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Opinión | Evolución del «Compliance»: pasado, presente y futuro

Opinión | Evolución del «Compliance»: pasado, presente y futuro
Javier Puyol hace un repaso reflexivo sobre el origen del "Compliance", de su presente y de su futuro. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.
13/7/2024 06:35
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Actualizado: 13/7/2024 01:47
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El concepto de “Compliance” ha evolucionado significativamente desde sus inicios, hasta convertirse en una disciplina integral y multifacética. Este desarrollo pormenorizado examina el pasado, el presente y las perspectivas futuras del “Compliance”, analizando su evolución, su estado actual y los desafíos y oportunidades a que se enfrentará en el futuro.

En el ayer del “Compliance”, debemos considerar sus orígenes y las primeras etapas de su implantación y desarrollo.

En este sentido, debe ser destacado el hecho consistente en que el “Compliance” comenzó como una necesidad básica de cumplir con leyes y regulaciones para evitar sanciones legales.

Las primeras regulaciones significativas surgieron en respuesta a problemas de monopolio y prácticas comerciales injustas, como la Ley Sherman Antimonopolio (1890) en Estados Unidos.

La Gran Depresión de los años 1930, impulsó la creación de nuevas regulaciones financieras y comerciales, como la Ley de Valores de 1933 y la Ley de Bolsa de Valores de 1934 en los Estados Unidos, destinadas de manera principal a aumentar la transparencia y proteger a los inversores.

Durante los años 1970 y 1980, se produjo un más que considerable auge de la regulación, y ello se materializó en nuevas normas, como pueden ser la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero (FCPA), promulgada en el año 1977,

En este orden de cosas, debe destacarse que la FCPA prohibió en los Estados Unidos, el soborno de funcionarios extranjeros y estableció la necesidad de controles internos rigurosos.

En esta evolución histórica, debe destacarse la etapa de la crisis de los años 1980 en Estados Unidos, de donde surgió la Ley de Reforma, Recuperación y Cumplimiento de Instituciones Financieras de 1989 (FIRREA), que fortaleció la supervisión de las instituciones financieras.

Durante la década de los 90, se produjo la llamada formalización del “Compliance”.

Así, deben destacarse las Directrices Federales de sentencias para Organizaciones del año 1991, donde por medio de las mismas, se incentivaron a las empresas para desarrollar programas de “Compliance”, que fueran realmente efectivos, ofreciendo importantes reducciones en las sanciones a establecer para aquellas organizaciones y/o empresas, que pudieran demostrar que tenían desarrollados programas de “Compliance” verdaderamente sólidos.

No obstante, ello, debe hacerse alusión a los escándalos corporativos, que motivaron la promulgación de la Ley Sarbanes-Oxley en al año 2002.

Estos escándalos de empresa muy conocidas, y con una amplia presencia en los mercados, como pueden ser Enron y WorldCom, llevaron a la promulgación de la Ley Sarbanes-Oxley, que impuso estrictos requisitos de auditoría, control interno y divulgación financiera, a los efectos de que las situaciones creadas no se repitieran.

EL HOY DEL «COMPLIANCE»

Y con ello, entramos en la fase actual, que se puede denominar el hoy del “Compliance”.

En el momento presente, los modelos de “Compliance” se caracterizan por tener un enfoque de carácter integral, y de manera simultánea, unas perspectivas que tratan de ser multidimensionales.

Es el momento del nacimiento de los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) y de la sostenibilidad, y ello se traduce en el hecho de que el “Compliance” moderno ha evolucionado para incluir dentro de su ámbito de actuación, un enfoque integral que abarca entre otros aspectos, los criterios ESG.

Las empresas, a partir de este momento, son evaluadas no solo por su desempeño financiero, sino también por su impacto en la sociedad y el medio ambiente, en función de su sostenibilidad.

Al lado de estas nuevas formulaciones, cobra una especial trascendencia la aplicación de pautas y valores vinculados a la responsabilidad social corporativa (RSC)

De este modo, la RSC se ha convertido en un componente clave del “Compliance” moderno, en las que las organizaciones y las empresas asumen la adopción de prácticas que tienen como objetivos la promoción del bienestar social y, al hilo de lo ya expuesto, la sostenibilidad ambiental.

En el momento presente, el “Compliance” destaca por la influencia que en su dinámica de funcionamiento ha tenido de la tecnología, singularmente de la digitalización, y de la aplicación de las TIC’s en su conjunto.

Es el momento de la irrupción del «Big Data» y del Análisis Predictivo.

Las nuevas herramientas basadas de análisis de «Big Data» y en los de carácter predictivo permiten a las empresas identificar patrones de riesgo y predecir y prevenir problemas de funcionamiento, que guardan relación con el “Compliance” antes de que ocurran.

