La «Brigada Tuitera» utiliza la «inteligencia de enjambre» en su guerra contra las tasas
José Muelas, exdecano del Colegio de Abogados de Cartagena, es uno de los líderes de la "Brigada Tuitera". En la foto en el Colegio de la Abogacía de Madrid. Foto: Carlos Berbell/Confilgal.

La «Brigada Tuitera» utiliza la «inteligencia de enjambre» en su guerra contra las tasas

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21/12/2014 00:00
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Actualizado: 30/7/2023 13:38
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En trece meses la «Brigada Tuitera» se ha convertido en uno de los grupos más activos de la Red. En la actualidad suman 8.000 en toda España y cada día que pasa se añaden nuevos adeptos. Su secreto es que se organizan y operan aplicando la «inteligencia de enjambre» en su guerra contra las tasas. Su logo es #T y ya se preparan para lanzar nuevas cargas en esta guerra que dicen van a ganar.

La mayor parte de sus miembros, y los que les apoyan, se distinguen porque han incluido en la foto de su cuenta de Twitter su logo: una estrella roja de 23 puntas en cuyo centro aparece la almohadilla, #, símbolo del hashtag de twitter, y una T mayúscula. Todo sobre un cuadrado negro de fondo.

Significa: “No a las tasas”. O para ser precisos, “No a la Ley de Tasas”, introducida en 2012 por el ex ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, que pone un alto precio al acceso a la Administración de Justicia a ciudadanos y pequeñas y medianas empresas (pymes) en Civil y Contencioso-administrativo.

Su gestación fue un claro ejemplo de serendipia, que es el descubrimiento o hallazgo por accidente o casualidad de cosas que no se están buscando.

“Acababa de teclear un mensaje dirigido a Gallardón en Twitter”, cuenta José Muelas (@josemuelas, 6.110 seguidores), abogado, decano del Colegio de Abogados de Cartagena y miembro del Consejo General de la Abogacía Española (CGAE).

“‘Tú decides, ministro. O quitas las tasas o te quitamos a ti». Al principio puse el hashtag y después una T mayúscula, como símbolo. Mi compañera Verónica del Carpio comenzó a decir: ‘¡Eso es!, ¡Eso es!. Es lo que estábamos buscando’”, sigue relatando. “Para circunscribirlo le pusimos la estrella roja de fondo y las letras en blanco. Así nació el logo de la ‘Brigada Tuitera’”.

Muelas se refería a Verónica del Carpio (@veronicadelcarp, 8.067 seguidores), abogada  y profesora de Derecho Civil, quien, junto a su compañero de profesión y de ciudad, Madrid, Ángel López (@Alopez_Letrado, 2.467 seguidores), son los impulsores de este grupo ‘cañero’ e hiperactivo en la Red y fuera de ella.

“Pero nosotros no somos nadie. Si cualquiera desaparece la ‘Brigada Tuitera’ continuará su camino”, aclara Del Carpio, con su tono apasionado.

Algunos definen a la “Brigada Tuitera” como un grupo, otros como un movimiento, una plataforma o un grupo de presión. Son todo eso. Pero también una “acción micropolítica” formada por abogados, profesores de universidad, funcionarios y ahora ciudadanos de a pie.

“Sí, porque somos eso”, cuenta el “general” Muelas. “La característica principal de una ‘acción micropolítica’ es que se actúa sobre un punto muy concreto. Con unos objetivos pequeños y definidos. Nuestro objetivo principal es tumbar la Ley de Tasas. Queremos una justicia sin tasas. Pero también una justicia independiente, cercana, con medios y eficaz. Una justicia, en definitiva, para todos”.

Operan con inteligencia de enjambre

Los inicios de la “Brigada Tuitera” se remontan a noviembre de 2013. Tres días antes del 20 de noviembre, fecha en que un año antes había sido publicada la Ley de Tasas en el Boletín Oficial del Estado, el “general” Muelas publicó en su “Cuartel General”, labrigadatuitera.wordpress.com, un llamamiento que tituló “Llamada y tropa”:

– Señores, pueden venir si lo desean, la Brigada se pone en marcha.

– ¿Hacia dónde, mi general?

– Hacia el infierno… o hacia la gloria. Depende del punto de vista”.

¿Y por qué este símil militar?

