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El sello ISSOP y la necesidad del desarrollo sostenible

El sello ISSOP y la necesidad del desarrollo sostenible
Javier Puyol es el socio director de Puyol Abogados, una boutique legal especializada en el mundo de las nuevas tecnologías y el cumplimiento normativo. Confilegal.
22/5/2016 05:52
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Actualizado: 21/5/2016 23:33
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Tal como señala por la Fundación Feniss, cuando la obsolescencia programada empieza a imponerse, uno de los primeros productos junto con la bombilla que sufre las consecuencias son las medias de Nylon.

En 1940 se presenta una fibra sintética revolucionaria llamada Nylon que era irrompible. Esta fibra se aplicó a las medias gracias al fabricante Dupont.

Las primeras mujeres que las probaron y pudieron comprar algún ejemplar quedaron tan perplejas como los hombres que las llegaron a utilizar para remolcar coches.

Pronto se dieron cuenta que este producto no podía ser rentable y empezaron a reducir la vida del producto deliberadamente.

Del mismo modo, hoy en día cuando se oye hablar de obsolescencia programada, según dicha Fundación, siempre solemos pensar en bombillas, en ordenadores o impresoras, en cafeteras, microondas o cualquier otro electrodoméstico. No es más sencillo unir este concepto a este tipo de productos.

Pero lo cierto es que actualmente hay diferentes tipos de obsolescencia programada que nos afectan en nuestro ámbito diario.

Es por ello que para lograr luchar contra ella, es fundamental empezar por conocer y entender los diferentes tipos que existen.

Principalmente nos encontramos con 3 tipos:

a). La obsolescencia funcional.

b). La obsolescencia de diseño.

c). La obsolescencia tecnológica.

A continuación se definen cada una de ellas y vamos a comentar algunos ejemplos para que nos sea más sencillo ubicarla dentro de nuestra vida.

a). Obsolescencia funcional:

Aquella que provoca que el producto falle de manera predeterminada por el fabricante. Es aquella obsolescencia que todos conocemos y nos es más habitual reconocerla. Por ejemplo es el caso de las impresoras que al cabo de 2000 copias o bien al cabo de 3 años deja de funcionar.

b). Obsolescencia de diseño:

Aquella que convierte un producto en obsoleto porque ya no está de moda. Por ejemplo es el caso de la ropa. Estamos acostumbrados a que cada 15 días las grandes empresas de moda nos presenten nuevas colecciones. Eso significa que si al cabo de 15 días o un mes deja de estar de moda, ya no lo volvemos a usar y queda totalmente obsoleto, aunque podamos seguir utilizándolo.

c). Obsolescencia tecnológica:

Aquella que provoca que el producto quede obsoleto ya que la tecnología que lleva incorporada está desfasada. Por ejemplo, este caso nos lo encontramos muy a menudo con los teléfonos móviles, los cuáles están desarrollados con sistemas operativos que implementan nuevas funcionalidades con cada nueva versión. Esto significa que el dispositivo al actualizar su sistema operativo no es capaz de funcionar como antes. El consumidor empieza a tener problemas con su móvil ya que no es tan veloz como antes, o bien no tiene suficiente memoria para albergar nuevas aplicaciones o imágenes.

Las expresiones desarrollo sostenible, desarrollo perdurable, y desarrollo sustentable se aplican al desarrollo socioeconómico, y su definición se formalizó por primera vez en el documento conocido como Informe Brundtland de 1987 (denominado así por la política noruega Gro Harlem Brundtland) fruto de la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas, creada durante la Asamblea de las Naciones Unidas en 1983.

Dicha definición se asumió en el Principio 3º de la Declaración de Río (1992). Es a partir de este informe cuando se acató el término inglés sustainable development, y de ahí nació la confusión entre los términos desarrollo sostenible y desarrollo sustentable.

La diferencia es sustantiva ya que desarrollo sostenible implica un proceso en el tiempo y espacio y va de la mano de la eficiencia lo cual le permite además ser eficaz.

