Lucía del Prado del Castillo: “La coordinación parental es eficaz porque ahorra costos a la Justicia y encara el maltrato infantil invisible”
Lucía del Prado del Castillo, autora de estas declaraciones, es la presidenta de la Fundación Filia. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

Lucía del Prado del Castillo: “La coordinación parental es eficaz porque ahorra costos a la Justicia y encara el maltrato infantil invisible”

Presidenta de la Fundación Filia de Amparo al Menor
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17/10/2020 01:00
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Actualizado: 17/10/2020 02:10
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Desde 2011, la Fundación Filia de Amparo al Menor trabaja por hacer realidad, en los tribunales españoles, la figura del coordinador parental. Un profesional especializado en reducir la alta conflictividad en las parejas divorciadas, conflictividad que consume el 90 por ciento de los recursos de la Administración de Justicia en la jurisdicción de familia, según cifras del Colegio de la Abogacía de Barcelona.

En 2015, la Fundación que preside Lucía del Prado del Castillo participó e impulsó la puesta en marcha la primera experiencia piloto en Cataluña.

Desde 2018 ya es una realidad en la Comunidad de Madrid, donde el gobierno regional subvenciona este servicio, del que ya están haciendo uso los magistrados de los Juzgados de Familia 24, 27 y 66 de la capital y de un buen número de Juzgados Mixtos de ciudades que rodean Madrid, como El Escorial, Móstoles, Majadahonda…

“Cada año se producen, en España, una media de 100.000 divorcios, separaciones o nulidades. Muchos de ellos desembocan en alta conflictividad, produciendo graves secuelas en los menores. La coordinación parental es eficaz porque ahorra gastos a la administración de justicia, reduce el daño emocional a todo el grupo familiar y ayuda a mitigar el maltrato emocional que reciben los niños y niñas, en muchos casos al ser utilizados por sus progenitores como armas arrojadizas”, explica la presidenta de la Fundación Filia.

«Estas secuelas provocan en los niños un maltrato infantil, una realidad oculta que se puede combatir de forma muy eficaz gracias a la intervención del Coordinador Parental. Pero hace falta profesionales especializados, de ahí que la Fundación, en nuestro compromiso con la infancia, pusiera en marcha hace tres años el primer postgrado universitario en Coordinación Parental«.

¿Cuántos niños pueden estar sufriendo maltrato infantil por parte de sus progenitores?

No hay estadísticas oficiales. En la Fundación llamamos hijos de la discordia a todos los que han sufrido el divorcio conflictivo de sus progenitores, obligándoles a elegir entre su mamá o su papá.

Muchos divorcios de mutuo acuerdo, a lo largo del tiempo, derivan en contencioso y esos no se computan.

¿En qué parte del proceso entra el coordinador parental?

En la fase de ejecución de la sentencia porque lo que está atendiendo es a su reiterado incumplimiento.

¿Cuál es la diferencia entre el coordinador parental y el mediador?

En la Fundación diferenciamos entre la conflictividad y la alta conflictividad. Para la conflictividad está la mediación. Para la alta conflictividad está la coordinación parental.

¿Por qué? ¿Dónde está la línea?

Entre otras cuestiones, porque la mediación se rige por el principio de voluntariedad y la coordinación parental no, es de obligado cumplimiento.
En la alta conflictividad, cuando el conflicto se ha cronificado, la obsesión de una de las partes es que haya un vencedor y un vencido. Uno de ellos, no tiene voluntad de solucionar el conflicto por la vía de la mediación ni de ninguna otra forma, es aquí cuando el juez puede utilizar esta herramienta: la coordinación parental.

La mediación se rige por el principio de voluntariedad a diferencia de la coordinación parental, que es de obligado cumplimiento. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

Explíqueme cómo funciona. Vamos a poner un caso.

En la Fundación, a través de auto judicial se nos deriva a las familias a la intervención de Coordinador Parental. En la Comunidad de Madrid, contamos con este servicio subvencionado, sin coste alguno para el usuario y evitando otro conflicto a la hora de efectuar un pago.

Tras jurar el cargo la intervención se divide en tres fases.

La primera consiste en el estudio del procedimiento judicial, que en la mayoría de las veces es muy extenso por los años de antigüedad. Hay numerosas denuncias cruzadas, modificaciones de medidas, e incumplimientos reiterados.

En la segunda fase, se cita a las partes. Ambos firman un acta de compromiso en el que constan sus obligaciones y sus derechos.

El objetivo de esta fase es conocer en profundidad el núcleo familiar, en un plazo de tres meses, pudiendo ser prorrogable otros tres.

