Golpe judicial: Ross Intelligence se estrella contra Thomson Reuters en la batalla de la IA
La sentencia es una lección de humildad para Ross Intelligence en esta causa que se abrió en 2020.

Golpe judicial: Ross Intelligence se estrella contra Thomson Reuters en la batalla de la IA

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08/3/2025 05:38
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Actualizado: 08/3/2025 01:28
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La historia de siempre: alguien cree que puede hacer trampas y acaba con un bofetón judicial que le devuelve a la realidad. Ross Intelligence pensó que podía entrenar su inteligencia artificial con material protegido sin pedir permiso. Mala idea. Un tribunal federal en Delaware le ha dado un repaso histórico, dejando claro que el «uso legítimo» no es un comodín para saquear archivos ajenos.

Resultado: Ross mordió el polvo, Thomson Reuters se alzó con la victoria y la industria de la IA tiene una nueva lección que aprender.

Stephanos Bibas, el juez de turno, no se anduvo con rodeos. Miró los papeles, escuchó a los abogados soltar su jerga en latín macarrónico y dictó sentencia: Ross usó 2.243 resúmenes legales de Westlaw sin permiso, violó los derechos de autor y, para colmo, quiso justificarlo con el argumento de siempre: «esto es innovación».

El magistrado no tragó. «No es una transformación, es un robo de propiedad intelectual», zanjó con una contundencia digna de un buen duelo al amanecer.

Cuatro golpes que sentenciaron a Ross

Uso comercial sin transformación: El tribunal fue claro. No basta con cambiar el formato o meter los datos en una máquina para que la infracción desaparezca. Copiar es copiar, aunque lo haga un algoritmo disfrazado de genio.

Creatividad limitada, pero protegida: No todo tiene que ser una obra maestra para estar protegido. Los resúmenes de Westlaw pueden no ser literatura de premio, pero siguen siendo fruto de un trabajo intelectual y, por lo tanto, tienen dueño. Ross lo ignoró y pagó el precio.

Uso parcial que no salva a nadie: Ross no publicó los resúmenes tal cual, pero los utilizó en su proceso de desarrollo. La corte dejó claro que eso ya es suficiente para considerarlo infracción. No hace falta vender un cuadro robado para ser culpable; basta con tenerlo colgado en el salón.

Mercado potencial arruinado: Thomson Reuters aún no comercializa datos específicos para entrenar IA, pero la corte entendió que Ross estaba abriendo la puerta a una competencia desleal. Es decir, aprovechándose del trabajo ajeno para construir su propio negocio.

Advertencia para la industria de IA: cuidado con la trampa fácil

Este caso es una señal de tráfico en mitad de la autopista tecnológica: «prohibido tomar atajos con material ajeno». Ross no creó contenido nuevo; solo recicló lo que ya existía para hacer su motor de búsqueda más listo. Error de cálculo. En la guerra de la IA, jugar sucio puede costar caro.

Las tecnológicas harían bien en tomar nota. Si quieren evitar el siguiente naufragio judicial, ya pueden empezar a buscar fuentes legítimas o pagar por lo que usan. Porque, como ha quedado claro, la IA no es una carta blanca para hacer lo que les dé la gana.

Y si no, que le pregunten a Ross Intelligence, que ahora tiene una condena y una lección de humildad gratis.

Ross Intelligence fue fundada por dos científicos informáticos y un abogado. En su momento participó en el programa de aceleración de startups de Y Combinator en 2015.

La empresa buscaba revolucionar el mercado de la investigación legal, valorado en 8.000 millones de dólares, ofreciendo una herramienta que permitía a los abogados reducir el tiempo de investigación en un 80% y descubrir casos que podrían haber pasado por alto. ​

Thomson Reuters demandó a ROSS Intelligence en 2020.

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