La pandemia ha provocado un entorno dominado por la volatilidad, la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad
Joaquín Pereira, secretario general de la Asociación de Expertos en Movilidad Internacional (AIAL).

La pandemia ha provocado un entorno dominado por la volatilidad, la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad

Según Joaquín Pereira, secretario general de AIAL
|
04/5/2020 06:40
|
Actualizado: 04/5/2020 04:23
|

La crisis del coronavirus ha generado un “entorno de incertidumbre, con cambios continuos y dinámicos, en lo que respecta a normativas locales, recomendaciones sanitarias, restricciones a la movilidad, confinamientos de la población y cierres de fronteras, etc., impacta de forma notable en la gestión de la movilidad internacional de trabajadores”, explica Joaquín Pereira, jurista, experto en derecho laboral y secretario General de la Asociación de Expertos en Movilidad Internacional (AIAL).

Desde su punto de vista, las graves consecuencias provocadas por la rápida propagación de la pandemia del COVID-19, a nivel global, hacen más evidente que nunca, que “nos encontramos ante lo que se viene denominando un entorno VUCA, dominado por la volatilidad, la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad» (este término procede de las siglas de las palabras inglesas «Volatility, Uncertainty, Complexity y Ambiguity”).

Según el Ministerio de Asuntos Exteriores, hay 2.700.000 españoles residentes en el extranjero.

Salvo que sea esencial, se les ha pedido que se queden en su lugar de residencia.

Un total de 147.424 empleados españoles son trabajadores desplazados, según los datos de la Comisión Europea de 2016, es decir, trabajan para una empresa con sede en España, pero en otro país.

Para Javier Flores, abogado, miembro de la Comisión Internacional de Seguridad Social de AIAL y director de Global Mobility (movilidad global) en Aon, hay que darse cuenta que ha transcurrido ya más de un mes desde la declaración de la pandemia internacional por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), donde los países han decretado confinamiento general y restricciones en la movilidad de las personas.

“Esta situación de confinamiento está provocando un cambio importante en todos nosotros, trabajadores, empresas, agentes económicos, agentes sociales y, en general, toda la sociedad, que está sufriendo una aguda crisis sanitaria, económica y social sin precedentes en nuestra historia más reciente”, aclara este experto.

Carmen Cruz, presidenta de la Comisión Internacional de Derecho Migratorio de AIAL y directora «Strategic Accounts» (cuentas estratégicas) en EMS, añade que, desde el punto de vista de la gestión, a medida que el coronavirus se va propagando por todo el mundo, los asignados internacionales se ven cada más afectados y sus empresas están teniendo que adaptar sus esquemas de trabajo y de gestión de personal a esta situación sin precedentes”.

Advierte que “nos encontramos ante un escenario en el que cada país está estableciendo sus propias medidas en materia de inmigración: restricciones o prohibiciones de entrada, controles de salud en los puertos de entrada y cuarentenas, entre otras”.

La vuelta de estos expatriados a su país de origen es complicada, donde también se preguntan cuestiones como si: ¿Este brote es realmente grave? ¿Cuál es el mejor lugar para estar durante la pandemia? ¿Debo quedarme o volver a casa? ¿Realmente van a cerrar las fronteras? ¿Regresar con la familia es algo responsable o los expone a mayores riesgos? Si me quedo, ¿cómo puedo mantenerme a salvo?  ¿Retornar o quedarse?

Para esta experta, “no existe una solución única para todos los asignados internacionales, ya que, según el lugar en el que se encuentren y la naturaleza de su trabajo, cada individuo afronta un riesgo diferente”.

Por ello, las compañías han adoptado diversas soluciones. Algunas han repatriado a sus desplazados internacionales, especialmente a los de corta duración, y también en aquellos casos donde en el país de destino se ha incrementado el sentimiento de rechazo contra los extranjeros, tras el anuncio de la propagación de coronavirus.

En otros casos las compañías han mantenido a sus expatriados en el país de destino, sobre todo en aquellos donde los riesgos para la salud del empleado son más bajos que en su país de origen.

