El presidente de CENAFE, antagonista de Rubiales, considera que lo ocurrido representa una oportunidad histórica, y sin precedentes, para democratizar la RFEF y que deje de ser un cortijo donde impera la corrupción y el nepotismo. Y explica cómo.
Miguel Ángel Galán: «Volveremos a tener un nuevo Luis Rubiales en la RFEF si no se reforma la forma de elección»
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09/10/2023 01:29
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Actualizado: 09/10/2023 13:13
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Dicen que lo evidente es lo que nadie ve hasta que alguien lo explica con claridad. En esta ocasión Miguel Ángel Galán Castellanos, presidente del Centro Nacional de Formación de Entrenadores de Fútbol (CENAFE) –el hombre cuya denuncia ha tumbado a Luis Rubiales, expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF)–, lo tiene muy claro. «Cristal clear», que dicen los ingleses. O más claro que el agua, a la española: «Volveremos a tener un nuevo Luis Rubiales en la RFEF si no se reforma la forma de elección de la persona que ocupará esta Presidencia en un futuro próximo».
Según Galán, lo que ha venido imperando en la RFEF, hasta ahora, con Rubiales, y durante los 30 años anteriores, con su antecesor, Ángel María Villar, es «un sistema de cortijos y de nepotismo donde impera la corrupción».
Por eso, opina, lo sucedido con el beso no consentido de Luis Rubiales a Jennifer Hermoso, la jugadora de la seleccionadora de fútbol femenino –campeona del Mundo– y su salida de la poltrona de la RFEF supone «una oportunidad histórica sin precedentes para democratizar este organismo».
De acuerdo con Galán, la «madre del cordero» se encuentra en la reforma de la Orden ECD/2764/2015, de 18 de diciembre, por la que se regulan los procesos electorales en las federaciones deportivas españolas.
«Al presidente de la RFEF lo eligen 140 compromisarios. 140 personas que componen la Asamblea. Pero, ¿quién nombra a estas 140 personas?. Bueno, 20 son miembros natos, los presidentes de las federaciones territoriales. ¿Y los 120 restantes? Son elegidos por 23.000 personas, pertenecientes a estamentos –clubes profesionales y no profesionales, entrenadores profesionales y no profesionales, futbolistas profesionales y no profesionales, árbitros y fútbol sala–. Elecciones que manejan esos 20 presidentes. Hasta aquí se entiende, pero es que en esa elección prevalece el principio de que el ganador se lleva todo», explica. «No hay lugar para las minorías».
«Esto es a nivel nacional. Pero funciona igual a nivel federativo regional, con las mismas proporciones. Por ejemplo, yo me he presentado dos veces a las elecciones a presidente de la Real Federación de Fútbol de Madrid. La primera vez saqué un 20 % de los votos. No conseguí ni un solo diputado. En la segunda, mi contrincante obtuvo el 55 % de los votos y yo el 45 %. Con los resultados obtenidos yo tendría que haber tenido 20 asambleístas. Sólo estoy yo. El ganador se lleva todo, repito. Lo que es semilla para cortijos, favoritismos y nepotismo», añade.
Rubiales, según Galán, tenía comprados a los 20 presidentes de Federaciones territoriales. Todos ellos reciben un sueldo de 150.000 euros anuales. Y Federaciones como la madrileña o la catalana, además, reciben subvenciones de un millón y medio de euros cada año.
«Por no hablar de otros favores, como el que Rubiales le hizo a la Federación asturiana, a la que le levantó una sede que costó 3 millones de euros. Su antecesor, Ángel María Villar, le pagó a la murciana otra sede de 5 millones de euros. Todo estaba bien ‘engrasado'», cuenta. «¿La prueba del algodón? El día de la ‘no dimisión’ de Rubiales. Todos aplaudiendo. Lo vimos todos. Todos eran estómagos muy agradecidos».
ELIMINAR LA FORMA DE VOTACIÓN ACTUAL, UNA PRIORIDAD
A juicio de Galán, la única forma de cambiar las cosas y evitar que el cáncer actual se perpetúe pasa por la mencionada reforma del proceso electoral. «Hay que abandonar este sistema de compromisarios, que solo entraña corrupción, e ir al principio de un hombre un voto. Que todos los federados de categoría regional puedan votar y elegir al presidente de la RFEF directamente. El PSOE es un buen ejemplo. Antes al secretario general lo votaban los compromisarios que elegían las federaciones, en los congresos federales, y luego se cambió a esto que estoy explicando. Si al Partido Socialista le funciona, a la RFEF también debería funcionarle, ¿no?», señala.
Con esta nueva forma de elección se democratizaría la RFEF de una forma definitiva.
Luego, relata Galán, habría que dotar a las comisiones internas de eficacia. «Por ejemplo, la de ética e integridad debería tener potestad sancionadora. La FIFA es un buen ejemplo. Cuando vio lo ocurrido con Luis Rubiales lo inhabilitó durante 90 días, de un día para otro».
Recuerda el caso de Ana Muñoz, la presidenta de esta comisión, que dimitió por estar en contra de darle 24 millones de euros al entonces jugador del Barcelona FC, Gerard Piqué, por intermediar por llevar la Supercopa de España a Arabia.
«La engañaron. Si Muñoz hubiera tenido potestad sancionadora habría abierto un expediente a Rubiales y le hubiera inhabilitado. No pudo. Por eso abandonó», subraya.
MODIFICAR LA ORDEN MINISTERIAL Y TAMBIÉN LA LEY DEL DEPORTE
Miguel Ángel Galán cree que hay que dar dos pasos muy precisos. «Uno, la reforma de la Ley Ministerial. Que no solo afecta a la RFEF y a las Federaciones regionales. También a todos los deportes. Y dos, la reforma de la Ley del Deporte, aprobada en 2022. Una Ley en la que no estamos ni los árbitros ni los entrenadores».
«Creo que tendríamos que tener dos leyes del deporte. Una, específica, para el fútbol, y una segunda para todos los deportes. ¿Por qué? Porque el fútbol es el deporte rey, el que mueve miles de millones de euros. No es lo mismo el funcionamiento del fútbol que el del badmington, con todos mis respetos para el badmington. Una ley del deporte del fútbol que regule los derechos televisivos no solo de Primera y Segunda División sino también de Primera REF y Segunda REF. Lo expliqué durante mi comparecencia ante el Senado».
Estas dos medidas, bien aplicadas, evitarían «la corrupción y a estos golfos que se perpetúan en el poder. El Consejo Superior de Deportes tiene en su mano acabar con este estado de cosas en el que los presidentes territoriales organizan todo el pescado, en su propio interés, y todo termina convirtiéndose en una cadena de pago de favores».
Y concluye: «Me han contado que están trabajando en la modificación de la Orden Ministerial. Pronto sabremos si prevalecerá la voluntad de cambiar las cosas o si el cortijo seguirá perpetuándose en el tiempo».
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