Javier Barraycoa: ‘El separatismo presenta a Companys como un mártir, pero sus manos estaban manchadas de la sangre de muchos catalanes’
Javier Barraycoa es autor de ‘Los (des)controlados de Companys’ (LibrosLibres), la obra más completa sobre esta controvertida figura, y su responsabilidad en "el genocidio de cerca de 9.000 catalanes que la izquierda y los separatistas prefieren olvidar"; mañana participará en un homenaje internacional a las víctimas asesinadas durante la presidencia de Companys, que se celebra en Suiza.

Javier Barraycoa: ‘El separatismo presenta a Companys como un mártir, pero sus manos estaban manchadas de la sangre de muchos catalanes’

Este sociólogo e historiador, promotor de 'Somatemps', explica en Confilegal "el terror que implantó" Lluis Companys (ERC) como presidente de la Generalitat
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02/10/2021 06:59
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Actualizado: 02/10/2021 06:59
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Mañana, 3 de octubre, se celebrará en Suiza un homenaje internacional a las «miles de víctimas» asesinadas durante la presidencia de Lluis Companys (ERC) en Cataluña, entre julio de 1936 y enero de 1939.

Este acto está organizado por ‘Somatemps’, ‘Catalunya Peuple d’Espagne’, y la ‘Asociación Cataluña por España’, tendrá lugar de 11.30 a 13.00, en la plaza de las Naciones de Ginebra.

En él intervendrá el sociólogo e historiador catalán Javier Barraycoa Martínez (Barcelona, 1963), promotor de la plataforma ‘Somatemps’ –Estamos a tiempo–, y autor de ‘Los (des)controlados de Companys’ (LibrosLibres), la obra más completa sobre «el terror que implantó Companys», ‘El Pajarito’, como presidente de la Generalitat.

Confilegal ha conversado con él sobre esta investigación histórica, con la que trata de «demostrar cuál fue la verdadera responsabilidad de Companys en Cataluña durante el primer año de la Guerra Civil, en el que se cometieron miles de asesinatos bajo su gobierno y se ejecutaron centenares de penas de muerte con su firma».

Imagen: EP

Los separatistas justifican estos hechos como una fase de descontrol revolucionario y libran a Companys de responsabilidad alguna, pero Barraycoa sostiene que «los descontrolados» estaban perfectamente organizados.

Companys huyó de Barcelona en enero de 1939, antes de la entrada de las tropas nacionales, y se exilió a Francia. En 1940 fue capturado ahí por los alemanes, juzgado en Barcelona y condenado a ser fusilado. Ello le ha llevado a ser considerado un “mártir” por parte de los independentistas.

«Sin embargo, sus admiradores silencian sus responsabilidades en el asesinato de más de 8.400 catalanes durante la Guerra Civil», señala el autor. «Companys está salpicado por la sangre de las checas», subraya.

«Checas, campos de concentración, barcos-prisión… Persiguió a los católicos, laicos y religiosos, pero paradójicamente solicitó un sacerdote para prepararse para morir», explica Barraycoa. También hubo gente de izquierdas represaliada, un pequeño número, según relata.

Javier Barraycoa ha hecho un gran esfuerzo por redescubrir la complicada personalidad de Companys, su responsabilidad en «el genocidio de cerca de 9.000 catalanes que la izquierda y los nacionalistas prefieren olvidar».

En diciembre de 2018, el Gobierno de Pedro Sánchez, reunido en Barcelona, aprobó una declaración de reparación y reconocimiento a favor del expresidente catalán fusilado y proclamó de forma «pública y solemne» la «restitución de la plena dignidad» del exdirigente.

En esta entrevista, Javier Barraycoa revisa el mito, detalla algunas de las más espeluznantes torturas que tuvieron lugar bajo su mandato y cómo hacían desaparecer los cuerpos, «la verdadera historia de ERC», y explica cómo fue el proceso sumarísimo contra Companys.

También analiza en este diario la actuación del Gobierno frente al independentismo. Afirma que las  plataformas civiles son «el verdadero dique de contención contra el separatismo».

Barraycoa es profesor de sociología en la Universidad Abad Oliva CEU de Barcelona y promotor de la plataforma ‘Somatemps’, que nació con el objetivo de refundar la historiografía catalana basada en investigaciones académicas y no en motivaciones políticas, y tener una presencia activa en el espacio público como forma de concienciar a la sociedad catalana sobre la manipulación histórica del nacionalismo.

