Firmas

Cartas desde Londres: El caso ‘Berezovsky v Abramovich’, el mayor choque entre oligarcas rusos ante los tribunales ingleses (I)

Cartas desde Londres: El caso ‘Berezovsky v Abramovich’, el mayor choque entre oligarcas rusos ante los tribunales ingleses (I)
Boris Berezovsky y Román Abramovich fueron muy amigos. Hasta que dejaron de serlo. Los dos oligarcas rusos terminaron dirimiendo sus diferencias en los tribunales británicos, como relata Josep Gálvez en su columna.
08/3/2022 06:48
|
Actualizado: 08/3/2022 01:49
|

Según dicen algunos medios del Reino Unido, My Solaris, el superyate del célebre billonario ruso Roman Abramovich se encuentra atracado desde hace unas semanas en el puerto de Barcelona.

Concretamente en la muy exclusiva zona para chapa y pintura denominada MB92 que, al parecer, es la más avanzada del mundo en estos menesteres de modernos calafates.

A pesar de las llamadas políticas para que se bloquee de este activo por la agresión rusa contra Ucrania, la bandera de la imponente embarcación sería de Bermuda. De modo que, según dicen. poco puede hacerse, al no coincidir con la nacionalidad del aún propietario del Chelsea FC.

En cualquier caso, hoy vamos a recordar a uno de los más famosos casos que han pasado por los tribunales ingleses en su historia reciente y que tuvo como protagonista precisamente al señor Abramovich y al, no menos conocido, Boris Berezovsky, de quien ya he hablado en alguna otra ocasión por aquí.

Este caso fue llamando por los medios británicos como ‘el mayor pleito entre particulares en la historia del derecho inglés

El enfrentamiento judicial entre estos dos oligarcas rusos ante los tribunales ingleses en 2012 tiene todos los elementos para una gran serie de Netflix: inmensísimas fortunas, lujosas propiedades como varios ‘chateaux’ franceses o yates de ensueño para fantásticos cruceros por el Caribe.

Pero también aparecen oscuras operaciones de miles de millones de dólares, sociedades ‘offshore’, gánsteres chechenos con cara de pocos amigos. Y sobre todo amargas acusaciones de traición, engaño y apelaciones constantes al honor manchado por quien otrora fue un amigo de confianza.

No en vano, este caso fue llamando por los medios británicos como ‘el mayor pleito entre particulares en la historia del derecho inglés’.

Un proceso judicial que, según algunos cálculos, tuvo un coste en ‘barristers’ de 50 libras (60 euros) … por segundo.

Y el pleito duró alrededor de cuatro meses.

Así que vamos al lío.

LAS PARTES: DOS VIEJOS CAMARADAS PROCEDENTES DE LA ANTIGUA URSS

De un lado tenemos como demandante a Boris Berezovsky, un auténtico cerebro privilegiado. Matemático de formación e ingeniero especializado en electrónica e informática, Berezovsky contaba con un doctorado en 1983 en toma de decisiones, además de ser miembro de la Academia de Ciencias de Rusia desde 1991, llegando a ser parlamentario de su país.

Como se imaginarán, de tonto ni un pelo.

Según cuenta la historia, su grandísima fortuna se debía, además de su capacidad intelectual, a la buena relación que mantenía con determinados personajes clave durante la Perestroika, esto es, la etapa final de la URSS y, en particular con el entonces presidente Boris Yeltsin.

Esto le permitió adquirir importantes activos estatales durante la privatización de los años 90 del siglo pasado, como por ejemplo, la compañía de automóviles AvtoVaz, la aerolínea Aeroflot o la petrolera Sibneft, entre otros sectores.

De ahí que pasara de simple millonario, a ser un auténtico oligarca, con todas las letras.

No obstante, la llegada de Vladimir Putin al poder cambió por completo el trazado su meteórica carrera.

Y es que, a pesar de que Berezovsky había incluso financiado al partido del futuro ‘premier’ ruso, los desencuentros y críticas con la deriva autoritaria de Putin, le llevaron a un exilio en Londres.

Al parecer, el punto final con Putin habían sido una serie de artículos y programas de televisión especialmente críticos con Putin que fueron publicados en medios de comunicación propiedad de Berezovsky.

