«La inversión humana es más importante que la tecnología», según González-Espejo y Fauqueur
María Jesús González-Espejo y Laura Fauqueur, las impulsoras del Instituto de Innovación Legal.

«La inversión humana es más importante que la tecnología», según González-Espejo y Fauqueur

SON LAS IMPULSORAS DEL INSTITUTO DE INNOVACIÓN LEGAL, UN REFERENTE NACIONAL EN ESTE CAMPO
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11/9/2018 13:46
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Actualizado: 11/9/2018 14:10
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María Jesús González-Espejo y Laura Fauqueur son el corazón y el alma, o el alma y el corazón -y mucho músculo, también- del Instituto de Innovación Legal, conocida consultora dedicada al asesoramiento de abogados y asesores en innovación tecnológica.

Son dos pioneras en un mundo -el de la abogacía- que provoca mucho recelo porque se cree que la tecnología irremediablemente reducirá puestos de trabajo.

Ninguna de las dos piensa que sea así. Piensan que un problema -si así lo fuera- es una oportunidad en traje de faena.

«Nuestra experiencia nos ha demostrado que en muchos casos, la inversión humana será más importante en términos cualitativos y cuantitativos que la tecnológica, y lamentablemente no se toma en cuenta todo lo que debería», afirman casi al unísono, como si tuvieran una única mente.

Dos años de intenso trabajo continuo tienen estas cosas. Dos años de crecimiento constante. Es el momento de hacer balance.

¿Creíais que ibais a crecer tanto en tan poco tiempo?

María Jesús González-Espejo: Es verdad que han sido dos años de un trabajo muy intenso, pero quien ya nos conoce sabe que nos encanta lo que hacemos y eso siempre supone una energía extra para llevar nuestros proyectos a buen puerto. Te confieso que en realidad nnos encantaría desarrollar aún otros muchos proyectos, pero sabemos no es posible.

Hacer realidad algunas de nuestras actividades, como por ejemplo los Hackathones #HackTheJustice para mejorar el acceso a la justicia y promocionar el emprendimiento LegalTech, el Legal Design Challenge #ESLegalDesign para acercar la metodología del Design Thinking a nuestro sector, los debates innotech o los talleres despiertatech de introducción a los juristas en la innovación y la Legaltech, nos ha exigido un enorme esfuerzo de tiempo y dinero.

Además, nosotras simultaneamos todas estas actividades formativas e informativas con la principal que es el asesoramiento a despachos, universidades y otras organizaciones del sector legal. Teniendo en cuenta que sólo hace dos años empezamos de cero, realmente los resultados han sido extraordinarios.

Laura Fauqueur: Cuando creas una empresa es imposible imaginar hasta dónde puedes llegar. ¿Por eso nacen los negocios, no? Porque crees que has encontrado una oportunidad que todavía no se ha desarrollado. Nosotras teníamos claro que existían necesidades en el sector que estaban aún sin cubrir y por eso nacimos.

Sin embargo, tampoco puedes dejar de lado que hay muchos factores externos que no puedes controlar: la vertiginosa evolución de la tecnología, la situación económica del país, los cambios en la legislación…

Por ello siempre haces una estimación conservadora y, por supuesto, no esperábamos crecer así y conseguir los éxitos logrados tan rápido. Es una verdadera satisfacción y un premio a tantas horas dedicadas.

Ahora bien: tampoco seremos nosotras quienes te digamos que ha sido un camino de rosas. En estos 2 años ha habido de todo: errores, frustraciones, decepciones, palos en las ruedas, etc.

Aunque echando la vista atrás, lo negativo también nos ha ayudado a crecer como empresa y como personas.

¿Habéis notado algún cambio de mentalidad en los juristas y despachos, después de dos años de acciones continuas?

Laura Fauqueur: ¡Por supuesto que sí! Hace dos años era impensable estar donde estamos ahora, pues todavía tocaba explicar el concepto de LegalTech a quienes nos preguntaban: “Legalqué?”

