Paloma Díaz Lorente, vicepresidenta de AJA Madrid, cerró la VI Cumbre de Mujeres Juristas reivindicando la igualdad
Paloma Díaz Lorente durante su intervención en la Sala Constitucional del Congreso de los Diputados.

Paloma Díaz Lorente, vicepresidenta de AJA Madrid, cerró la VI Cumbre de Mujeres Juristas reivindicando la igualdad

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25/11/2018 06:15
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Actualizado: 24/11/2018 20:24
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«La Constitución del 78 tuvo 7 padres y ninguna madre, y a pesar de ello, incorpora las demandas que el movimiento feminista exigía: igualdad de las mujeres y los hombres ante la ley». 

«No solo eso. La fuerza vinculante de la Constitución provocó la derogación inmediata de las normas discriminatorias más descaradas todavía vigentes en 1978. Se despenalizó el adulterio y se permitió la información y venta de anticonceptivos. Se reconoció la igualdad de la mujer casada tanto en la administración de los bienes como en el ejercicio de la patria potestad, se eliminó el deber de obediencia de la mujer al marido. Se acabaron los hijos ilegítimos. Se regularon los procedimientos de nulidad, separación y divorcio, y se reconoció el derecho básico de las y los trabajadores a la no discriminación para el empleo o en el empleo, por razón del sexo o estado civil». 

Con estas palabras Paloma Díaz Lorente, 29 años, abogada civilista y vicepresidenta de la  Agrupación de Jóvenes Abogados (AJA-Madrid), desarrolló su discurso de clausura de la VI Cumbre de Mujeres Juristas que tuvo lugar en el Salón Constitucional del Congreso de los Diputados, y en la que expuso las conclusiones finales del evento ante un auditorio de juristas, hombres y mujeres, abarrotado.

Fue una declaración rotunda de reivindicación de la igualdad. 

Durante su intervención, en la que logró dominar los evidentes nervios, se reconoció como «una afortunada».

Porque ella nació en el tiempo de la Constitución. «Pero también soy consciente de que no fue fácil conseguir el cobijo constitucional de la igualdad, ni está siendo fácil ejercer y disfrutar de los derechos que formalmente se nos reconocieron en la Constitución», añadió durante su intervención.

Lo que no contó Paloma Díaz Lorente es que, además, es hija de una gran jurista, ya desaparecida: Raimunda de Peñafort Lorente Martínez. «Mundi», para todos sus amigos, los que la conocimos, queremos y recordamos.

«Soy hija de una mujer que nació antes de la Constitución, en una sociedad patriarcal, donde el destino de la mujer era casarse y tener hijos, pero que supo abrirse paso para estudiar, formarse y que, sin dejar de lado su labor como madre de tres hijos divorciada, consiguió ser magistrada de la Audiencia Nacional y profesora universitaria«.

Son palabras que no pudo pronunciar Paloma Díaz Lorente por la premura de tiempo.

Pero que es justo recordarlas aquí. Porque «Mundi» ha sido su inspiración, su modelo, pero no solo para ella, sino para también para los que la conocimos. Mujeres y hombres. Da lo mismo el sexo.

Como persona era un modelo a imitar por todos. Mujer de convicciones, dejó la Audiencia Nacional y se marchó a la trinchera, a poner en marcha el Juzgado de Violencia sobre la Mujer 1 de Madrid. Cuando no tenía porqué porque su antigüedad le permitía optar por otros destinos cómodos.

Lo hizo porque creía en ello.

Paloma Díaz Lorente durante su intervención, en el Congreso de los Diputados.

FUERZA DE CONVICCIÓN

Paloma Díaz Lorente heredó esa misma pasta. Heredó el mismo material ideológico y personal.

De casta le viene al galgo, expresa el viejo dicho.

De ahí su gran fuerza de convicción.

«Vosotras llegasteis a un castillo de poder, saltasteis el foso y tirasteis la puerta de una patada», dijo a los que la escucharon, teniendo muy presente que su madre había sido una de ellas, haciendo un público reconocimiento de su historia.