¿Por qué tres meses, en concreto?

En primer lugar, se debe aplicar una normativa y no dejarlo indefinido. En segundo lugar, evitamos que los hijos/as sufran el menor tiempo posible y, en tercer lugar, por el coste económico que le puede suponer a la familia no limitar las sesiones o a la propia administración, en el caso de estar subvencionado.

Empresarialmente tienes altos costes el servicio si se pretende hacer bien. Y nosotros tratamos de hacerlo viable y sostenible.

Hay casos agudos y especiales que excepcionalmente podrían necesitar tres meses más de prórroga.

Este es nuestro método y nos está funcionando.

¿Cómo comienza?

Como decía son tres fases. Tras la fase de estudio comienza la intervención.

En la primera parte de la intervención, dedicamos las sesiones a escuchar a las partes y armar y entender la historia familiar, la intención es localizar los puntos del conflicto en el que se han quedado atrapados.

El coordinador parental tiene potestad para entrevistarse con todo el entorno del menor, familia extensa, colegio, pediatras, médicos y por supuesto con los hijos/as.

Una vez que se ha focalizado el conflicto, lo que hace el coordinador parental es tratar de introducir cambios en las conductas de los progenitores con el fin de poder llegar a acuerdos más adelante por el bien del menor.

Uno de los objetivos es “educar” a las partes. Y digo educar porque muchas veces uno de los dos progenitores carece de habilidades parentales. A lo mejor quiere muchísimo al niño o a la niña, pero no sabe expresarlo ni comunicarse con ellos. Necesita pautas. A una niña/o de 12 años, no se le puede tratar como si tuviera 4. Con pequeños cambios puede mejorar considerablemente la relación.

«Actualmente, tres centros universitarios imparten esta formación con nuestra colaboración: La Universidad Europea Miguel de Cervantes, la Universidad Católica de Murcia y la Universidad Rey Juan Carlos»

Supongo que la fase, la de llegar a acuerdos, en la tercera. ¿Son acuerdos imperativos?

Primero son sugerencias. Y observamos la evolución. Pero si vemos que no funciona, se introducirían cambios que, sin afectar a la sentencia, suponen mejoras.

En caso de no colaborar, se traslada al juez un informe final exhaustivo de la intervención con sugerencias, que pueden comprender apercibimientos e incluso hasta cambios de custodia si está justificado. Siempre por el bien del menor. Y asegurándonos la garantía de su protección.

¿Quién puede ser coordinador parental?

Esa es una faceta muy importante para nosotros. Los aspirantes a coordinadores parentales tienen que tener formación universitaria. La mayoría son abogados, psicólogos, trabajadores sociales …

Actualmente, tres centros universitarios imparten esta formación con nuestra colaboración: La Universidad Europea Miguel de Cervantes, con la que iniciamos, el próximo mes de noviembre, el postgrado de Especialista Universitario en Coordinación Parental; la Universidad Católica de Murcia, en la que se imparte el primer Máster en Coordinación Parental y Mediación Familiar, que también arranca en noviembre. Y la Universidad Rey Juan Carlos, donde, en enero, comenzará el curso de Experto en Coordinación Parental, en formato semipresencial.

Nuestro sistema de formación está patentado y registrado. Es una formación de alta calidad, elaborada desde el compromiso prioritario con la infancia.

Ponemos mucho énfasis en nuestra formación porque después contamos con muchos de estos profesionales para trabajar en intervención y queremos profesionales comprometidos, bien formados y con la máxima experiencia en el ámbito jurídico familiar.

Los aspirantes a coordinadores parentales tienen que tener formación universitaria. La mayoría son abogados, psicólogos y trabajadores sociales. La Fundación Filia hace formación en colaboración con tres universidades. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

¿Ese uso que hacen los progenitores de sus hijos para atacar a la otra parte es alienación parental?

No nos gusta utilizar ese término, no porque no lo veamos todos los días sino porque lo único que ha traído han sido grandes problemas. Y el daño a los menores sigue ahí. No se toman medidas. Es muy grave.

La Fundación Filia está para resolver conflictos no para crearlos. No tenemos ningún tipo de connotación política aunque hay quien hace grandes empeños en colgarnos etiquetas falsas.

Precisamente porque para defender a los niños hay que mantener un trabajo impecable y una imagen blanca de verdad.

¿Este conflicto continuo entre sus padres influye en el desarrollo de los niños?

Sin duda. Hay dos tipos de reacción frente a la manipulación y también hay diferencias entre los niños y las niñas.

