Sonia Gumpert: “Los abogados no podemos ser confidentes de los poderes públicos»
"Los abogados nos debemos a nuestro secreto profesional y confidencialidad para con nuestros clientes", afirma Sonia Gumpert. "Quizá por eso no existe todavía una Ley Orgánica del Derecho a la Defensa". Foto: Luis Javier Sánchez/Confilegal.

Sonia Gumpert: “Los abogados no podemos ser confidentes de los poderes públicos»

Socia directora de Monereo Meyer y exdecana del Colegio de Abogados de Madrid
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08/7/2019 06:15
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Actualizado: 09/7/2019 11:21
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“Hasta que no hubo un abogado no hubo una justicia verdadera en nuestro país”. Es una de las reflexiones de Sonia Gumpert, socia directora del despacho Monereo Meyer y exdecana del Colegio de Abogados de Madrid (ICAM).

En su opinión las carencias de los Estados están trasladando mucha responsabilidad al mundo de la abogacía.

“Somos independientes y nos debemos a nuestros clientes no podemos ser confidentes de nadie”, asegura la única mujer que ha ocupado la máxima responsabilidad en el ICAM en sus 450 años de historia.

Desde el punto de vista de Gumpert,los abogados nos debemos a nuestro secreto profesional y confidencialidad para con nuestros clientes. Eso ha hecho que la relación con los poderes públicos haya sido incómoda siempre. No podemos hacer esa labor detectivesca que nos exigen”.

A su juicio ese es el motivo por el que no hay una Ley Orgánica del Derecho a la Defensa.

«Estamos en una situación peligrosa lo que puede hacer es que se resienta el sistema de Administración de Justicia. La independencia del abogado es fundamental y los Colegios de Abogados deben apoyarla sin concesiones”, asegura.

Hay un desapego importante de los abogados con sus instituciones, la participación es muy escasa en dichas instituciones colegiales. Las instituciones se reconvertirán en función de los profesionales que sean elegidos. Necesitamos que los Colegios nos defiendan, es la única protección que tenemos”, afirma con rotundidad.

Reconoce que no hay demasiadas similitudes entre la gestión de un despacho como Monereo Meyer y un Colegio de Abogados como el de Madrid, que dirigió entre 2012 y 2017.

Sin embargo, cuando los socios de este despacho le pidieron que asumiera la dirección de la firma no se lo pensó dos veces.

“El balance de este primer etapa es muy positivo. Este es el despacho en el que empecé a ejercer y que este año cumple treinta años”, relata.

Y se encuentra en un momento de transformación.

Por ello, ha sido «un reto asumir la dirección de la firma. Se trata de detectar y aprovechar nuevas oportunidades. Ya hemos puesto en marcha algunos cambios, que están dentro de un proyecto estratégico más global y lo que tratamos es aprovechar esas oportunidades sin olvidar la esencia de nuestra firma”.

Desde el principio tuvo claro que había que gestionar el despacho como una empresa para seguir siendo rentables.

“En su día fui la primera asociada que tuvo Monereo Meyer. He visto crecer la firma y creo que tiene un hueco claro en el mercado como despacho mediano que es en este proceso de renovación que ahora afrontamos y donde las jóvenes generaciones son importantes”, cuenta.

Para esta abogada, que compagina la dirección de la firma con sus clientes en el campo procesal “lo peor de una actividad de este tipo es la resistencia al cambio. En todas las organizaciones existen ciertas reticencias. A veces introducir esos cambios cuesta pero hay que romper estas situaciones con ilusión e implicación del resto de profesionales”.

En estos dos años el despacho ha tenido cambios importantes, la oficina de Barcelona se ha reestructurado para mejorar.

“Ahora es la abogada Nadja Vietz quien ya había trabajado en dicha oficina con anterioridad, se reincorporó  como socia y responsable de esta sede propia”, aclara.

El objetivo es que esa plaza crezca en ratios parecidos a los de Madrid tanto por la capacidad de la oficina como ese negocio existente internacional que hay en dicha ciudad.

Monereo Meyer, despacho creado en sus orígenes para dar servicio a empresas alemanas que venían a España, se vertebra en tres oficinas propias en Madrid, Barcelona y Palma de Mallorca.

A lo largo de estos años, el bufete ha ampliado su cartera de clientes a otras empresas relacionadas siempre con la abogacía de los negocios.

La firma facturó 4,7 millones de euros en el ultimo año en el 2018.

«A los abogados, además de nuestro perfil técnico, se nos piden otro tipo de competencias profesionales. Es fundamental que tenga una vertiente comercial para captar clientes», cuenta Sonia Gumpert.

Uso estratégico de la tecnología

La integración de la tecnología como elemento de eficiencia en Monereo Meyer quiere ser una baza estratégica para que la firma siga creciendo y mejorando su relación con los clientes.

“Somos un despacho mediano con 9 socios, 35 abogados y 27 empleados no abogados. Los socios están repartidos 6 en Madrid, 2 en Palma y uno en Barcelona”, cuenta la socia directora.

El objetivo, para los próximos cinco años, es crecer, pero no hacerlo desaforadamente, sino con cabeza, con sentido, de modo planificado e inteligente.

“Creceremos reforzando áreas de negocio concretas que es lo que te pide el mercado. Nuestra actividad está organizada en jurisdicciones, de forma horizontal, eso hace, por ejemplo que los temas procesales de Barcelona se puedan llevar en Madrid».

En el caso de la oficina de Palma de Mallorca operan dos socios, tres abogados, cuatro secretarias y un paralegal “que ayuda a captar el trabajo que existe allí. Es una zona donde el negocio alemán es muy importante. Casi el 90% de su actividad tiene que ver con negocios alemanes”.

