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LO 8/2021: ¿Una ley para evitar los asesinatos de niños o para ocultarlos?

13/6/2021 06:47

Actualizado: 01/7/2022 09:31

Hace unos años, publicaba un artículo [i] en este mismo medio que pasó bastante desapercibido y que demostraba que algunos niños sufren discriminación en España, incluso después de muertos, por el hecho de ser asesinados por sus madres.

Simplemente se ocultan como si no existieran o como si nunca hubieran existido.

De los 120 niños y niñas asesinadas en España entre 2013 y 2017, 7 de cada 10 fueron asesinados por sus madres.

No incluía en ese artículo los casos de bebés abandonados o encontrados muertos en la basura.

Sería interesante que los IML (Institutos Médicos Forenses) dieran el dato de autopsias realizadas a estos bebés que aparecen muertos en vertederos y contenedores, para conocer realmente el alcance del problema.

Al menos los forenses reconocen que estos niños asesinados no se contabilizan [ii].

Ahora estamos todos en «shock» por el reciente descubrimiento de la pequeña Olivia en el fondo del mar donde, al parecer, la arrojó su padre. Espantoso y deleznable crimen.

Sin embargo, la mayoría de la población desconoce que hace unos días en Barcelona, una madre mató a su hija Yaiza de tan sólo 4 años.

De forma tan espantosa como cualquier otro asesinato de un niño y reconociendo que lo hizo por venganza contra el padre de su hija [iii].

Si ambos crímenes me causan espanto, más horror me causa la reacción de nuestra clase política.

Ningún miembro del gobierno “ha sentido la pérdida” ni ha dado su apoyo al padre de Yaiza.

Una niña de 4 años asesinada de forma atroz por su madre. Ninguna asociación feminista ha convocado una manifestación contra el asesinato de esta niña de cuatro años.

Y se preguntará el lector por qué esto es así.

Desde el año 2004 en que se aprobó la primera ley de nuestra democracia, que se alejaba de la defensa de los derechos humanos e instauraba de nuevo en Europa el derecho penal de autor (prohibida en occidente desde el tribunal de Nüremberg), desde la época de los nazis o de la Unión Soviética, las cosas han ido a peor.

Aquella ley de violencia sobre la mujer creó un cisma jurídico en la defensa de los derechos humanos en España.

Los hombres y las mujeres serían tratados legal y judicialmente de forma diferente. Como a los negros en los años más oscuros del apartheid en Sudáfrica.

Aquella ley viene costando la friolera de unos 24.000.000.000 de euros al año en España [iv], según la “estimación” realizada por la Comisión Europea a raíz de una denuncia que formulé junto a otras personas en 2010 ante Bruselas.

Todo ello, gracias a la financiación de abuelos y abuelas separadas de sus nietos de la asociación ASACCO de Barcelona, y con la estimable ayuda de miembros de ERC y de la extinta CiU, que nos apoyaron en Bruselas.

LAS CIFRAS HABLAN POR SÍ MISMAS

Pero los datos están ahí: En las décadas de los 80 y 90 se producían dentro del ámbito de la pareja o, como se llama ahora, “violencia machista”, de 20 a 25 asesinatos de mujeres de media en España.

Desde que se aprobó la ley de 2004 pasamos a una media de entre 60 y 65 asesinatos de mujeres al año.

Como decimos, dentro del ámbito de la pareja [v].

Por otro lado, esta ley, como yo adelantaba en 1999, ha provocado que hayan aumentado de forma exponencial los supuestos malos tratos a las mujeres, al menos por el número de denuncias formuladas.

Más de 2.000.000 desde 2004 a 2020.

Ya explicaba en el artículo “Luces y sombras en la lucha contra la violencia de género” [vi], todo el negocio y corrupción política que hay tras este sistema.

A finales de los años 90 y dentro del I Plan de Acción contra la Violencia Doméstica de 1998 en el que participé de forma activa y altruista, escribí sobre ello en un libro de la AEAFA [vii] y hablé en diferentes conferencias sobre ello.

Avisaba en aquel libro y en aquellas conferencias, de los terribles efectos iatrogénicos de la futura ley que se quería elaborar.

Efectos que había que evitar a toda costa, pero que no se quisieron evitar.

