«Aún siendo abogados, se puede conciliar», según la vicedecana del Colegio de Málaga
La vicedecana del Colegio de Abogados de Málaga, Inmaculada Atencia

«Aún siendo abogados, se puede conciliar», según la vicedecana del Colegio de Málaga

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06/10/2018 06:15
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Actualizado: 05/10/2018 22:43
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Calidad en el empleo, flexibilidad temporal y espacial, apoyo a la familia, desarrollo profesional, igualdad de oportunidades y liderazgo son los 6 ejes de actuación sobre los que se desarrolla el catálogo de 22 medidas EFR implantado por el Colegio de Abogados de Málaga para hacer de la conciliación una realidad entre sus 38 empleados.

EFR responde a las siglas de Empresa Familiarmente Responsable y es un movimiento internacional que, siendo parte de la Responsabilidad Social Corporativa,  se ocupa de avanzar y dar respuestas en materia de responsabilidad y respeto a la conciliación de la vida familiar y laboral.

La conciliación, según la define la Iniciativa EFR de la Fundación Más Familia, reside en la persona, en aquello que le hace vivir una vida más plena y no distingue entre hombres y mujeres, aunque las agendas de unos y otros sean diferentes.

Además, el otro componente que engloba el concepto es que debe haber una aportación de talento y de resultados en línea con lo que se espera.

Desde que en enero de 2018 Málaga recibiera la certificación EFR, única en conciliación, este Colegio es el primero de los 83 existentes en toda España que ha apostado por trabajar en un plan con un número tan elevado de medidas y que aplica en la sede principal más en sus 8 delegaciones.

Además, tiene el compromiso de mantener vivas y actualizadas todas esas medidas para que, de verdad, los trabajadores se beneficien de una serie de ventajas que, en definitiva, van a revertir en una mayor productividad.

Ejemplo de las medidas de apoyo a la familia que contiene el Catálogo

«Aún siendo abogados, se puede conciliar»

La Junta de Gobierno del Colegio es la primera en predicar con el ejemplo.

Sus reuniones generales ya no se extienden desde el mediodía hasta la medianoche sino que se fija una hora de finalización entre las 19 y las 20 horas, un detalle que revela la vicedecana Inmaculada Atencia Robledo.

Desde su llegada en noviembre de 2016, crearon una Comisión de Igualdad y Conciliación, responsable de pilotar este proyecto.

Ahora, en el 14º Congreso Jurídico de la Abogacía, organizado por el Colegio durante los próximos días 18 y 19 de octubre, han incorporado al programa en el primer día de sesiones una ponencia sobre cómo gestionar la conciliación en los despachos de abogados.

Quien contará cómo lograrlo será Roberto Martínez Fernández, director de Iniciativa EFR en Fundación MasFamilia, responsables de haber implementado la herramienta en la Abogacía malagueña.

Atencia explica que «o lo hacíamos profesionalmente o simplemente hablaríamos de la conciliación como medidas sueltas. Y ya que nos implicábamos, había que hacerlo bien porque queremos ser motor de cambio en la profesión y en los despachos«.

«Desde el Colegio teníamos claro que en nuestra profesión tenemos que lanzar un mensaje de cambio de cultura en el trabajo del despacho. Las nuevas generaciones vienen con otras inquietudes, todo el mundo tiene un familiar dependiente, tiene hijos a su cargo… Queríamos trasmitir la idea de que, aún siendo abogados, se puede conciliar«, declara la vicedecana.

Para la puesta en marcha de la herramienta EFR recurrieron a la consultora que hizo un estudio de situación, analizó cómo trabaja el personal, cuáles son sus circunstancias… A partir de ahí, elaboró un diágnostico y unas propuestas.

Con el catálogo en marcha, al ser un sistema integral, «todos conocen cuáles son las medidas para conciliar su vida laboral con la familiar y que existe un mecanismo de solicitud de esas medidas. Ya no hay que pedir permiso para acudir a una tutoría en el colegio de tus hijos. Solo hay que consultar la herramienta», explica Atencia Robledo.

Aplicar la conciliación a los despachos 

Ahora el reto del Colegio de Abogados de Málaga es trasladar este modelo a los despachos, donde la apreciación generalizada es que no llegan ni al suficiente si hubiera que asignarles una calificación en conciliación.

Son conscientes de que no es tarea fácil pero parten del principio de que si se quiere se puede.

Desde el autónomo a los grandes despachos, son muchas las situaciones que se dan en la Abogacía pero cada uno, según su circunstancia, «tiene que buscar las medidas para que pueda conciliar», afirma Inmaculada Atencia Robledo.

Y es que cuando una organización implementa las siglas EFR no solo obtiene un certificado, sino que se ha sometido a transformar los estilos de dirección contaminantes como, por ejemplo, la cultura de la presencia, para orientarlos hacia a la eficacia.

