Alfonso Dueñas, vicepresidente de ‘Mossos por la Constitución’: ‘Estoy sufriendo una persecución ideológica’
"Ha sido tal el nivel de acoso ideológico y de discriminación por parte de algunos de mis superiores y varios compañeros que me arrastró a una profunda depresión por la que ha estado de baja un año", explica Dueñas.

Alfonso Dueñas, vicepresidente de ‘Mossos por la Constitución’: ‘Estoy sufriendo una persecución ideológica’

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02/12/2019 00:00
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Actualizado: 02/12/2019 00:00
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“Estoy sufriendo una persecución ideológica por mi lealtad a la Constitución y al ordenamiento jurídico vigente”. Es el testimonio del ‘mosso d’Esquadra’ Alfonso Dueñas Salido.

“Ha sido tal el nivel de acoso ideológico y de discriminación por parte de algunos de mis superiores y varios compañeros que me arrastró a una profunda depresión por la que ha estado de baja un año”, informa a Confilegal.

Este agente, de 45 años, es vicepresidente de ‘Unió de Mossos per la Constitució’, una asociación de ‘mossos’ que defiende “la neutralidad institucional, los valores constitucionales, el ordenamiento jurídico y el Estado de Derecho”.

También es miembro de la ‘Plataforma Las Termópilas’ -en alusión a los 300 espartanos que hicieron frente al poderoso ejército persa-, integrada por ‘mossos d’esquadra’, policías locales, profesores, y personal administrativo, todos ellos funcionarios no independentistas que se han unido para luchar contra el “acoso laboral” que sufren en sus puestos de trabajo.

Acusan al gobierno catalán de “sumir al funcionario disidente con el separatismo en una situación de acoso laboral y social, a ser posible empujándolo a la depresión y destruyéndolo como persona con el fin de neutralizarlo completamente”.

Alfonso Dueñas está destinado en la Comisaría de Gerona desde 2008, donde, según afirma, comenzó a sufrir este “calvario” a raíz del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017 “por haber sido guardia civil, pertenecer a la asociación Unión de Mossos por la Constitución, y ser leal a la Constitución y al ordenamiento jurídico”.

Alfonso Dueñas siguió los pasos de su padre y con 18 años se hizo guardia civil, Cuerpo donde ejerció durante 15 años. Después opositó a ‘Mossos d’Esquadra’, donde lleva 12. Entró en septiembre de 2007.

Cuenta que en los 10 primeros años en el Cuerpo de la policía autonómica catalana no ha tenido ningún problema, ni un expediente, y que ha sido “premiado y felicitado” por su trabajo. “Tras el 1-0 todo cambió y es tremendo lo que estamos pasando muchos compañeros en numerosas comisarías”, informa Dueñas.

Este agente explica que él ha sufrido “hostigamiento” durante meses, y que incluso le “robaron” su arma reglamentaria de la taquilla de la Comisaría, que estuvo desaparecida durante 15 horas”. Este suceso ocurrió el 8 de enero de 2018.

“En vez de investigarlo, mis superiores directos me llamaron al despacho para que cambiara mi declaración y me autoinculpara. Hubo maltratado psicológico. Tuve que aguantar vejaciones, insultos, y amenazas, y me impidieron salir del despacho”, denuncia.

Apunta que “ante la desconfianza que tenía por lo que venía sufriendo durante esos tres meses”, antes de entrar al despacho, puso el móvil a grabar y que gracias a Dios tiene “la grabación como prueba”.

Según informa, el 3 de enero de 2019 presentó una querella contra el inspector de la Comisaría, Josep Sala, y el jefe de Seguridad Ciudadana, Carles Ribas, por la presunta comisión de un delito de encubrimiento del delito de robo, así como el delito de omisión de perseguir delitos.

En una posterior querella, también fechada ese día, que fue acumulada a la anterior, se querelló contra las dos personas citadas y también contra el cabo de proximidad, Pep Blanco, por la presunta comisión de un delito de coacciones, de «mobbing» laboral y delito de odio.

La fase de instrucción terminó sin decidir abrir juicio oral.

Dueñas presentó un recurso de reforma ante el Juzgado de Instrucción número 1 de Gerona, y el pasado 18 de octubre, la magistrada titular acordó el archivo de la causa por sobreseimiento provisional previsto en el artículo 641.1 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECrim) respecto del delito de mobbing laboral, y el sobreseimiento libre previsto en el artículo 637.2 de la LECrim respecto de los restantes delitos.