EL «BLOCKCHAIN» Y LA TRAZABILIDAD

Del mismo modo, es el momento de hablar del “Blockchain” y también de la trazabilidad.

La tecnología “Blockchain” proporciona transparencia y seguridad en las transacciones, mejorando con ello de una manera sustancial la trazabilidad y la autenticidad de las prácticas sostenibles y éticas.

También es el momento de la generalización de las regulaciones internacionales, y de aquellas que tienen sobre todo un ámbito estrictamente local.

Con relación a estas normativas globales, debe tenerse presente que las empresas en la actualidad deben dar cumplimiento a un conjunto diverso de normativas internacionales, como el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) en la Unión Europea, que establece estrictas reglas para la protección de datos personales.

«Las empresas deberán navegar por un entorno regulatorio cada vez más fragmentado y exigente»

En este orden de cosas, deben traerse a colación las Leyes Anticorrupción, donde además de la FCPA (o Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero –por sus siglas en inglés, Foreign Corrupt Practices Act–), se han promulgado otras normas, como la Ley Antisoborno del Reino Unido (2010), en la que se han establecido marcos legales estrictos para prevenir la corrupción a nivel global.

Pero sobre el presente del “Compliance”, se hace necesario construir un mañana muy cercano, donde el mundo del “Compliance” tiene que ir evolucionando, acompañando a las prácticas sociales, económicas, jurídicas, y también aquellas de naturaleza cultural, que van a condicionar su crecimiento y expansión.

Cuando se habla del mañana del “Compliance”, y se hace referencia a las perspectivas de futuro del mismo, es necesario referirse en primer término, a las nuevas tendencias emergentes, que auguran unos caminos de desarrollo diferentes a los seguido hasta el momento presente.

CRITERIOS ESG

De este modo, debe hacerse una especial alusión a la importancia y a la trascendencia que ha cobrado para el ámbito de las organizaciones y de las empresas, que las mismas en su actuación lleven a cabo las mismas desde un enfoque o perspectiva vinculada a la sostenibilidad en general y de manera específica, a los ya indicados ESG.

La integración de los criterios ESG es de esperar que siga siendo un componente central del “Compliance”, y con toda probabilidad su marco de referencia.

En este sentido, puede afirmarse, con poco temor a equivocarse, que las empresas deberán cumplir cada vez con estándares más altos de transparencia y responsabilidad en estas áreas.

Unido a ello, debe ser destacado la importancia que va cobrado la ética en la actuación de todo tipo de organizaciones.

Al lado de la Ética, debe resaltarse la importancia que ha cobrado, y que cobrará de seguro la responsabilidad social.

De este modo, tanto la ética corporativa, como la responsabilidad social se convertirán en focos de atracción principales dentro del ámbito del “Compliance”, donde hay que resaltar el énfasis creciente que se está produciendo en la creación de una cultura organizacional que valore la integridad y la responsabilidad social, como motores y actores principales del crecimiento económico en todas sus dimensiones.

DESAFÍOS Y OPORTUNIDADES: EL FUTURO

En este mundo futuro que está por llegar, es un momento oportuno para hablar de desafíos, y también de oportunidades.

Ello no es óbice para que nos tengamos que enfrentar con unos retos y dificultades, como lo es la más que creciente complejidad regulatoria ante la que nos encontramos, que sin lugar a duda seguirá creciendo, aumentando con ello, las trabas burocráticas y los problemas técnicos que han de acometer las empresas en el desarrollo de su actividad.

Por ello, puede afirmarse, que la creciente complejidad de las regulaciones globales seguirá siendo un desafío significativo.

Las empresas deberán navegar por un entorno regulatorio cada vez más fragmentado y exigente.

Al lado de esta situación, es conveniente hacer alusión a los llamados riesgos cibernéticos.

Los riesgos vinculados a la ciberseguridad constituyen en el momento presente, una seria preocupación para las empresas y las organizaciones, para los gobiernos y las Administraciones de todo tipo, pero también para los ciudadanos y las sociedades en su conjunto.

Estos riesgos de naturaleza cibernética continuarán siendo una preocupación principal.

Las empresas necesitarán fortalecer sus defensas contra ciberataques y proteger los datos sensibles de los “stakeholders”.

Complementariamente a todo ello, debe traerse a colación los problemas vinculados al llamado “cambio climático” y también a los riesgos ambientales.

El cambio climático y otros riesgos ambientales representarán desafíos críticos para el ejercicio de cualquier clase de actividad económica, comercial, pero también de naturaleza social.

Por todo ello, es imprescindible asumir el hecho de que las empresas deberán adaptarse a nuevas regulaciones ambientales, y, tratar de mitigar los impactos climáticos en el conjunto de sus operaciones.

En esta visión de futuro, no es desdeñable hablar de la innovación y también de su relación cada vez más consolidada con la tecnología.