Mientras que el «desarrollo sustentable» implica una finalidad (aqui/ahora) y va de la mano de la eficacia mas no necesariamente de la eficiencia. Por tanto, un verdadero desarrollo sostenible implica por añadidura sustentabilidad, más la sustentabilidad no implica necesariamente sostenibilidad (Wandemberg, 2015).

A partir de la década de 1970, los científicos empezaron a darse cuenta de que muchas de sus acciones producían un mínimo impacto sobre la naturaleza, por lo que algunos especialistas señalaron la evidente pérdida de la biodiversidad y elaboraron teorías para explicar la vulnerabilidad de los sistemas naturales (Boullón, 2006:20).

DESARROLLO SOSTENIBLE

El desarrollo sostenible se basa en tres factores: sociedad, economía y medio ambiente. En el informe de Brundtland, se define como sigue: satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las generaciones del futuro para atender sus propias necesidades.

Así pues, en la última década el concepto de sostenibilidad, tal como pone de manifiesto Sotelo, se ha ido introduciendo progresivamente, de modo que cada vez aparecen con más frecuencia términos asociados al adjetivo sostenible, tales como tecnologías sostenibles, usos sostenibles del agua, etc.

De este modo, en el futuro la sociedad en general y la industria, como gestora de gran parte de las actividades humanas relacionadas con el ambiente y las materias primas, además de los parámetros de calidad, economía y productividad, deberá obtener su beneficio o sus menores costes teniendo en consideración que sus efectos sobre el medio natural y sobre la población sean mínimos, si no nulos.

Las industrias, bien individualmente o de forma asociada, están tomando medidas y acciones encaminadas en esta dirección, y que se han reflejado en compromisos conjuntos como el compromiso de progreso (Responsible Care), de modo que su actividad se aproxime a los principios de la gestión en las decisiones sobre el uso global de los recursos y que se resumen en:

a). Las sustancias extraídas de la corteza de la Tierra (como petróleo, carbón, metales y otros minerales, etc.) no pueden acumularse sistemáticamente en la ecosfera. Es decir, la velocidad de extracción de los recursos naturales no puede ser superior a la velocidad con que estas sustancias se redepositan o reintegran en la corteza.

b). Las sustancias producidas por la sociedad no pueden acumularse continuamente en la ecosfera. Las sustancias sintéticas no se pueden producir con una velocidad superior a la de ruptura y reintegro de las mismas en los ciclos naturales.

c). La capacidad natural del ecosistema para absorber y asimilar las sustancias o residuos generados no puede disminuir continuamente. La disminución de capacidad está vinculada a la destrucción de bosques, humedales, plantas y animales.

d). Los recursos son limitados. Deben buscarse los métodos más eficientes para disminuir el consumo de materias primas (y como consecuencia, la tasa de generación de residuos) y, si es posible, reducir el consumo de productos finales. Las naciones industrializadas deberían restringir la utilización de recursos con fines no esenciales, considerando que en muchos países no desarrollados no se cubren siquiera las necesidades básicas.

Por todo ello, la Fundación Feniss ha nacido con el compromiso de contribuir a la eliminación de la obsolescencia programada, la conservación de los recursos naturales y la calidad de vida de las personas, participando de forma activa, en el cambio hacia un modelo económico y social, basado en las sostenibilidad, el respeto por el medio ambiente y por las personas, a nivel nacional e internacional.

En este sentido, se dice que el gran desafío del desarrollo sostenible es poder compatibilizar el progreso económico y social con el mantenimiento de la biodiversidad y de los grandes equilibrios naturales del planeta.