“La ‘Brigada Tuitera’ es un juego de palabras con la conocida ‘Brigada Ligera’. Es evocador, es épico, es divertido. Todos los que forman parte de ‘la Brigada’ son ‘húsares’. A mi me llaman ‘general’ (se ríe abiertamente) y evoca la idea de un ejército a caballo, en movimiento, cargando a toda velocidad contra el enemigo. El lenguaje es una broma. Es un juego que, sin duda, ayuda a facilitar la comunicación”, explica Muelas.

Épico, divertido, realizable y motivador son condiciones fundamentales en la llamada “inteligencia de enjambre” aplicada a la acción política.

El término fue inventado por Gerardo Beni y Jin Wang, de la Universidad de California, en 1989, para el campo de la robótica celular, inspirándose en la propia naturaleza.

Algunos ejemplos de “inteligencia de enjambre” lo constituyen los bancos de peces, el alineamiento de las aves en vuelo, el comportamiento de las abejas, de las avispas, las colonias de hormigas, las termitas, los rebaños y el crecimiento bacteriano.

El Partido Pirata sueco, un ejemplo

En la acción política, según Frank  Falkvinge, líder del Partido Pirata de Suecia entre 2007 y 2011, “un enjambre es una congregación de decenas de miles de voluntarios que eligen libremente converger en un objetivo común”.

La organización interna de este partido, su forma de operar es la del enjambre.

Los objetivos, desde su nacimiento, fueron apoyar apoyar los derechos civiles, la democracia directa y la participación en el gobierno, la transparencia, la libertad de información, el software libre, el libre acceso a la cultura, y la reforma del sistema de patentes y derechos de autor.

Actualmente es el tercer partido en afiliados de Suecia -tiene 50.000-, y dos diputados en el Parlamento europeo.

“Para convocar al enjambre hay que anunciar un objetivo. Tenemos que decir: queremos conseguir esto”, explica Falkvinge, convertido hoy en un “evangelista” internacional de este concepto “revolucionario”, autor del libro “Swarmwise: The Tactical Manual to Changing the World” (“Enjambre: El manual táctico para cambiar el mundo”), que se puede descargar de internet gratis. http://falkvinge.net/files/2013/04/Swarmwise-2013-by-Rick-Falkvinge-v1.1-2013Sep01.pdf

“Es entonces cuando aparece el enjambre. Cuando los individuos ven que pueden unirse a una causa. Pero esa causa tiene que cumplir una serie de condiciones obligatorias: tiene que ser tangible, creíble, inclusiva, épica y… divertida”, enumera el sueco.

Las palabras del “general” Muelas son casi un calco de las de Falkvinge.

Porque la “Brigada Tuitera” cumple con todas esas condiciones.

Un ataque directo a la democracia

“La Ley de Tasas de Gallardón es un ataque directo a la democracia y a los ciudadanos. Con ella, el Gobierno ha creado una Justicia para favorecer los ricos y a los empresarios y hay que acabar con ella”, explica Verónica de Carpio, para nada sospechosa de veleidades revolucionarias.

“Actualmente a un ciudadano le cuesta apelar, en pago de tasas –aparte el abogado y el procurador- un mínimo de 800 y un máximo de 2.800 euros. A una persona jurídica, a una pyme de dos o tres empleados, esa apelación le cuesta entre 800 y 10.800 euros. Lo mismo que a un banco o a una gran empresa. Es una medida claramente discriminatoria y disuasoria. Los ciudadanos no apelan y si lo hacen y ganan no les devuelven las tasas. Sin olvidar que el Estado no paga tasas. Juega con ventaja. La Justicia no puede ser un artículo de lujo”.

Según esta profesora de Derecho Civil, la jurisprudencia que se genera en el proceso de apelación es fundamental para el Estado de derecho: “El ordenamiento no sólo es la Ley. La Ley tiene que ser aclarada y eso lo hace la jurisprudencia. Si no hay sentencia de apelación o de casación habrá más pleitos y más conflictos porque no se sabrá por donde tirar. Por ello, las tasas deben desaparecer. Son nefastas”, remacha con convencimiento.

Las tasas ya desaparecieron una vez. Fue en 1986. El Parlamento –incluyendo al Partido Popular- las suprimió por unanimidad. Todos los partidos políticos lo consideraron entonces una conquista del Estado de derecho y, sobre todo, de la igualdad para todos los españoles.

