“El reto del teletrabajo empieza ahora”, según Diana Rodríguez, socia directora de laboral en Madrid de Marimón Abogados
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20/9/2021 06:48
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Actualizado: 20/9/2021 06:48
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La vuelta de las vacaciones del verano sitúa a Diana Rodríguez, hasta ahora socia directora del área laboral del despacho internacional Ashurst, como cabeza visible de la práctica en la oficina de Madrid de Marimón Abogados, firma española que cumple ahora sus primeros noventa años de vida.
Un reto profesional que aborda con la idea de que a medio plazo dicha actividad sea similar en volumen a la de José María Lamarca, socio responsable de la práctica y de la oficina de Barcelona de este despacho español formada por un socio, cuatro abogadas y dos paralegales.
Rodríguez acepta este reto profesional donde se va a encontrar con compañeros de su etapa de CMS Albiñana & Suárez de Lezo, anterior a la de Ashurst, donde también fue directora de la práctica laboral, como Santiago Díez; Begoña Redondo, José Antonio Rodríguez o Diego Crespo, quienes, entre otros salieron de dicho bufete para crear a finales del 2011 la oficina de Marimón en Madrid hace ahora diez años.
La idea de Santiago Díez, socio director de la oficina de Madrid de Marimón siempre ha sido desarrollar este despacho y que tuviera un tamaño parecido al de la oficina de Barcelona, sede central de la firma
El porcentaje de profesionales oscila entre el 60% de Barcelona y otro 40% en Madrid.
El despacho facturó 10,4 millones de abogados en el 2020, cifras similares a las del 2019 con 10,2. Ahora el crecimiento será mayor por la recuperación económica en este 2021.
Diana Rodríguez no parte de cero porque ya cuenta con un equipo de dos personas que se irá incrementando en los próximos meses en función del volumen de trabajo y de un crecimiento sostenido de esta jurisdicción
“La práctica laboral de Barcelona está muy consolidada y el objetivo es lograrlo en Madrid. El que hayamos sido compañeros durante once años en CMS Albiñana es un elemento que me ayudó a tomar la decisión de cambiarme” explica a Confilegal.
A su juicio, “en plena carrera de madurez profesional creo que era el momento de un cambio laboral como el que he asumido. Creo que hay mucho trabajo para una firma como la nuestra y que en esta coyuntura tendremos que ayudar a las empresas a dimensionarse en plena crisis del Covid-19.”
Desde su punto de vista, “estamos saliendo de la pandemia y habrá que estar muy atento a la prórroga de los ERTES que el Gobierno plantea para finales de año. A este respecto es posible que algunos ERTES se conviertan en ERES. Junto a ello esperamos que en el 2022 crezca la contratación, al igual que ha hecho la actividad transaccional de operaciones donde el elemento laboral siempre es clave gestionar”.
Rodríguez recuerda sus inicios profesionales en Sagardoy Abogados, “boutique laboral, una referencia para muchos profesionales y empresas. Luego mi carrera ha seguido en CMS Albiñana, Ashurst y ahora Marimón. A lo largo de estos años te das cuenta que una firma con desarrollo en la abogacía de los negocios impulsa la práctica laboral como algo muy transversal”.
Se trata de dar servicio al cliente, «acompañarle y meterte con él en sus necesidades. Así puedes darle servicio en las operaciones mercantiles, en su fiscalidad o en sus planes de expansión. Al final llegas a convertirte en una parte de su equipo de trabajo, casi en un abogado interno”.
EL RETO DEL TELETRABAJO
En este inicio profesional en Marimón Abogados una de las primeras cuestiones que ha puesto en marcha esta experta ha sido diseñar un protocolo de adaptación de las empresas al nuevo marco normativo del teletrabajo, regulado por el Real Decreto 28/2020.
“Las consultas son muy elevadas sobre esta adaptación. El reto del teletrabajo empieza ahora. El teletrabajo que hemos tenido con la pandemia no nos sirve como ejemplo porque era un teletrabajo obligado por las circunstancias del momento. El primer requisito es que sea voluntario tanto para la empresa como para el trabajador”, relata.
Rodríguez explica que “ahora las empresas van a tener que pronunciarse y decidirse por como adaptarse a la normativa en vigor. Tendrán que analizar si esta práctica ha venido para quedarse o por el contrario es algo con fecha de finalización. A este respecto hay empresas que están volviendo a la presencialidad absoluta y otras por un modelo híbrido”.
En este contexto, esta experta en derecho laboral recuerda que “el teletrabajo solo se aplica si se cubre el 30% de la jornada, que es como un día y medio de teletrabajo a la semana según la citada normativa. Esto supone que se producen negociaciones en las empresas donde en las de mayor tamaño la presencia de los sindicatos es importante”.