Ejemplos de esta nueva situación, lo encontramos en el nacimiento y en el crecimiento exponencial de la Inteligencia Artificial (IA) y de la “Machine Learning” en todos los ámbitos de la vida y de la actividad.

La IA y el “Machine Learning” permitirán a las empresas analizar grandes volúmenes de datos para identificar patrones de riesgo, y predecir y prevenir activamente problemas de “Compliance” antes de que ocurran.

AUTOMATIZACIÓN DE PROCESOS

Del mismo modo, es importante destacar la importancia que cobrará la Automatización de Procesos.

La automatización impulsada por IA puede simplificar y optimizar los procesos de “Compliance”, reduciendo con ello de una manera muy significativa la carga administrativa, y, sobre todo, mejorando la precisión en la realización de cualquier clase de tarea o actividad.

Es importante resaltar la importancia del uso de la tecnología “Blockchain”, a la que ya antes se hizo puntual referencia.

La tecnología “Blockchain” puede proporcionar una trazabilidad inmutable en las cadenas de suministro, garantizando con ello valores como pueden ser la transparencia, y, la autenticidad de las prácticas sostenibles y éticas.

En esta reflexión sobre las perspectivas de futuro a las que va a tener que hacer frente el “Compliance”, debe destacarse el hecho de que las empresas deban adaptar de manera específica sus estrategias, precisamente, para poder adaptarse al mañana al que se han de enfrentar.

En este orden de cosas hay que mencionar expresamente la importancia que tiene el desarrollo de las capacidades y de las competencias, como palanca de la creación de la cultura corporativa, tan trascendente para un asentamiento coherente del mundo derivado de la aplicación del “Compliance”.

«En el momento presente, el ‘Compliance’ se ha transformado en una disciplina integral que incorpora la sostenibilidad, la ética y la responsabilidad social como valores esenciales y determinantes de su funcionamiento, y de su aplicación práctica»

Cada vez es más determinante el hecho de invertir en la formación continua de los empleados, y, de aquellas personas que han de ostentar una posición de liderazgo en el ámbito del “Compliance”, de la sostenibilidad y de la ética.

La educación y la sensibilización son esenciales para desarrollar una cultura organizacional fuerte, y, además, representan factores cada vez más insustituibles.

En este ámbito de actuación, la colaboración y las alianzas estratégicas cada vez van cobrando un papel más determinante.

Así, el hecho de establecer alianzas con gobiernos, ONG’s, instituciones académicas y otras empresas para compartir conocimientos, recursos y mejores prácticas en “Compliance” y sostenibilidad, no solo fomenta el desarrollo del “Compliance”, sino que lo convierte en un elemento cada vez más transversal y homogéneo, con una aceptación en cuanto a su valores y prácticas mucho más común entre todas las organizaciones.

Para ir finalizando estas reflexiones, el futuro de las prácticas del “Compliance” se van a caracterizar por su adaptabilidad, pero también por su flexibilidad.

ENFOQUE PROACTIVO PARA EL «COMPLIANCE»

En este sentido, debe tenerse presente que cada vez más las organizaciones van a sumir un enfoque proactivo para el “Compliance”, pretendiendo con ello anticiparse de manera efectiva a cambios regulatorios, asumiendo de manera anticipada las nuevas tendencias del mercado.

Consecuentemente con ello, tanto las organizaciones como las empresas deben ser cada vez más proactivas y ágiles, y, al mismo tiempo, disponer de una mayor capacidad para adaptarse rápidamente a las nuevas realidades a las que han de enfrentarse.

Por último, es importante hacer referencia a la innovación continua.

Se hace cada vez más necesario fomentar una cultura de innovación, que valore la mejora continua, y la adopción de nuevas tecnologías y metodologías para mejorar la realidad del “Compliance” y su eficacia en todos los órdenes.

Consecuentemente con lo expuesto, se puede indicar que el “Compliance” ha recorrido un largo camino desde sus humildes comienzos como una función centrada en el cumplimiento normativo hasta el momento presente, y las más que esperanzadoras perspectivas de un futuro que ha de afrontar de manera exitosa.

En el momento presente, se ha transformado en una disciplina integral que incorpora la sostenibilidad, la ética y la responsabilidad social como valores esenciales y determinantes de su funcionamiento, y de su aplicación práctica.

Sin embargo, mirando hacia el futuro, el “Compliance” seguirá evolucionando para enfrentarse a los desafíos, y, aprovechar las oportunidades que surgen de un entorno regulatorio, tecnológico y social en constante cambio y actualización.

Las organizaciones y las empresas que adopten un enfoque proactivo, que inviertan en el desarrollo de capacidades, y, que colaboren con sus “stakeholders”, estarán mejor posicionadas para prosperar en este nuevo entorno, y al mismo tiempo, con ello poder contribuir de una manera más significativa a un desarrollo, que cada vez tiene que ser más sostenible y responsable.

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