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Opinión | Cómo los abogados manejamos las dudas jurídicas: estrategias y recursos esenciales
Jesús Garzón Flores es socio de la firma Garzón Abogados. En su columna revela cómo se manejan los abogados a la hora de hacer frente a las dudas que emergen en los casos. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.
22/7/2024 05:34
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Actualizado: 22/7/2024 00:05
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Como abogados, hay muchas ocasiones en las que nos encontramos con cuestiones legales de las que no estamos totalmente seguros.
Puede resultar intimidante cuando un cliente nos hace una pregunta y no confiamos al 100% en nuestro conocimiento de la ley.
Pero no temas, porque esto no es raro en el mundo jurídico. De hecho, he tenido bastantes momentos en los que he tenido dudas sobre un asunto jurídico concreto.
En este artículo, me gustaría compartir contigo mi experiencia personal como abogado y cómo afronto estos momentos de incertidumbre con empatía hacia mis clientes. ¿Qué ocurre cuando un abogado tiene una duda jurídica?
Deja que te lo cuente. Se espera que los abogados tengan conocimientos jurídicos.
Pues imagínate esto:
Estoy en medio de la preparación de un juicio crucial, estudiando minuciosamente los detalles del caso, cuando, de repente, me asalta una duda jurídica.
Es como una mosca molesta que no se va. Ahora, como abogado, la presión de tener todas las respuestas está siempre presente.
El peso de esta responsabilidad no es ninguna broma. La idea de dar un paso en falso debido a una incertidumbre jurídica es la pesadilla de cualquier abogado.
Son momentos así los que ponen a prueba la profundidad de mis conocimientos jurídicos y mi capacidad para resolver problemas.
La realidad es que, como cualquier otro ser humano, los abogados a veces nos vemos acosados por incertidumbres jurídicas, a pesar de nuestra amplia formación y experiencia.
«La profesión de abogado exige un alto nivel de conocimientos jurídicos y la capacidad de desenvolverse con confianza en asuntos complejos»
Cuando se produce una situación así, no es solo una cuestión de orgullo personal resolver rápidamente el asunto; es una obligación profesional.
Como colaborador de la justicia, tengo el peso de defender la ley y garantizar que se haga justicia. Es una responsabilidad que no me tomo a la ligera.
La profesión de abogado exige un alto nivel de conocimientos jurídicos y la capacidad de desenvolverse con confianza en asuntos complejos.
Al fin y al cabo, cuando los clientes acuden a mí en busca de orientación jurídica, lo hacen con la expectativa de que tengo la perspicacia y la experiencia necesarias para abordar sus problemas con eficacia.
Es en momentos como este cuando se pone a prueba la profundidad de los conocimientos jurídicos y la capacidad de resolución de problemas de un abogado.
En el ámbito jurídico, no hay lugar para las conjeturas. Las consecuencias de tomar una decisión mal informada pueden ser monumentales y afectar no solo al resultado del caso, sino también a la confianza que el cliente ha depositado en mí.
Por eso, como profesional del derecho, tengo que perfeccionar constantemente mis habilidades, mantenerme al día de los últimos precedentes jurídicos y estar preparado para afrontar cualquier dilema jurídico que se me presente.
Los abogados podemos investigar por nosotros mismos
Cuando se me plantea una cuestión jurídica desconcertante, una de las principales estrategias que tengo a mi disposición es la investigación jurídica exhaustiva.
A menudo me encuentro buceando en las profundidades de los libros de texto jurídicos, examinando los matices de sentencias judiciales pasadas y escudriñando los detalles de la legislación pertinente.
Es un proceso meticuloso, sin duda, pero necesario. La capacidad de extraer la información pertinente de extensos documentos jurídicos y aplicarla al asunto en cuestión es una habilidad que realmente puede marcar la diferencia en la capacidad de un abogado para superar los obstáculos jurídicos.
