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Opinión | El auge del oro: análisis de la estrategia global de compra y sus implicaciones políticas
Jorge Carrera, abogado, exmagistrado y exjuez de enlace en Estados Unidos, explica el por qué del auge de la compra de oro en detrimento del dólar.
16/3/2025 05:40
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Actualizado: 15/3/2025 21:48
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El mercado del oro ha alcanzado un hito histórico al superar por primera vez los 3.000 dólares la onza el pasado viernes 14, con un incremento del 0,4% hasta los 3.001,20 dólares la onza.
Este aumento de entrada parece reafirmar el papel centenario del oro como refugio de valor en tiempos turbulentos y como indicador del miedo en los mercados.
Pero lo cierto es que en el último cuarto de siglo, su precio se ha multiplicado por diez, superando incluso al S&P 500, que se ha cuadruplicado en el mismo periodo. Cabe por ello preguntarse cuáles son las causas que explican lo que parece ser una tendencia de largo plazo.
En este artículo analizaremos los factores que a todas luces parecen ser los responsables del gran auge del oro: el aumento de la incertidumbre económica, las crecientes tensiones geopolíticas y la estrategia de varios países para reducir su dependencia de la moneda estadounidense.
La compleja interacción de estos elementos ha creado el entorno perfecto para el ascenso continuado del oro. Mientras tanto, los inversores buscan estabilidad en medio de un panorama económico global incierto, y los estrategas se preguntan hasta dónde puede llegar el fenómeno y analizan sus posibles consecuencias.
Por ahora la situación no es alarmante, y de hecho hay posibles escenarios alternativos, pero lo cierto es que existe una tendencia marcada hacia la desdolarización, que de persistir, podría llegar a acarrear consecuencias globales muy relevantes a nivel global.
La estratégica acumulación de oro de China y su desinversión en dólares
China ha estado aumentando sistemáticamente sus reservas de oro, con informes oficiales que muestran 16 meses consecutivos de crecimiento. Tan solo en los últimos 18 meses, China ha acumulado más de 300 toneladas de oro valoradas en aproximadamente 561.000 millones de dólares.
La adición de 12 toneladas en febrero elevó el total oficial de China a 2.257 toneladas, lo que representa el 4,3% de las reservas de divisas del país.
Esta persistente estrategia de acumulación señala la intención de China de diversificar sus reservas alejándolas de los activos denominados en dólares, particularmente a la luz de las crecientes tensiones geopolíticas y las preocupaciones sobre posibles sanciones financieras.
Los expertos sugieren que las cifras oficiales pueden subestimar significativamente las tenencias reales de oro de China. A diferencia de muchos bancos centrales que informan trimestralmente al FMI, China y otras naciones compran y almacenan oro sin declararlo como reservas.
Esta opacidad en los informes contribuye a la especulación del mercado sobre el verdadero alcance de la estrategia china respecto al oro y sus implicaciones para los mercados financieros globales.
La discrepancia entre las cifras reportadas y las tenencias reales estimadas alimenta una mayor incertidumbre en un mercado ya caracterizado por la volatilidad y el posicionamiento estratégico.
«Esta aceleración en las compras de oro refleja la creciente preocupación por la utilización del dólar como arma en las finanzas internacionales».
Simultáneamente, China ha estado reduciendo deliberadamente su exposición al dólar estadounidense mediante una desinversión sistemática de bonos del Tesoro de EE.UU. En enero de 2024, China mantenía aproximadamente 797.700 millones de dólares en bonos del Tesoro estadounidense, lo que representa alrededor del 10% de la deuda nacional de EE.UU.
Sin embargo, China se ha deshecho de más de 74.000 millones de dólares de esta deuda en el último año, incluidos 22.700 millones solo en febrero.
Este cambio estratégico parece ser parte de un esfuerzo más amplio para minimizar la dependencia del sistema financiero dominado por el dólar y para aislar a la economía china de posibles vulnerabilidades asociadas con las decisiones de política monetaria estadounidenses.
El World Gold Council ha señalado que China no está actuando de forma aislada, sino que está animando activamente a otras naciones BRICS a aumentar sus reservas de oro a expensas del dólar.
Este enfoque coordinado sugiere una estrategia a largo plazo para reducir la dependencia del dólar y establecer canales financieros alternativos, potencialmente remodelando la arquitectura financiera global en las próximas décadas.
Las implicaciones de este cambio van más allá de la mera diversificación de cartera, apuntando hacia una realineación más fundamental del poder económico y la influencia en el sistema internacional.
La fiebre del oro de los bancos centrales: un fenómeno global
Como decimos, el aumento de la demanda de oro no se limita a China, sino que representa una tendencia global más amplia entre los bancos centrales. Las compras de oro por parte de los bancos centrales se han triplicado desde la invasión rusa de Ucrania en 2022, lo que marcó un punto de inflexión en el posicionamiento financiero global.