En dichas negociaciones “hay que ver cómo queda el tema de los gastos, que no queda claro y es difícil cuantificarlo. Las empresas son un poco reacias a la implantación del teletrabajo porque puede suponer un coste adicional. En cuanto a las compensaciones varia en función de la compañía”.
Así señala que las grandes empresas ya lo tienen instaurado y ofrecen una compensación por día de teletrabajo. «Otras empresas optan por establecer a tanto alzado para todos trabajadores que se acojan con independencia del numero de días que teletrabajan o no. Hay muchas alternativas, que dependerá de cada sector y empresa realmente”.
Parece lógico que algunas empresas «lo asuman porque el mercado va hacia la flexibilidad laboral, cuyo primer antecedente cronológicamente hablando es la reforma laboral del 2012 ahora en el punto de mira de los agentes sociales porque estudian hacer cambios importantes”.
En cuanto a la conflictividad que pueda generar la práctica del teletrabajo en este nuevo escenario legal ,“la transición del teletrabajo de pandemia al teletrabajo real y voluntario y decidido libremente por las partes no debería generarla. La propia Ley del teletrabajo excluía a las empresas que lo aplicaban por la crisis sanitaria, eso no quita para que se creen situaciones de conflicto”
Esta jurista afirma que “la propia normativa del teletrabajo señala que la práctica es reversible tanto para la empresa como para el trabajador en cualquier momento. Tienen que ponerse de acuerdo las partes, cuestión diferente es que contrates a alguien para trabajar desde casa. Hay que explorarlo y ver cómo funciona”.
A su juicio “tenemos que ver otros países donde la práctica del teletrabajo lleva años funcionando con buenos resultados. Se trata de buscar un equilibrio entre el teletrabajo y la presencialidad. Si teletrabajas todos los días pierdes cultura de empresa y puede crear fatiga al trabajador, pero también depende de las particularidades de cada profesional”.
RECUPERACIÓN Y REFORMA LABORAL
En el caso concreto de Marimón, el personal esta empezando a volver a la oficina.
“Sí que vamos a mantener la posibilidad de trabajar desde casa un día a la semana, en principio, pero también hay que ir viendo cómo funciona. De momento los despachos no están utilizando mucho el teletrabajo en esta vuelta a la actividad. Habrá que ver cómo evoluciona en el futuro”, cuenta.
En este escenario de recuperación, parece que los ERTES se van a quedar hasta finales de año.
“Por lo que ha trascendido de las negociaciones no va a tener carácter automático, sino que las empresas tendrán que solicitarlos. También parece que los incentivos sobre los trabajadores que se reincorporen de los ERTES se van a reducir bastante por lo que se ha dado a conocer”, dice.
“Muchos de los trabajadores ya se han reincorporado, algunos de ellos de forma parcial. De aquí a finales de año deberían estar más incorporados, a no ser que suframos otro rebrote que frena la recuperación económica en la que nos encontramos en estos momentos. Tenemos que aprender a vivir con esta nueva enfermedad”, destaca.
Respecto a la reforma laboral y el deseo del Gobierno, empujado por los sindicatos mayoritarios UGT y CCOO de hacer cambios importantes, esta jurista cree que “no creo que sea el momento adecuado ahora para plantear estos cambios de calado que se han planteado».
Desde su punto de vista, “bastante tienen las empresas con haber aguantado el tirón muchas de ellas y seguir adelante con esta normativa actual. Es cierto que cualquier Gobierno quiere mejorar los derechos de los trabajadores como uno de sus objetivos prioritarios, pero no podemos imponer mejoras que puedan acabar perjudicando el empleo”.
Y añade: «Tenemos que centrar en la recuperación del país. Lo que haya que reformar habrá que esperar el momento adecuado. Es importante que se busque el consenso entre los agentes sociales porque no podemos olvidar que los empresarios son los que crean empleo. Creando empleo se crea riqueza y hay futuro”.
Para esta experta en derecho del trabajo “derogar la reforma laboral no debe suponer volver a la indemnización de 45 días de despido, nadie lo tiene en la cabeza o el volver a pedir autorización administrativa para realizar un ERE, tampoco se tiene en la cabeza”.
También aclara que “no se trataría de derogar lo vigente sino de aprobar una nueva ley que derogue las leyes que están vigentes. Creo que lo que realmente hay que hacer son ajustes y mejoras técnicas por encima de todo que ayuden a mejorar nuestro régimen de contratación”.
Respecto a la contratación temporal, Rodríguez recuerda que estos contratos obedecen a una necesidad temporal de la empresa, salvo los formativos. Por eso es partidaria de “hacer cumplir la norma y de perseguir a aquel empresario que utiliza la contratación temporal de forma fraudulenta”.
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