Para el despacho la localización física no es un problema.

“Los clientes son de fuera, contactamos con ellos a través de la tecnología o con reuniones concretas, de ahí que crecer a nivel nacional haya que estudiar si es necesario”.

Las tres áreas claves del despacho son “inmobiliario, derecho societario y procesal, que es lo que marca nuestra organización. De ahí cuelgan otras áreas de negocio vinculadas con ellas. Eso hace que en ‘corporate’ esté fiscalidad, contratación mercantil, entre otras. La empresa y sus necesidades son los servicios que ofrecemos”, aclara nuestra interlocutora.

Transformación digital para ser más competitivos

Dentro del plan estratégico del despacho, “la transformación digital es una de las señas de identidad que estamos acometiendo desde hace años. Ya contábamos con herramientas tecnológicas orientadas al asesoramiento jurídico y a los procedimientos internos de trabajo. De esta forma, utilizamos una herramienta de gestión documental que se ha indo mejorando en los próximos años. Al mismo tiempo el proyecto papel cero ya es una realidad en Monereo Meyer, estamos digitalizados cien por cien. Ahora implantamos aplicaciones más sofisticadas”.

Para Gumpert “el uso de la tecnología hay que verlo como herramienta que nos tiene que hacer la vida más fácil y más competitivos de cara al cliente. No nos puede dar más trabajo del que tenemos. De hecho debería ayudarnos a los abogados a conciliar mejor nuestra vida personal con la profesional”.

En un momento de cambio, “a los abogados, además de nuestro perfil técnico, se nos piden otro tipo de competencias profesionales. Es fundamental que tenga una vertiente comercial para captar clientes». 

«Las otras competencias, las digitales las tienen más desarrolladas los abogados más jóvenes, algunos de ellos incluso pueden programar. A estos jurístas más jóvenes hay que explicarles bien la importancia del trato con el cliente, desde que trabajas con él hasta formas de fidelizarlo”, señala.

A lo largo de estos treinta años, este despacho ha evolucionado siendo fiel a sus principios constitutivos de despacho que asesora a empresas alemanas en nuestro país.

“Nuestra mentalidad es internacional, tanto la de la firma como la de los abogados que impulsamos la firma. Seguimos cuidando a los germanoparlantes pero seguimos cuidando a otros clientes también en este plano internacional”, subraya la socia directora de Monereo Meyer.

Esto ha hecho que la firma haya aprovechado bien su presencia en redes de abogados de este corte.

“Somos cofundadores de la red de despachos de habla alemán en el mundo. 60 despachos en los cinco continentes”, revela.

Se llama CBBL (Cross Border Business Lawyers). Una vez al año realiza un Congreso al que acuden tanto los despachos como sus clientes de habla alemana.

La última fue en Viena.

Monereo Meyer ha suscrito un acuerdo estratégico con el despacho estadounidense Harris Bricken, con sede en Seattle, con el se conparten filosofía, valores y esa vocación internacional.

“Eso hace que junto al German Desk, creado para dar servicio a estos clientes, se haya puesto en marcha un American Desk con ese mismo objetivo de dar servicio a las empresas norteamericanas que quieran invertir en nuestro país”, cuenta.

Los hombres «tienen que romper con la idea de que son los únicos que trabajan y que deben perderse determinados espacios familiares», afirma Gumpert. Foto: Luis Javier Sánchez/Confilegal.

Hacia un cambio de modelo en la abogacía

La abogacía de los negocios vive un momento en que está replanteando su modelo de gestión de los últimos treinta años.

Se trata de hacer más compatible el trabajo profesional diario con la vida personal de estos juristas.

“La incorporación de la mujer a la abogacía de los negocios está generando estos cambios aunque aún nuestra presencia en los puestos directivos de bufetes es escasa aún”, sostiene la socia directora.

Gumpert es, además, vicepresidenta de la Woman Legal World, movimiento de mujeres juristas en búsqueda de la igualdad entre hombre y mujer y de más espacio en los órganos de decisión de empresas y despachos

“Las mujeres aportamos esa percepción que se tiene que hacer todo. La gran revolución será cuando los hombres nos apoyen al reivindicar con la misma fuerza sus espacios en la familia. Tienen que romper con la idea de que son los únicos que trabajan y que deben perderse determinados espacios familiares”, declara.

El cambio del que hablamos con Sonia Gumpert «se ha propiciado porque algunas mujeres que hemos llegado a la dirección de determinadas firmas, nos hemos dado cuenta que no se trata trabajar menos, sino de otra forma. Con otros horarios, donde se acorte la hora para comer, evitar las reuniones a partir de las siete de la tarde».

«Al final nos alineamos con otros clientes que hacen lo mismo porque lo tienen implantado. Los abogados vamos retrasados en este campo y tenemos que ponernos al día. Una cosa es una urgencia y otra es salir todos los días a las diez de la noche».

Cuando le pedimos que ofrezca un consejo a muchas de nuestras lectoras que puedan tener la posibilidad de gestionar su propio despacho, Gumpert dice “hay que ser riguroso, esforzarse y darse cuenta que tu despacho es una empresa. Debes por ello analizar bien todos los datos. Al final hay que tener claro una meta y ver cómo llegamos a ella. Ser eficiente sabiendo que estás gestionando un despacho de abogados”.

Junto este cambio de modelo, Gumpert, vislumbra la consolidación del abogado especializado en un entorno tan regulado.

“Al final los clientes buscan soluciones inmediatas de abogados que entienden bien el mercado y el propio negocio del cliente”.

De cara al futuro la idea es mantener la rentabilidad del despacho, sin crecer de forma notable “no vamos sacrificar por dinero el incorporarnos a una estructura más grande jurídica”.

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