Se gestó en noviembre de 2013 en Santpedor (Barcelona), pero se constituyó formalmente el 26 de abril de 2014 en Poblet (Tarragona). La integran «personas profundamente catalanas, la mayoría catalanohablantes, entre las que hay historiadores, filólogos, abogados, profesores, economistas, y miembros de distintas ramas profesionales, hartas de que el nacionalismo llevara la iniciativa y fuese una apisonadora».

‘Los (des)controlados de Companys’ es la tercera obra con la que Javier Barraycoa desmonta los mitos separatistas, tras ‘Historias ocultadas del nacionalismo catalán’ y ‘Cataluña Hispana’.


Javier Barraycoa, con su obra ‘Los (des)controlados de Companys’.

El acto en homenaje a las víctimas de Companys del domingo estará presidido por François Meylan, presidente de la asociación suiza Cataluña Pueblo de España.

Además de Barraycoa, participarán Berta Romera Tejada, vicepresidenta de la  Asociación Cataluña Por España (ACPE), profesora de Historia y antropóloga, y Antonio Jimeno Fernández, presidente del Sindicato de Profesores Acción para la Mejora de la Enseñanza Secundaria (AMES).

¿Companys es un mártir o está salpicado por la sangre de las checas?

La figura de Companys es muy controvertida porque el nacionalismo ha intentado crear un mito, un héroe, un mártir, pero en realidad está más que demostrado que sus manos estaban manchadas de sangre de muchos catalanes. De hecho, nada más empezar la Guerra Civil Companys se encargó de promover juicios contra los alzados.

De los más de 8.400 asesinados en Cataluña, casi 400 fueron sometidos a juicio bajo la autoridad de Companys, cuyas sentencias de muerte fueron firmadas por él. El resto fueron asesinados sin juicios o pasando por burlescos tribunales populares.

Además, nada más producirse el Alzamiento militar, en julio de 1936, la República emitió un decreto donde se suprimía el Ejército en las zonas donde había triunfado la sublevación. Esto fue aprovechado por Companys para asumir funciones, como los tribunales militares, que no le correspondían.

Al mes siguiente consiguió que el Parlamento de Cataluña aprobara un decreto que le traspasaba todas sus competencias al ejecutivo autonómico catalán.

De ello se se desprende que fue un autogolpe de Estado que liquidó en Cataluña el parlamentarismo y concentró el poder en su persona y, por tanto, es responsable de los crímenes cometidos bajo su mandato.

También se encargó de llegar a un pacto con las fuerzas anarquistas, se entregó prácticamente a ellas. Armó y consintió que miles de anarquistas e izquierdistas formaran las llamadas Patrullas de Control y posteriormente Comités de Milicias Antifascistas, que la historiografía nacionalista nos los quiere hacer pasar por un grupo de descontrolados y que Companys no sabía bien qué estaba pasando en Cataluña.

Estas patrullas recorrieron Cataluña asesinando indiscriminadamente a sacerdotes, ciudadanos significados políticamente o simplemente a católicos por sus creencias. Evidentemente Companys siempre fue consciente de todo ello.

En la imagen, vista, desde una de las galerias superiores, de las celdas establecidas por el Servicio de Información Militar (SIM) en lo que fue capilla del convento de Vallmajor. Pese a sus reducidas proporciones, en algunas de estas celdas llegaron a hacinarse hasta quince presos.

¿Quiénes integraban esos Comités de Milicias Antifascistas?

Estaban formados por miembros de los partidos dominantes, especialmente de la CNT.

Había representantes de ERC, de la CNT-FAI, del Partido de Unificación Marxista, y otros partidos minoritarios.

Una vez comenzada la Guerra Civil, en julio de 1936, en la Cataluña de Companys proliferaron centros de interrogatorios, checas o barcos-prisión. Sólo en la ciudad de Barcelona, con un millón de habitantes, existieron bajo el mandato de Companys 46 checas que se convirtieron en epicentros del terror.

Muchas de ellas fueron controladas por anarquistas, pero todos los partidos del Frente Popular de izquierdas tenían sus checas, donde fueron torturados y asesinados miles de ciudadanos.

Con el tiempo, las checas pasaron a depender en su mayoría del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), un auténtico instrumento de sovietización de la política española que asumió buena parte de la labor de terror emprendida por los anarquistas.

