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Opinión | ¿Qué nos motiva a los abogados a luchar por los derechos de nuestros clientes?
Jesús Garzón es socio de la firma Garzón Abogados. En su columna semanal entra en un territorio pocas veces explorado: la esencia del trabajo de abogado y sus motivaciones para ejercer la defensa. Foto. Confilegal.
08/7/2024 06:34
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Actualizado: 08/7/2024 13:14
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¿Has visto alguna vez a un abogado dar un argumento apasionado y convincente en la sala del tribunal?
¿Y te has preguntado alguna vez qué les motiva tanto para luchar por la justicia y los derechos de sus clientes?
Bueno, déjame que te cuente una pequeña historia que puede arrojar algo de luz sobre esta cuestión.
Un día, paseando por la ciudad, vi una valla publicitaria con una cita de un famoso abogado que decía: «La ley es un arma, utilicémosla sabiamente y por la justicia».
Me hizo pensar: ¿cuál es la verdadera motivación de la pasión de un abogado por la ley? ¿Y cómo les beneficia en su profesión?
Proporcionar objetivos claros por los que trabajar
Imagínate esto: estás trabajando en un caso jurídico complejo y parece como si estuvieras vadeando una niebla sin final a la vista. Nunca se insistirá lo suficiente en la importancia de la motivación en forma de objetivos claros en situaciones como ésta.
Cuando el camino que tienes por delante parece incierto, tener un objetivo bien definido puede servirte de luz de guía, un faro de esperanza que os mantenga a ti y a tu equipo jurídico centrados y decididos.
Como abogado, he experimentado de primera mano lo crucial que es tener un objetivo claro hacia el que trabajar, ya que no sólo proporciona un sentido de dirección, sino también una sensación de logro una vez alcanzado.
Ya sea ganar un determinado número de casos en un plazo de tiempo concreto o marcar una diferencia tangible en un área particular del derecho, estos objetivos actúan como la fuerza motriz que nos impulsa hacia adelante, incluso frente a la adversidad.
Las repercusiones de tener un objetivo claro no se limitan al individuo, sino que se extienden a todo el proceso jurídico, beneficiando a los clientes, a la Administración de Justicia y a la sociedad en su conjunto.
Ofrecer retroalimentación inmediata sobre el rendimiento
Imagínate trabajar en un cuadro y no poder ver el lienzo hasta el final. Suena frustrante, ¿verdad?
Lo mismo ocurre con el ejercicio de la abogacía.
En el entorno vertiginoso y a menudo de alta presión en el que trabajamos los abogados, la retroalimentación oportuna sobre nuestro rendimiento es como una brújula, que nos mantiene en el buen camino y nos guía hacia la mejora.
Ya se trate de una palabra de reconocimiento de un socio senior, de un cliente que expresa su gratitud o de una evaluación constructiva de nuestro trabajo, la información puntual es como un combustible para nuestra motivación y nuestro compromiso de ofrecer la mejor representación jurídica posible.
Las pequeñas correcciones y palabras de aliento a lo largo del camino pueden marcar una gran diferencia en la trayectoria de un profesional del derecho.
Esta retroalimentación no sólo nos ayuda a corregir el rumbo y mejorar en el presente, sino que también sirve de base para nuestro éxito futuro, tanto en términos de nuestras habilidades como abogados como de la satisfacción que obtenemos de nuestro trabajo.
Recompensar el éxito en su aplicación
Como abogado, la satisfacción de aplicar con éxito la ley para lograr un resultado positivo para nuestros clientes es una recompensa en sí misma. Sin embargo, también existen otras formas de reconocimiento y agradecimiento que pueden alimentar aún más nuestra motivación.
Puede tratarse de una gratificación o un incentivo por un trabajo bien hecho, un ascenso por alcanzar la excelencia en nuestros esfuerzos jurídicos, o incluso un simple reconocimiento público de nuestro éxito en el bufete o en la comunidad jurídica.