Muchos juristas han tardado tiempo en darse cuenta de la necesidad de adaptarse a la evolución tecnológica de la sociedad, y más tiempo aún para ver que, lejos de ser una amenaza o la condena a muerte de su profesión, podía convertir en un aliado y ofrecer oportunidades de evolución de carrera y de nuevos negocios.

Pero ya estamos.

Abogados, procuradores, notarios o jueces, entre otros, están comenzando a implicarse y a participar en el desarrollo de aplicaciones Legaltech, incluso los hay que se han animado a programar. Esto ha dado lugar a nuevos servicios para el cliente, que puede gestionar sus trámites desde cualquier dispositivo y lugar.

María Jesús González-Espejo: Nosotras hemos palpado el cambio de mentalidad desde dentro, pues hemos sido testigos privilegiadas de él en nuestros propios eventos y en nuestra relación de asesoría a profesionales del sector legal. Cada vez son más los juristas que acuden a nuestras formaciones y algunos incluso han credo sus propias start-ups a través de una idea que han convertido en tecnología.

Y parece que la tendencia va a seguir en esta línea. Los profesionales del sector legal comienzan a tener claro que la transformación digital debe estar entre las prioridades de su agenda. Nuestro objetivo es apoyarles en ese camino, pues aún queda un largo camino por recorrer sobre todo en materia de Open Data o datos abiertos, mejora de la experiencia de usuario, Blockchain o Inteligencia Artificial.

Sin embargo, vuestra actividad no se ciñe únicamente al mercado nacional. ¿Hay proyectos en el extranjero?

María Jesús González-Espejo: Creemos que el mercado de la LegalTech y la transformación digital nopuede desarrollarse en España de forma aislada sino con un enfoque global. Muchas de las soluciones tecnológicas requerirán de normativa internacional y su viabilidad dependerá de que exista suficiente demanda.

Así lo vemos al menos en la Junta Directiva de ELTA, la European Legal Tech Association a cuya Junta directiva pertenezco. En ella trabajamos junto a otros profesionales europeos, analizando la evolución de la LegalTech en Europa y promoviendo su desarrollo.

Además de mirar a Europa, nuestro IIL ha puesto el foco en América Latina, porque sabemos que esta región y España comparten tradiciones jurídicas y cultura y deben colaborar en el desarrollo de tecnología para una mejor Justicia.

Nuestra red de embajadores cuenta con algunos de los profesionales más expertos en tecnología y derecho de esa región.

Laura Fauqueur: Sí, creemos que la colaboración entre profesionales internacionales va a ser clave en el desarrollo de tecnología para el sector legal, y dadas nuestras historias personales, nos pareció a ambas muy natural e imprescindible movernos en el entorno europeo.

Pero no nos hemos quedado sólo ahí.

¡Nos gusta derribar límites y fronteras!

Y es que España goza de una ventaja, por encima de otros países: su idioma.

En el Instituto de Innovación Legal disponemos de una red de embajadores repartidos por casi todos los países de Latinoamérica. Ellos han sido de gran ayuda para impulsar nuestro mensaje y nos han proporcionado ideas que podemos importar aquí. Muchos de nuestros intereses, retos y preocupaciones son comunes y creemos que desde la cooperación pueden surgir oportunidades.

Por ello, también nos hemos lanzado a crear la primera comunidad #LatamLegalTech desde los que impulsamos los proyectos de las startups que necesiten ayuda.

María Jesús González Espejo y Laura Fauqueur, protagonistas de esta entrevista.

Los profesionales del sector legal comienzan a tener claro que la transformación digital debe estar entre las prioridades de su agenda, según González-Espejo

¿Qué tipo de tecnología creéis que puede permitir un salto de calidad a los despachos de abogados?

Laura Fauqueur:No existe una tecnología global que asegure el éxito a nadie. Antes de decidir de los medios a emplear, hay que pensar en el fin.

Hay que pensar en problemas, y soluciones para resolverlos. Luego es cuando se piensa en la tecnología precisa para resolverlo (y a veces la solución ni siquiera será tecnológica).

Está claro que tecnologías como la Inteligencia Artificial ayudan a simplificar procesos, pero para que realmente sea útil a un despacho hay que saber qué necesidades debe solucionar al cliente.