Tras los hechos de mayo de 1937, Companys abandonó a los anarquistas y se alió con los estalinistas…

Exacto. Esto también demuestra el carácter traicionero de Companys. Una vez que ya había utilizado a los anarquistas y vio que no los podía controlar, incluso los veía como una amenaza, rompió con ellos y pactó con el Partido Comunista, que se estaba instalando en España.

Stalin estaba intentando influir en la Guerra Civil. Fue entonces cuando se creó el SIM y se producen lo que se llaman ‘Los hechos de mayo’, donde muchos anarquistas intentaron tomar el poder en Barcelona, controlando edificios estratégicos, como, por ejemplo, el de Telefónica. Los comunistas apoyaron a Companys, y este cambió de bando.

De los viejos aliados algunos fueron fusilados, otros desaparecieron, y también los enviaron a campos de concentración, porque en Cataluña llegaron a montar campos de concentración, donde lo pasaron muy mal los presos.

¿Cuántos campos de concentración hubo en Cataluña? 

Se han constatado seis campos de concentración, donde también fueron exterminados muchos prisioneros sin ningún tipo de juicio.

La cifra parece pequeña, pero un campo de concentración tenía a su vez subcampos o subsedes y por ahí pasaron varios miles de personas, desde católicos hasta gentes de las brigadas internacionales que habían sido derrotados en la batalla del Ebro y querían volver a su país, pero los comunistas estalinistas no les dejaron, fueron llevados a los campos de concentración.

Con lo cual, la vida fue muy dura sobre todo para los católicos porque tuvieron que convivir con anarquistas con la misma condición de presos, estaban doblemente acosados.

Los campos de concentración también eran móviles. Por eso, cuando se ha querido hacer un censo de ellos es difícil porque se iban montando y se trasladaban en función de los avatares de la guerra.

¿ERC tenía su propia checa?

Sí. ERC, que ante los suyos siempre ha querido presentar una imagen impoluta, de un partido centenario, en el fondo hemos de pensar que durante la Guerra Civil no solamente formaba parte de las Milicias Antifascistas, sino que tenía su propia checa, en la población de Moncada i Reixac.

El cementerio de Moncada i Reixac se convirtió en la mayor fosa común, con 1.600 asesinados.

El primer mes tras la victoria en Cataluña de las fuerzas republicanas y revolucionarias se dio instrucciones a las patrullas de que no asesinaran en las calles de Barcelona. El Hospital Clínico se llenaba de cadáveres y en agosto, con el hedor, se hacía insoportable. Fue entonces cuando empezaron a asesinar a gente a las afueras, como en el cementerio de Montcada.

¿En qué se caracterizó la checa de ERC?

Era un centro de detención y de tortura, y para hacer desaparecer los cuerpos de los asesinados, los echaban a los hornos de la cementera de Montcada i Reixac. Por eso, nos encontramos que cuando queremos recomponer la lista de los asesinados, hay muchos de los que no podemos determinar ni dónde está el cuerpo, ni dónde fueron asesinados, ni qué día… No podemos completar la ficha porque precisamente son las personas que fueron así exterminadas.

¿Companys era consciente de lo que pasaba en las checas?

Muy consciente. Llegó a visitar muchas checas, especialmente la de San Elías.

Entonces, ¿»los descontrolados» estaban perfectamente organizados?

Perfectamente controlados.

¿Podría recordar las más espeluznantes torturas que se llevaron a cabo bajo el mandato de Companys?

En Barcelona, al fracasar el alzamiento, del 19 al 20 de julio quedó un reducto de militares atrincherados en un convento de carmelitas en la Diagonal de Barcelona.

Fue el último lugar de resistencia. Estaban rodeados por Mossos d’Esquadra, guardias de asalto, y toda una muchedumbre de anarquistas, y Companys dio la orden de que se retiraran los guardias de asalto y los mossos, y la turba se lanzó hacia ellos. Las autoridades dejaron que los lincharan.

A los oficiales les cortaron la cabeza, las colocaron en picas y luego arrastraron los cuerpos por toda Barcelona, fueron al zoo y echaron los cuerpos a los leones.

Una de las checas más terribles que hubo en Barcelona es la de San Elías, un convento reconvertido en el foco del terror de la CNT y la FAI, donde hubo torturas y asesinatos, primero cometidos por miembros de la FAI y posteriormente por los comunistas que controlaban el SIM.