Ese año estableció un récord con los bancos centrales adquiriendo 1.082 toneladas de oro, seguido de cerca por 2023 con 1.037 toneladas, la segunda mayor compra anual de la historia.
Seis autoridades monetarias han sido particularmente activas en la adquisición de oro desde mediados de 2022: China, Polonia, Turquía, Singapur, India y Qatar.
Esta aceleración en las compras de oro refleja la creciente preocupación por la utilización del dólar como arma en las finanzas internacionales. Tras la invasión rusa de Ucrania en 2022, muchos activos rusos denominados en dólares mantenidos en el extranjero fueron congelados.
Esto envió un mensaje claro a los bancos centrales de todo el mundo: el acceso al sistema financiero basado en el dólar podría restringirse a instancias de Estados Unidos.
«Los analistas financieros identifican las impredecibles políticas comerciales de Trump como «el motor más importante para el oro en 2025″, creando una incertidumbre en el mercado que empuja a los inversores hacia activos refugio».
En consecuencia, las compras de oro de los bancos centrales se duplicaron, pasando de aproximadamente 500 toneladas métricas anuales a más de 1.000, demostrando una estrategia colectiva de cobertura contra riesgos financieros geopolíticos.
La naturaleza generalizada de esta estrategia de adquisición de oro en diversas economías sugiere una reevaluación sistémica del riesgo en el sistema financiero global.
Los bancos centrales no están simplemente respondiendo a fluctuaciones de mercado a corto plazo, sino que están implementando cambios fundamentales en sus enfoques de gestión de reservas.
Este cambio tiene importantes implicaciones para el futuro del sistema monetario internacional, potencialmente reduciendo la hegemonía del dólar y aumentando el papel del oro como un activo de reserva neutral que no está sujeto a las decisiones políticas de ninguna nación en particular.
Además, la naturaleza sostenida de estas compras indica que los bancos centrales ven las tensiones geopolíticas actuales y las incertidumbres económicas no como fenómenos transitorios, sino como reflejo de cambios estructurales más profundos en el orden global.
Esta percepción impulsa un reequilibrio continuo de las reservas, alejándolas de las monedas fiduciarias tradicionales y acercándolas a activos duros como el oro, que mantienen su valor independientemente de las políticas o el desempeño económico de cualquier gobierno en particular.
Las políticas comerciales de Trump y su impacto en el oro
La administración de Donald Trump ha implementado una política arancelaria agresiva dirigida tanto a aliados como a rivales estratégicos. El presidente ha aplicado aranceles a Canadá, México y la Unión Europea, así como a productos procedentes de China y a todas las importaciones de acero y aluminio.
Estas medidas han sido respondidas con aranceles de represalia por parte de la UE, potencialmente escalando hacia una guerra comercial más amplia.
Los analistas financieros identifican las impredecibles políticas comerciales de Trump como «el motor más importante para el oro en 2025», creando una incertidumbre en el mercado que empuja a los inversores hacia activos refugio.
Los efectos de estos aranceles ya son visibles en los patrones de comercio del oro. Mientras los operadores se preparaban para los nuevos aranceles, los precios del oro en EE.UU. subieron por encima de otros índices de referencia internacionales, lo que llevó a un importante almacenamiento de lingotes dentro de Estados Unidos antes de la implementación de los nuevos gravámenes.
Este efecto localizado en los precios demuestra cómo las decisiones políticas pueden crear respuestas inmediatas del mercado que refuerzan aún más la trayectoria ascendente del oro.
Más allá de las disputas comerciales, la administración Trump ha señalado su disposición a utilizar la coerción económica o incluso la fuerza para obtener el control de activos estratégicos como Groenlandia y el Canal de Panamá.
Además, el enfoque de Trump hacia la seguridad internacional ha generado preocupaciones, particularmente su anuncio de febrero de 2025 sobre la apertura de negociaciones con Rusia respecto al futuro de Ucrania, que sorprendió a los aliados europeos y puso en duda las garantías de seguridad estadounidenses de largo plazo.
Estas maniobras geopolíticas crean capas adicionales de incertidumbre que fortalecen aún más el atractivo del oro como reserva de valor.
Expertos financieros han observado que las políticas de Trump, lejos de proporcionar estabilidad, están «generando dudas y descontrol en el mercado». Como consecuencia de esta incertidumbre, el oro continúa su tendencia alcista mientras los inversores buscan refugio en activos seguros en medio de un panorama económico poco claro.
La interacción entre tensiones geopolíticas y precios del oro
El oro ha servido tradicionalmente como refugio seguro durante tiempos de crisis, manteniendo su valor cuando otros activos como acciones o bonos se ven afectados negativamente por eventos inesperados.
