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Opinión | «Soy Nevenka»: ¿por qué algunos cineastas se preocupan tan poco de representar bien los juicios?

Opinión | «Soy Nevenka»: ¿por qué algunos cineastas se preocupan tan poco de representar bien los juicios?
Para darle más dramatismo a la declaración de Nevenka han alterado la organización tradicional. Han colocado al acusado en el centro del estrado y ella declara por detrás. Un montaje que nada tiene que ver con la realidad.
17/2/2025 05:35
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Actualizado: 17/2/2025 08:23
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Lo que estoy diciendo es una realidad. Juicios con jurado en los que el magistrado no es uno, como manda la ley, sino tres. O abogados que se levantan y comienzan a dar vueltas por la sala al estilo estadounidense, lo que no es nada común. Es cierto que en algunos juicios con jurado algunos abogados lo han hecho, pero la causística es ínfima.

El último ejemplo ha sido la celebrada película «Soy Nevenka», dirigida por Itziar Bollaín, cineasta muy comprometida con la igualdad. El filme narra la historia de Nevenka Fernández, exconcejal por el PP de Ponferrada, León, que se convirtió en la primera mujer en ganar un juicio por acoso sexual contra su jefe, el entonces alcalde de la ciudad, Ismael Álvarez.

La cinta cuenta el calvario que vivió Nevenka antes y después de denunciar a Álvarez y que culminó con el proceso público que la llevó a exiliarse de España, poniendo en evidencia el machismo estructural de la época.

Podría haber sido una película memorable pero resulta fallida en la puesta en escena del momento culmen de la historia: el juicio.

Ni los guionistas ni la directora han hecho los deberes mínimos para la representación del juicio haya sido mínimamente veraz. Y eso que consiguieron del poder judicial autorización para grabarlo en una de sus salas.

Para empezar, el tribunal. Dos hombres y una mujer. Los tres con togas pero con diferentes escudos. El presidente con el escudo típico, dorado de magistrado, que estaba bien. Sin embargo, los otros dos magistrados ostentan los escudos típicos de jueces, la primera categoría de la carrera judicial.

Todo el mundo sabe que las togas de los jueces no llevan puñetas. Es el mismo error que cometen los números de José Mota en televisión, pero es que eso es humor. Se le puede perdonar porque todo es absurdo.

Pero ahí no se acaba la cosa en lo que a la película de Bollaín se refiere.

Porque sientan al abogado defensor junto al fiscal. Todo el mundo sabe, en el mundo de la justicia y del derecho que el fiscal y el abogado defensor se sientan en mesas enfrentadas en la sala.

Cuando los abogados actúan como abogados de la acusación, ya sea particular o popular, sí suelen sentarse en el lado del fiscal. Pero no era el caso.

Además, visten al abogado defensor de Nevenka –en la realidad fue Adolfo Barredacon una toga con puñetas, sin escudo.

Al abogado de Nevenka, en la película, le han colocado unas puñetas en la bocamanga, que están completamente fuera de lugar.

Los abogados «de a pie» no pueden llevar puñetas en sus togas a no ser que sean miembros de Juntas de Gobierno de los 83 colegios de abogados existentes en España.

El abogado defensor, además, se levanta a la estadounidense para interrogar. ¿En 2002 en el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, donde el alcalde de Ponferrada fue juzgado?

Imposible.

Pero ahí no se acaba la cosa. Para darle más dramatismo al interrogatorio a Nevenka Fernández, al actor que representaba al alcalde lo sientan en el centro de la sala.

Y Nevenka pasa a su lado y se sienta en una silla, apenas dos metros por detrás de él. Y desde allí declara, para encajar a su agresor con ella en el mismo plano.

Nuevamente, imposible. Nevenka declaró precisamente desde la posición en que se colocó al acusado.

Como espectador espero que lo que se reproduce en pantalla sea veraz, sobre todo en casos como este, que fueron muy mediáticos y donde hay mucha documentación.

Y «Soy Nevenka» en lo que se refiere al juicio no lo es. Lo que me ha llevado a no recomendarla cuando me han preguntado por ella, precisamente por esto. Por la falta de veracidad en la representación del acto judicial.

¿Si no han sido fieles a la realidad en este aspecto, quién me asegura que también lo han sido en el resto de lo que se cuenta?

Aquí no vale el viejo dicho periodístico, aplicado al mundo del cine, de «no dejes que la realidad te fastidie un buen reportaje», que es precisamente lo que han hecho.

El caso de Nevenka estaba perfectamente documentado. No era necesario cometer este gran error escenográfico. Porque es lo que es: un gran error.

Simplemente había que reproducir la escenografía original. No han hecho, por lo tanto, los deberes. Las cosas hay que hacerlas bien. O no hacerlas. Así, ciertamente, no.

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