
El premiado, Antonio del Moral, flanqueado, a la izquierda, por África Calleja, vicepresidenta de Altodo, María Nieves Izquierdo, vocal, y a la derecha, Virginia de la Cruz Burgos, presidenta de esta asociación. Foto: Confilegal.
Antonio del Moral, magistrado de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, VII Premio Altodo
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01/2/2025 03:01
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Actualizado: 01/2/2025 03:03
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El juicio del «procés», de cuyo tribunal formó parte Antonio del Moral, lo sacó del anonimato. Su cara, siempre alegre, iluminada con una sonrisa, le valió, precisamente, ese sobrenombre, el juez de la sonrisa. Y tiene su razón de ser, porque si por algo destacada Del Moral es por su acusado sentido del humor.
Ayer por la tarde no defraudó. La Asociación de Abogados y Abogadas por un Turno de Oficio Digno (Altodo) lo distinguió con su VII Premio anual Altodo por su ponencia de la sentencia 1775/2024, de 5 de marzo pasado, en la que elogiaba el recurso de casación que elaboró el abogado del turno de oficio, Juan Moreno Redondo, a pesar de haber sido desestimado.
«El recurso muy trabajado, y consistente y sólido en su fundamentación, es una muestra más -abundan en la praxis forense- de que defensa de oficio y altura, dedicación y calidad técnica no están en absoluto reñidas según injusta percepción incrustada en alguna forma en el imaginario colectivo. Es un escritoforense de excelente factura», comienza diciendo en sus fundamentos de derecho.
Es muy raro que un magistrado elogie en su sentencia el trabajo de los letrados. De ahí que el jurado de los premios Altodo decidiera que Del Moral era merecedor de este reconocimiento.
Durante su turno de agradecimientos Del Moral no decepcionó. Optó por la humildad con humor (es la marca de su casa). Recordó una anécdota de Miguel de Unamuno cuando un joven le abordó y le preguntó: «¿usted, por casualidad, es el catedrático Miguel de Unamuno». Y este le respondió: «Por casualidad, no. Por oposición», lo que provocó las risas de los presentes.
«No me merezco este premio. Me he limitado a reconocer la brillante factura del recurso. Era un caso denso y antipático. El abogado defendía a una persona condenada a 50 años de prisión y pretendía reducirla. Me limité a hacer una ‘foto’ del valor del texto. En todo caso yo soy el autor del autor. Y en su nombre lo recojo», afirmó.
El acto, conducido por la presidenta de Altodo, Virginia de la Cruz Burgos, la vicepresidenta, África Calleja Granado, y por la vocal María Nieves Izquierdo Herrada, en el marco del salón de actos del Colegio de la Abogacía de Madrid, presentó un casi lleno.
UN PÚBLICO MUY NUTRIDO PARA VER A DEL MORAL Y A LOS 2 PREMIADOS
En el patio de butacas, el magistrado de la Sala de lo Penal, Manuel Marchena, el decano del Colegio, Eugenio Ribón, su colega del Colegio de Toledo, Ángel Cervantes, la diputada del ICAM, Dolores Fernández Campillo, el decano del Colegio de Alcalá de Henares, Ángel Llamas, y la vicedecana del Colegio de Procuradores de Madrid, Carmen Giménez Cardona, entre otros.
Ribón, que fue vicepresidente de Altodo, asociación de la que forma parte, recordó las tres razones que dieron lugar al nacimiento del Colegio, en 1596: fueron la defensa de la profesión, el socorro mutuo y el deseo de intentar construir una sociedad mejor y más justa. Y que ese deseo comprendía el compromiso de asistir a todos aquellos que no tenían medios para su defensa.
Actualmente son casi 5.000 abogados los que prestan sus servicios en el turno de oficio de Madrid. En 2024 realizaron 115.778 asistencias. Ribón reconoció el papel decisivo de Altodo en la defensa del turno de oficio.
Por otra parte, por segundo año consecutivo Altodo entregó dos reconocimientos, en forma de placa, a dos magistrados, también, por su reconocimiento del trabajo de abogados del turno de oficio.
Uno fue para Gregorio María Callejo Hernández, destinado en la Sección 4 de la Audiencia Provincial de Madrid, por un post de tres partes publicado en la red social X en el que resumía una vista celebrada en su sala en la que el acusado no compareció y en la que la abogada del turno de oficio hizo una magnífica defensa.
«Mi espíritu se ha inclinado ante su dignidad de abogada terca y machacona y claro, he tenido que trabajar porque con su actuación ha hecho un mundo un poco mejor Gracias a los abogados del turno de oficio que casi por nada intentáis dar la vuelta a todo», decía su texto.
Callejo Hernández, durante su turno de agradecimiento reconoció el gran trabajo de los abogados del turno de oficio. Recordó que «los ricos cuentan con abogados híper especializados. La tarea del turno de oficio se desarrolla, en muchas ocasiones, en condiciones hostiles. Ellos garantizan la tutela judicial efectiva para todos. Y para mí suponen un acicate para trabajar con mayor ahínco si cabe».
Otra magistrada, Susana Pazos Méndez, esta titular del Juzgado de lo Penal 2 de Ourense, también fue reconocida por la defensa que hizo de una abogada del turno de oficio cuyo cliente –acusado de un robo con violencia– comenzó a criticar de forma irrespetuosa el trabajo de su defensora. La juez le puso en su sitio. Una anécdota que fue recogida por el periódico local de la ciudad.
«La función del turno de oficio es muy digna. El abogado que está en este servicio no está para ganar dinero, ni para medrar en su carrera. Ese es su mérito. He visto a abogados del turno de oficio darle dinero a un cliente para que se tomara un café, o llevar a otro cliente en su coche a 60 kilómetros de distancia para asistir al juicio. Hacen, muchas de las veces, labores de psicólogo. En los pasillos de los juzgados hay una vida que la gente desconoce y que daría para una serie de televisión», declaró.
La ceremonia terminó con un sonoro y prolongado aplauso con todos de pie. Y luego con la foto de familia de los asistentes.
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