Firmas
Opinión | Razones por las que es necesario un Pacto de Estado para hacer frente al envejecimiento de la población
María Jesús González-Espejo es CEO del Instituto de Smart Ageing y fundadora de Matura Club. Foto: Confilegal.
16/3/2025 05:36
|
Actualizado: 15/3/2025 21:07
|
Hace unos tres años, adopté una decisión que ha cambiado mi vida: especializarme en “Smart ageing” o envejecimiento inteligente. Probablemente te preguntarás, ¿qué es eso?
Se trata de una disciplina a la que hoy deberíamos dedicarnos en España ya miles de personas y a la que en otros países se destinan millones en fondos públicos, es objeto prioritario de la investigación académica y está en la agenda de empresas, instituciones y de organizaciones del tercer sector.
Es una ciencia que investiga, con un enfoque multidisciplinar, el proceso del envejecimiento y, que tiene en cuenta algo tan obvio como que es necesario una aproximación holística para dar respuesta a todos los retos derivados del mismo.
Y es que los aspectos que afectan al envejecimiento son muy diversos, pero están estrechamente relacionados unos con otros y se impactan mutuamente. Hablamos de finanzas, de vivienda, de tecnología, de trabajo y jubilación, de salud y bienestar, de los temas legales, de los seguros, de los cuidados y de la enfermedad y la muerte.
Si no tengo dinero suficiente, mi nutrición probablemente sea peor, mi salud se resentirá, no podré trabajar bien y eso repercutirá en mi salario, en mi pensión futura, y no podré tener una vivienda digna ni formarme bien, etc.
Por tanto, envejecer bien exige preocuparse y ocuparse adecuadamente de cuidar de todos los pilares que sostienen el buen envejecimiento.
El envejecimiento poblacional que afecta a la mayoría de los países europeos (y que agrava el hecho de que la generación a la que le toca ahora el turno es la conformada por los «baby boomers», caracterizada por ser la más numerosa de la historia) y la longevidad que posibilitan los avances médicos y el desarrollo económico, son las dos razones que hacen urgente la consideración del envejecimiento como una prioridad en la que poner el foco mediático, legislativo y político.
VENTANA DE OVERTON
Sin embargo, la famosa Ventana de Overton no incluye aún este tema. Las consecuencias del envejecimiento masivo de la población, sigue formando parte de las ideas “impensables” o quizás de las “radicales”, pero no ha logrado unirse al de las “aceptables” o “populares”, paso necesario para que un tema se convierta en política pública.
La Ventana de Overton, también conocida como la Ventana del Discurso, es un concepto utilizado en sociología y ciencias políticas para describir el rango de ideas y políticas que el público en general considera aceptables en un momento dado. Fue desarrollada por el analista político Joseph P. Overton.
La idea central es que, para cualquier tema en particular, existe un espectro de opiniones que van desde lo más radical hasta lo más conservador.
Y sin embargo hace falta, y cuanto antes, un Pacto de Estado para hacer frente a lo que viene: un país con millones de viejos y sin los instrumentos, infraestructuras ni recursos necesarios para atender sus necesidades. No quiero ser alarmista, pero los datos “cantan” y doy solo dos muy ilustrativos:
1-. Si los «baby boomers» somos 14.5 millones, que “nos juntaremos” con los cerca de 10 millones que ya son hoy mayores, y sólo tenemos hoy 450.000 plazas en residencias de mayores, ¿Dónde nos van a alojar al porcentaje que probabilísticamente necesitaremos los cuidados de un centro especializado de este tipo?
2- Si a partir de los 70 años casi todos empezamos a entrar y a salir de las consultas de los médicos y de los quirófanos, ¿cómo van a poder atendernos a todos cuando hoy ya hay colas y listas de espera, tanto en la sanidad pública como en la privada?
«Es urgente que la “Ventana de Overton” se abra para que entre en ella el debate sobre los retos que va a acarrear el envejecimiento de la generación ‘baby boomer’, porque si esto no ocurre pronto, no tendremos tiempo de reformar las instituciones obsoletas ni de crear las infraestructuras necesarias para responder a las necesidades de la que será la mayoría de la población de este país».
