Pablo Serrano de Haro, Clifford Chance: “España sigue en el foco de la inversión internacional, la altísima conflictividad fiscal no puede ser un freno a la misma”
Pablo Serrano de Haro es desde 2022 el responsable mundial de la práctica fiscal, laboral, pensiones e incentivos de Clifford Chance. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

Pablo Serrano de Haro, Clifford Chance: “España sigue en el foco de la inversión internacional, la altísima conflictividad fiscal no puede ser un freno a la misma”

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09/9/2024 05:40
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Actualizado: 09/9/2024 08:16
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Es responsable mundial de la práctica fiscal, laboral, pensiones e incentivos de Clifford Chance desde 2022 y un reputado abogado fiscalista. Además, es español. 

Su curiosidad por la abogacía lo llevó a abandonar su papel su trabajo en administración pública para unirse a esta firma internacional, donde ha encontrado una plataforma para influir en la fiscalidad global y navegar por su complejidad inherente.

Con más de dos décadas de experiencia, Serrano de Haro ha sido un asesor clave para inversores financieros a nivel global. Está especializado en la estructuración de inversiones y la creación de fondos; asesora a una cartera amplia de clientes en reestructuraciones y operaciones de fusiones y adquisiciones (M&A) transfronterizas.

Su actual posición y sus constantes viajes al Reino Unido y a Estados Unidos le permiten tener una visión completa del mercado merced a su conocimiento interno de los grandes fondos, bancos y multinacionales.

Uno de los focos de esta entrevista fue la litigiosidad fiscal, de lo que destaca la agresividad de las administraciones tributarias de los diferentes países y la necesidad de reformar los sistemas de litigación en España para alinearlos más justamente con las prácticas de otras jurisdicciones.

Pablo Serrano de Haro: «El mundo de la fiscalidad siempre estuvo en mi ADN. Aquí, en Clifford, he tenido la oportunidad de crecer profesionalmente». Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

En cierto modo, eres el “coach”, el entrenador, y también eres uno de los jugadores. ¿Cómo complementas eso?

Dentro de Clifford Chance, mi rol es dual. Mi posición actual de gestor de un equipo global se complementa con la participación también en la atención directa a nuestros clientes. Esto es algo que difiere de otras firmas, donde a menudo se espera que los roles de gestión y atención al cliente estén claramente separados.

Para mí, mantener un equilibrio entre la gestión y la participación directa no es sencillo, pero es crucial para garantizar que se mantengan los estándares de servicio que nuestros clientes esperan. En lugar de manejar un gran número de clientes, me concentro en los casos y clientes más sofisticados, lo que me permite dedicarles el tiempo y los recursos necesarios para asegurar el éxito de sus operaciones.

¿Cómo se decidió por ser fiscalista? ¿De dónde le viene ese interés por los números?

En mi caso soy una rara avis, porque en mi casa hay mucho funcionario público y yo soy el único que me he dedicado al sector privado de la abogacía.

Siempre quise ser abogado. Estuve tres años trabajando como personal laboral de la Consejería de Hacienda y luego un año en una Big Four. Y entonces me llamó Clifford Chance abogados, y no me lo pensé.

El mundo de la fiscalidad siempre estuvo en mi ADN. Aquí, en Clifford, he tenido la oportunidad de crecer profesionalmente y de contribuir al departamento de fiscalidad. Y ahora dirijo el Departamento de “Tax” a nivel mundial.

En el contexto de cambios legislativos continuos a nivel global, ¿cómo logran los fiscalistas y las empresas mantenerse actualizados?

Aunque tenemos una gran reputación por nuestra habilidad para adaptarnos rápidamente, quiero aclarar que, aunque los cambios son frecuentes y a veces complejos, no son tan inmanejables como se podría pensar. Se requiere un estudio continuo y una adaptación constante, algo que es fundamental en nuestra profesión.

Por ejemplo, cuando un nuevo gobierno decide hacer reformas fiscales, como ajustar los tipos impositivos del IRPF de las rentas del ahorro (puede pasar 21 al 25%), los profesionales tenemos que actualizar nuestros conocimientos rápidamente, lo cual generalmente implica solo un breve período de estudio para entender los nuevos marcos.