ADVERTENCIAS QUE NO FUERON TENIDAS EN CUENTA

Apuntaba yo mismo, que la ley que se redactase con el objetivo de prevenir la violencia doméstica (denominación que creo que es la más certera), tendría que tener en cuenta que se podrían provocar varios factores negativos si no se tenía cuidado.

Todo ello teniendo en cuenta los datos aportados por la experiencia de otros países.

Y advertía de que había que evitar los siguientes factores:

1º.- El peligro de vulnerar derechos humanos tales como la presunción de inocencia o el derecho a un Juez imparcial (el peligro de los juzgados especiales).

2º.- El peligro del uso espurio de la ley (denuncias falsas, instrumentales, simulaciones de delito, etc.).

3º.- Podría suponer un aumento del número de asesinatos de mujeres.

4º.- El colapso de los recursos sociales y de los Juzgados por el abuso de la ley.

Pues bien, pese a mis advertencias en diferentes ámbitos políticos y judiciales, se aprobó la LO 1/2004 haciendo caso omiso de mis advertencias.

A excepción de personas tan relevantes como Manuela Carmena o María Sanahuja.

No debemos olvidar que algunas políticas de entonces, como Soledad Murillo, del PSOE, dijeron como como: “Cuando hicimos la ley, se nos planteaba el dilema entre la presunción de inocencia y el derecho a la vida, y elegimos lo segundo” [viii].

Ayer mismo, Pedro Sánchez hizo suya la teoría de la violencia vicaria [ix].

Una teoría creada por pedófilos y pederastas o personas que defienden la legalización del sexo con menores.

Es curioso que el Partido Popular y Ciudadanos también apoyen estas teorías con su voto a favor de la ley 8/21 en el Congreso, que introduce en nuestra legislación el concepto violencia vicaria. Un concepto creado, como decía antes, por pederastas y pedófilos.

LA VIOLENCIA DE GÉNERO Y LA VIOLENCIA VICARIA NO EXISTEN EN EL DSM-5 O EL CIE-11

Los conceptos violencia de género y violencia vicaria no existen en las clasificaciones del DSM-5 o del CIE-11. Como tampoco existe el síndrome de la mujer maltratada que tanto se usa en España. El de la violencia vicaria, tampoco.

Este concepto fue inventado por un grupo de psicólogos y psicólogas argentinas que llegaron a España para hacer “las Américas”, huyendo del corralito.

Entre ellos, había un grupo dirigido por Jorge Corsi quien fue condenado por abusar sexualmente de niños [x].

Empleaba la técnica de acercarse a asociaciones de mujeres separadas y/o divorciadas, en las que encontraban a madres vulnerables, revictimizándolas y logrando así su confianza para poder acercarse a sus hijos e intentar abusar sexualmente de ellos [xi].

Psicólogos como Jorge Corsi, Nareno, Vaccaro, etc., fueron acogidos en su seno por las asociaciones feministas y colectivos LGTB.

Por ejemplo, la asociación de juristas Themis incluyó en su revista subvencionada por el Gobierno en 2007, el concepto de violencia vicaria creado por Corsi y que la psicóloga Sonia Vaccaro se apropió del invento [xii].

Lo sorprendente del discurso del Gobierno sobre el concepto acientífico de la violencia vicaria, es que parece que los que ignoran es que en la creación del mismo, ha participado el famoso psiquiatra Antonio Escudero [xiii], colaborador de la Asociación Infancia Libre y que funcionaba como supuesta organización criminal [xiv] y cuya presidenta fue acusada y condenada de secuestro parental [xv], teniendo aún varias causas abiertas.

OLIVIA, SÍ, YAIZA, NO.

Muchas organizaciones feministas salieron ayer noche para condenar el asesinato de la pequeña Olivia, pero ninguna voz condenó el asesinato de Yaiza, asesinada igualmente de forma brutal por su madre hace unos días.

Es por ello que, tras el concepto violencia vicaria, se intenta justificar más financiación para las organizaciones feministas de más dinero y poder.

Tras la aprobación de la Ley Orgánica 8/2021, de 4 de junio, de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia, está la agenda 2030 para hacer disminuir el número de familias y el número de nacimientos [xvi].