La respuesta de Putin fueron varios procesos penales iniciados por la fiscalía rusa contra el magnate por el asunto Aeroflot, entre otros, desembocando en su salida por patas hacia el Reino Unido, donde recibió asilo político.

A pesar de que Berezovsky había incluso financiado al partido del futuro ‘premier’ ruso, los desencuentros y críticas con la deriva autoritaria de Putin, le llevaron a un exilio en Londres

Por el otro lado y, como demandando, se encuentra su ‘protégé’, Roman Abramovich.

A diferencia del anterior, Abramovich no tenía ninguna formación superior, habiéndose dedicado a ser vendedor ambulante y después mecánico.

Pero como era un tío listo muy ambicioso, tras estudiar en el Instituto Gubkin de Petróleo y Gas, Abramovich empezó a trabajar en el sector de materias primas para una compañía suiza, donde hizo algún dinerín.

Con esto que llegó el colapso de la Unión Soviética y, con ello, la oportunidad de aprovechar el momento para comprar compañías en sectores tan dispares como son el petróleo, el azúcar o las granjas de cerdos, entre otros muchos.

Es entonces cuando conoce a Berezovsky y cayéndole a este en gracia, le guiará en la espesa maraña de intereses particulares y negocios en que se había convertido el país, iniciándose una muy lucrativa relación profesional y de amistad.

Berezovsky exigió a su pupilo que eligiera si quería seguir a su amigo -a quien debía su gran fortuna-, o, por el contrario, seguir los mandatos del Kremlin, aprovechándose de la caída en desgracia de su mentor

Gracias a Berezovsky, Abramovich también se convertirá al poco tiempo en miembro del selecto club de billonarios rusos durante el proceso privatización en Rusia que les hará ‘más ricos de lo cualquiera pudiera llegar a soñar’.

Peeeero como todo en esta vida, tiene un final.

Ya en los años 2000 y, visto el éxito, Berezovsky exigió a su pupilo que eligiera si quería seguir a su amigo -a quien debía su gran fortuna-, o, por el contrario, seguir los mandatos del Kremlin, aprovechándose de la caída en desgracia de su mentor.

Y según parece, Abramovich eligió a Putin.

LAS RECLAMACIONES: DOS DEMANDAS MULTIMILLONARIAS

Ante la decisión de su otrora amigo, Berezovsky presentó ante los tribunales ingleses dos demandas contra Abramovich, cuyos hechos son esencialmente los siguientes:

En la primera demanda, Berezovsky alegaba que tenía una participación en la empresa petrolera rusa ‘Sibneft’ pero que fue coaccionado por Abramovich mediante amenazas para vendérsela por un precio muy inferior al de mercado, sufriendo por ello unas pérdidas superiores a 5.000 millones de dólares.

En la segunda, Berezovsky afirmaba que había adquirido algunos activos en el sector ruso del aluminio mediante una participación en la compañía ‘RusAl’, aunque quien aparecía como titular era Abramovich, en quien confiaba entonces.

No obstante, cuando Abramovich vendió la participación en ‘RusAl’, incumplió el acuerdo que tenía con Berezovsky para repartirse el precio, por lo que le reclamaba, mediante esta segunda demanda, una pérdidas de al menos, 564 millones de dólares.

Pueden encontrar las alegaciones aquí.

Como es lógico, Abramovich negó ambas reclamaciones y, a pesar de los intentos para parar el proceso, este siguió adelante y, con ello, el combate judicial estaba cantado.

EL TRIBUNAL: LA ‘HIGH COURT’DE INGLATERRA Y GALES

Si pasean por Londres y se acercan a  la ‘Maughan Library’ -la biblioteca del King’s College- de estilo neogótico, justo delante se encuentra el famoso ‘Rolls Building’, un modernísimo edificio de hormigón y cristal situado en el número 7 de ‘Fetter Lane’.

Ahí es precisamente donde se ubica la ‘High Court’ inglesa para los asuntos mercantiles (‘Business and Property Court of England & Wales’) y donde se vieron las caras por última vez aquellos que una vez fueron buenos amigos.