SELLO ISSOP

Indudablemente, resulta imposible afrontar estos retos sin adquirir nuevos conocimientos; por ello es preciso promover la investigación aplicada a los diferentes ámbitos de la sostenibilidad, como el ahorro y eficiencia energética, las energías renovables, la gestión eficiente del agua, la agricultura ecológica o el uso racional de los recursos naturales, fomentando a inventores y empresas que trabajen por la causa de la sostenibilidad y para ello, entre otras iniciativas se ha creado el llamado “Sello ISSOP

Para la obtención del sello Issop, es necesario dar cumplimiento por parte de las empresas, a una serie de exigencias y condicionamientos, que son los que se indican a continuación:

a). Priorizar la compra de productos y la contratación de servicios que sean respetuosos con el medio ambiente, fabricados sin obsolescencia programada, y si es fabricante de algún producto, fabricarlo sin obsolescencia programada. Utilizando preferiblemente producto local y el “Comercio Justo”.

b). Contribuir a la mejora energética y a la disminución de emisiones, con el objeto de reducir las huellas de carbono y ecológica corporativa.

c). Realizar la correcta gestión de residuos.

d). Promover la cultura del consumo social y ambientalmente responsable.

e). Apostar por una responsabilidad ambiental y la preservación del Medio Ambiente local.

f). Facilitar el acceso a la formación ambiental y de integración social.

g). Evitar hacer uso de una publicidad engañosa o ambiental y socialmente irresponsable.

h). Promover la igualdad e integración social.

i). Facilitar la conciliación laboral, familiar y personal.

j). Promover y difundir los compromisos adoptados hacia un modelo de gestión más sostenible y responsable. Incluir en sus contratos con terceros clausulas que impidan la corrupción.

Las empresas que obtengan el sello ISSOP en este programa podrán acceder a utilizarlo como logo que identifica a las organizaciones que se comprometen con la sostenibilidad. Estos son algunos de los beneficios a los que dichas empresas, podrán acceder:

a). Participan de forma activa en beneficio de un desarrollo sostenible,  contribuyendo a la protección ambiental del entorno, transformándolo en un entorno de mayor calidad.

b). Con las acciones a llevar a cabo se podrá alcanzar una reducción de los gastos de consumo energético y del agua.

e). Mediante el correspondiente compromiso por parte de la empresa se logrará una minimización en la producción de los residuos, lo que optimiza los costes de tratamiento de los mismos.

f). La mejora de la imagen pública de la empresa, que podría conllevar la fidelización de los clientes, así como la captación de otros nuevos que busquen un producto diferenciado en el mercado.

g). Favorecer el posicionamiento de la empresa, marcando la diferencia con la competencia.

h). Mediante el desarrollo de estas acciones se contribuye a mejorar las necesidades sociales de tu entorno, participando de una sociedad más solidaria.

i). Se mejora el clima laboral, y como consecuencia la eficiencia de los trabajadores, pudiéndose ser reflejada en un aumento de la productividad.

j). Se dispondrá de las herramientas necesarias para cumplir con los compromisos del proyecto y con la normativa ambiental vigente.

k). Finalmente, debe tenerse presente que los compromisos ambientales están cada vez más valorados por las empresas e instituciones.
Para los ciudadanos, las empresas más sostenibles deben ser desde luego preferentes a la hora de adquirir sus productos o servicios por su compromiso con la sociedad y el medio ambiente.

Actualmente, los ordenadores, impresoras, teléfonos móviles, neveras… En definitiva, para todos estos productos, tal como antes se puso de manifiesto, y así acertadamente lo afirma Acciona, se ha reducido su tiempo de vida útil: los aparatos con los que convivimos ya en nuestro día a día, duran apenas unos años, y de repente dejan de funcionar.

A esto, hay que unir la inmediatez a la hora de salida al mercado de nuevos últimos modelos, con actualizaciones, correcciones… que nos invitan a consumir de nuevo, generando unas ingentes cantidades de basura electrónica en países desarrollados. La legislación debe poner coto a esta situación, al mismo tiempo que debe exigir una mayor transparencia e información sobre los productos de cara al consumidor, pues el hecho de reducir el tiempo de vida útil de los productos de manera deliberada no deja de constituir, cuando no se informa suficientemente de ello, un gran fraude al consumidor, que necesariamente debe ser atajado.

Por todo ello, y partiendo que la tecnología y el medio ambiente necesariamente ya deben ir de la mano, en este ámbito se necesita urgentemente la existencia de normativa, que evite la producción y un incremento desmesurado de residuos innecesarios, y al mismo tiempo, que se comprometa de manera efectiva con el cada vez más imprescindible desarrollo sostenible.

 

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