Entre los asesinatos más crueles en la checa de San Elías se encuentra el de la madre Apolonia Lizárraga y Ochoa de Zabalegui, que era la superiora general de la congregación de Carmelitas de la Caridad en España. Era natural de Lezáun (Navarra) y residía en Vic.

Las milicias del POUM siguieron su pista hasta localizarla y fue trasladada a la temible checa de San Elías, donde la aserraron viva y dieron su cuerpo a comer a los cerdos.

Luego, con esos cerdos hicieron chorizo y los vendieron por los bares de la zona como «chorizo de monja», con todo lo mórbido del asunto. Así se deshicieron de muchos más cuerpos. La madre Apolonia fue beatificada en Roma en octubre de 2007 por el Papa Benedicto XVI.

También tenemos casos de curas y de civiles a los que les llevaban al lugar donde les iban a martirizar, eran de un pueblo y los habían capturado en otro, y les hacían andar kilómetros y kilómetros mientras que algún anarquista les iba castrando mientras andaban, a otros les abrían la barriga y tenían que ir sujetándose las tripas para que no les salieran.

Muchos sacerdotes asesinados llegaron al hospital clínico con los testículos cortados y metidos en la boca. Esta era una característica muy típica de los anarquistas. Para distinguir a un muerto civil de un sacerdote o religioso, le cortaban los testículos ya muerto y se los metían en la boca. Hay casos mucho más duros.

Cuéntelos.

Por ejemplo, el del obispo Polanco. Fue asesinado cuando se ya retiraban los republicanos y dejaban Barcelona. Se llevaron a un grupo de prisioneros, entre los cuales estaba él, que era obispo de Teruel, los llevaron a un barranco y los fusilaron.

Cuando se hizo la autopsia forense se descubrió que al obispo Polanco primero lo habían quemado vivo y después lo habían tiroteado. Digamos que era ya la crueldad por la crueldad, porque una cosa es matar a alguien y luego quemar el cuerpo para disimular, y otra quemarlo vivo y después tirotearlo.

Entonces, ¿Companys promovió la persecución religiosa?

No solo la promovió, sino que se congratuló de ello. Solo en la diócesis de Barcelona había 500 edificios religiosos, de los cuales solo quedaron dos en pie. Todo fue arrasado, las iglesias, los conventos… Era un intento de que desapareciera todo rastro de religión.

Periodistas extranjeros preguntaron a Companys qué pasaría con el tema de la religión católica después de la guerra, y con toda frialdad dijo: no va a haber ningún problema con los sacerdotes católicos porque ya hemos acabado con todos ellos. Claramente era consciente.

¿Qué pruebas aporta de todo esto? 

Hay testimonios de periodistas extranjeros, de Francia y muchos otros sitios, de la gran persecución religiosa.

Hay una obra clásica del historiador José María Solé i Sabaté, ‘La repressió a la reraguarda de Catalunya’ (1936-1939), publicada por la Abadía de Montserrat, que recopiló todos los asesinados. Este estudio puso un punto de partida para ir completando el listado.

Tengo testimonios de la época, fuentes catalanistas y de la izquierda. La propia izquierda era consciente de todo lo terrible que estaba ocurriendo en Cataluña. Muchos militantes de ERC, ante el miedo a los anarquistas y sabiendo que Companys sería capaz de traicionarlos por tener contentos a los anarquistas, tuvieron que salir.

Tenemos las memorias históricas de muchísimos republicanos que echan pestes de Companys, que lo acusan de no catalanista; también muchos estudios locales que se han ido realizando por poblaciones.

Curiosamente, con la Ley de Memoria Histórica, al recopilarse los datos de represaliados por el franquismo, también ha obligado a los ayuntamientos a recoger quiénes murieron represaliados por la República.

En el libro se recogen materiales muy interesantes del anarquista Josep Asens, que cuando acabó la guerra marchó a Londres con los archivos de la FAI y la CNT y de ellos se ha podido recuperar una infinidad de datos de los componentes de las patrullas de control.

Es el libro más completo sobre Companys.

Sí. En él también se recoge por primera vez la lista de casi 1.400 patrulleros que estaban perfectamente organizados por distritos en Barcelona. Tenían chóferes, cocineras, mecanógrafas…, se especifica lo que cobraban por día. Los “descontrolados” estaban perfectamente organizados, insisto.