«No se le puede dar valor a quien está sentado en su mesa 14 horas sino al que produce. Es una estrategia de cambio. Las personas son más productivas cuando están en un entorno más feliz», opina la vicedecana que cree que hay que empezar por gestos «como que no te de vergüenza levantarte e irte del despacho porque tienes otra vida aparte del trabajo».

También hay que acostumbrar al cliente.

«Desde hacerle entender que hay un horario muy amplio de llamadas sin que tenga que ser a las 10 de la noche a que el trabajo bien hecho no necesita que estés las 24 horas sentada en el despacho. Hay muchas formas de organizarse y en esto también las nuevas tecnologías nos ayudan.».

«Entiendo al abogado empresario que oye hablar de conciliación y se le ponen los pelos de punta pero hay que intentarlo. Soy consciente de que necesitamos que la cuenta de resultados del despacho sea óptima pero se puede empezar probando», recalca.

Retener el talento

En este intento por conseguir la conciliación al que se anima a los despachos desde ICA Málaga, hacen hincapié en que lo más importante que tienen los despachos son las personas que los integran.

Tienen claro que la nueva cultura en la que están trabajando aporta valor al despacho porque «retienes talento y es una atracción más para los perfiles de abogados jóvenes para los que el sueldo no lo es todo sino que buscan calidad en el trabajo y en su vida personal», señala la vicedecana.

En su opinión, «con las medidas EFR se mejora la productividad, la imagen de marca, el clima laboral. Además, cada despacho, en función de sus circunstancias, puede hacerlo según sus necesidades, a la carta. Puede empezar por unas pocas medidas e ir extendiéndolas poco a poco».

También se refiere Atencia a que hay que hacer un trabajo conjunto entre todos los que participan en la Administración de Justicia para evitar situaciones extremas como la que llegó a su Colegio de una letrada embarazada a término a la que se le denegó el aplazamiento de un señalamiento.

El sector legal, por debajo del resto en conciliación

Roberto Martínez Fernández explica que  trabajan con más de 1.000 medidas de conciliación por lo que la herramienta se puede adaptar a todas las tipologías de organización.

Entre sus clientes certificados en el sector legal, además del ICA Málaga, ya tienen despachos de abogados.

«Hemos empezado por el gran despacho, hemos llegado a medianos y pequeños pero no al autónomo. Tampoco hemos podido entrar en la judicatura, por ejemplo, dentro de los sectores de la Administración», confiesa.

No oculta Martínez Fernández lo complejo que es implantar la conciliación en el sector jurídico, que señala se sitúa por debajo de otros sectores. «Sin ninguna razón objetiva pero es así», reconoce.

Ahora bien, es tajante al afirmar que «no hay obstáculo para ejercer la abogacía con criterios de conciliación o de flexibilidad acorde con nuestros días».

Y de hecho, señala que en los despachos en que se está aplicando el modelo, «lejos de ser un inconveniente, se están dando cuenta de que empiezan a atraer talento. Los profesionales se quieren ir allí y les argumentan que están dispuestos a ganar un 20% menos ‘si me dejas ir y venir'».

Para llegar a un certificado EFR, el primer paso lo tiene que dar la organización, no los trabajadores.

Después debe haber una escucha activa a los colaboradores o empleados, es decir, una pregunta inicial  del tipo ‘yo qué puedo hacer por tí’.

Le sigue una mejora continua porque hay cambio constante en las circunstancias de las personas que integran la organización.

Y, por último, es preciso hacer un ejercicio de evaluación externa para comprobar y mediar en la aplicación de las medidas con los trabajadores.

El director de Iniciativa EFR explica que en este cambio de cultura y de tendencia aunque si se habla de género, la brecha es de un 80% entre hombres y mujeres cuando hay medidas del tipo de reducción de jornada, excedencias o teletrabajo, lo que realmente diferencia las necesidades de conciliación es la edad.

Los baby boomers y los millennials tienen una relación con el trabajo muy distinta. «Uno quiere plan de pensiones e ir a trabajar todos los días al despacho porque seguramente lo considera un reducto de poder y el otro no quiere trabajar en una jaula de oro aunque le afecte en el sueldo».

No obstante, está de acuerdo en que los despachos todavía tienen un estilo de dirección muy baby boomer en el que la presencia es prioritaria.

Desde una perspectiva del cargo, quien más difícil lo tiene y es el más perjudicado, es el mando intermedio, según Roberto Martínez.

Es la pieza clave porque transmite, recibe y se encuentra en una situación muy compleja atenazado entre los resultados y lo que le mandan desde arriba.

En cuanto a la alta dirección, dice que «es un error pensar que en ese cargo va no conciliar y trabajar de forma presencial en el despacho 16 horas. Creemos que su conciliación es bien distinta en tanto en cuanto su disponibilidad es bien distinta. Tiene que estar disponible pero no trabajando».

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