«Actualmente gestiono varios casos donde la inspección fiscal es simultánea en varios países, lo que implica una intensa coordinación y un intercambio constante de información entre agencias tributarias. Esto añade una capa adicional de complejidad a nuestra labor»

Hay que tener muy claro la arquitectura y cuáles son los impuestos y los sistemas. Eso sí que es un trabajo, es un estudio, hay que esforzarse. Una vez que tienes ese marco todo es más sencillo.

Es verdad que los proyectos globales sí que aportan una complejidad superior y cambian la normativa interna, y eso hay que estar muy atento, pero no es tan difícil.

Por supuesto, esto es más desafiante para las empresas, que no solo deben seguir el ritmo de los cambios en un solo país sino, en muchos casos, a nivel global.

El departamento fiscal de grandes corporaciones, como de muchas empresas del IBEX, comprende cerca de cien profesionales, lo que refleja claramente la magnitud del desafío y la necesidad de recursos considerables para manejar estas obligaciones, no solo bancarias, de manera efectiva.

En cuanto a litigios fiscales, ¿cómo maneja los desafíos que presenta esta área, especialmente a nivel internacional?

Los litigios fiscales, particularmente los internacionales, requieren una comprensión profunda de las leyes en múltiples jurisdicciones.

Actualmente gestiono varios casos donde la inspección fiscal es simultánea en varios países, lo que implica una intensa coordinación y un intercambio constante de información entre agencias tributarias. Esto añade una capa adicional de complejidad a nuestra labor.

Ahora los procedimientos de inspección y los pleitos también son internacionales. Aunque creas que estás ante un órgano de gestión o jurisdiccional español, ese expediente lleva información de Alemania, información de Francia, información de Estados Unidos, está todo cruzado.

«En lugares como el Reino Unido o Estados Unidos, es más común que puedas dialogar abiertamente sobre las decisiones empresariales, lo que puede ayudar a evitar malentendidos y conflictos legales innecesarios», asegura Serrano de Haro. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

¿En todos esos países la presión y el interés por cazar al cliente es más o menos el mismo?

Aunque la intensidad de la vigilancia fiscal puede variar, es un factor significativo en todos los países. Sin embargo, lo que realmente marca la diferencia es cómo se manejan estos casos y cómo se entiende y respeta el negocio del cliente.

«Los inspectores de la Agencia Tributaria cuentan con grandes capacidades técnicas, pero no son expertos en productos financieros mundiales complejos»

En lugares como el Reino Unido o Estados Unidos, es más común que puedas dialogar abiertamente sobre las decisiones empresariales, lo que puede ayudar a evitar malentendidos y conflictos legales innecesarios.

Eso no ocurre aquí, en España. Es difícil encontrar gente que abarquen tantos negocios como abarcan nuestros clientes. Los inspectores de la Agencia Tributaria cuentan con grandes capacidades técnicas, pero no son expertos en productos financieros mundiales complejos. Además, a veces parten de premisas totalmente erróneas que si no te atienden en profundidad es difícil y poco habitual sacarles de sus planteamientos ahí

En los últimos años ha habido un aumento de la litigiosidad fiscal. ¿Cree que deberían existir mejores sistemas de resolución de conflictos, incluyendo el arbitraje fiscal internacional?

Sí, la conflictividad fiscal es un problema importante. La agresividad de las administraciones tributarias no es exclusiva de España, aunque nuestro país presenta características particulares.

Es esencial revisar y mejorar los procedimientos actuales de litigación tributaria en España, donde, a diferencia de otras jurisdicciones, la litigación y el pago de las deudas tributarias van completamente separadas.

En España, si un inspector tributario determina una deuda, el contribuyente debe pagarla o avalarla, independientemente de la disputa legal respecto a la misma Este enfoque pone a los contribuyentes en una desventaja significativa y no es justo. Es una litigación en unos planos de desigualdad.

Otro ejemplo, la ley marca los plazos que tenemos los abogados y los clientes para recurrir. A veces son ocho días en reposición, a veces son diez días, suelen notificar en verano. En agosto hemos tenido que presentar un par de recursos, por ejemplo, en situaciones muy complicadas.

Las leyes tributarias también marcan unos plazos de resolución a la Administración Pública, pero en muchas ocasiones no los cumple y no pasa nada. 

La falta de respuesta de la Administración Tributaria, que a veces se extiende hasta seis meses o incluso años, complica aún más la situación y contrasta fuertemente con los plazos estrictos impuestos a los contribuyentes. Esta disparidad de trato entre la administración y los contribuyentes sugiere la necesidad de un sistema más equitativo y eficiente. Muchas veces no responden. Y eso no puede ser.

