Confilegal celebrará el debate electoral de los candidatos al ICAM la tarde del 30 de noviembre y se podrá seguir en directo vía Youtube
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25/11/2022 06:52
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Actualizado: 29/11/2022 17:48
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Los candidatos a decanos del Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM), Begoña Trigo, de «Somos Abogados», Juan Gonzalo Ospina, de «Ahora Abogacía», Beatriz Saura, de «La Abogacía que nos une», Miguel Durán, «Juntos por la Abogacía», y Ángeles Chinarro, «Recuperemos el Colegio-ALA», tomarán parte en el debate electoral organizado por Confilegal el próximo 30 de noviembre, miercoles, a las 19.30 horas.
Dicho debate tendrá lugar en el Auditorio de ESADE, en la calle Mateo Inurria, 27, en Madrid, y se podrá participar de manera presencial, reservando la entrada en el siguiente enlace, o seguir vía YouTube en directo.
Será moderado por el director de Confilegal, Carlos Berbell, quien, entre 1997 y 2002 fue director de Tribunal Televisión, el primer canal temático de Europa especializado en el mundo de la Justicia y el Derecho, donde fue también director y presentador del programa de debates «Foro Abierto», del que llegaron a emitirse 352 espacios; Tribunal Televisión se distribuía a través de Vía Digital.
Berbell fue después asesor de Imagen del Consejo General del Poder Judicial entre 2003 y 2014, un periodo en el que contribuyó a forjar la política de transparencia y comunicación que adoptó después el órgano de gobierno de los jueces facilitando, entre otras cosas, la presencia de las cámaras de televisión en las salas de vistas como ocurrió en el juicio del «procés».
El director de Confilegal fundó en 2014 este medio especializado en el mundo jurídico y legal, que dirige desde entonces.
POR QUÉ SON IMPORTANTES LOS DEBATES ELECTORALES
Desde Confilegal creemos que los debates electorales son una de las pocas oportunidades que tienen los votantes para ver a sus candidatos actuando bajo presión extrema antes del día de las elecciones.
Es un momento único en el que la coreografía de campaña puede perder el control, en el que los candidatos tienen que demostrar su verdadera personalidad, su control de la materia, y si tienen verdadera madera para asumir aquello a lo que aspiran.
Ronald Reagan, el presidente estadounidense más admirado por todos los que le sucedieron –republicanos y demócratas– por sus grandes dotes como comunicador dijo una frase que quedó grabada en piedra para la posteridad: «La gente tiene derecho a conocer todo lo que se pueda para comparar entre candidatos y tomar después decisiones».
Tan simple y tan preciso. Se puede decir más alto pero no más claro.
Los debates son la piedra angular de cualquier elección que se precie, da lo mismo que sea a la Presidencia de los Estados Unidos, a la de España, a la de una Comunidad Autónoma, un Ayuntamiento, y, por supuesto, al Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM).
Los 77.000 colegiados –ejercientes y no ejercientes– llamados a las urnas el próximo 20 de diciembre en el Hotel Novotel tienen todo el derecho a conocer de primera mano la pasta de que están hechos los candidatos que aspiran a regir los designios de su Colegio durante los próximos 5 años.
Porque los discursos, las intervenciones públicas, se pueden preparar.
De hecho, terminan convirtiéndose en una suerte de representación teatral que tiene lugar en diferentes escenarios en la que se repite una y otra vez los mensajes previamente diseñados, pero en los que no se demuestra de verdad a la persona.
Que algunos candidatos quieran restringir al mínimo sus intervenciones en estos espacios dice mucho de ellos. Se suele decir que el que va primero en las encuestas es siempre muy reacio a debatir, pero es que en este proceso electoral a la Junta de Gobierno del ICAM no ha habido encuestas serias.
Esa percepción, de existir, se basa en algo tan poco fiable como la intuición y, ¿por qué no?, en el miedo inconfesable a perder.
¿A perder lo que no se tiene seguridad alguna de que no se tiene?
La única encuesta que se llevará a cabo será la de las urnas, cuando comience el recuento, la noche del 20 de diciembre.
Desde Confilegal entendemos que este debate puede ser decisivo para los candidatos que van a participar, porque podrán proyectar con claridad quiénes son, cuál es su programa y cómo lo van a implementar si ganan. Y también para los que han optado por no estar; porque si la suerte les resulta después adversa tendrán el resto de su existencia para lamentar el error. Lo que no servirá para nada.
Nunca sirve. Un problema –si ven el debate como tal– no es más que una oportunidad en mono de faena.
Para verlo solo se necesita una cosa: inteligencia.
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