El plan de choque el Gobierno contra el desempleo juvenil tendrá que impulsar reformas para flexibilizar el mercado de trabajo
Según Pedro Sánchez, habrá formación y contratación para más de un millón de jóvenes en los próximos tres años”.

El plan de choque el Gobierno contra el desempleo juvenil tendrá que impulsar reformas para flexibilizar el mercado de trabajo

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24/5/2021 06:47
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Actualizado: 23/5/2021 22:09
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Con un dramático panorama de desempleo que afecta a cuatro de cada diez jóvenes menores de 25 años, España ostenta el lastimoso récord de ser la primera economía europea en tasa de paro juvenil, hasta el punto de duplicar la media de la UE.

La respuesta del Gobierno frente a la magnitud creciente del problema ha sido anunciar un plan de choque dotado con 4.375 millones de euros.

Un total de 600 millones se adjudicarán a las comunidades autónomas para financiar contratos formativos dirigidos a menores de 30 años, otros 775 se invertirán en programas de empleo joven “novedosos”, y en torno a 3.000 millones se destinarán a la Garantía Juvenil Plus, un plan alimentado con recursos del Fondo Social Europeo.

En total, según explicó ayer Pedro Sánchez, “habrá formación y contratación para más de un millón de jóvenes en los próximos tres años”. El precedente que anuncio Sánchez en el 2018 para el periodo 2019-saltó por los aires por la pandemia del COVID-19.

UN MERCADO LABORAL JUVENIL POCO FLEXIBLE

Para Talmac Bel, socio director del área laboral de Fieldfisher Jausas,  es aun pronto para valorar las medidas propuestas por el Gobierno, y habrá que ver en qué consisten los programas anunciados.

A juicio de este experto en derecho laboral, “a la espera de las reformas que puedan introducirse a nivel legislativo, parece que el ejecutivo opta principalmente por subvencionar con dinero público la contratación juvenil”.

“Es previsible por tanto que se produzca un abaratamiento de la contratación juvenil para las empresas, que podrán optar a ayudas o bonificaciones de seguridad social”, advierte.

Este experto señala que “el Proyecto Tándem quiere incidir en la formación. Sin embargo, todo apunta que el problema en la actualidad no está en la formación de los jóvenes si no en la escasísima demanda de empleo en España, y especialmente de empleo cualificado. De todos es sabido que nuestros jóvenes con talento están prácticamente condenados a emigrar”.

En su opinion, ·el impacto de estas medidas, que muy probablemente no será significativo, dependerá en gran parte del incentivo que reciban las empresas y también de la evolución del mercado laboral”.

Para Bel “Las empresas contratan si necesitan personal. Si no lo necesitan, no van a contratar jóvenes con independencia del ahorro que eso les suponga con respecto a la contratación de un trabajador más experimentado o de mayor edad. Del mismo modo, por muy formados que estén los jóvenes, las empresas solo contratan si hay trabajo”.

Desde su punto de vista, “uno de los grandes problemas para la contratación juvenil, es en realidad la falta de flexibilidad del mercado laboral español. Para poder contratar a un joven a menudo y por desgracia, es necesario prescindir de alguien con experiencia».

“Sin embargo el mercado laboral en España, protege especialmente a los “mayores”, ya que su despido supone un elevadísimos costes para las empresas en indemnizaciones y en costes asociados a la extinción, como el convenio especial de seguridad social o las aportaciones al tesoro público (en el caso de despido colectivos)”.

Talmac Bel es socio director del área laboral de Fieldfisher Jausas.

Este jurista advierte que «en España se da un escenario en el que los escasos incentivos económicos a la contratación de jóvenes (principalmente poder abonar un menor salario durante los 2 primeros años de contrato), contrastan con el elevadísimo coste que tiene la sustitución de trabajadores ‘mayores’ por jóvenes”.

En su opinión, “las subvenciones a la contratación van en la buena dirección, pero si los costes de “rejuvenecimiento” de las plantillas no se moderan, la efectividad de las medidas anunciadas será muy limitada”.

