Los despachos de abogados rescatan los programas de bienestar para tener profesionales productivos

Los despachos de abogados rescatan los programas de bienestar para tener profesionales productivos

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12/11/2018 06:15
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Actualizado: 04/2/2021 13:45
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En un momento de cambio como el que vive nuestra sociedad, propiciado por la llegada de la tecnología y la transformación digital de empresas y despachos de abogados, las firmas legales han empezado a impulsar programas de bienestar para sus profesionales.

Los expertos coinciden en destacar el alto nivel de exigencia que se pide a los abogados, con jornadas laborales maratonianas, plazos y necesidad casi permanente de estar disponibles para sus clientes o su Firma. Una situación que pone a prueba su salud y resistencia.

Desde esta perspectiva es probable que se genere en el profesional estrés, irritabilidad, trastornos de sueño, falta de concentración y motivación, adicciones o ansiedad y, en consecuencia, bajas por enfermedad, absentismo y merma en la productividad.

Paula Fernández-Ochoa, socia de +MoreThanLaw, consultora de Marketing Jurídico y Marca Personal en entornos de alta competición, participó recientemente en un debate en ESADE para analizar esta tendencia emergente, organizado por Wolters Kluwer y moderado por la consultora en marketing jurídico Eugenia Navarro con Agustín Peralt, mentor y experto en productividad organizacional y Manel Atserias, presidente del Instituto de Salud Mental de la Abogacía.

Para Fernández-Ochoa “desde el momento en que esta realidad ha comenzado a medirse en términos económicos y tiene impacto directo en el negocio, la abogacía ha empezado a diseñar programas que conviertan a sus organizaciones en saludables aplicando medidas de bienestar”.

Hablar de bienestar supone hacerlo de “un proceso continuo mediante el cual los abogados buscan prosperar en cada una de las siguientes áreas: salud emocional; consecución de objetivos; realización de esfuerzos creativos o intelectuales; sentido de espiritualidad o de objetivos en la vida; disfrute de salud física y establecimiento de conexiones sociales con otros” según el Informe “Creating a Movement To ImproveWell-Being in the Legal Profession” de la American Bar Association, ABA.

La implementación de un programa de bienestar para esta experta pretende atraer y retener talento, reducir el absentismo y gastos de enfermedad, mejorar el clima laboral, la salud y satisfacción de sus profesionales, potenciar el vínculo de pertenencia con la Firma, reforzar valores y, entre otros objetivos, mejorar la imagen interna y externa de marca.

Desde su punto de vista, los bufetes deben afrontar este tipo de actividades como «una inversión que busca la calidad de vida de los profesionales y su impacto positivo en el negocio”. Se trata de logar más productividad desde el bienestar. Según la OMS, por cada euro que se dedica a programas de salud tiene un retorno de 3,5 euros para la compañía.

Para Fernández-Ochoa, la implementación de un programa de bienestar tiene, en síntesis, las siguientes fases:

En primer lugar hay que “asignar presupuesto y equipo interno de trabajo (Comité de Bienestar, “Chief Happiness”, “FeelGood Manager” o “Health & Environment Manager”, por ejemplo) que vaya a coordinarlo, con selección de los consultores externos responsables de su diseño e implementación”.

También revela que es importante el “análisis de clima laboral para saber la situación en que se encuentra la plantilla (abogados y otros profesionales) y concretar qué medidas pueden necesitar y ser más motivadoras.

Esta auditoría incluirá el diagnóstico y las conclusiones a partir de las cuales establecer los objetivos a perseguir y las medidas correspondientes a desarrollar

Nuestra experta destaca algunas iniciativas que se pueden poner en marcha como los programas de deporte: instalaciones propias, acceso a clínicas médicas y centros de fitness, patrocinio de eventos deportivos, club de running, etc. También de nutrición desde el asesoramiento nutricional y control del sobrepeso.

También existen programas de bienestar mental: talleres de mindfulness, gestión del estrés y de la depresión, etc. Asimismo se pueden poner en marcha otros de responsabilidad social: recaudación para buenas causas, participación en voluntariados y formación de equipos para velar por estos objetivos.

Otras medidas a considerar tienen que ver con programas de conciliación laboral: mejorar la flexibilidad, implantar el teletrabajo, posibilidad de comprar días libres extras, etc.  Y asistenciales: guarderías, seguros médicos, asistencia psicológica, etc. E incluso de ocio.

Para esta experta en marketing jurídico se trata de diseñar “la estrategia y plan de acción (con hitos, actividades, cronograma, responsables, indicadores y presupuesto) que marquen la hoja de ruta para alcanzar los retos corporativos definidos.”

Por último está la fase de ejecución del plan, donde los abogados deben ser protagonistas. Sin olvidar hacer un seguimiento y evaluación de manera continua, midiendo el impacto del programa y ajustado y/o reforzando cuanto resulte conveniente.

Productividad y bienestar van unidos

Fernández-Ochoa acaba de convertirse en uno de los miembros del Comité de Bienestar del Instituto de Salud Mental de la Abogacía (ISMA-MHILP) que dirige el abogado barcelonés Manel Atserías, un profesional que desde hace un año advirtió que no había informes en la abogacía española, como en otras jurisdicciones como la inglesa o americana sobre la salud mental de los abogados.

Atserías siempre pone de manifiesto estudios como el de Law Care o la Encuesta de la American Bar Association Commission on Lawyer Assistance Programs (CoLAP) y la Fundación HAZELDEN BETTY FORD. Se extrajeron datos tan preocupantes como que el 21-36% eran bebedores problemáticos, 28% eran bebedores y sufrían depresión, 19% sufrían ansiedad, 23% sufrían estrés y el 0,7% había intentado suicidarse.