Dueñas ha interpuesto ahora un recurso de apelación, y señala que llevará su caso hasta al final.

LUCHA POR SU DIGNIDAD 

Sostiene que lo que denuncia sucedió, y que “hay pruebas para demostrarlo”.

“Toda esta lucha es por mi dignidad”, sentencia.

Informa que le abrieron un expediente de dos meses de suspensión de empleo y sueldo por el caso del arma, al que, según indica, se han sucedido tres más por otras causas durante el tiempo que ha estado de baja, que, a su juicio, “no se justifican”.

Cogió una baja por depresión el 10 de enero de 2018, “tras el incidente en el despacho”, y se incorporó al trabajo el pasado abril.

Solicitó una comisión médica y le dieron una comisión de servicio voluntaria -una adscripción temporal de un funcionario a un puesto de trabajo vacante distinto del propio- y desde entonces está en otro destino en Gerona, que prefiere no revelar.

“Por miedo a represalias y por mi propia seguridad ”, apunta.

Cuando se le acabe la comisión de servicio, que ya ha renovado dos veces, tendrá que volver de nuevo a la Comisaría de Gerona, y teme “represalias” de las personas contra las que se ha querellado.

¿Cómo empezó todo?

Estaba en el grupo de proximidad de Gerona desde su creación, llevaba 5 años, y a raíz del referéndum ilegal he sufrido desprecio, rechazo, repulsa e incluso insultos por parte de varios compañeros y de mis inmediatamente superiores como consecuencia de la actitud que mantuve, en hechos y palabras, fiel a la Constitución Española, el Estatuto de Autonomía de Cataluña y las demás leyes que configuran el orden legal y constitucional vigente.

También por haber sido miembro del Cuerpo de la Guardia Civil y por ser miembro de la Unión de Mossos por la Constitución.

Estoy sufriendo una persecución ideológica.

Ha sido tal el nivel de acoso ideológico y de discriminación que me arrastró a una profunda depresión.

¿El 1 de octubre fue un antes y un después en los ‘Mossos’?

Exacto. Los ‘mossos’ estamos divididos.

Muchos pensamos que la actuación de los policías y guardias civiles durante el referéndum ilegal fue correcta, mientras que otros creen que hubo una actuación desproporcionada en los colegios que era indignante.

Es surrealista que un policía diga eso de otro agente.

A raíz del referéndum muchos ‘mossos’ se posicionaron con la independencia, algunos de ellos públicamente en redes sociales, y varios de ellos eran de mi Comisaría.

Tras el referéndum, varios compañeros empezaron a preguntarme: “¿Tú cómo lo ves? Porque esto es una vergüenza, me da vergüenza que hayas sido guardia civil.

También me colgaron lazos amarillos en la taquilla y notas llamándome “traidor” y “topa”.

Varios compañeros y superiores me atribuían una supuesta filtración a la prensa de casos de ‘mossos’ que se posicionaban públicamente a favor del independentismo.

Me atribuían la condición de topo por hechos que nunca fueron realizados por mí.

Tuve 4 episodios de este tipo, que comuniqué al jefe de seguridad ciudadana, y dos de ellos fueron por ser guardia civil.

Me decían: “¿Tú no serás aquí el topo? ¿No serás el que está pasando información a la policía y guardia civil?”.

¿Qué información?

Lo que ellos mismos publicaron en redes y varios medios de comunicación se hicieron eco.

Estaban como locos buscando a un culpable de quién estaba filtrando a los medios sus publicaciones sobre el Estado y su negativa a cumplir la legalidad.

¿Y quién podía ser? Alfonso, el guardia civil.

Lo de que la información a la policía y guardia civil lo decían en referencia a cosas internas del dispositivo del 1-0 o actuaciones posteriores.

¿Conoce lo que salió publicado sobre ellos?

Claro. Me enteré por los medios de comunicación.

Salieron noticias como que un subinspector de la Comisaría de Gerona se enfrentó a la guardia civil cuando fue a votar Puigdemont. Él lo colgó en su Facebook y los medios se hicieron eco.

También publicaron que un cabo de los ‘mossos’ de mi Comisaría pedía “prisión” para el juez Llarena y le llamaba “dictador” tras su auto de procesamiento de los líderes independentistas, entre otras muchas cosas, y que insultaba a Mariano Rajoy, entonces presidente del Gobierno.

