«A Encarna Sánchez le obsesionaba la traición en todos los aspectos de su vida», según Pérez y Galiacho
Son los autores del libro "Encarna en carne viva", publicado por La Esfera de los libros
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11/12/2022 01:00
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Actualizado: 12/3/2024 13:57
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No me equivoco si afirmo que «Encarna en carne viva» es el mejor libro que se ha escrito, hasta la fecha, sobre la gran comunicadora, Encarna Sánchez, fallecida el 5 de abril de 1996 a causa de un cáncer que nació en un pulmón y después se expandió al cerebro.
Sus autores, Pedro Pérez y Juan Luis Galiacho, fueron dos de sus más íntimos colaboradores. En especial Pérez, su «segundo» durante los 18 años que duró su segunda singladura en España, entre 1978 y 1996.
Testigos directos del enorme éxito de Encarna Sánchez en España desde que regresó a nuestro país, después de un periplo de 7 años por América (México, República Dominicana, Puerto Rico y Estados Unidos).
Encarna Sánchez fue, primero, la reina de la noche y después la reina de la tarde en la Cadena COPE. Dieciocho años en los que logró convertirse en una de las grandes comunicadoras y un azote de la corrupción.
Hija de un carabinero republicano y comunista de Almería, fusilado tras la guerra civil por «rebelde», sin embargo, Encarna Sánchez, que tenía en el momento de su muerte 60 años, vivió toda su vida «obsesionada por la traición en todos los aspectos de su vida, tanto en lo profesional como en lo personal», afirman los dos autores.
¿Quién la traicionó?
GALIACHO: El sistema, primero. De niña, durante el tiempo en que tuvo que estar en un orfanato, fue maltratada. El sistema, de mayor, cuando Carmen Polo, la esposa del dictador, Francisco Franco, le dijo que tenía que marcharse de España porque desde Radio España estaba denunciando la corrupción de miembros del régimen. En América, los sindicatos mexicanos, por el hecho de ser española, que forzaron su salida de la televisión. Un socio puertorriqueño, que se quedó con todos sus ahorros, 200.000 euros. Un marido estadounidense, que se jugaba lo que tenía y no tenía…
PÉREZ: Cuando yo la conocí, en 1978, en Radio Miramar, en Barcelona, me dijo: ‘yo solo pido a quién esté conmigo trabajo, trabajo, lealtad y fidelidad’. Y añadió, ‘Si cumples con tu trabajo y me eres fiel, te aseguro que no te faltará de comer en tu vida. Te doy mi palabra’. Encarna era una mujer muy temperamental, muy directa. De armas tomar, pero era muy sensible por dentro. Yo cumplí mi palabra y ella la suya. Fuimos muy amigos.
GALIACHO: En el plano profesional se vio traicionada por los directivos de entonces de la Cadena COPE, que no confiaron en ella para la mañana cuando Luis del Olmo se marchó a Onda Cero. También la traicionaron cuatro de sus cinco hermanos –salvo Carlos–, cuando no quisieron ocuparse de su madre, la persona a la que más quería, al marcharse a América. O en el plano personal, Mila Ximénez y, por supuesto, Isabel Pantoja, la mujer a la que más amó. Encarna se sintió traicionada por las dos, en especial por Pantoja.
En ninguna parte del libro, que tiene 558 páginas, mentáis ninguna de estas tres palabras: homosexual, lesbiana o gay…
PÉREZ: Ha sido algo deliberado. Juan Luis y yo queríamos ser elegantes. Porque tampoco hacía falta decirlo. Se sobreentiende cuando hablamos de una amistad, de una relación íntima.
GALIACHO: Está muy bien que esto se haya normalizado la homosexualidad, que ya no se vea como algo malo y que hay que ocultar. Pero hay que decir una cosa, esto siempre ha existido. Desde la transición. Lo que pasa es que no se hablaba de ello. Pero ocurría. Había homosexualidad, había lesbianismo, había bisexualidad… Esa era la realidad. Una realidad paralela.