El “rejuvenecimiento” no es la única manera de crear empleo juvenil, también lo es el crecimiento.

Sin embargo, «la coyuntura actual y la evolución del mercado de trabajo no hacen pensar que España pueda abandonar el paro estructural que ha sufrido en las dos últimas décadas y por lo tanto, siendo realistas es probable que haya poco crecimiento”.

Sobre ese crecimiento “si lo hay en los próximos años, será posiblemente para puestos que requieren una alta cualificación técnica y en ese caso las subvenciones a la contratación son ineficaces, ya que las empresas van a contratar a jóvenes, con independencia de las ayudas que reciban para hacerlo”.

“En cualquier caso, si no se resuelven los principales causantes del paro juvenil, que son la falta de flexibilidad del mercado laboral y la progresiva disminución en la demanda de mano de obra, las medidas del gobierno no tendrán efecto y corremos el riesgo de que las empresas se beneficien de ellas, sean justamente las que menos las necesiten”, advierte.

Considera que “dicho en términos médicos, el plan de choque que anuncia el gobierno es un tratamiento paliativo, que lo que hace es ocuparse del síntoma. Sin abordar reformas estructurales del mercado laboral español que traten la patología, parece muy difícil que pueda revertirse la situación”.

“Ahora que la reforma laboral está en el centro del debate político, es un buen momento para recordar que el sistema actual ha generado un paro juvenil record en Europa, y que la cifra del paro juvenil en Alemania es del 5,8%. Casi 10 veces menor que la nuestra”, aclara.

LA RECUPERACIÓN ECONÓMICA ES CLAVE

Alicia Moro, abogada asociada de Sagardoy Abogados y vocal de la Junta Directiva de ASNALA, comenta que “toda ayuda para luchar contra el terrible dato de desempleo juvenil, es bienvenido”.

Sin embargo, no debemos olvidar que el mejor motor para fomentar el empleo juvenil es la recuperación económica, por lo que también habría que abordar como ayudar a las empresas a recuperar la actividad y la confianza para abordar la contratación de nuevos trabajadores dotándolas de un marco laboral seguro y flexible”.

“En este sentido, el anuncio de este segundo plan de empleo juvenil que intenta poner en marcha el Gobierno, truncado el anterior por la llegada de la pandemia de la Covid19 a principios del año 2020, ha venido acompañado también de un aparente distanciamiento de la pretensión de la íntegra derogación de la reforma laboral del año 2012”.

A su juicio “si esto se confirma ,  será igualmente un incentivo a la contratación, pues  dicha reforma no solo ayudó en la anterior crisis a evitar una mayor destrucción de empleo sino que, también, facilitó su creación, sacrificando sin embargo la estabilidad en el empleo”.

Para esta experta, “·es evidente que es necesario abordar la mejora de la empleabilidad de los jóvenes, pues a pesar de que cada vez están más formados, les cuesta acceder al mercado de trabajo por falta de experiencia profesional, enredándose en un círculo vicioso”.

En su opinión, es fundamental, por tanto, establecer un mecanismo de aceleración que favorezca la incorporación de los jóvenes desde el sistema educativo al empleo, quebrando la barrera de entrada al mercado laboral”.

Alicia Moro es abogada asociada de Sagardoy Abogados y vocal de la Junta Directiva de ASNALA.

Sin embargo, por experiencias pasadas, no parece que el recurso a los contratos formativos bonificados sea la mejor opción, pues podría ocurrir que se recurra a ellos solo para aprovechar sus incentivos, y no para mejorar la empleabilidad de los contratados.

Desde su punto de vista, “no deja de ser un empleo precario para el trabajador que recibe una retribución inferior a la establecida para el puesto de trabajo que está realizando por el hecho de estar en formación. Quizá fuera más efectivo destinar esos incentivos a fomentar la contratación estable y a apoyar el emprendimiento y el autoempleo”.

Para Moro “el fomento de la calidad del empleo debe situarse, por tanto, como un objetivo prioritario, a través de una regulación de la contratación laboral que, en general, priorice la estabilidad en el empleo frente a su acceso, pero, al mismo tiempo, dote de margen de actuación a la empresa permitiéndole, en supuestos excepcionales causales, acudir a la contratación temporal para atender sus necesidades coyunturales”.