También se publican los nombres completos por provincias y orden alfabético de todas las víctimas de Companys.

¿Cómo era la personalidad de Companys? Antes ha dicho que traicionaba a todos… 

A todos. Era muy histriónico. Era republicano, pero era noble, tenía el título de nobleza. Desde que empezó a estudiar hasta que consiguió colegiarse en el Colegio de Abogados de Barcelona pasaron 18 años, porque estaba todo el día de juerga, borracheras, era un mujeriego acabado, y el resto del tiempo lo dedicaba a la política. Un íntimo amigo suyo, Rebertés, le conseguía las mujeres, era su proxeneta. Además, chicas excesivamente jóvenes.

Rebertés, fue de los que colaboraron en el golpe de Estado contra Companys -un golpe de Estado que fracasó gracias a que los anarquistas estaban espiando siempre a todos los de ERC-, y pensaba que era de los que se salvarían porque conocía los secretos de Companys.

Sin embargo, para silenciarlo, éste lo entregó a los anarquistas y lo mataron en la carretera de Calaf. Allí apareció el cadáver. También vendió a la CNT a otro amigo íntimo, Casanova, que había sido presidente del Parlamento autonómico.

Companys también era un entusiasta del espiritismo, que se había puesto muy de moda en Cataluña entre los movimientos revolucionarios, y tenían encuentros con médium. Todo eso nos da un poco el perfil psicológico de esta gente.

¿Pero Companys fue siempre catalanista?

No. La percepción que tenemos del republicanismo ahora es muy diferente. Mucho antes de que apareciera ERC, en 1931, los republicanos eran hiper españolistas.

Ser catalanista era sinónimo de ser conservador, de derechas, de ser de la Lliga, y las sardanas eran el símbolo de este catalanismo conservador. Los republicanos cuando venían gente bailando sardanas ya sabían que eran de la Lliga y sacaban los cinturones y empezaban a arrear para disolverlos. Y Companys era uno de ellos.

Llegó a ser concejal por el partido republicano de Barcelona y una vez, a un catalanista que iba a ocupar su asiento, Manuel Carrasco i Formiguera, que luego sería el fundador de Unión Democrática de Cataluña, le pegó un grito en medio del Ayuntamiento diciendo «usted no se sienta aquí en su silla si antes no grita un viva España».

Este era Companys, luego lo dejó todo y pasó al catalanismo, pero no convencido. De hecho, ningún catalanista de ERC se fiaba de él porque conocían su historia, cómo cambiaba de opinión, cómo era un oportunista.

Cuando fue detenido por la Gestapo entró en una fase mística, confesó y comulgó… ¿Podría recordar este episodio de su vida?

Companys, en agosto de 1940, fue repatriado a España. Y aquí se inicia o culmina una extraña catarsis que le hace abandonar ese estado de melancolía casi perpetua que sobrellevaba en el exilio.

Primero fue a Madrid, después lo trasladaron a Barcelona, y los que lo acompañaron veían un Companys transformado. Empezó a tener una especie de manifestaciones místicas y sus hermanas, que le habían dejado de hablar por su carácter anticatóligo, lo acogieron.

Sabiendo que posiblemente iba a ser juzgado y fusilado, las hermanas querían que se confesara, él se negó varias veces, pero luego pidió un carmelita, porque los carmelitas tenían fama de ser muy catalanistas.

Hay un poco de duda historiográfica sobre quién lo confesó, parece ser que finalmente fue un jesuita. Él asistió en la misa como monaguillo al sacerdote, confesó, comulgó y finalmente murió fusilado.

¿Podría explicar el proceso sumarísimo contra Companys?

El juez instructor fue el general tortosino Ramón de Puig Ramón. El fiscal fue Enric de Querol, tarraconense. Entre los llamados a declarar estaban Carlos Trías -tío del que fuera exalcalde convergente de Barcelona, Xavier Trías- y José Tàpies Mestres -padre del célebre pintor Antoni Tàpies-, entre otros.

Fue un militar catalán el que aceptó la defensa de Companys, el capitán de artillería Ramón de Colubí, cuya acción como abogado fue ejemplar y así lo reconoce también Companys en sus últimos escritos.

