Jordi Gimeno Beviá, uno de los cuatro hijos de Vicente Gimeno Sendra, recordó a su padre de una forma muy emotiva durante su intervención. En la mesa, de izquierda a derecha, José María Asencio, Manuel Marchena, Rafael Pérez, Jacobo Barja de Quiroga López y Nicolas González-Cuéllar. Foto: Confilegal.
Vicente Gimeno Sendra hizo valer que el derecho procesal penal era el derecho constitucional aplicado
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30/6/2023 06:31
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Actualizado: 30/6/2023 11:11
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«Vicente Gimeno Sendra nos enseñó que la Constitución española estaba para algo. Hizo valer que el derecho procesal penal era el derecho constitucional aplicado. Su libro sobre derecho procesal penal, un referente para todos, está escrito sobre la base de sentencias del Tribunal Constitucional. Y esto hay que saberlo y tenerlo en cuenta», explicó Jacobo Barja de Quiroga López, presidente de la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo.
Fue en el marco de la presentación pública del libro homenaje a su persona, titulado «Derecho probatorio y otros estudios procesales», en el que han participado más de 100 relevantes juristas, muchos de ellos amigos y discípulos, y que tuvo lugar el pasado miércoles en el Salón de actos Tomás Alvira, de la Asociación Pro Huérfanos de la Guardia Civil. Organizado por el Centro Universitario de la Guardia Civil, que dirige el teniente general Francisco Díaz Alcantud.
El libro había sido gestado como centro de un homenaje que sus discípulos habían previsto hacerle tras su reciente jubilación, un año antes. Sin embargo, la muerte lo impidió, llevándoselo el 21 de noviembre de 2020. Tenía 71 años.
La pandemia impidió que se celebrara ningún acto después, para recordarlo como lo que fue: uno de los procesalistas más influyentes de España e Iberoamérica.
Gimeno Sendra fue abogado en ejercicio y asesor del Ministerio de Justicia. En 1989 fue elegido, con tan solo 39 años, magistrado del Tribunal Constitucional a propuesta del PSOE.
En 1998 volvió a la cátedra y no volvió a ocupar ningún cargo público institucional.
EL MERECIDO HOMENAJE 31 MESES DESPUÉS
Dos años y siete meses después de su desaparición finalmente se le ha hecho justicia con una ceremonia que fue presidida por el secretario de Estado de Interior, Rafael Pérez, y en la que tomaron parte –en mesa– el mencionado Barja de Quiroga, su homólogo en la Sala de lo Penal, Manuel Marchena, el primero de sus discípulos, y director de la obra, José María Asencio Mellado, catedrático de derecho procesal, lo mismo que Nicolás González-Cuéllar, igualmente discípulo de Gimeno Sendra, y editor del libro.
«La gran asignatura pendiente de la democracia ha sido una nueva Ley de Enjuiciamiento Criminal, un código procesal penal. Nadie se ocupó del derecho procesal penal. Tuvimos que tirar con una LECRim de 1882, todavía vigente. Gimeno Sendra, un gran defensor de la libertad, con sus aportaciones contribuyó de forma decisiva a crear puentes funcionamiento en este campo. Esto hay que reconocérselo», subrayó Barja de Quiroga.
Desde el punto de vista de González-Cuéllar, «Vicente Gimeno Sendra fue un gran innovador. Entendía que el derecho estaba para solucionar conflictos. Fue el primero en defender la necesidad de introducir el principio de oportunidad y que los fiscales asumieran la instrucción, algo sobre lo que hoy hay un extenso consenso entre las principales fuerzas políticas. Entonces fue una única voz», explicó.
«También planteó que había que apostar por la mediación. Incluso fue también de los primeros en apoyar el matrimonio homosexual. Vicente siempre fue un visionario que amaba la libertad», añadió González-Cuéllar.
El catedrático recordó, de forma especial, dos sentencias que, como magistrado del Tribunal Constitucional, dejaron huella en la historia del derecho. Una es de 1991. «Fue su ponente. El TC reconoció el derecho al honor de Violeta Friedman, una judía de 71 años, superviviente del campo de concentración nazi de Auschwitz, contra las declaraciones del nazi León Degrelle, que negaba el Holocausto. El Supremo se había pronunciado negando que tuviera legitimidad porque Degrelle no se refería a ella y ella no podía arrogarse la representación del pueblo judío. Seis años después, Vicente y el Pleno del Constitucional, del que formaba parte ,le dieron la vuelta al fallo y reconocieron el derecho de Friedman. Era un gran defensor de los derechos humanos».
En una segunda sentencia, de 1995, «desarrolla el principio de proporcionalidad de una forma metódica», recordó.
GIMENO SENDRA, UN INSPIRADOR, SEGÚN MARCHENA
Marchena, por su parte, reveló, durante su intervención, que Gimeno Sendra fue el presidente de su tribunal de tesis doctoral, que le dio «summa cum laude». Recordó que en 1992, cuando llego a Madrid, para ocupar su destino en la Secretaría Técnica de la Fiscalía General del Estado, Gimeno Sendra le empujó a dar clase en la Universidad «sin derecho de réplica».
«Fue tras la ceremonia de apertura de tribunales, en el cóctel que tiene lugar después. Me dijo: ‘vas a dar clase de derecho procesal penal. En la Universidad Carlos III, en la Rey Juan Carlos o en la Autónoma. Elige. Finalmente, fue en la Autónoma. Han sido veintitantos años. Allí conocí a Nicolás González-Cuéllar. Aunque no tuve la cercanía de Nicolás con Vicente, siempre me he considerado parte de su escuela; uno de sus alumnos», relató.
«Su conocimiento fue de gran inspiración cuando me correspondió escribir la sentencia del caso Falciani», reveló.
El coronel de la Guardia Civil, Nicolás Marchal Escalona -asesor del director del CUGC– discípulo también de Gimeno Sendra recordó la huella del gran maestro desaparecido. Lo mismo que Jordi Gimeno, uno de sus cuatro hijos –Ester, Celia y Vicente también estuvieron–, profesor de derecho de la UNED, quien hizo un sentido recuerdo de la figura de su padre.
Cerró el acto el secretario de Estado de Interior, Rafael Pérez. Un acto al que asistieron el magistrado del Tribunal Supremo, Antonio del Moral, su compañero del Tribunal Constitucional, Enrique Arnaldo, el presidente de la Audiencia Nacional, José Ramón Navarro, los catedráticos de derecho procesal, Víctor Moreno Catena –compañero de Gimeno Sendra–, y Jesús María González, el catedrático de derecho internacional público, Carlos R. Fernández Liesa, y la presidenta de Fide, Cristina Jiménez Savourido, entre otros.
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