«Nosotras paseamos ya sobre las calzadas que abristeis y luchamos por nuestros derechos en un marco de ‘fair play’ que, sin ser fácil, ha dejado de ser un imposible«, señaló.

Díaz Lorente evidenció, sin embargo, que todavía queda mucha lucha por librar.

«Aunque hemos logrado encontrar un hueco en el ámbito público, sigue siendo un espacio dominado por hombres», dijo. 

«La democratización en el ámbito privado es todavía más lenta y más dura. Además de trabajar, la mayoría de las mujeres, por el hecho de ser mujeres, siguen asumiendo funciones domésticas y familiares que no realiza el hombre, y funciones asistenciales de las que no se responsabiliza el Estado», añadió. 

Por ello, es imprescindible continuar profundizando en el problema de la conciliación del trabajo con la vida propia y con la vida familiar, elaborando leyes que permitan que esta conciliación se alcance, «olvidándonos de abordajes paternalistas y falsamente protectores de la mujer por parte del Estado».

Lo que remachó con una declaración rotunda: «Mientras que nuestra libertad de desarrollo en el ámbito profesional siga en la práctica confrontada con nuestra libertad de crear una familia y disfrutar de ella, nuestro derecho constitucional al libre desarrollo de la personalidad, no podrá ejercerse plenamente». 

Desde su punto de vista, aún queda camino en aras de conseguir la igualdad material y efectiva.

«La realidad social sigue situándonos a las mujeres en una posición de desventaja», afirmó. 

CONCLUSIONES

Paloma Díaz Lorente terminó resumiendo las conclusiones de la VI Cumbre en 9 puntos. Son estos:

UNO

«Seguiremos nivelando el terreno, construyendo y accediendo a esos muchos rincones que en la práctica siguen siendo controlados solo por los hombres; en los que se nos permite mirar, pero no participar en la toma de decisiones.

DOS

«No permitiremos que se mueva ni una sola piedra de las que vosotras colocasteis. Seguiremos protegiéndolas y sumando nuevas.

TRES

«Levantaremos muros sólidos y duraderos que protejan los derechos que vosotras conseguisteis, y haremos que nuestras hijas e hijos, crezcan personal y profesionalmente en el respeto, en la igualdad y en la autoprotección.

CUATRO

«Regaremos el jardín. Lo cuidaremos hasta extinguir la mala hierba que lacra nuestra sociedad con violencia machista; violencia física, sexual, psicológica y económica.

CINCO

«Tendremos siempre las ventanas de nuestra mente abiertas, no dejándonos acomplejar por aquellas personas que persisten en amilanarnos negando la evidencia o las que distorsionan nuestras reivindicaciones con interpretaciones radicales y oportunistas. Trabajaremos la paciencia y la oratoria, con la convicción de que el diálogo siempre fue vuestra herramienta.

SEIS

«No nos temblará el pulso rompiendo techos de cristal que, a pesar de vuestros logros, siguen sobre nuestras cabezas. Los sustituiremos por cubiertas que se abran y cierren a voluntad, cuando queramos que entre la luz, o cuando libremente elijamos dejar de crecer en nuestras profesiones por cualquier causa. Repito, libremente.

SIETE

«Instalaremos pilares educativos estables, que repartan las cargas sociales, profesionales y personales, dando seguridad a una sociedad civil en la que siguen arraigados esos estigmas anacrónicos que subsumen a la mujer en un rol que le va extremadamente pequeño.

OCHO

«A nuestros poderes, a las tres columnas sobre las que se levanta nuestra democracia, les exigiremos recursos, sensibilidad, formación, políticas y reformas legislativas transversales con perspectiva de género Y DE FUTURO.

NUEVE

«Nos mantendremos implacables y activas para que vuestra voz, nuestra voz, la que levantasteis hace tantos años, siga sonando fuerte y clara, en nuestro Estado de Derecho«.

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