Es la candidata a decana del Colegio de la Abogacía de Madrid por la plataforma "Recuperemos el Colegio-ALA".
Ángeles Chinarro: «No estamos contra los grandes despachos, pero no queremos que el ICAM se ciña a sus intereses»
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21/11/2022 06:50
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Actualizado: 20/11/2022 21:17
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Cuando se le pregunta por las funciones provechosas del Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM) que el futuro decano debería conservar tras ganar las elecciones, Ángeles Chinarro, candidata y presidente de la Asociación Libre de Abogados y Abogadas (ALA), reacciona con sorpresa. «Hay tanto que sale mal, debe haber alguna excepción a la regla», dice.
Tras unos segundos de reflexión, Chinarro menciona el turno de violencia sobre la mujer («iniciado gracias a la presión de ALA»), que propone ampliar con un turno para víctimas de violencia sexual, y la función de la defensa de la abogacía, no sin mencionar sus reparos.
«Hay un letrado de guardia que atiende a los abogados que se encuentran en un conflicto profesional, pero solo es un trabajador, debería ser la institución entera la que responda», afirma.
Chinarro no pierde la oportunidad de opinar sobre la Junta de Gobierno actual, encabezada por José María Alonso. «Para mí, que algunos candidatos formen parte de la Junta actual no es una ventaja», dice. Y afirma que la mayoría «representa los intereses de los grandes despachos».
«El Colegio tiene que ser para la abogacía, no para una pequeña parte de los profesionales, las multinacionales y las editoriales que no pertenecen al sector», sentencia.
«No estamos contra los grandes despachos, pero no queremos que el colegio se ciña a sus intereses, especialmente ante las condiciones miserables de los ‘juniors’ que empiezan a trabajar en ellos».
Desde la campaña de Chinarro manifiestan que representan a lo que llaman la «abogacía de a pie», que la candidata calcula como el 85 % de los letrados y que, según ella, ven al ICAM «como un ente ajeno» con el que «no hay una relación recíproca».
La candidata dice que el desapego es uno de los grandes obstáculos para las elecciones del ICAM después de que un 15% de los colegiados votaran en la convocatoria pasada.
Por ello, gran parte del trabajo de la plataforma electoral de ALA, «Recuperemos el colegio», consiste en intentar movilizar al electorado, a pesar de las dificultades que describe Chinarro.
«La Junta de Gobierno no ha hecho campaña institucional, no ha fomentado el voto telemático, la página web es difícil de entender y cuesta encontrar el apartado de las elecciones», afirma. «Algunos abogados no saben cuándo son las elecciones».
También recrimina que «las elecciones son durante un solo día en una sede alejada de los juzgados más concurridos y las sedes judiciales de los pueblos», apuntando que, «exceptuando el Corredor del Henares, todo Madrid es competencia de la Junta».
Como alternativa, Chinarro destaca los «conocimientos técnicos y presupuestos viables», de su equipo.
«Tenemos gente que sabe cómo funciona el colegio», dice.
Como presidenta de ALA, destaca la participación activa de la asociación en las Juntas Generales. «Conocemos la idiosincrasia del Colegio que le falta a otros porque votamos, examinamos las cuentas y denunciamos las irregularidades y el oscurantismo», dice, señalando que «algunos aparecen por primera vez en las Juntas Generales al entrar al decanato».
EL PROGRAMA ELECTORAL
En su opinión, las acciones de la Junta «parecen demasiado concentradas en el arbitraje», que denomina una «especie de chiringuito», «Hay un porcentaje muy bajo de profesionales de esa área y poca representación de abogados civilistas, laborales y penalistas, que se quedan atrás», dice.
En cuanto a la primera medida de ALA al entrar en el decanato. Chinarro no duda en responder: «Una auditoría interna para eliminar los gastos innecesarios, incluyendo todos los fastos con los grandes despachos, que pueden costar 30.000 euros, a anular los acuerdos que no favorecen a todos los abogados, como el que permite el acceso gratuito a los cursos del Centro de Estudios únicamente a los miembros de la Junta de Gobierno y la junta directiva de la Asociación de Jóvenes Abogados«.
Al referirse a lo que algunos entienden como una actitud en contra de la institución del ICAM, Chinarro apunta que «cuando se fundó, ALA defendía que la colegiación no fuera obligatoria para ejercer profesionalmente, ya que se pagaba una cuota por servicios que nunca se obtenían».
«Eso nos marcó un estigma», dice. «Ahora mantenemos, asumimos y respetamos que sea obligatorio colegiarse y por eso no queremos destruir el Colegio, sino gobernarlo».
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