En los proyectos de obras a medio y largo plazo, se está teniendo en cuenta que su repatriación a España no garantizaría que pudieran volver en los tiempos y formas que los trabajos lo requieran, pero priorizando siempre la protección de la salud de los empleados.

Para Cruz, “la prioridad de las empresas debería ser apoyar a sus empleados, estén donde estén. Tienen la obligación legal, y moral, de garantizar la seguridad y bienestar de sus trabajadores, independientemente de su ubicación, ya se encuentren en casa, en la oficina, en el extranjero o viajando por negocios”.

La pandemia ha trastocado la forma de trabajar de las empresas. 

Situaciones complejas de gestionar a nivel multinacional

En este sentido Maite Rivero, consultora y vicepresidenta de la Comisión de Fiscalidad Internacional de AIAL y reputada experta en movilidad internacional, con más de 20 años de experiencia en el sector tecnológico, señala que en las compañías multinacionales de servicios, en las que los desplazamientos internaciones de personas son muy habituales, el COVID-19 ha generado situaciones humanas con una complejidad adicional, ya que deben gestionarse globalmente, considerando las medidas excepcionales y legislaciones de distintos países.

Rivero señala que “el teletrabajo que ya era parte de la vida laboral cotidiana de algunas empresas, ha permitido en muchísimas ocasiones flexibilizar las soluciones y adaptarlas a las necesidades personales de los empleados, dando un enfoque muy humano a esta situación tan compleja, pero a la vez manteniendo el negocio y el servicio al cliente”.

Las situaciones más habituales suelen ser de personas que con el cierre de las comunicaciones, se han visto atrapados de alguna forma en el lugar de destino, bien porque se encontraban fuera de su país de contratación, por ejemplo, en viaje de negocios, en asignaciones internacionales o incluso, de vacaciones.

Maite Rivero es consultora y vicepresidenta de la Comisión de Fiscalidad Internacional de AIAL.

También existen casos de empleados de nacionalidad extranjera contratados en un estado y que voluntariamente han solicitado volver temporalmente a su país de origen, para, por ejemplo, hacerse cargo de sus mayores o incluso simplemente, para estar acompañados en familia durante estos tiempos tan duros.

Según Rivero, es fundamental mantener un contacto permanente entre la empresa y el expatriado. El empleado puede estar solo, trabajando desde casa, con un contacto mínimo con otras personas, e informándose básicamente a través de Internet, donde no todo es veraz.

La empresa podrá apoyarle con información contrastada y en coordinación con las Autoridades de ambos países.

Gestionar bien el estrés del desplazado

A este respecto, Evelyn García, experta en gestión del talento y jurista, vicepresidenta de AIAL y socia directora de Kayros Institute, añade que, además de preocuparnos de que los expatriados tengan una información veraz, debemos tener en cuenta que el impacto mental en los empleados de la incertidumbre y el estrés está siendo terrible.

García recuerda que no todo el mundo está acostumbrado a teletrabajar, y hacerlo con los niños en casa supone un esfuerzo adicional que está generando un estrés incrementado.

Desde esta consultora se trabaja con las empresas en desarrollar la fortaleza mental de los empleados, para que sepan gestionar estas situaciones, de un estrés mucho mayor de lo habitual.

“Los expatriados están acostumbrados a afrontar un alto nivel de estrés por factores externos (como por ejemplo vivir y trabajar en una cultura que no es la propia), pero muchos de ellos no están preparados para esta situación actual”.

Sin esa fortaleza mental se corre el riesgo de sufrir un “secuestro emocional”. Las emociones muy intensas reducen la capacidad de análisis de la persona y sus funciones cognitivas.

“Este ‘no pensar con claridad’ reduce la calidad de la toma de decisiones, lo cual afecta negativamente a la calidad de su trabajo, sus habilidades para relacionarse y, por supuesto, a su propia calidad de vida”, destaca.

Evelyn García des experta en gestión del talento y jurista, vicepresidenta de AIAL y socia directora de Kayros Institute.