Esta cualidad duradera hace que el oro sea particularmente atractivo durante períodos de recesión económica, inestabilidad política o conflicto armado. Históricamente, los precios del oro tienden a subir durante tiempos de incertidumbre, ya que los inversores buscan preservar capital de las fluctuaciones del mercado.
El paisaje geopolítico actual se caracteriza por múltiples puntos de tensión que contribuyen a la ansiedad del mercado. Recientes escaladas, como las tensiones en Oriente Medio debido a la posible entrada de Irán en el conflicto Israel-Palestina, han aumentado la incertidumbre global y contribuido al alza de los precios del oro.
Estos conflictos regionales existen dentro de un contexto más amplio de competencia entre grandes potencias como Estados Unidos, China y Rusia, creando una compleja red de riesgos que hacen que la previsibilidad y la estabilidad sean mercancías cada vez más raras en el sistema internacional.
Además de los conflictos específicos, los cambios estructurales en el orden global están creando incertidumbre a largo plazo que favorece la inversión en oro. La transición de un mundo unipolar dominado por Estados Unidos a un arreglo más multipolar con varios centros de poder introduce nuevas variables y potenciales inestabilidades en las relaciones internacionales.
A medida que se cuestionan las normas e instituciones establecidas, los inversores recurren cada vez más al oro como una constante en un entorno geopolítico en constante cambio.
Implicaciones para el sistema financiero global
El continuo aumento de los precios del oro señala cambios estructurales profundos en el sistema financiero global y sugiere que tanto los inversores como los bancos centrales anticipan mayor incertidumbre y potencial inestabilidad en los mercados financieros tradicionales.
A medida que estas tendencias continúan evolucionando, el papel del oro como refugio seguro y como potencial alternativa a la dominación del dólar probablemente se volverá cada vez más significativo en la configuración del futuro de las finanzas internacionales y las dinámicas de poder geopolítico.
La trayectoria del precio del oro refleja no solo las condiciones actuales del mercado, sino también expectativas sobre el futuro del orden económico global. Con los bancos centrales acumulando reservas de oro a ritmos históricos y las políticas económicas de las principales potencias creando incertidumbre adicional, el papel del oro como barómetro de la confianza en el sistema financiero internacional nunca ha sido más relevante.
Este auge del metal precioso constituye un fuerte indicador de que estamos presenciando una transformación fundamental en los cimientos del sistema financiero global y las relaciones de poder que lo sustentan.
Implicaciones para Estados Unidos
El dólar ha sido tradicionalmente una de las herramientas más eficientes para la política exterior estadounidense. La situación actual que hemos descrito hasta aquí marca una tendencia.
De persistir, la pérdida sustancial de hegemonía del dólar tendría consecuencias nefastas para Estados Unidos.
En primer lugar se produciría una clara pérdida de influencia geopolítica, que se evidenciaría en:
a) Reducción de la eficacia de las sanciones económicas
Las sanciones económicas son una herramienta clave de la política exterior estadounidense. Por ejemplo, las sanciones impuestas a Rusia tras la invasión de Ucrania en 2022 o las sanciones a Irán han dependido en gran medida del control que Estados Unidos ejerce sobre el sistema financiero global, particularmente a través del dólar y el sistema SWIFT (Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication).
Si el dólar deja de ser la moneda dominante en las transacciones internacionales, otros países podrían eludir las sanciones estadounidenses utilizando monedas alternativas (como el yuan chino, el euro o incluso criptomonedas) o sistemas de pago paralelos. Esto reduciría la capacidad de Estados Unidos para aislar económicamente a países que considera adversarios.
b) Disminución del poder de negociación
El estatus del dólar como moneda de reserva global ha permitido a Estados Unidos financiar su déficit comercial y su deuda pública a bajo costo, ya que otros países y bancos centrales han estado dispuestos a mantener grandes reservas de dólares y bonos del Tesoro.
Esto ha otorgado a Estados Unidos un margen de maniobra económico que ha reforzado su poder de negociación en asuntos internacionales.
Si el dólar pierde este estatus, Estados Unidos podría enfrentar mayores dificultades para financiar su deuda y mantener su influencia en organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial, donde su poder ha estado vinculado en gran medida a su posición económica dominante.
c) Erosión del liderazgo global
El dólar no es solo una moneda; es un símbolo del poder económico y político de Estados Unidos. Su declive como moneda de reserva global podría interpretarse como una señal de debilidad y una pérdida de confianza en el liderazgo estadounidense.
Esto podría llevar a una realineación geopolítica, donde otros países, particularmente China y los miembros de los BRICS, busquen establecer un nuevo orden financiero internacional menos dependiente de Estados Unidos.
Esto podría incluir la creación de instituciones financieras alternativas, como el Banco de Desarrollo BRICS, que compitan con las instituciones tradicionales dominadas por Occidente.