Además, con el ilimitado pozo de recursos disponibles a través de las bases de datos jurídicas «on line» y los artículos académicos, la tarea de desentrañar cuestiones jurídicas complejas se hace algo más manejable.
Estos repositorios digitales constituyen un tesoro inestimable de sabiduría jurídica, ya que ofrecen las opiniones de juristas y expertos que pueden aportar la claridad que tanto se necesita en cuestiones jurídicas complejas.
Es un poco como ser detective jurídico, reuniendo pruebas y construyendo un caso sólido para disipar cualquier incertidumbre que pueda surgir.
Por supuesto, el proceso de investigación jurídica no consiste únicamente en desenterrar información, sino también en analizar e interpretar meticulosamente la ley.
Cada matiz jurídico y cada precedente deben considerarse cuidadosamente y sopesarse en la balanza. Es una verdadera prueba de paciencia y rigor intelectual, pero cuando por fin se disipa la niebla de la ambigüedad jurídica, la sensación de claridad y comprensión es nada menos que estimulante.
Los abogados podemos pedir consejo a abogados veteranos
Cuando me enfrento a una cuestión jurídica especialmente espinosa que trasciende el ámbito de la investigación jurídica estándar, a menudo me encuentro recurriendo a la sabiduría experimentada de abogados veteranos, en concreto, mi hermano, José María.
La profesión jurídica valora mucho el concepto de tutoría, y con razón. Las ideas y la sagacidad que pueden ofrecer los juristas más experimentados tienen un valor incalculable, y sirven de guía en momentos de incertidumbre profesional.
Entablar conversaciones sinceras y en profundidad con colegas veteranos no sólo me proporciona una nueva perspectiva sobre el asunto en cuestión, sino que también me sirve como fuente de conocimiento experiencial.
A menudo, estas conversaciones actúan como una forma de combate intelectual, con abogados experimentados que cuestionan mis suposiciones y me empujan a enfocar el asunto desde ángulos alternativos.
Es una experiencia humilde pero increíblemente enriquecedora, que refuerza constantemente la idea de que, en la profesión jurídica, la búsqueda del conocimiento es un viaje continuo y colaborativo.
Estas interacciones con abogados veteranos no sólo me dotan de los conocimientos y la perspicacia necesarios para abordar el dilema jurídico inmediato, sino que también contribuyen a mi crecimiento y desarrollo a largo plazo como profesional del derecho.
La sabiduría impartida por estos sabios del derecho no sólo me ayuda a sortear el enigma actual, sino que también sirve para enriquecer mi comprensión de la ley, perfeccionando mis instintos jurídicos y fortaleciendo mi capacidad para afrontar futuros retos con confianza.
Los abogados podemos consultar materiales jurídicos de referencia
Otro recurso inestimable de mi arsenal a la hora de disipar dudas jurídicas es la amplia gama de materiales jurídicos de referencia que adornan mis estanterías.
Desde pesados tomos jurídicos que diseccionan los entresijos de la jurisprudencia hasta concisas enciclopedias jurídicas que sirven de rápidas guías de referencia, estos materiales forman un completo depósito de conocimientos jurídicos que siempre está al alcance de la mano.
Hay algo extraordinariamente tranquilizador en el acto táctil de hojear las gastadas páginas de estos compendios jurídicos en busca de la elusiva aclaración jurídica que busco.
Cada volumen representa un tesoro de conocimientos jurídicos, que ofrece ideas esclarecedoras y análisis exhaustivos de diversos temas jurídicos.
Tanto si se trata de una pregunta sobre la admisibilidad de una prueba como de una indagación matizada sobre la interpretación de una ley concreta, estos materiales de referencia jurídica son mis aliados inquebrantables en mi búsqueda de la lucidez jurídica.
Además, el hábil uso de estos materiales de referencia jurídica no consiste sólo en encontrar una resolución rápida a una consulta jurídica concreta; también es un testimonio del enfoque meticuloso y minucioso que es intrínseco a la profesión jurídica.