La solución para estos y otros retos pasa por identificarlos, analizar sus causas, buscar soluciones y hacerlas efectivas antes de que “nos pille el toro”. El toro en este caso es inevitable, salvo que la muerte nos llegue antes.
Pero ¿qué está impidiendo que lo haga? En mi opinión son varias razones. Por un lado, que la ventana está ya llena de temas también importantes como la necesidad de defender a Europa de sus enemigos; la corrupción y sus derivadas; la escasez de vivienda; el paro que se resiste a desaparecer o las consecuencias de la digitalización en nuestras vidas.
Y por otro, que nos resistimos a incluir en la agenda los términos envejecimiento y muerte. En estos meses que llevo presentando mi libro “El arte de envejecer sabiamente” en todo tipo de foros, me he encontrado un patrón común: nadie se considera mayor.
En aforos donde todos, menos unos pocos eran mayores de 75 años al preguntar quien se consideraba mayor, solo uno o dos “superdotados” han levantado la mano. La razón, “me siento joven”.
ES NECESARIO AFRONTAR ESTE PROBLEMA YA
El problema es que todos esos jóvenes no diferencian su edad cronológica, biológica, psicológica y la que les hace sentirse socialmente aceptados. Resulta que ser mayor no está de moda. Así que me meto botox, dedico horas a hacer abdominales y tuneo mis fotos con el editor del móvil, porque las arrugas me dan alergia y necesito que me acepte esta sociedad.
Además, en los ayuntamientos hay concejalías de mayores y de juventud, pero a nadie le corresponde entonces preocuparse del reto que tienen ante sí los millones de españoles que dentro de nada serán mayores y se van a enfrentar a un sistema insuficientemente preparado para atenderles.
En el gobierno no tenemos un ministerio del mayor o del envejecimiento, tampoco un defensor de nuestros intereses. Tampoco lo hay en las Comunidades Autónomas.
Además, los retos del envejecimiento exigen una visión a medio plazo. No los tenemos exactamente encima (los primeros «baby boomers» se han empezado a jubilar hace dos años), aunque si lo suficientemente cerca como para que, si no hacemos algo ya, nos arrollen.
Pero en esta tesitura, ¿quién va a ser el político que en una legislatura de cuatro años se atreverá a dar un golpe en la mesa y a priorizar la atención a los retos derivados del envejecimiento de la población?
Los temas que preocupan hoy en relación con los mayores son lugares comunes: mitigar la soledad no deseada; promover los hábitos saludables, pero esencialmente los que se dirigen a preservar la salud física, no la mental; la brecha digital y financiera de los mayores y sus cuidados.
En efecto, todos ellos son temas importantes, pero ¿seguro que son los más relevantes y urgentes?
Yo tengo mis dudas. A mí, por ejemplo, me preocupan también los temas relacionados con el rol de los mayores en la sociedad, su integración en la vida pública y su no exclusión del mercado laboral; la necesidad de desarrollar urgentemente viviendas colaborativas; la búsqueda de soluciones innovadoras para aumentar la capacidad del sistema sanitario para atendernos y nuestros futuros ingresos, ya sabemos cómo está la caja de las pensiones.
Sospecho que muchos «baby boomers» enfrentaremos la necesidad de trabajar hasta edades avanzadas y que la dependencia conllevará dificultades para encontrar cuidados adecuados.
Además, si la digitalización continúa sin un enfoque humano, corremos el riesgo de marginación.
Urge también implementar medidas fiscales para fomentar la construcción y la inversión en viviendas colaborativas y combatir el edadismo, asegurando que los mayores tengan representación y participación activa en los espacios donde su voz es esencial.
En conclusión, es urgente que la “Ventana de Overton” se abra para que entre en ella el debate sobre los retos que va a acarrear el envejecimiento de la generación ‘baby boomer’, porque si esto no ocurre pronto, no tendremos tiempo de reformar las instituciones obsoletas ni de crear las infraestructuras necesarias para responder a las necesidades de la que será la mayoría de la población de este país.
En este caso más que nunca: la prevención es la solución. Comencemos ya a preocuparnos y ocuparnos del futuro, antes de que llegue la “Dana del envejecimiento de los ‘baby boomers’” caiga sobre nosotros.
No hay tiempo que perder.
Otras Columnas por María Jesús González-Espejo: