Año nuevo, vida nueva: Comienza la temporada alta de abogados matrimonialistas
Alejandra García es socia directora de Garea Abogados, mediadora familiar, civil, mercantil y laboral. Inscrita en el Registro de Mediadores del Ministerio de Justicia y mediadora de MediaIcam.

Año nuevo, vida nueva: Comienza la temporada alta de abogados matrimonialistas

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30/1/2020 06:00
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Actualizado: 29/1/2020 18:20
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Tras la imagen idílica e idealizada de las Navidades en familia se encuentra una cruda realidad, la de las estadísticas que demuestran que, año tras año tras estas fiestas, se produce un incremento en el número de separaciones y divorcios.

La experiencia en el ámbito del Derecho de Familia indica que este repunte suele deberse a las tensiones que afloran durante el periodo navideño en el que se intensifica la convivencia continua con la pareja, así como con las familias de ambos cónyuges. Estas situaciones de tensión, que no se dan en el resto del año, pueden provocar en no pocos casos la disolución de una pareja o matrimonio.

Podemos afirmar que enero es temporada alta para los abogados matrimonialistas.

Cuanto más rápido y económico, mejor

En la mayoría de las ocasiones, una de las premisas más importantes de la pareja para poner fin a su relación y convivencia común es que se produzca a la mayor celeridad y del modo menos traumático posible.

En caso de divorcio, el método más rápido para consumarlo es llevarlo a cabo ante Notario, con la precisa asistencia de un abogado especializado. Este sistema sólo lo pueden utilizar parejas sin hijos o aquellas que teniéndolos, éstos sean mayores de edad. Un divorcio tramitado ante Notario es casi inmediato, siendo la inscripción del mismo en el Registro Civil la gestión que más tiempo puede ocupar.

En el caso de no haber acuerdo entre los cónyuges, no quedará otro remedio que acudir al Juzgado con la debida asistencia jurídica de un abogado. Esta vía contenciosa lleva más tiempo y tiene un mayor coste económico y psicológico para ambos cónyuges.

Evitar situaciones traumáticas, especialmente para los menores

Si nos centramos en el caso concreto de parejas con hijos menores, y con la intención de que la separación o el divorcio no sea traumática para ellos y se vele correctamente por sus intereses, es más que deseable que se realice de mutuo acuerdo y que se mantenga a los hijos al margen del proceso.

Esto no quiere decir que no se les deba informar de que se va a producir el divorcio o separación de sus padres y proceder a tranquilizarles, pero lo que sí hay que evitar es involucrarles en las entrañas del proceso.

Un tema recurrente en estas situaciones es si la custodia compartida es la mejor opción para los hijos de la pareja que se separa. La respuesta ni es tajante ni sencilla, ya que depende de las circunstancias de los progenitores y hay que tener en cuenta no pocos factores: la implicación previa de cada uno respecto a sus hijos, la disponibilidad de ambos progenitores, la cercanía de los domicilios, etc.

Un punto importante en la defensa de los intereses de los hijos menores es que, ante la posibilidad de un divorcio o separación difícil y traumático, es muy recomendable acudir a un psicólogo que sepa escucharlos y orientarlos en tan difícil trance familiar.

Divorcio ‘exprés’

En el acortamiento del proceso de divorcio fue esencial la llamada Ley del ‘divorcio exprés’ que es como comúnmente se denomina a la Ley 15/2005 de reforma del Código Civil y la Ley de Enjuiciamiento Civil. Con esta norma se redujeron los plazos para poder solicitar el divorcio.

Antes de ella era preciso esperar un año desde la fecha de celebración del matrimonio para poder pedir la separación, que era obligatoria como paso previo al divorcio, y después otro año entre la separación y el divorcio.

La Ley del llamado ‘divorcio exprés’ modificó está situación, permitiendo que se solicite el divorcio en el plazo de tres meses desde que se contrajo matrimonio, y en un mes en caso de malos tratos y/o violencia de género.

No podemos olvidar que en casos de divorcios y separaciones también se puede recurrir a la figura de la Mediación, un sistema de resolución de conflictos en el que son los propios progenitores quienes son capaces de resolver su situación con la ayuda especializada del Mediador que se convierte en una vía de comunicación entre ambas partes en disputa. De este modo, la Mediación se configura como una alternativa muy a tener en cuenta en casos de disolución de matrimonios y separación de parejas.

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