El sistema financiero estadounidense se vería debilitado
El sistema financiero estadounidense se ha beneficiado enormemente del estatus del dólar como moneda de reserva global. Sin embargo, una menor demanda de dólares y bonos del Tesoro podría tener consecuencias graves para la estabilidad económica y financiera de Estados Unidos:
a) Aumento de los costes de financiación
Actualmente, Estados Unidos financia gran parte de su deuda pública (que supera los 30 billones de dólares) mediante la emisión de bonos del Tesoro, que son comprados por inversores extranjeros, bancos centrales y entidades privadas.
Si la demanda de estos bonos disminuye debido a la desdolarización, el gobierno estadounidense podría verse obligado a ofrecer tasas de interés más altas para atraer a los inversores.
Esto aumentaría el costo del servicio de la deuda, es decir, el dinero que el gobierno debe destinar al pago de intereses. En un escenario extremo, esto podría llevar a una crisis fiscal, donde el gobierno tenga dificultades para financiar sus operaciones básicas o cumplir con sus obligaciones de deuda.
b) Inestabilidad en los mercados financieros
El dólar es la columna vertebral del sistema financiero global. Una disminución en su demanda podría generar volatilidad en los mercados de divisas, lo que a su vez afectaría a los mercados de bonos, acciones y commodities.
Además, una caída en el valor del dólar podría generar inflación importada, ya que los bienes y servicios comprados en el extranjero se encarecerían. Esto podría obligar a la Reserva Federal a subir las tasas de interés para controlar la inflación, lo que a su vez podría ralentizar el crecimiento económico y aumentar el desempleo.
c) Pérdida de confianza en el sistema financiero estadounidense
El estatus del dólar como moneda de reserva global ha estado respaldado por la confianza en la estabilidad política y económica de Estados Unidos. Si esta confianza se erosiona, los inversores podrían buscar alternativas más seguras, como el oro u otras monedas.
Esto podría crear un círculo vicioso: a medida que los inversores pierden confianza en el dólar, su valor disminuye, lo que a su vez refuerza la desconfianza y acelera la desdolarización.
Este escenario podría llevar a una crisis de confianza en el sistema financiero estadounidense, con consecuencias impredecibles para la economía global.
d) Impacto en el comercio internacional
El dólar es la moneda predominante en el comercio internacional, particularmente en sectores clave como el petróleo y el gas. Si otros países comienzan a utilizar monedas alternativas en sus transacciones comerciales, Estados Unidos perdería una fuente importante de influencia económica.
Por ejemplo, si China y otros países BRICS establecen un sistema de comercio basado en el yuan o en una canasta de monedas, esto podría reducir la demanda de dólares en el comercio internacional y debilitar aún más su posición global.
Aun así, Estados Unidos cuenta con diversas estrategias para frenar la erosión de la hegemonía del dólar. Gran parte de ellas dependen de la diplomacia y la influencia política, como el fortalecimiento de alianzas económicas y la promoción de acuerdos comerciales que consoliden el uso del dólar.
Otras están ligadas a la estabilidad macroeconómica y monetaria, asegurando un entorno financiero confiable. Por último, el liderazgo tecnológico juega un papel crucial, ya que la innovación en sectores estratégicos puede reforzar la posición del dólar en la economía global.
Implicaciones para Europa
Si el dólar pierde relevancia, el euro podría posicionarse como una moneda de reserva alternativa. Sin embargo, esto exigiría que la Eurozona fortalezca su unión fiscal y bancaria, algo que históricamente ha enfrentado resistencias (como las diferencias entre países del norte y sur de Europa).
Una mayor demanda internacional del euro, como consecuencia de la retracción del dólar, podría apreciar su valor, perjudicando las exportaciones europeas (clave para economías como Alemania).
Esto obligaría al BCE a equilibrar políticas monetarias para evitar una apreciación excesiva.
Por otra parte, una crisis de confianza del dólar llevaría a los mercados financieros globales a situaciones de turbulencia y fuerte volatilidad. Adicionalmente, si los inversores buscan refugio en activos como el oro, los bonos europeos podrían enfrentar mayores tasas de interés, aumentando el costo de la deuda soberana. Todo ello fácilmente sería el desencadenante de crisis económicas y políticas.
Asimismo, la disminución de la eficacia de las sanciones como consecuencia de un modelo monetario más plural a nivel global, generaría un debilitamiento de esta herramienta de política exterior.
Finalmente, no hay que olvidar que Europa ha vivido y desarrollado su economía después de la Segunda Guerra Mundial bajo el paraguas del dólar y sus mecanismos financieros derivados.
A buen seguro una pérdida significativa de relevancia del dólar estaría unida a cambios profundos en el tablero geopolítico. Esto obligaría a Europa a reconsiderar sus alianzas y probablemente a enfrentar dilemas existenciales.
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