Estas recompensas, ya sean grandes o pequeñas, sirven no sólo para validar nuestro duro trabajo y dedicación, sino también para inspirarnos a seguir esforzándonos por alcanzar la excelencia en el ejercicio de la abogacía.
Reconocer y celebrar los éxitos e hitos de la carrera de un abogado es una forma poderosa de reforzar una cultura de logros y motivarles para que continúen su búsqueda de la excelencia jurídica.
No se trata sólo de las recompensas materiales o externas; se trata también del valor intrínseco de sentirse valorado y apreciado por el duro trabajo y el compromiso que ponemos en cada caso que llevamos.
Hacer que se sientan ganadores en su trabajo
Ganar un caso legal o lograr un resultado favorable para un cliente es, por supuesto, una clara victoria para un abogado. Sin embargo, sentirnos ganadores en nuestro trabajo no sólo tiene que ver con el éxito final, sino también con el reconocimiento de la dedicación diaria y la resistencia que ponemos sobre la mesa.
La sensación de triunfo y éxito no es sólo el resultado de las grandes victorias en la sala del tribunal, sino también de las pequeñas victorias en las horas de preparación, la investigación y el apoyo inquebrantable que prestamos a nuestros clientes.
Crear un entorno de trabajo y una cultura que reconozca y celebre los esfuerzos y el compromiso de los abogados en cada paso del proceso legal es esencial para que se sientan los campeones que son.
Se trata de fomentar una mentalidad de positivismo y un sentimiento de orgullo por el trabajo que hacemos, sabiendo que cada acción que realizamos, por pequeña que sea, contribuye al éxito general y, lo que es más importante, a la impartición de justicia.
Permitirles influir en las decisiones jurídicas
Como profesionales dedicados al ejercicio de la abogacía, la oportunidad de influir en las decisiones jurídicas y contribuir a configurar el panorama jurídico es un privilegio y una importante fuente de motivación.
Ya sea participando en el desarrollo de estrategias jurídicas para un caso, siendo consultados sobre decisiones importantes que pueden tener implicaciones de gran alcance, o teniendo voz en la gobernanza y las políticas internas de un bufete de abogados, la capacidad de influir y contribuir a las decisiones jurídicas es estimulante e inspiradora para los abogados.
Sentir que nuestros conocimientos y experiencia son respetados y solicitados, y que tenemos un sitio en la mesa cuando se trata de decisiones jurídicas fundamentales, no sólo aumenta nuestra confianza y motivación, sino que también refuerza nuestro compromiso con los principios de la justicia y el Estado de Derecho.
Es un recordatorio de que no somos meros participantes pasivos en el proceso jurídico, sino contribuyentes activos cuya visión y experiencia pueden tener un impacto significativo en los casos que llevamos y en la dirección de la profesión jurídica en su conjunto.
Solicitar su opinión sobre asuntos jurídicos
Cuando se nos pide nuestra opinión sobre asuntos jurídicos, es una validación de nuestra experiencia y una demostración de confianza en nuestras capacidades como profesionales del derecho.
Este acto de solicitar nuestra opinión no sólo sirve para ampliar la perspectiva de quienes toman las decisiones, sino que también nos da la sensación de ser valorados por nuestros conocimientos y experiencia.
Es un factor de motivación que va más allá del asunto concreto de que se trate; habla del respeto profesional y la consideración que recibimos en nuestro entorno jurídico.
Poder compartir nuestras opiniones y contribuir a la sabiduría colectiva de un equipo jurídico o un bufete fomenta un sentido de colaboración y propiedad colectiva del trabajo que hacemos.
Es un recordatorio de que los mejores resultados jurídicos son a menudo el resultado de la unión de diversas percepciones y conocimientos, y nos motiva a seguir ampliando nuestros conocimientos y participando activamente en la búsqueda compartida de la excelencia jurídica.