Lo importante es la salud de los desplazados

En este sentido, Javier Flores resalta que “desde el punto de vista de la gestión de personas, estamos observando igualmente un proceso de cambio y transformación reseñable, hoy en día, la salud de los trabajadores debe ser y es, la principal preocupación y ocupación de los responsables de recursos humanos, transformando y adaptando sus políticas de prevención presentes y futuras a una nueva sociedad y realidad”.

Destaca que “las compañías ya están trabajando en la estrategia de prevención que deben implementar en sus centros de trabajo y espacios físicos, conforme a las instrucciones y recomendaciones de las autoridades sanitarias”.

Desde la perspectiva de la movilidad internacional cree que habrá que ver  cómo evolucionan las posibles restricciones actuales, en cuanto a viajes y desplazamientos temporales, pero ya estamos observando como determinados países, han implementado soluciones locales y parciales como la geolocalización y la toma de temperaturas para el acceso a espacios públicos”.

«La percepción que tenemos», según Flores “en todo caso, es que se verá reducida dicha movilidad internacional, pero las empresas que desplacen trabajadores al extranjero, adoptarán un tipo de medidas de protección mucho más completas a las que venían aplicando regularmente”.

En este sentido, “contar con un sistema eficaz de información y formación, sin perjuicio de ser preceptivo por la Ley 31/1995 de 8 de noviembre (Prevención de Riesgos Laborales), será necesario en muchas situaciones y casos. Información previa relativa a riesgos inherentes al país de destino, así como un sistema de alertas eficaz sobre los sobrevenidos”.

En definitiva, las compañías deben observar la protección de la salud, no solo desde una perspectiva física, sino también, psíquica y financiera, gestionando los riesgos de una manera proactiva frente a un sistema más reactivo como el actual.

El coronavirus complica las obligaciones fiscales

En este sentido, Gerardo de Felipe, abogado y miembro de la Comisión de Fiscalidad Internacional de AIAL y socio de People Advisory Services de EY, señala que en lo que respecta al cumplimiento de las obligaciones fiscales, la crisis del COVID-19 ha tenido el efecto colateral de complicar exponencialmente la situación, tanto para las organizaciones, como para sus empleados en movilidad internacional.

“Si a la dificultad que generalmente conlleva el adecuado cumplimiento de las obligaciones tributarias en un entorno plurinacional, le añadimos el impacto de la pandemia, nos encontramos ante la tormenta perfecta en materia de ‘compliance’ fiscal”, apunta este experto.

Y esto es así “tanto para las compañías -como retenedores a cuenta del impuesto en materia de rendimientos del trabajo- como para los empleados -como contribuyentes obligados a presentar sus declaraciones personales de impuestos normalmente en más de una jurisdicción-«.

Es por eso que, pese a que algunos gobiernos están tratando de facilitar -en la medida de lo posible- el cumplimiento de las obligaciones fiscales durante este período crítico, introduciendo medidas flexibles (sirva como ejemplo la prórroga de tres meses concedida por el IRS estadounidense), ahora más que nunca es crítico.

Gerardo de Felipe es abogado y miembro de la Comisión de Fiscalidad Internacional de AIAL y socio de People Advisory Services de EY.

También medidas para las organizaciones que tienen empleados desplazados, contar con el asesoramiento de expertos en movilidad internacional que les ayuden, primero, a cumplir en tiempo y forma con las obligaciones fiscales más urgentes de la compañía y de sus empleados y, segundo, a identificar los riesgos derivados de la movilidad de empleados, evitando potenciales incumplimientos y optimizando la situación fiscal de cada uno de los empleados y su coste para la compañía.

En definitiva, esta crisis no ha hecho más que confirmar la necesidad, que los asesores llevamos tiempo planteando, de que las organizaciones pongan foco en identificar y monitorizar en tiempo real a todo su colectivo de empleados en movilidad -incluyendo a sus viajeros de negocios

“Se trata de realizar una gestión eficiente y para poder tomar decisiones estratégicas de manera ágil, basadas en datos reales y apoyadas en las recomendaciones de los expertos, incluyendo, entre otras, la activación de sus planes de contingencia en situaciones de crisis, como la generada por el COVID-19”, advierte este fiscalista.

Noticias Relacionadas:
Lo último en Profesionales