Luis de Santamaría, camisa vieja falangista y consejero nacional del partido único franquista FET y de las JONS, se negó a asistir al juicio. Él había pasado por esta experiencia, pero en el bando contrario y había sido condenado dos veces a muerte, si bien las penas se le habían conmutado por la intervención de intelectuales antifranquistas a su favor.

Al acabar el juicio, se concedió a Companys la palabra, y dirigiéndose al Tribunal dijo: “Ustedes no tienen la culpa de mi muerte”. Acusó de la situación a las presiones recibidas de instancias superiores, y se despidió del Tribunal con un “¡Ah, sin rencores!”.

Quien dirigió el piquete de ejecución fue otro catalán: Benjamín Benet Blanch.

¿Y cómo murió?

No murió inmediatamente. El tiro de gracia lo ejecutó Benet, quien consumado el acto dijo: “He rematado a Companys. Que Dios tenga piedad de su alma y perdone la mía”.

Murió con los ojos sin vendar y gritando “Per Catalunya!”.

¿Y por qué cree los separatistas tiene a Companys como uno de sus mayores referentes? ¿Porque creó el Estado Catalán?

El catalanismo está un poco descolocado porque lo quiere poner como un gran referente, como un gran mártir de Cataluña, pero también son conscientes de que es un mártir con pies de barro. La labor cultural que hemos hecho en Cataluña de desvelar quién era Companys y lo que hizo ha ayudado bastante a que no sea el súper mito y por eso se buscan otros como Francesc Macià o Rafael Casanova.

Si ellos quisieran consagrarlo como el gran mito de Cataluña, tendrían un problema muy grave con la historiografía porque Companys fue puesto en duda por los propios miembros de ERC, que durante la Guerra Civil viendo ese pacto con los anarquistas, intentaron dar un golpe de Estado en la Generalitat y apartar a Companys.

Muchísimos catalanistas odiaban lo profundamente. Tendría que haber un consenso muy grande y un silencio muy grande de los historiadores para que al final se consagrara la figura de Companys.

Ellos lo están intentando, pero todavía quedan historiadores rigurosos e independientes que estamos damos la batalla cultural, que si bien no la hemos ganado totalmente, al menos mucha gente que era ingenua y que pensaba que Companys había sido fusilado por Franco porque se lo habían entregado las SS, cuando cuentas todas las barbaridades que se cometieron en Cataluña bajo su mandato, empiezan a entender que este hombre no puede ser un héroe.

Y con esta obra persigue desmontar la tesis de que Companys no era responsable y a ERC…

Exactamente. Cuando en Cataluña eclosionó el movimiento separatista y veíamos que de Companys querían hacer un mito, era evidente que esos datos tenían que publicarse.

ERC va ahora de partido honesto y democrático, pero sus militantes patrullaron junto a anarquistas y participaron en crímenes. Y no olvidemos que fue el partido gobernante durante los tres años de Guerra Civil.

Además, tiene infinidad de casos de corrupción, por ejemplo el intento de intercambiar religiosos prisioneros por dinero de las órdenes religiosas que estaban fuera de España.

Tarradellas les pidió un montón de dinero, y al final se lo quedó él y asesinaron a muchos claretianos, no cumpliendo con ese canje. De esto hay un montón de historias terribles.

Con su obra también rinde homenaje a las víctimas y sus familias…

Sí, quiere ser un homenaje. El libro finaliza con un epílogo titulado el ‘Amor triunfó sobre el terror’, donde se recogen cartas y misivas de los que iban a morir. En ninguna de ellas hay la más mínima sombra de odio o rencor; sólo perdón y amor.

¿Sigue con investigaciones para desmitificar el separatismo?

Estoy haciendo un estudio, que va a durar bastante, sobre cómo funcionaban las patrullas de control en Cataluña, cómo se coordinaban entre ellas.

Acabo de publicar un artículo sobre los asesinatos en Tarrasa, que fueron más de 240. Los patrulleros de Tarrasa llevaron a muchas víctimas a otras poblaciones para que los mataran otros grupos anarquistas, y así se evadían de la responsabilidad.

Por otro lado, grupos anarquistas de otras poblaciones llevaban víctimas a Tarrasa para que fueran asesinadas allí. Esto demuestra que también había una perfecta coordinación entre estos grupos.

¿Usted ha sufrido la cultura de la cancelación con sus obras?

Sí, por parte de las terminales mediáticas del separatismo. El problema no ha sido la red de distribución, que ha funcionado muy bien y el libro de Companys se ha vendido en Cataluña y se conoce. La primera presentación que se hizo, en Barcelona, se desbordó de gente, algo que nadie esperaba.