María Jesús González-Espejo: Conocemos algúndespacho que ha invertido grandes cantidades de dinero en aplicaciones que no les están ofreciendo el resultado esperado. Eso ocurre porque en ocasiones se contrata tecnología por “imitación de lo que hace la competencia” o sin haber realmente comprobado el grado de madurez de la misma.

No toda la tecnología que se ofrece en el mercado es estable, mucha se comercializa en fase beta sin avisar a los clientes.

Siempre digo que no todos los despachos necesitan ser punteros tecnológicamente hablando. Por otra parte, la clave del éxito en la mayor parte de los procesos de transformación digital son las personas: con independencia de la naturaleza y calidad del proyecto tecnológico, sin el liderazgo y la formación adecuada, éste puede resultar un verdadero fracaso.

Entonces, la transformación digital del sector legal todavía tiene que pasar por un gran proceso formativo de sus profesionales…

María Jesús González-Espejo: No es que la formación del jurista sea importante en este proceso, sino que es que es vital. Nadie entiende mejor que ellos, las necesidades de sus negocios. ¿Acaso vamos a dejar que sean los informáticos los que decidan hacia dónde deben avanzar los despachos, los tribunales, las notarías, los registros, etc.?

Esto es muy peligroso, pues no disponen del conocimiento jurídico necesario para ello. Nosotras no pretendemos convertir al abogado o al notario en un programador, pero si creemos que deben entender los procesos y aportar, de forma equitativa, su conocimiento a la tecnología legal.

Tenemos que aprender a ser mucho más multidisciplinares y a colaborar con otros profesionales.

Laura Fauqueur:El cliente es exigente y no se va a conformar con que los despachos dispongan de tecnología. Sigue queriendo un abogado cercano, empático, creativo, etc. De hecho, mucho más que antes, el cliente contrata al profesional o al despacho con cuyos valores se identifica.

Con la frontera tan delgada que se mantiene (a duras penas) entre vida personal y profesional, sobre todo por el efecto de las redes sociales, los clientes buscan que les asesoren quienes compartan sus mismos compromisos sociales, éticos, etc.

Precisamente, por ello estamos convencidas de que disciplinas como el Legal Design Thinking van a suponer un salto cualitativo para despachos y juristas, ya que van a mejorar notablemente la experiencia de usuario, ubicándolo al centro de todos los procesos.

Justamente, uno de nuestros mayores éxitos este año ha sido el Legal Design Challenge, iniciativa con la que hemos formado a varios abogados a la disciplina del design thinking, combinando conocimientos teóricos y su aplicación práctica.

En esta ocasión lo hemos aplicado a la creación de documentos comprensibles para el usuario final. La experiencia fue tan buena que desde entonces, la demanda por parte de despachos y asesorías internas de empresa de formación In Company en esta disciplina se ha triplicado.

¿Qué consejos les daríais a los juristas aventureros que quieren lanzarse a participar en el desarrollo de una LegalTecho a participar en procesos de mejora de la experiencia de cliente?

Laura Fauqueur: Primero de todo, que no tengan miedo al fracaso. La mayor parte de las LegalTech que existen hoy en día han nacido de versiones beta que nada tenían que ver con su resultado final. Está bien tener una meta, pero en el camino hay muchas piedras que te hacen dar rodeos.

Y aunque generen frustraciones, muchas veces sirven para detectar otro tipo de oportunidades. Nosotras lo sabemos bien, pues creamos ConflictMapp, una herramienta que en principio diseñamos para dar solución a los conflictos de la gente pero que, por sus propias características, supimos adaptar a los profesionales del sector legal y a cualquier tipo de negocio.

María Jesús González-Espejo: Efectivamente, hay que ser realistas. Nadie nace siendo Facebook, Apple o Google, ¡ni a lo mejor necesita ni desea serlo! Mi consejo es marcarse objetivos a corto plazo, conocer las necesidades del cliente, definir el equipo adecuado y disponer de un plan estratégico bien definido, con responsables y plazos marcados en rojo. Y a partir de ahí, como explica mi socia Laura, paciencia y alerta por las oportunidades que puedan surgir.

 

 

 

 

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