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Muchas personas nos ven a los periodistas como poco menos que como «bombas andantes», personas que pueden hacer volar su mundo con un mero artículo y a los que hay que poner lejos.

Hay algo de verdad en eso, pero poca. Más bien mucha leyenda y mucha película de tercera, desde mi punto de vista. Pero ya se sabe, una mentira que se repite mil veces se convierte en verdad.

La realidad es que no se tiene mucha idea de cómo tratar con nosotros, los informadores profesionales.

Doy fe.

Por ello, considero que, para empezar, lo mejor es dar 10 simples consejos que, para los interesados, o los necesitados, les será de gran ayuda porque facilitará su relación con nosotros y hará su vida mucho más fácil.

Y me estoy refiriendo tanto a los que, de pronto, se ven como protagonistas de una noticia como a los que necesitan, o precisan, establecer una relación con nuestro gremio.

Ya adelanto que no tenemos cuernos camuflados en la cabeza, ni rabo, ni llevamos tridente, ni nuestra piel es roja. Tampoco es nuestra intención hacer volar el sistema.

Perseguimos sólo dos cosas: la verdad de los hechos y contarlos antes que nadie.

Lo que nos hace más felices es publicar una exclusiva y que tenga repercusión. Así de simple.

Los 10 consejos son estos:

1. Nunca mienta o trate de confundir a un periodista

Como cualquier magistrado, fiscal o abogado, los periodistas hemos desarrollado la misma habilidad para leer a las personas, para intuir cuando nos dicen la verdad o, por el contrario, nos están mintiendo o contando una milonga. Somos muy conscientes cuando alguien trata de usarnos o alejarnos de la verdad, aunque no lo demostremos. Pero no somos perfectos. Nos la pueden «colar».

Mucho cuidado con eso. Como los elefantes, tenemos buena memoria y recordaremos si hemos publicado algo con información que no respondía a la verdad, quién nos la proporcionó, si fue de forma intencionada y, muy importante, si afectó a nuestra credibilidad profesional dentro de nuestro medio y ante nuestros jefes. Nunca se lo perdonaremos y en el futuro actuaremos en consecuencia.

2. Tenga presente los cierres de las ediciones de los medios

Los periodistas trabajamos siempre con horas de cierre específicas, ya sea televisión, radio, prensa o medios digitales, incluso en estos tiempos de información continua 24 horas. Apreciamos si la persona a la que buscamos se muestra disponible cuando la llamamos.

Si no posee la información que le solicitan y no tiene inconveniente en facilitarla, pregunte de qué tiempo dispone. Y no falle. La palabra dada es oro: significa confianza, que sobre lo que se construyen las relaciones.

3. Si quiere que le publiquen lo que le interesa, haga titulares con gancho

Los periodistas siempre buscamos titulares con gancho. Esa es la clave. Tómese unos minutos y construya dos o tres frases, que resuman lo que usted quiere transmitir, para soltarlas durante el encuentro con el informador. Trate de hacer analogías, por ejemplo.

Y repítalas dos o tres veces, para que quede claro que esas son sus ideas fuerza. Si son buenas, no se preocupe que ya le daremos forma. Nuestro oficio es la síntesis y la claridad.

4. Trate de evitar el «suajili legal» cuando explique cosas complejas

De la misma forma que a uno le resulta frustrante cuando alguien trata de explicarnos el problema que tiene nuestro ordenador en términos tecnológicos, esa misma impresión es la que se percibe cuando se utiliza la terminología legal, el «suajili legal». En muchos casos, el periodista no tiene los conocimientos suficientes, pero no lo va a reconocer. Y usted no tiene porqué darlos por descontado. Así que trate de explicar las cosas como si se las contara a su madre o a su hijo. De forma simple, comprensible y en un tono informal.

5. Establezca las condiciones de la entrevista

Diga al periodista lo que puede utilizar con su nombre y lo que no. Si le pide ir al «off the record» (se lo cuento pero no me puede citar) asegúrese de que el periodista accede a ello y en qué términos hará uso de la información. En qué términos. «Fuentes cercanas a, fuentes bien informadas, hemos podido saber según un». Déjelo muy, muy claro.

Como fuente, por su valor en ese momento, puede establecer las reglas de juego. También puede pedirle al periodista si le puede dejar leer el artículo o la entrevista antes de publicarla. La mayor parte de las veces le dirá que no -somos muy celosos de nuestros textos y tenemos la experiencia de que la mayoría de las veces se intenta modificar en un sentido diferente lo que se dijo en otro (uno es señor de sus silencios y esclavo de sus palabras, recuérdelo), pero vale la pena intentarlo.