Precisamente, el clima hostil en mi Comisaría al que hago referencia fue promovido por esta persona, el cabo Pep Blanco, mediante mensajes incitando al odio al grupo de WhatsApp de trabajo, hasta el punto que fui eliminado del mismo, dejándome aislado y sin tener conocimiento de novedades y la coordinación del trabajo a realizar.

Es una de las personas contra las que me he querellado.

Dicen que me echaron de ese grupo por otros motivos, pero mienten. No se han tenido en cuenta las pruebas pericial informática de un forense aportadas a la causa.

¿Qué decían los mensajes?

Mandó mensajes en el sentido de que estábamos apoyando, según ellos, a las Fuerzas de Ocupación. Querían que nos posicionáramos con ellos, cuando un policía no se puede posicionar, tiene que ser leal al ordenamiento jurídico. 

Varios de estos mensajes los encabezaba con “gracias compis” y después arremetía contra mi persona. Por ejemplo, en uno decía que “gracias compis”, porque, aunque pertenezcáis a un Cuerpo que os acogió con los brazos abiertos, siempre tengáis en la boca a otros cuerpos policiales, alabando eternamente sus supuestos méritos y renegando de los propios, no fuese que “parecierais demasiado ligados a la tierra en la que trabajáis”. Apuntaba que trabajábamos “poco”, y decía que ánimo, que si teníamos suerte, en breve podríamos cambiar de uniforme. “¿O llegado el momento os rajaréis?”, preguntaba.

En otro de ellos decía “gracias compis, por, desde la nocturnidad de vuestras tristes casas, hacer montajes con la vida privada de alguno de nosotros tan solo por no pensar

como vosotros, sacando provecho de nuestra confianza y buena fe”; y en otro señalaba que “gracias compis, por, una vez elaborados con alevosía los artilugios, muy toscos, hay que decirlo, lanzarlos a la red, siempre dirigidos a chats xenófobos que tan solo desbordan odio a todo lo que es diferente”.

Eso es sólo una muestra porque fueron numerosos mensajes. 

¿Cuánto tiempo duró esa situación que denuncia?

Desde octubre de 2017 hasta el 9 de enero de 2018, que cogí una baja psicológica, y después en forma de expedientes mientras estaba de baja, y a día de hoy estoy siendo señalado diariamente en redes sociales por ‘mossos’ independentistas.

Alfonso Dueñas es de Gerona, hijo de guardia civil, y se hizo policía por vocación.

¿Cuál fue el detonante que le llevó a coger la baja?

El 8 de enero de 2018 alguien forzó el candado de mi taquilla, sustrayéndome el arma reglamentaria.

Aquel día estaba de turno de tarde y salía de la Comisaría sobre las diez de la noche.

Como llevaba ya mucho acoso y hostigamiento, en un momento que fui al aseo cerré la taquilla con candado. Regresé transcurridos unos 5 o 7 minutos y me la encontré abierta, el candado forzado y faltaba el arma.

En aquel momento había movimiento de gente. Algunos salíamos del turno de tarde y otros entraban a las 10.

Recriminé a mis compañeros tal acción, pues, evidentemente, dado el lugar y circunstancias de los hechos sólo un compañero de la propia Comisaría podía haberla sustraído.

Ante el clima de hostilidad que reinaba en el centro de trabajo, creí que la tenía alguno de ellos y que yo era víctima de una broma de mal gusto como lo venía siendo habitualmente. Pensaba que al día siguiente me la devolverían.

¿Lo comunicaría a sus superiores?

 Por supuesto. Informé al responsable de turno, el cabo de seguridad ciudadana, de que mi arma había sido sustraída de forma ilícita por alguien que había forzado el candado de la taquilla.

Le comenté que pensaba que era una broma de mal gusto, y él también dijo que sería una broma, que ya aparecería. Y lo dejamos así.

¿Apareció?

Al día siguiente.

Cuando llegué fui directamente a la taquilla pensando que el gracioso ya la habría dejado, y nada.

Inmediatamente avisé al jefe de seguridad ciudadana, Carles Ribas, otro de los querellados, que no había aparecido y sorprendentemente me dijo que no sabía nada del incidente y que si creía que era una broma de mal gusto, tenía que estar allí, y que fuera a buscarla.

La busqué junto a dos compañero y en menos de 10 minutos la encontramos. Apareció debajo de una taquilla.

De inmediato comuniqué al jefe de seguridad ciudadana que había aparecido, que un compañero la había encontrado debajo de una taquilla. Entonces vinieron todos los jefes, el inspector y el jefe de seguridad ciudadana –ambos querellados- y dos cabos -entre ellos a quien la noche anterior había comunicado el incidente-, y el inspector Salas manifestó que esto era una falta grave por no haberlo comunicado en su momento. Lo decía frotándose las manos.

Venían con tal seguridad y certeza que no me dejaban ni hablar.

¿No lo había comunicado al cabo de seguridad ciudadana?

Sí. En cuanto me percaté de los hechos, aquella misma noche del 8 de enero le informé de que mi candado había sido forzado y que mi arma había sido sustraída.

Pero hasta esa persona me soltó delante de los otros jefes al día siguiente: “Alfonso, que no se lo cree nadie”, “¿quién va a robar en una Comisaría”? Esto es una falta grave por no haberlo comunicado en su momento”.

El hecho de que apareciera debajo de una taquilla del vestuario de la propia Comisaría acredita que algún compañero, faltando a la más elemental norma de compañerismo y con grave perjuicio para mí, había gastado una “broma” de mal gusto, y a pesar de que ésta estaba dentro de la Comisaría, demuestra que alguno de mis compañeros fue el autor de la sustracción.

¿Qué hizo usted entonces?

Dije que el arma no se tocara, que la remitieran a balística de Barcelona para ver si había sido disparada.

Se la llevaron junto al candado forzado, el inspector me mandó a hacer el informe pertinente de los hechos, y cuando estaba acabándolo -que me encontraba acompañado con un compañero del sindicato asesorándome-, vino el agente de científica con mi pistola y me la devolvió.

Le pregunté que si había huellas y dijo que no. Pregunté que por qué no la habían llevado a balística y contestó: “Porque el inspector no quiere, no lo ve conveniente”.

Hubo una serie de irregularidades: No se abrieron diligencias policiales por la sustracción del arma, no hubo cadena de custodia, el candado forzado se lo llevaron y ha desaparecido, no se realizaron inspecciones oculares ni fotográficas de los indicios, el arma fue manipulada sin precaución, se devolvió sin huellas y sin cadena de custodia, y a pesar de que estuvo desaparecida durante horas no se llevo a Barcelona para su estudio balístico por si fue usada en algún ilícito penal durante esas horas.

¿Qué pasó después?

Aquel trabajé de tarde y al día siguiente, cuando comencé el turno, me llamó el inspector para que me presentara en su despacho.

Me estaban esperando el inspector y el jefe de seguridad ciudadana. Me tuvieron allí durante una hora y media para tratar que confesara una supuesta invención de los hechos que yo mismo había denunciado… Sin presencia de abogados y sin saber en qué calidad me estaban interrogando, vulnerando derechos fundamentales como asistencia letrada.

Hubo vejaciones. Estuvieron esa hora y media desacreditándome, dejándome por los suelos, y no me dejaban salir del despacho. Lo tengo todo grabado. Por la desconfianza que tenía por lo que venía sufriendo durante esos tres meses, antes de entrar al despacho, puso el móvil a grabar. Gracias a Dios tengo la grabación como prueba, que acredito con la pericial de un informático forense.

¿Qué le dijeron en esa reunión?

Empezaron recriminándome que en la nota informativa había puesto el ítem –el estado del informe- secreto, que por qué lo había puesto secreto, que lo tenía que haber puesto en público.

Se puede poner secreto o público. Como había tanta gente involucrada, si yo hubiera puesto público lo hubieran podido ver y cambiar su informe y adaptarlo a mi declaración.

¿Qué más le dijeron?

Durante los tres primeros minutos el inspector me dijo: Tenemos dos opciones: O te hago caso y pongo lo que me has puesto en la nota informativa y te meto una falta grave, porque que te lo has inventado, o dices quién ha sido.

Después me tocaron la familia supongo que para presionarme. Decían “todos tenemos hijos menores, tú tienes hijos pequeños también..”.

Me hicieron llegar a una extremo que me dio un ataque de ansiedad.

Fue horroroso.

¿Por qué dice que no lo dejaban salir del despacho?

Porque en un momento me levanté y dije que ya no declaraba más sin presencia de mi abogado, y contestó el inspector “de aquí no te mueves, que esto no es el despacho del doctor. Esto es el despacho del inspector”.

Ellos querían que yo dijera que me lo había inventado, entonces me metían dos meses de suspensión de empleo y sueldo, y se acababa el asunto.