Alicia Moro considera que ·no hay trabajo para los jóvenes sin empresas, por lo que, si no permitimos a las empresas poder contratar en un marco predecible, seguro y flexible, especialmente en el periodo de recuperación de la crisis, nuestros jóvenes no podrán acceder al mercado de trabajo, y sin la experiencia de un primer empleo, no tendrán posibilidades de desarrollar una carrera profesional”.

EL MITO DE COBRAR POCO CUANDO EMPIEZAS

Por su parte, Daniel Toscani, profesor de Derecho del Trabajo de la Universidad de Valencia, destaca que “El problema de los jóvenes con el mercado de trabajo no son contratos de inserción, es que les han vendido la moto y así está extendido entre los empresarios y los jóvenes, de que para empezar en el mercado laboral hay que aceptar salarios y condiciones inferiores”.

Esto sólo es el camino de la precarización y la pobreza de por vida. Hay unos derechos laborales que hay que exigir y cumplir estés empezando o lleves tiempo”.

“Con la excusa de que ahora para empezar te haremos un contrato temporal y te pagaremos poco pero luego ya mejoraremos las condiciones: “Efecto cicatriz» de la precariedad: empezar en malos empleos aumenta el riesgo de seguir así tras 5 años y así se sigue”.

Toscani revela que “mientras existan becas y prácticas no remuneradas no haremos nada. Los jóvenes deben formarse a través del trabajo cuando es su primer trabajo, pero las becas y las prácticas no remuneradas sólo son formas de explotar la mano de obra juvenil gratis”.

“Así lo ha reconocido el propio Parlamento Europeo. Y, en consecuencia, se deberían prohibir por Ley. Hay un contrato laboral en prácticas para estos casos con una remuneración inferior para formarse que es el contrato en prácticas”, aclara.

A su juicio, “el problema son que incluso cuando se accede a un contrato laboral son salarios de de 950 o 1000 euros, mientas que  los alquileres son de 800 euros. Los jóvenes no pueden independizarse. La precariedad laboral acentuada por pandemia ha obligado a 300.000 jóvenes y no tan jóvenes de hasta 40 años, volver a casa de los padres”.

“Sin futuro para nuestros jóvenes el país no tiene futuro”, denuncia.

Daniel Toscani es profesor de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social de la Universidad de Valencia.

También nos aclara que “el salario de los jóvenes es hoy hasta un 50 % menos que hace 40 años. Entre becas y prácticas y salarios irrisorios de 1200 euros para una persona que ha invertido y sacrificado tiempo y dinero en sacarse una carrera es inaceptable”.

Otra cuestión que señala es que “las ofertas de trabajo para jóvenes exigiendo no sé cuántos Masters e idiomas para luego ofrecerles becas o prácticas o en el mejor de los casos un contrato de 1000 euros es francamente indignante. El SMI es insuficiente hace falta un SMI específico para el personal cualificado que tenga en cuenta la inversión de tiempo y dinero que se ha realizado”.

Este experto en derecho del trabajo destaca que “hace 15 años ser mileurista era una ruina, ahora el que gana mil euros al mes se da con un canto en los dientes. Resignar a nuestros jóvenes a la pobreza no sólo lastrará el presente sino el futuro. No habrá futuro de país ni se podrá pagar las pensiones de nuestros mayores”.

Nuestro interlocutor constata que “los salarios han subido un 7 % desde el año 2014 mientras que los alquileres han subido un 50% y hasta un 60% en algunas zonas. Por no mencionar la cesta de la compra y otros gastos. ¿Cómo se pretende que un trabajador pueda vivir así, ni un joven independizarse?”.

También revela que el IPC ha subido un 40 % en los últimos 20 años, mientras que los salarios un 10%. Así el coste de vida ha subido mucho más que los salarios. Es necesario una actualización de los salarios y luego revisión anual conforme al IPC como mínimo todos los años”.

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