Los nuevos derechos culturales, un acierto del Ministro de Cultura que ahora deberá aplicarse. Foto: Canva
Freno a la censura o la protección digital: los nuevos derechos culturales que son «un bien de primera necesidad»
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12/2/2024 06:30
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Actualizado: 12/2/2024 13:08
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Los derechos culturales se han convertido en una pieza fundamental de la legislatura para el ministro de Cultura del actual Gobierno de la nación, Ernest Urtasun.
Cuestiones como la libertad de expresión, la igualdad, la interconexión de la cultura, el fin de la censura, o el acceso a los bienes culturales son el actual foco de actuación para el ministro.
Actuaciones que circularán a través de tres derechos fundamentales sobre la Cultura. «El derecho a la creación, materializado en la libertad de expresión, la defensa y la protección de los derechos de autor y el asegurar condiciones dignas para los trabajadores de la cultura», destacaba el ministro. En segundo lugar, «el derecho de acceso a los bienes culturales de toda la ciudadanía». Y, por último, «el derecho a la participación en la vida cultural de la comunidad».
«El objetivo es hacer de los derechos culturales un nuevo marco desde el que diseñar políticas públicas», defendía Urtasun en la presentación de este proyecto.
Los expertos agradecen los derechos culturales del ministro
«Es entender la cultura como un elemento esencial de la condición humana», destaca para Confilegal Roger Dedeu, socio director de Gabeiras & Asociados.
Así pues, expertos en derecho cultural destacan que la cultura «es un bien básico y de primera necesidad, que debe ser garantizado, protegido y defendido con la categoría de derecho fundamental universal».
Algo que conseguiría, al menos a grosso modo, el plan diseñado por el ministro Urtasun, tal y como aseguran desde Gabeiras & Asociados.
«La cultura y los derechos fundamentales derivados de la cultura se situarían en el mismo plano de relevancia sustancial de otros. Es el caso de la salud, la sanidad, la educación, o el medio ambiente», explica Dedeu.
Desde el despacho destacan que el planteamiento de protección de la libertad de creación supone un «refuerzo» de los actuales derechos.
Algo necesario actualmente, ya que «en España vemos cómo se están produciendo situaciones de censura casi diarias», explican desde el bufete. «Es de aplaudir la relevancia que el ministerio concede a esta problemática».
Problemas que también se producen en el entorno digital. «Es un tema esencial que debe afrontarse con urgencia», aseguran los expertos. «La Carta de Derechos Digitales debería incluir medidas tendentes a la defensa de los derechos de autor en el entorno digital. Pero también aspectos relacionados con el derecho fundamental a la creación artística y al acceso universal a los contenidos culturales en la red».
«Deberes culturales» para un Gobierno fracturado
«Creemos que sería conveniente analizar la idoneidad de iniciar estudios, trabajos y documentación sobre una posible ley general de sistema cultural español o de una ley más específica de derechos culturales», segura Roger Dedeu
Una tarea que casi supone un «asunto pendiente» para el departamento de Urtasun. Un ministerio al que también plantean estos expertos la necesidad de «prestar atención a las reivindicaciones de los sectores menos atendidos por la normativa laboral y asistencial». Una cuestión que entraría dentro del Estatuto del Artista, y que incluiría a sectores como los creadores de artes plásticas.
«Todas las medidas del ministro son plenamente positivas y necesarias», sostienen, en balance general, desde Gabeiras & Asociados.
Un planteamiento que, sin embargo, se ha encontrado con nuevas trabas. Eso sí, de carácter político.
Y es que, ante incluso la sorpresa del propio ministro, recientemente se conocía la decisión del presidente socialista, Pedro Sánchez, de crear un Departamento de Asuntos Culturales en Moncloa. Una duplicidad de funciones con respecto al departamento de Urtasun, que responde a una nueva lucha de poder entre PSOE y Sumar. Una cuestión que podría dejar atrás las medidas propuestas por Urtasun en materia de derechos culturales. Ello, a pesar de la evidente necesidad de regulación.
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