Los estudios realizados en los países del Common Law (Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Australia) han demostrado que la abogacía y los estudiantes de Derecho padecen unos índices de problemas de salud mental (estrés, ansiedad, depresión, pensamientos suicidas) y adicciones (alcoholismo y consumo de drogas) altamente preocupantes.

“En consecuencia, numerosas organizaciones ya están apostando en la implementación de políticas de bienestar en el seno de los despachos de abogados y las facultades de Derecho. El ISMA-MHILP ha nacido precisamente para cumplir esta misión en el sector jurídico español, cuestión complicada ante la falta de datos existente”, aclara.

Para este joven jurista es fundamental que los despachos cambien la forma de gestionar a sus profesionales. “Trabajar bajo presión ya no funciona. Es fundamental darse cuenta que el activo más importante de los despachos son las personas”. A su juicio, todavía no ha llegado este cambio a los bufetes españoles.

Atserías arroja datos y señala que «de acuerdo con una encuesta realizada por el medio Law360 en 2016, más de un 40% de los abogados norteamericanos contestaron que era probable o muy probable que abandonaran sus firmas actuales al año siguiente. Esta alta tasa de rotación para los despachos supone un coste estimado para las grandes firmas de 25 millones de dólares cada año.”

De momento, acciones espóradicas

Firmas como EY ya están trabajando en este tipo de iniciativas, en concreto focalizadas a los abogados más jóvenes.

Laura Patiño, MED Tax & Legal Business Development Director and EMEIA Transaction Tax Network Manager señala que “para conocer sus inquietudes, prioridades y perspectivas desde diferentes ángulos, hemos creado un foro multidisciplinar tipo “Think Lab” donde, basados en los pilares de nuestro plan estratégico y con la orientación de un equipo compuesto por profesionales más senior, nuestras generaciones X, Y y Z estructuran y convierten sus ideas en soluciones tangibles que incrementan la eficiencia y la productividad en el día a día del despacho”.

Para Marisa Méndez, psicóloga y coach, docente universitaria y consultora internacional, “empiezan a cuajar ciertas iniciativas en los despachos a nivel individual de algún socio”. A su juicio el bienestar de los profesionales de un despacho, abogados y no abogados, «es parte de la responsabilidad social de la abogacía y de cualquier firma legal, aunque de momento no se tiene muy en cuenta”.

Esta experta reconoce que las soluciones genéricas no sirven. “Cada despacho es diferente y la problemática de sus abogados es distinta cuando se toma la decisión de impulsar un programa de bienestar”.  Cree que uno de los elementos clave es medir los efectos que tiene esa medida que se pone en marcha. De esta forma, la problemática se convertirá en «reto asumible, en el que se desarrollarán nuevas habilidades para asumirlo”.

En la mayor parte de las firmas legales, a través de su área de Recursos Humanos «diseñan la proyección profesional de ese abogado pero, salvo excepciones, no se tienen en cuenta medidas relacionadas con el bienestar. Hasta la fecha estas medidas de autocuidado o flexibilidad van de la mano de un socio específico que cree en ello. Ellos lo realizan consigo mismos, y lo extienden de forma natural a sus equipos”.

A su juicio no es tanto “mala fe, como el desconocimiento de las bondades y valor añadido que pueden ofrecer estos programas de bienestar”. En algunos de los estudios que ha realizado esta profesional “una de las variables que destaca en ese abogado con proyección es que sepa trabajar bajo presión y con gran carga de trabajo, por encima de otras habilidades”. El problema está en que a veces “el profesional no tiene las habilidades y capacidades para enfrentarse a ello”, añade.

“Trabajar bajo presión no tiene porqué ser perjudicial para nadie. Lo que se le pide al despacho en cuestión es que dote a sus abogados de las herramientas adecuadas de toda índole para que pueda afrontar dicho escenario. De esta forma se podrá evitar que dicha situación pueda afectar a la salud mental de dichos profesionales a medio y largo plazo”.

De momento, la puesta en marcha de planes de bienestar arranca cuando la firma detecta un problema y eso pese a que “estas iniciativas mejoran el ambiente del trabajo y al mismo tiempo la atención al detalle y reduce los errores. Son fáciles de implementar y pronto dan resultados medibles. La situación mejora tanto a nivel individual, departamental y de firma, a corto y medio plazo”, explica Méndez.

El problema de la desconexión digital

El llamado derecho a la desconexión digital, que forma parte de un catálogo de derecho digitales que incluye la nueva Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD), va a ser un reto para la implementación en los despachos de abogados, que siempre han utilizado la disponibilidad plena como un valor añadido.

Para Atserias podría ser una medida, que bien gestionada, ayudase a reducir el estrés de los propios abogados. “El problema está en quién va a controlar eso y si se respetará por todas las firmas”.

Sin embargo, Paula Fernández-Ochoa comenta que “el problema no va a estar en las grandes firmas que tendrán manera de gestionarlo. Son los abogados de despachos pequeños los más perjudicados. Cada vez más hay que trabajar por proyectos para una mejor gestión del tiempo”.

Desde los despachos, profesionales, Mercedes Carmona, socia directora de MA Abogados, cree que será un reto para las firmas adaptarse a ese nuevo escenario.

“Lo más importante es explicárselo al cliente. Que vea que va a tener el mismo servicio de siempre sin mermas. A su juicio, el cliente es más razonable de lo que pensamos”, añade.

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