Hubo faltas de respeto, improperios, vejaciones… Me decían “qué falta de profesionalidad”, “cómo puede ser que te roben el arma con 27 años de servicio”, “¿pero quién se cree que ha subido uno con un pasamontañas, ha abierto tu taquilla y nadie se ha enterado?”… Se reían de mí. Estaban encubriendo el delito.

A la media hora reventé de la presión y me puse a llorar de la impotencia.

Entonces, el inspector me comunicó que me retiraba el arma por el estado en el que me estaba viendo. Un estado que había sido provocado por ellos.

Aquel día me entró un ataque de pánico, de ansiedad, y he estado un año de baja psicológica.

Y me querellé contra ellos por la presunta comisión de un delito de encubrimiento del delito de robo, así como el delito de omisión de perseguir delitos.

Y en otra querella, que fue acumulada a la anterior, me querellé contra estas dos personas y también contra el cabo de proximidad Pep Blanco por la presunta comisión de un delito de coacciones, de mobbing laboral y delito de odio.

De izquierda a derecha: Ángel Gómez, presidente de la Unión de Mossos por la Constitución (UMC), sancionado con 8 meses de suspensión de empleo y sueldo y pérdida de destino; Marcos Veiras, delegado de Jusapol en Barcelona; y Alfonso Dueñas, vicepresidente de la UMC.

¿Y a usted lo expedientaron?

Sí. A los dos o tres meses sorprendentemente me vino una sanción de dos meses de suspensión de empleo y sueldo, ya consumada.

Además, durante este año de baja ha seguido el hostigamiento y cada tres meses me venía un expediente administrativo. Me abrieron varios, que a día de hoy están abiertos.

¿Por qué motivo?

Por ir a recoger una medalla que nos dieron a la Unión de ‘mossos’ por la Constitución. en Madrid; otro por una actuación policial de 2017, porque paré a una persona que llevaba una extensible y la denuncié. Por lo que se ve esa persona hizo un recurso y expuso que lo había denunciado porque lo conocía.

Hay otro expediente más por ir a recoger otra medalla a la asociación vestido de media gala, autorizado por el Cuerpo.

¿Quién le lleva el caso?

Primero, el sindicato, y a los ocho meses de estar de baja lo puse en manos del abogado Jacinto Quintáns Pérez ypresentamos la querella anteel Juzgado de Instrucción número 1 de Gerona, que fue admitida a trámite.

¿En qué situación se encuentra la causa?

La fase de instrucción terminó sin decidir abrir juicio oral.

Presenté un recurso de reforma ante el Juzgado de Instrucción que fue desestimado, y he interpuesto un recurso de apelación ante el Juzgado que debe sustanciar la Audiencia Provincial de Barcelona.

También presenté un recurso contencioso-administrativo para recurrir los dos meses de empleo y sueldo, que todavía no se ha resuelto.

¿Se ha incorporado ya al trabajo?

Sí, el pasado abril. Como al año de estar de baja todavía no me encontraba en condiciones de incorporarme a la Comisaría, solicité una comisión médica motivada por toda esta situación y los médicos han entendido perfectamente que la necesitaba.

Ahora estoy en otro destino.

Me la renovaron otros seis meses y acaban de renovármela de nuevo.

Es sorprendente que estando de alta desde abril no me hayan devuelto el arma. El motivo lo desconozco.

Cuando acabe la comisión de servicio, tendré que volver de nuevo a la Comisaría de Gerona, y temo represalias de las personas contra las que me he querellado.

Lo he pasado muy mal.

¿Qué planes tiene en mente? ¿Seguirá en los ‘Mossos’?

En los ‘mossos’ la jubilación es a los 69 años, y tengo 45.

Los más fácil para mi salud sería abandonar y volver a la Guardia Civil, donode el pase a la reserva es a los 58 años.

Pero irme del Cuerpo significaría abandonar grandes amigos, sería un gran éxito para el “colectivo radical” de ‘mossos’, y también significaría abandonar a muchos compañeros que por miedo a ser señalados y expedientados guardan silencio y que en nuestra asociación les damos voz.

¿Qué es lo que más le duele de todo lo que ha vivido?

Que la Justicia premie a estos policías a pesar de las numerosas pruebas que se han aportado.

Nunca olvidaré la indefensión e interrogatorio a puerta cerrada en el despacho del inspector durante más de una hora y media. En la Guardia civil es  impensable encerrarte y coaccionarte de esta manera.

Llevaré mi caso hasta al final.

Toda esta lucha es por mi dignidad.

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