La capacidad de navegar hábilmente por estos tomos jurídicos y extraer la información precisa que se necesita es una habilidad que se perfecciona a lo largo de años de erudición jurídica y que resulta indispensable en la búsqueda de la excelencia jurídica.
Los abogados podemos utilizar los servicios de investigación jurídica «on line»
Con el laberinto en constante expansión de Internet, una vasta extensión de conocimientos jurídicos está ahora a sólo unos «clics» de distancia.
Los servicios de investigación jurídica «on line» han revolucionado la forma en que los abogados se dedican a la erudición jurídica, proporcionando una gran cantidad de información y conocimientos al alcance de la mano.
Estas bibliotecas virtuales de sabiduría jurídica abarcan un amplio espectro de temas jurídicos, y ofrecen desde sentencias judiciales fundamentales hasta eruditos análisis jurídicos de eminentes juristas.
Casi podemos imaginar estos servicios de investigación jurídica «on line» como faros digitales que iluminan el camino hacia la claridad y la comprensión jurídicas.
La posibilidad de acceder rápidamente a un compendio de precedentes jurídicos y artículos académicos con sólo pulsar unas teclas cambia las reglas del juego, agiliza considerablemente el proceso de resolución de incertidumbres jurídicas y me permite ofrecer a mis clientes un asesoramiento jurídico informado y astuto.
«Los servicios de investigación jurídica «on line» han revolucionado la forma en que los abogados se dedican a la erudición jurídica, proporcionando una gran cantidad de información y conocimientos al alcance de la mano»
Por supuesto, el uso perspicaz de los servicios de investigación jurídica «on line» también exige un ojo agudo para cribar el copioso volumen de información y discernir las fuentes más pertinentes y autorizadas.
Se trata de saber qué vías digitales de conocimiento jurídico recorrer y a cuáles acercarse con una dosis de prudente escepticismo.
En esta era digital, navegar con destreza por los servicios de investigación jurídica «on line» es una habilidad indispensable para cualquier abogado que desee reforzar sus conocimientos y competencia jurídicos.
Los abogados podemos pedir opiniones a nuestros colegas
Confrontado a un espinoso dilema jurídico que ha demostrado ser un formidable callejón sin salida mental, a menudo descubro que el sencillo pero potente acto de pedir opiniones a mis colegas juristas puede ser la clave para desbloquear la solución.
La profesión jurídica se nutre del intercambio de ideas y del cultivo de una sólida comunidad intelectual.
Es un entorno en el que la sabiduría colectiva y las diversas perspectivas de mis colegas a menudo pueden arrojar nueva luz sobre enigmas arraigados.
El proceso de buscar las ideas y opiniones de mis colegas juristas no es sólo una cuestión de resolver una incertidumbre jurídica singular; es también un testimonio de la interconexión fundamental de la comunidad jurídica.
Cada impás jurídico infranqueable que encuentro representa una oportunidad para entablar debates eruditos y esclarecedores con mis colegas, fomentando un espíritu de camaradería intelectual y colaboración en la resolución de problemas.
Además, el acto de solicitar opiniones a mis compatriotas juristas me sirve de baluarte contra los peligros de la arrogancia profesional. Es un reconocimiento tácito de que, en el dinámico y polifacético ámbito del Derecho, las soluciones jurídicas más eficaces suelen ser producto de la destreza intelectual colectiva y de la síntesis de diversas perspectivas.
El proceso de consulta con los colegas no sólo me dota de las ideas y perspectivas necesarias para resolver el dilema jurídico inmediato, sino que también sirve para enriquecer mi propia perspicacia profesional e imbuirme de una comprensión más completa de la ley.
Los abogados podemos necesitar pedir aclaraciones al tribunal
Hay casos en el laberinto jurídico en los que la resolución de un dilema jurídico complejo requiere la iluminación que sólo pueden proporcionar los sagrados salones del tribunal.