En un pasaje del libro contáis, literalmente, que una noche, después de una actuación de Rocío Jurado en Madrid, a la que había ido a ver Encarna Sánchez, la cantante «le tocó las tetas».
GALIACHO: Las cosas eran como eran (se ríe).
Habláis también de Nuria Abad, quien fue compañera sentimental de Encarna Sánchez desde 1980 cuando la conoció en Barcelona.
PÉREZ: Encarna conoció a Nuria cuando ella tenía 20 años. No era menor de edad, como falsamente se ha dicho. Encarna la cuidó mucho. Le dio dos pisos. Y se quedó con sus joyas.
GALIACHO: Si Isabel Pantoja hubiera seguido con Encarna Sánchez, hasta que murió, muy posiblemente Pilar Cebrián no habría visto un euro. La heredera habría sido ella.
¿Por qué heredó la fortuna de Encarna Sánchez una mujer a la que la periodista había, prácticamente, olvidado?
PÉREZ: En 1970, cuando Encarna se marchó a México hizo un testamento en el que dejaba como heredera de pleno dominio a su madre, que se llamaba como ella. Y a una amiga suya, Juana María del Pilar Cebrián Morenilla, como sustituya vulgar de la herencia. Mi opinión es que Encarna pensaba que aquel testamento, con madre fallecida, ya no tenía validez. Lo tenía olvidado.
A Pilar Cebrián, por lo tanto, le tocó literalmente la lotería…
GALIACHO: Sin el “literalmente”. Le tocó la lotería. Porque hacía años que ella y Encarna habían dejado de tener contacto. Si Isabel Pantoja hubiera seguido con Encarna Sánchez, hasta que murió, muy posiblemente Pilar Cebrián no habría visto un euro. La heredera habría sido ella.
¿Y a cuánto pudo ascender lo que dejó Encarna Sánchez?
PÉREZ: No lo sé. Pero se ha especulado en una cantidad que va de los 3 a los 6 millones de euros.
¿Tuvieron algo que ver, sentimentalmente hablando, Pilar Cebrián y Encarna Sánchez?
PÉREZ: Pilar Cebrián negó, en una entrevista que le hicieron en «¿Dónde estás corazón?», de Antena 3 Televisión, haber sido amante de Encarna Sánchez.
¿Cómo era Encarna Sánchez, profesionalmente?
GALIACHO: Encarna Sánchez tenía el don de la comunicación. Hay gente que nace con el don de la belleza, con el don de cantar, con el don de escribir… Ella nació con el don de comunicar mediante la palabra. Jamás estudió periodismo. Fue una autodidacta. Ella convirtió la radio en emociones. En un torbellino de emociones, para ser más preciso. Fue la comunicadora más influyente del siglo XX en España, la mejor pagada y una pionera en cantidad de cosas. Tenía tanta fuerza que hasta Jaime Peñafiel sudaba con ella en el estudio.
PÉREZ: No se casaba con nadie. Era periodísticamente incontrolable y políticamente incorrecta. Tenía un gran olfato. Prueba de ello es que José María Aznar quiso que fuera ella la que le entrevistara en las semanas previas a las elecciones generales de 1996 y no otros medios más poderosos. Sabía a quién tenía detrás Encarna.
En Radio Miramar, Pedro, en Barcelona, cuando estabais haciendo el programa, «Encarna de noche», se produjo el asalto al Banco Central Hispano. Y ella habló con el atracador.
PÉREZ: Fue la madrugada del 29 de junio de 1979. Unos atracadores habían entrado en la sucursal del Banco Hispano Americano de la calle Caspe para hacer un atraco. Les salió mal y se vieron rodeados por la Policía Nacional. Encarna me dijo que tratar de hablar con ellos. Tiré de teléfonos del banco y a la tercera lo cogió el atracador jefe, digamos. Se llamaba José Luis López Baena, alias «el macarra».