Pero lo más grave de todo esto es que hacen invisible el sufrimiento de una parte de la población, como con la ley de violencia de género, que provocó que los gobiernos del PSOE y del PP dejaran de contabilizar el asesinato de hombres a manos de sus mujeres o ex mujeres[xvii].

Ahora con la LO 8/21 se intenta hacer lo mismo: Ocultar el asesinato de niños a manos de sus madres.

Porque el feminismo imperante no puede permitirse reconocer que hay mujeres asesinas. No olvidemos que las premisas del feminismo son: Criminalizar a los hombrees, victimizar a las mujeres y cosificar a los niños (Estela Weldon).

Se está haciendo con estas leyes ahora en España, lo mismo que en la antigua Unión Soviética, donde no se reconocía la existencia de asesinos en serie, a los que se les acusaba y condenaba como disidentes.

Porque el sistema soviético tenía que ocultar que su “perfecto sistema” pudiera crear asesinos en serie.

El anterior Gobierno del Partido Popular, hambriento de captar el voto feminista [xviii] decidió ocultar a las asesinas de sus hijos en las estadísticas oficiales.

Así del Instituto Nacional de Estadística (INE) y del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial desapareció este dato.

Eso lo saben bien estudiosos e investigadores que no paran de decirme en público y en privado: ¿Dónde están los datos?

LOS DATOS SIGUEN HABLANDO POR SÍ MISMOS

Por ello, tuvimos que hacer un gran esfuerzo para encontrar datos de los niños asesinados por sus madres y descubrimos (cruzando los datos del Ministerio del Interior, Justicia, INE y la prensa) que el 70% de los 120 niños asesinados en España entre 2013 y 2017, habían sido asesinados por sus madres.

Todo este inmenso trabajo lo realizó nuestro amigo Chefy en su página chefyc.wordpress.com al que debo agradecer todo el ingente trabajo de investigación y recopilación de datos que lleva haciendo durante muchos años de forma desinteresada para quien saber más sobre todo esto.

También hemos contado con la información de Nicolás de dathorizon.com que nos ofrece esta información:

Chefy nos ofrece estos otros datos más actualizados desde 2013 a 2020 de asesinatos de niños a manos de sus madres, padres y otras personas cercanas.

Así contabiliza los siguientes:

En porcentaje sería así:

Pero vayamos un poco más allá.

El Ministerio del Interior aumenta este porcentaje de mujeres que matan a menores en el ámbito familiar hasta el 86,7%, basando este porcentaje en el famoso estudio de Häkkänen-Nyholm y cols. (2009) [xix]

“Häkkänen-Nyholm y cols. [xx] (2009) indican que, tanto hombres como mujeres matan principalmente a conocidos no familiares, si bien este porcentaje es muy superior en los hombres; ambos sexos asesinan un porcentaje similar de parejas sentimentales, y las mujeres matan mucho más que los hombres en el ámbito del hogar, a miembros de la familia.

De hecho, la mayoría de víctimas (86,7%) de edad inferior a 18 años fueron asesinadas por mujeres.

¿CÓMO HAY QUE LLAMAR A LA VIOLENCIA CUANDO LA MADRE MATA A LOS HIJOS?

En una línea similar transcurren las conclusiones de Bourget y Gagné (2012) en su estudio realizado en Quebec sobre los homicidios de parejas sentimentales.

Afirman que las condiciones sociales han ido evolucionando y que ya no es cierto que la mayoría de homicidios provocados por mujeres se deban a una situación de legítima defensa”.

Por tanto, puedo concluir que el concepto violencia vicaria solo representa una parte minoritaria del problema.

Pero, ¿cómo llamamos a la violencia que sufren los padres cuando la madre mata a los hijos?

Para los que no se terminen de creer que en España existen víctimas de primera clase y víctimas de segunda clase como las que menciono en este artículo, basta comprobar cómo los hijos huérfanos de madres asesinadas por sus padres, se les garantiza una pensión muy superior a los hijos huérfanos de un padre asesinado por su madre [xxi].

Mientras tanto, nuestros políticos siguen hablando de igualdad.

Cuando todos sabemos que el segundo movimiento para avanzar hacia un régimen totalitario tras silenciar a los disidentes, es la justificación y normalización del trato discriminatorio.

En este caso la discriminación que sufren los hombres y los niños y la invisibilización de los hombres y niños asesinados por sus parejas y/o madres.