Ante una incertidumbre jurídica que no se explica mediante la investigación y la consulta jurídicas habituales, la perspectiva de solicitar una aclaración oficial al propio tribunal se perfila como un recurso viable.
Este proceso de solicitar aclaraciones al tribunal no es sólo una cuestión de resolver un dilema profesional personal; también es un reflejo del profundo respeto por el proceso jurídico y del serio compromiso de defender la integridad y la claridad de la ley.
«El acto de pedir aclaraciones al tribunal constituye un poderoso ejemplo de la humildad y la honestidad intelectual que son parte integrante de la profesión jurídica»
Es un testimonio de que, en el ámbito jurídico, la búsqueda de la certeza y la lucidez jurídicas es un empeño que trasciende los casos individuales y las obligaciones profesionales, contribuyendo en última instancia a la solidez y la coherencia del tejido jurídico en general.
Además, el acto de pedir aclaraciones al tribunal constituye un poderoso ejemplo de la humildad y la honestidad intelectual que son parte integrante de la profesión jurídica.
Es un reconocimiento inequívoco de que, a pesar de la profundidad de los conocimientos jurídicos y la experiencia que me esfuerzo por encarnar, hay casos en los que el imprimátur del tribunal es la égida definitiva de la interpretación jurídica.
Es un acto que no sólo sirve para disipar la incertidumbre profesional inmediata, sino que también subraya el principio fundamental de que, en el ámbito jurídico, la búsqueda de la claridad y la comprensión es una empresa continua y colaborativa.
Los abogados podríamos enfrentarnos a problemas éticos si no conocemos la ley
Ahora, abordemos el elefante en la habitación: el aleccionador espectro de las implicaciones éticas. Como profesional del derecho, la responsabilidad de respetar un estricto código de conducta ética es un principio ineludible de la profesión.
En el contexto de la lucha contra las incertidumbres jurídicas, el espectro de las posibles ramificaciones éticas proyecta una profunda sombra.
La realidad es que la incapacidad para abordar y disipar las dudas jurídicas no sólo pone en peligro la eficacia de mis esfuerzos profesionales, sino que también plantea problemas acuciantes en el ámbito de la práctica ética.
Los preceptos éticos que forman la base de la profesión jurídica exigen inequívocamente el mantenimiento de una comprensión sólida y actualizada de la ley. Es un pilar fundamental de las obligaciones éticas del abogado para con el cliente, el tribunal y la profesión jurídica en general.
El fantasma de tambalearse en un lodazal de inseguridad jurídica y de prestar potencialmente un asesoramiento jurídico erróneo va en contra de los sagrados preceptos de integridad y erudición profesionales que son intrínsecos a la vocación de la abogacía.
Además, el fantasma de una posible censura ética no es la única ramificación de permitir que se agraven las inseguridades jurídicas; también se cierne la profunda erosión de la confianza del cliente.
La relación cliente-abogado, construida sobre los cimientos de la confianza y la expectativa optimista de una orientación jurídica erudita, es un vínculo sacrosanto. No abordar y disipar las incertidumbres jurídicas representa una violación de esta confianza fiduciaria implícita, y siembra la semilla de la duda y la inquietud en la mente del cliente.
Conclusión
Como abogado, tener conocimientos jurídicos es crucial para proporcionar una representación de calidad a los clientes. Es habitual tener dudas o encontrarse con cuestiones jurídicas desconocidas, pero hay varias formas de que los abogados investiguen y busquen orientación para asegurarse de que ofrecen el mejor asesoramiento posible.
No hacerlo puede dar lugar a problemas éticos y a la falta de confianza de los clientes. Así que la próxima vez que tengas una duda legal, no temas pedir ayuda o utilizar los recursos disponibles para garantizar el mejor resultado para tus clientes.
Al fin y al cabo, todos somos humanos y vamos aprendiendo por el camino.
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