Lo que sí echo en falta es a los grandes medios. Callan, salvo algunos. Ni siquiera hablan para atacar el libro. Como es tan evidente la realidad, el silencio es el mejor arma.

¿Se siente representado por algún partido?

No. Nunca. La función de las asociaciones es presionar a partidos políticos y luchar para que haya una unión entre las asociaciones sabiendo que tienen idiosincrasias y funciones diferentes.

Algunas se dedican más a la lucha cultural, otras a actuación en calle, a la lucha jurídica…

El verdadero dique de contención contra el separatismo no son los partidos políticos, sino las asociaciones. Los partidos políticos siempre son cortoplacistas.

Por ejemplo, la asociación apolítica y humanista suiza ‘Catalunya peuple d’Espagne’ también difundió el pasado verano cinco vídeos sobre la verdadera historia de Lluis Companys y ERC. Aquí tiene uno:

Las asociaciones luchamos por un denominador común, que es la unidad de España y el 12 de octubre es el reflejo de esa unidad y del esfuerzo realizado durante todo el año.

Nuestra labor es presionar a los partidos para que no se dejen amedrentar por el nacionalismo.

En ese sentido, mucha gente ha sufrido una gran decepción con Ciudadanos y el PP.

¿Y qué percepción tiene usted del Gobierno de España?

El Gobierno de España es una máquina de fomentar el separatismo, de legitimarlo. Todos los gobiernos se han vendido a los catalanistas por un plato de lentejas.

Los catalanes patriotas tenemos la percepción de ser moneda de cambio, de que el Estado no va a hacer nada, por ejemplo, por apoyar el movimiento asociacionista. Solo las apoya si las puede controlar porque las subvenciona y las somete a las lógicas de las estrategias políticas de los partidos.

Las asociaciones que realmente queremos ser libres no tenemos ningún apoyo. Mientras, vemos que la Generalitat está constantemente apoyando a toda su estructura de asociaciones e instituciones.

Una guerra muy desigual…

Exacto, pero esto también nos da mucha libertad, como decía. Nosotros no tenemos ningún reparo en acusar a los gobiernos de habernos traicionado ni en denunciar que la culpa de que el nacionalismo haya cruzado tantas líneas rojas es de los gobiernos centrales, que con mucha facilidad lo podían haber frenado hace 30-40 años y nunca han querido.

Estamos pagando el cortoplacismo, también un odio a España brutal por parte de la izquierda, y en el fondo colaborar con los nacionalistas es ir autodestruyendo España.

También hay una ignorancia histórica, estratégica, por parte de partidos conservadores, como el PP, una falta de identidad, un acomplejamiento y, además, tienen la necesidad de pactar con quien sea con tal de conseguir el poder.

El separatismo ha fomentado la desobediencia. ¿Esto ha tenido consecuencias?

El nacionalismo ha fomentado que no hay que obedecer al Estado, ni las normas del Estado, ni las leyes, que hay que revelarse, independizarse…

Ahora se encuentran con que ese odio que habían vertido y esa especie de rebeldía porque sí, rebelión porque sí, independencia porque sí, no lleva precisamente al pacifismo, sino a una rebelión social que se vuelve contra la sociedad catalana en forma de macrobotellones o de ataques a los agentes.

Estamos recogiendo lo que se ha sembrado: esta sociedad que ya no atiende a ningún principio. El nacionalismo lo quería tener todo controlado y se le está yendo de las manos.

¿Y cómo está el tema educativo en Cataluña?

Mal. El nacionalismo tiene unos cuantos pilares: los medios de comunicación, que controla absolutamente, los Mossos d’Esquadra y la educación.

En la educación tienen un control absoluto, y lo van a seguir teniendo porque el Estado no va a intervenir. Pero se están encontrando con la sorpresa de que en zonas donde hay mucha inmigración y castellanohablantes de toda la vida, a pesar de la inmersión lingüística, la lengua española o castellana cada vez se habla más entre los jóvenes.

Esto significa que por mucho esfuerzo de inmersión lingüística y de adoctrinamiento, en ciertas zonas de Cataluña que son las más castellanohablantes, las más industrializadas, el voto de jóvenes mayoritario es a VOX, y más gente habla castellano. O sea que hay una reacción.

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