Unos reproducirán las conductas agresivas y manipuladoras aprendidas en su entorno familiar y serán los que en la escuela ejercerán el acoso con sus compañeros. De mayores es muy probable que sean ellos los maltratadores, sobre todo si no han visto que haya tenido consecuencias judiciales.

Y luego esta la reacción del niño o niña al que se le genera una gran inseguridad, falta de autoestima, miedo y ansiedad que les acompañará toda la vida, con alta intolerancia a la frustración, si no lo tratan a tiempo.

Está comprobado por los expertos que los niños tienden más al consumo de sustancias y a la agresividad. Mientras que las niñas tiran más a la promiscuidad, incluso de autolisis [riesgo suicida].

Estas criaturas están ahí y tienen que ser escuchadas. Y no lo son. Por eso decimos que es un maltrato invisible. Porque no hay cicatrices a la vista. Son lesiones emocionales.

¿De ahí que escribiera su libro «Yo no puedo ser dos»?

Sí en este libro recogí doce testimonios reales de hijos e hijas víctimas de divorcio que han atravesado mucho sufrimiento. En el libro también participaron profesionales de reconocido prestigio como el psiquiatra José Miguel Gaona y el psicólogo defensor del menor Javier Urra.

Es muy gratificante recibir llamadas de hijos e hijas diciendo que el libro les ha ayudado a abrir los ojos, ese era el objetivo sin ninguna duda.

Hoy en día este libro es una herramienta educativa, también en talleres de responsabilidad parental.

«La alta conflictividad se caracteriza por los incumplimientos reiterados. En esas situaciones la sentencia está olvidada. Se cuenta con que no se va a cumplir. El objetivo es ganar, pisar y vencer, por encima de todo, cueste lo que cueste. Si hay que llevarse a los niños por delante, se los llevan»

¿Los menores copian los patrones que ven en sus progenitores?

Es evidente que el niño, en su crecimiento, va adoptando patrones que da como válidos.

El niño o niña que ha vivido en un ambiente familiar en el que una de las partes recurre a “esto es así porque lo digo yo y si no te denuncio”, un entorno en el que no se cumplen las sentencias judiciales, ni se respeta a los jueces.

Al final, el niño o niña normaliza esa conducta y después le dice a su padre o a su madre con siete años: “cómo me obligues a ir a la cama te denuncio”. 
Aprenden ese lenguaje desde muy pequeñitos.

En muchos casos es irreversible.

En la edad adulta esto se podría corregir si se dieran cuenta de que esa conducta tiene un origen.

No nos engañemos, muchísimos de los problemas que tienes los adultos, de inseguridad, de integración, de falta de autoestima, de intolerancia a la frustración…

vienen por un mal patrón familiar creado en esos entornos.

¿El factor económico juega un importante papel en estos conflictos?

Nuestra experiencia nos dice que casi todos los problemas tienen su origen en una cuestión económica. Incluso la petición de custodias. Porque el que tiene el niño, tiene la pensión de alimentos. Eso hace estragos en la sociedad.

El que tiene que pagar la pensión necesita pagar menos. Y el que los tiene y cobra, necesita cobrar más. Es la fuente y el origen de casi todos los problemas, el económico y el patrimonial.

Una magistrada, Raimunda de Peñafort, decía que esos eran los “niños caracol”. Porque venían con la casa…

Es cierto. Por eso observamos el dolo en muchos casos.

Cuando se incumple un régimen de visitas y se vive en el empeño en separar a los hijos e hijas de un padre o una madre , que los quiere y ejerce con responsabilidad es cuando estamos hablando de la maldad de la otra parte.

Esto es maltrato. No se puede hacer daño de esta forma a los niños y niñas. 
Esto debería estar presente en la consciencia de todos los adultos. No se puede hacer daño a un niño, vulnerar sus derechos y estigmatizarlo para toda la vida.

Supongo que los meses de confinamiento habrán sido una fuente inmensa de conflictos, ¿es así?

Sí, claro. La alta conflictividad se caracteriza por los incumplimientos reiterados. En esas situaciones la sentencia está olvidada. Se cuenta con que no se va a cumplir.

El objetivo es ganar, pisar y vencer, por encima de todo, cueste lo que cueste. Si hay que llevarse a los niños por delante, se los llevan.

El confinamiento ha acervado los problemas. Los que tuvieron a los niños durante el confinamiento no los soltaron. Si antes había escasa colaboración, con el confinamiento se convirtió en nula para no entregar a los niños.

Simplemente ha servido como una excusa para que el manipulador vuelva a imponer su voluntad. La misión de la Fundación Filia es conseguir una infancia sana y feliz.

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