El no ya lo tiene.

6. Grabe la entrevista

En especial si le preocupa que reproduzcan bien lo que ha dicho, lleve su propia grabadora o utilice la aplicación de su teléfono móvil. La mayor parte de los periodistas usamos grabadoras así que, lo normal, es que no nos importe. Ojo, si el periodista pone pegas, entonces piénsese bien si seguir adelante con la entrevista.

7. Facilite material escrito si lo cree necesario

Si dispone de gráficos o de material escrito que cree que puede ser de ayuda para el periodista, facilítelo. Para nosotros es muy valioso porque simplifica nuestro trabajo.

8. No deje que el periodista ponga palabras en su boca

Arturo Pérez-Reverte una vez describió a los periodistas como «cazadores de titulares». No puede haber una descripción más precisa. Antes de las entrevistas pensamos los titulares que querríamos tener. En ocasiones, el entrevistado es gris por lo que echamos mano de recursos como «Diría usted que…» o «Sería justo decir que…» y frases de ese estilo que son auténticos cebos para el titular que buscamos cazar.

Huya de las preguntas hipotéticas. En una ocasión, al príncipe de Edimburgo le preguntaron: ¿Qué haría usted si mañana se proclarama la república en el Reino Unido?. El  marido de la reina Isabel, viendo en su cabeza el titular que le habían preparado («Al día siguiente de proclamarse la república en Reino Unido haría las maletas» o alguno similar), contestó al periodista: «Estimado amigo, tengo por costumbre no responder a preguntas hipotéticas». Y ahí se terminó todo.

9. Una aclaración, muchas veces los periodistas no redactan los titulares

En ocasiones la queja no es sobre el artículo o la entrevista sino sobre el titular. En los medios grandes los periodistas no suelen redactar los titulares. Lo hacen sus jefes. Y buscan titulares con gancho, con vida, que capten la atención de lectores que se ven bombardeados directamente por cientos de ellos cada día. Si se quiere quejar, lo primero de todo, lláme al redactor con el que ha hablado y pídale que le explique lo que ha pasado.

No se lo salte jamás, acudiendo al director o a su jefe directo. Jamás.

Si lo hace, se habrá echado un enemigo para siempre. Y sepa que, la mayor parte de las veces, el director o su jefe directo, después de escuchar la explicación del reportero, se pondrán de su parte. Una vez que el periodista le haya explicado lo sucedido pregúntele con quién puede hablar del asunto. Que sea él quien le abra la puerta de sus superiores.

Por otra parte, jamás le diga a un periodista que lo que ha contado es mentira, porque eso es considerado un ataque frontal que provoca el binomio acción-reacción. Utilice la diplomacia, sobre todo en los textos publicados en el universo digital -en el papel no hay remedio-, si quiere ir por las buenas. Recuerde lo que decía Mark Twain: «Nunca se pelee con personas que compran la tinta por el barril». Otra variante de esa frase podría ser: «Es muy desaconsejable meterse con personas que compran la tinta por toneladas».

Pídale matizar sus palabras, suavizar el texto; un favor, pero no ponga en cuestión su trabajo.

Si, a pesar de todo, eso no funciona, le queda las malas. Ya sabe. La Ley reguladora del derecho de rectificación y luego decidir si optar por la jurisdicción civil o penal.

10. No utilice el más que manido «sin comentarios»

Lo que más aprecia un periodista -de hecho, cualquier profesional- es el respeto que se profesa hacia su profesión. Somos humanos, como usted. Si así lo percibe el informador, las cosas irán bien.

Si el redactor le pregunta algo sobre lo que no quiere hablar no conteste con el famoso «sin comentarios». Es altamente peligroso. Porque eso encenderá las luces de alarma en su cabeza y pensará que está ocultando algo muy importante.

Las películas mienten. Esta es la realidad de las cosas.

Trate de ser sincero y, si le es posible, explíquele al periodista, de forma general, sin que le comprometa y sin revelar ningún secreto, porqué no puede facilitarle la información. Somos comprensivos y entendemos que las cosas son como son. Ya nos buscaremos la vida para llegar a eso por otro lado.

Cuente con ello. Es nuestra profesión.

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