Le dije que Encarna Sánchez quería hablar con él. Me contestó, ‘si es con Encarna, sí’. Y esa noche Encarna le hizo una entrevista en vivo. Luego, cuando acabó el programa, a las 4 de la madrugada, nos fuimos a la sucursal bancaria. La Policía no permitió que entrara en el banco. A las 12 de la mañana, los atracadores se marcharon en un Seat 124 que les facilitó la Policía. Una semana después fueron detenidos.
PÉREZ: Encarna era devastadora en los directos. Tenía un don muy especial para los interrogatorios. Ante el micrófono era una gigante. A cualquiera que tuviera ante ella era capaz de desbaratarlo y arrancarle la verdad. Su credibilidad era inmensa. Llegamos a tener un millón de oyentes por la tarde
Un formato, el de llamadas, que cambió cuando pasó a la Cadena COPE y a ocupar su tarde, ¿no?
GALIACHO: El formato tenía que ser diferente, por lógica. El público era diferente. Ya no eran taxistas o camioneros. Encarna se dio cuenta de que la clave estaba en la investigación, en la denuncia. Posiblemente España habría sido diferente de no haber desaparecido.
La denuncia del caso Rafael Vera, fue uno de sus grandes éxitos. Y en eso tuviste que ver, ¿no, Juan Luis?
GALIACHO: Rafael Vera era el secretario de Estado de Seguridad. El hombre que repartía los fondos reservados. Fue en marzo de 1994. Demostramos que se había beneficiado de ellos. Encarna aguantó la presión de la COPE, que quiso que desistiera de dar la información. Le hizo una entrevista a Vera, que puso las cosas en claro.
PÉREZ: Encarna era devastadora en los directos. Tenía un don muy especial para los interrogatorios. Ante el micrófono era una gigante. A cualquiera que tuviera ante ella era capaz de desbaratarlo y arrancarle la verdad. Su credibilidad era inmensa. Llegamos a tener un millón de oyentes por la tarde.
Una vez fallecida, la COPE de entonces dio un giro de 180 grados al programa. Contrató a Mari Cruz Soriano, que estaba en las antípodas. Abrazó una línea de centro izquierda, ¿y….?
GALIACHO: La COPE perdió ese millón de oyentes. Y perdió la tarde.
PÉREZ: Aquella dirección de la COPE no quería tener otra Encarna Sánchez «descontrolada», por mucha millonada que le pudiera ingresar gracias a la publicidad. Optaron por no tener problemas. Comprensible.
Siendo como fue, una gigante de la comunicación, su recuerdo casi se ha olvidado. Vuestro libro es una reivindicación de su persona. ¿Por qué lo habéis publicado ahora y no hace quince años?
PÉREZ: Porque antes no podíamos. Yo trabajaba en la COPE. Me jubilé hace unos años. Hace un año ya me sentí libre y se lo dije a Juan Luis. Era el momento de recuperar su memoria.
GALIACHO: El libro sobre Encarna no es solo sobre ella sino sobre un tiempo que nos tocó vivir. Una crónica de los últimos años de la dictadura, de la Transición y de la democracia vista a través de la gran comunicadora de nuestro tiempo, Encarna Sánchez.
PÉREZ: Para los que vivieron aquellos años, lo van a disfrutar porque van a encontrar respuesta a muchas cosas que en su momento no se comprendieron.
GALIACHO: Para los más jóvenes es una ventana para conocer a una personalidad de nuestro tiempo que dejó una gran huella. Muchas de las denuncias que se hicieron entonces jamás hubieran ocurrido si no hubiera existido Encarna Sánchez.
Y además de este libro, ¿va a haber algo más?
GALIACHO: Un premio. El premio Encarna Sánchez. Estamos en ello.
PÉREZ: Amén.
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