Afrontar retos y situaciones difíciles
Ahora, La profesión jurídica no es ajena a los retos y a las situaciones difíciles. De hecho, a menudo es la propia naturaleza de estos obstáculos la que nos empuja a crecer, adaptarnos y mejorar en lo que hacemos.
Sin embargo, no se trata sólo de la dificultad de los retos, sino de la forma en que los afrontamos y los superamos, lo que realmente define nuestro desarrollo profesional y personal como abogados.
Ya se trate de llevar un caso especialmente complejo, de hacer frente a una intensa presión de tiempo o de encontrar soluciones ante acontecimientos jurídicos inesperados, la capacidad de afrontar y superar estos retos es una fuente constante de motivación y un testimonio de nuestra resistencia y determinación como profesionales del derecho.
Es en estos momentos cuando no sólo demostramos nuestra experiencia y capacidad a nosotros mismos y a los demás, sino que también encontramos un sentido renovado de propósito y empuje para seguir superando obstáculos y alcanzar el éxito en el ejercicio de la abogacía.
Conexión emocional con su trabajo
Como abogados, nuestro trabajo no es sólo una serie de procedimientos legales y obligaciones profesionales; está profundamente entrelazado con un sentido de propósito y conexión emocional con los casos que llevamos y los clientes a los que representamos.
La capacidad de empatizar con la difícil situación de nuestros clientes, de defender sus derechos con pasión y convicción, y de ser una fuente de apoyo y orientación en algunos de los momentos más cruciales de sus vidas, crea un profundo vínculo emocional con el ejercicio de la abogacía.
Es esta conexión emocional la que alimenta nuestra motivación y da un significado más profundo al trabajo que hacemos.
La sensación de satisfacción que nos produce saber que hemos marcado una diferencia en la vida de los demás, que hemos defendido la justicia y el Estado de Derecho, y que hemos sido la voz de quienes más lo necesitaban, es una poderosa fuente de motivación que va más allá de los aspectos profesionales de la carrera jurídica.
Es un recordatorio de la profunda repercusión que tiene nuestro trabajo en la vida y el bienestar de los demás, y sirve como fuente constante de inspiración y motivación en nuestro camino como abogados.
Mantenernos firmes en los fundamentos jurídicos y la motivación
Así pues, mientras navegamos por el intrincado y a menudo desafiante panorama de la profesión jurídica, nunca se insistirá lo suficiente en la importancia de mantenernos firmes en los fundamentos jurídicos y motivados en nuestra búsqueda de la justicia.
Los fundamentos de las leyes y los principios jurídicos nos proporcionan la orientación y la dirección necesarias para tomar decisiones acertadas y emprender acciones significativas al servicio de nuestros clientes y de los objetivos más amplios de la justicia y el estado de derecho.
Al mismo tiempo, es la motivación, el impulso y el compromiso inquebrantable de defender los principios de la justicia y la práctica ética del derecho lo que realmente eleva la aplicación y la puesta en práctica de los fundamentos jurídicos.
Es la fusión del conocimiento jurídico con un profundo sentido del propósito y la motivación lo que nos capacita no sólo para navegar por las complejidades y retos del panorama jurídico, sino también para marcar una diferencia tangible y significativa en las vidas de nuestros clientes y en el avance de una sociedad justa y equitativa.
Conclusión
Así pues, ya se trate de la persecución de objetivos claros, de la necesidad de retroalimentación oportuna, del reconocimiento de nuestros éxitos, de la facultad de influir en las decisiones jurídicas, de la validación de nuestra experiencia o de la capacidad de afrontar y superar retos, el papel de la motivación en la profesión jurídica es innegablemente fundamental para la realización y el éxito de la carrera de un abogado.
Es la alineación de objetivos claros con un profundo sentido de propósito e impulso lo que no sólo nos impulsa hacia adelante en nuestra trayectoria profesional, sino que también refuerza el profundo impacto y el papel vital que desempeñan los abogados en la preservación y el avance de la justicia y en la defensa de los derechos fundamentales de las personas y de la sociedad en su conjunto.
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