«En España, si un inspector tributario determina una deuda, el contribuyente debe pagarla o avalarla, independientemente de la disputa legal respecto a la misma Este enfoque pone a los contribuyentes en una desventaja significativa y no es justo».

Eso sí, mis compañeros procesalistas dicen que no me queje, que lo suyo es peor.

El arbitraje fiscal, local e internacional, podría ser una solución a muchos de estos problemas y muchos asesores abogamos fuertemente por este tipo de sistemas de resolución de conflictos, pero mucho me temo nos queda un largo camino que recorrer para que se convierta en una realidad.

Pero eso produce cierta indefensión…

Lo cierto es que esa desigualdad en España es demasiado exagerada. Por ejemplo, en el Reino Unido la Administración Tributaria Inglesa cumple sus plazos y resuelven, y se sientan contigo a discutir la cuestión. Yo, llevo 23 años litigando y nunca se me ha recibido en una audiencia o prueba oral.

En España todos los procedimientos tributarios son por escrito. Hay poquísimas audiencias, poquísimos juicios orales donde se puedan explicar las cosas un poco mejor. No se permite por la normativa o en las pocas ocasiones que está permitido, el tribunal de turno lo deniega.

El responsable mundial de la práctica fiscal, laboral, pensiones e incentivos de Clifford Chance asegura que: «Es esencial revisar y mejorar los procedimientos actuales de litigación tributaria en España, donde, a diferencia de otras jurisdicciones, la litigación y el pago de las deudas tributarias van completamente separadas». Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

¿Cómo están afectando los avances digitales a las prácticas de fiscalidad e inversión internacional?

Los avances digitales se han integrado ampliamente en todos los aspectos de la fiscalidad y la inversión internacional, lo que requiere una adaptación constante. Es especialmente crítico en áreas como el “compliance” y el “reporting”.

Además, la transición hacia la digitalización ha generado desafíos y, en algunos casos, controversias. Por ejemplo, recientemente en España, hubo quejas cuando la presentación de la declaración del IRPF solo se aceptaba en formato digital. Estos son ejemplos de cómo incluso cambios aparentemente menores pueden tener implicaciones significativas para los contribuyentes y las firmas involucradas.

En alguna ocasión ha mencionado que la complejidad es una de las características principales de todos los proyectos regulatorios internacionales en materia tributaria. ¿A qué se refiere exactamente?

En particular, me refiero entre otros a los proyectos actuales sobre tributación mínima a nivel internacional (Pilar Dos), que han introducido una capa de complejidad considerable. Determinar cómo estas normas aplican en distintos niveles de inversión y en diferentes jurisdicciones es un desafío considerable.

«La fiscalidad se ha vuelto muy compleja y ambigua y a la vez la mayoría de los clientes lo único que desean es evitar conflictos fiscales y centrarse en su negocio.»

Antes, la situación fiscal de una empresa en países como España, Italia, Luxemburgo o el Reino Unido era clara y directa. Hoy en día, esas normas han evolucionado y se han vuelto más globales y fluidas, lo cual complica la gestión fiscal.

La fiscalidad se ha vuelto muy compleja y ambigua y a la vez la mayoría de los clientes lo único que desean es evitar conflictos fiscales y centrarse en su negocio.

Quieren asegurarse de que sus pagos son correctos y que cumplen con lo que se espera de ellos sin riesgo de enfrentar acciones legales. Este cambio ha llevado a una mayor necesidad de transparencia y diálogo entre los contribuyentes y las autoridades fiscales, lo cual es vital para mantener la confianza y evitar litigios costosos.

Dada su amplia experiencia en fondos inmobiliarios, ¿qué tendencias observa actualmente en el mercado? ¿En el europeo más?

El mercado inmobiliario continúa siendo un pilar robusto y confiable para los inversores. Aunque tradicionalmente algunos fondos no se centraban en el sector inmobiliario, la demanda creciente de los clientes ha hecho que estos activos se conviertan en componentes esenciales en las carteras de inversión.

Observo un mercado vibrante y dinámico, mucho más de lo que las percepciones comunes podrían sugerir, influido por la creciente diversificación de las inversiones y la adaptación a las nuevas tendencias de desarrollo urbano y comercial.

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