La decisión sobre el caso iba a recaer ante Mrs Justice Elizabeth Gloster DBE, ‘barrister’ del ‘Inner Temple’ desde 1971 y ‘QC’ desde 1989, siendo la primera jueza del Tribunal Comercial de la ‘High Court’ al ser nombrada en 2010, pasando a ser posteriormente ‘Lady Justice of Appeal’ (Jueza de apelación) en abril de 2013.

La batalla sería a un solo asalto, es decir, a una sola instancia y se inició con la primera vista celebrada el día 3 de octubre de 2011 desarrollándose en sucesivas sesiones hasta el 19 de enero de 2012.

Como oyen, cuatro meses de vistas.

A partir de entonces las partes efectuaron alegaciones por escrito desde el 26 de enero de 2012 hasta el 13 de marzo del mismo año, quedando finalmente los autos vistos para sentencia.

LOS ‘BARRISTERS’: DOS MIEMBROS DEL CLUB DEL MILLÓN (DE LIBRAS)

Con una cuantía de más 5.000 millones de dólares, los ‘QC’ para defender a sus clientes fueron, por un lado, Laurence Rabinowitz, QC y su equipo de siete ‘barristers’ para representar al demandante e instruidos por la firma de ‘solicitors’ Addleshaw Goddard LLP.

De origen sudafricano, Rabinowitz ya fue un alumno prodigio en su Johannesburgo natal, donde una beca Rhodes para estudiar en Oxford, llegando a ser uno de los ‘barristers’ más célebres de Inglaterra, cosechando extraordinarias victorias contra el fisco británico en asuntos de miles de millones, entre otros casos de importante calibre. 

De hecho, este pasado mes de enero Rabinowitz obtuvo otra victoria en otro caso multimillonario, en esta ocasión defendiendo a Hewlett Packard por el sobrecoste de adquisición de la compañía Autonomy, seguramente el mayor caso civil por fraude, del que ya hablaremos otro día.

Para defender a Abramovich, la lista fue encabezada por nada menos que Jonathan Sumption, QC y su equipo de seis ‘barristers’, instruidos por la firma ‘Skadden, Arps, Slate, Meagher & Flom LLP’.

Ya hemos hablado en numerosas ocasiones de Lord Sumption, por lo que simplemente indicaré que este caso fue el último en el que actuó como ‘Barrister’.

De hecho, es sabido que Sumption retrasó su nombramiento en el Tribunal Supremo del Reino Unido para poder terminar sus servicios el caso ante la ‘High Court’.

En cuanto a los honorarios, según trascendió después, Rabinowitz cobró cerca de dos millones de libras esterlinas por el caso.

Por su parte, Sumption cobró cuatro veces más, con casi 8 millones de libras, los honorarios más altos de la historia judicial de Inglaterra hasta entonces.

Aunque no creo que se haya batido aún ese récord.  

Los documentos relativos a las costas muestran que los honorarios del futuro Lord Sumption incluyeron 5,81 millones de libras esterlinas por preparar e intervenir en el juicio y otros casi 2 millones de libras esterlinas para reservar sus servicios en exclusiva.

Como ven, unos ‘fees’ bastante distintos a los que podemos ver en España.

En fin, la semana que viene seguiremos con los detalles del juicio y con la sentencia del asunto ‘Berezovsky v Abramovich’.

Otras Columnas por Josep Gálvez:
Últimas Firmas
  • Opinión | Decisiones importantes antes de dar el «sí, quiero»
    Opinión | Decisiones importantes antes de dar el «sí, quiero»
  • Opinión | ¿Sueñan los letrados con demandas electrónicas?: Inteligencia artificial y deontología
    Opinión | ¿Sueñan los letrados con demandas electrónicas?: Inteligencia artificial y deontología
  • Opinión | Del apretón de manos al laberinto legal: Cómo la confianza se transformó en hoja de encargo
    Opinión | Del apretón de manos al laberinto legal: Cómo la confianza se transformó en hoja de encargo
  • Opinión | «La Gran Exclusiva», la entrevista que sacudió los cimientos de la monarquía británica
    Opinión | «La Gran Exclusiva», la entrevista que sacudió los cimientos de la monarquía británica
  • Opinión | La IBA moderniza sus directrices sobre conflictos de intereses en el arbitraje internacional
    Opinión | La IBA moderniza sus directrices sobre conflictos de intereses en el arbitraje internacional