El Gobierno de José María Aznar las volvió a reintroducir en 2002, a través de la Ley 53/2002. Pero sólo para las grandes empresas. Por impulso del entonces ministro de Justicia, José María Michavila –su secretario de Estado es el actual titular de la cartera, Rafael Catalá-.

Esa misma Ley fue modificada en 2012 por el actual Gobierno, ampliando las tasas de forma significativa a ciudadanos y todo tipo de empresas, siendo ministro del ramo, Alberto Ruiz Gallardón.

Precisamente Ruiz Gallardón y su equipo se inspiraron en las tesis del profesor conservador de Harvard, Estados Unidos, Stephen Shavell. Éste sostiene que la gratuidad de la justicia no es un imperativo categórico del Estado de derecho, sino del Estado del Bienestar, y que, incluso, ni siquiera es un valor deseable.

Una tesis que el juez retirado del Séptimo Circuito estadounidense, Richard Posner, se ha encargado de encargó de extender por su país y que ha encontrado eco fuera de él, como es el caso.

El problema, según este magistrado y sus seguidores, es que los ciudadanos acuden a la Justicia porque es gratis y mientras lo sea no se podrá racionalizar su uso y organizar su demanda. Por lo tanto, es esencial que el ciudadano asuma que, aunque sea parcialmente, tiene que sufragar su costo cada vez que acuda a ella.

Un concepto que no comparten, para nada, en la ‘Brigada Tuitera’.

“Están castigando a los ciudadanos, y, en especial, a las pymes, que son el motor de la economía española”, dice Ángel López.

“Si una pyme quiere plantear una demanda para cobrar una deuda de 3.000 euros, que es lo más común, tiene que desembolsar 1.500 euros para reclamar legalmente. Y no lo hacen porque es muy costoso. La Ley de Tasas vulnera el derecho a la tutela judicial efectiva. Es una ley de todo punto injusta”, añade.

Crear un estado de opinión contra las tasas

Uno de los pilares básicos del sistema democrático y del pluralismo político es la existencia de una opinión pública bien informada para que pueda elegir a aquellos que considere más aptos para dirigir la nación. Y eso se consigue a través del ejercicio de la libertad de expresión y del derecho a la información.

Eso lo tienen muy presente en la ‘Brigada Tuitera’. En ello trabajan. En crear ese estado de opinión contra las tasas. Pero para conseguirlo, para influir, tienen que crecer en número, y lo estar consiguiendo. Es inclusiva, otra de las condiciones establecidas por el sueco Falkvinge: “Cualquiera puede subirse al proyecto y formar parte de él sin pedir permiso a nadie. Cualquiera puede empezar a transmitir el mensaje”.

Twitter es el “campo de batalla” en esta lucha por la generación de este estado de opinión. Es aquí donde se producen las conocidas “cargas” –tuits masivos- de la “Brigada Tuitera”. 

La primera de ellas, la que marcó el comienzo de su “campaña militar”, se produjo el 20 de noviembre de 2013. En el primer aniversario de la entrada en vigor de la reforma de la Ley de Tasas.

Fue a las 11 de la mañana bajo el hashtag #JusticiaSinTasa, que fue número uno del “trending topic” en España y tercero en el mundo.

A esta primera carga siguieron otras, el 7 de mayo –elecciones al Parlamento Europeo-, #VotaJusticia, 14 de mayo, #JusticiaEsDemocracia, 7 de julio, 12 de septiembre, #DaRTporLaJusticia, 15 de octubre, #DerogaTasasya, y 11 de noviembre, #NocheAntiTasas.

Su actividad, sin embargo, no se circunscribe sólo a la Red. La “Brigada Tuitera” ha venido llevando a cabo una intensa actividad de “lobby”, de grupo de presión, sobre todos los partidos de la oposición y algunos extraparlamentarios.

Se han reunido con representantes del PSOE, del PSC/PSOE, de UPyD, de Ciudadanos, de IU, de Iniciativa per Catalunya Verds, de la Chunta Aragonesista, de Compromis y de Vox.

Muchos de sus representantes estuvieron en su multitudinaria “Noche antitasas” del pasado 20 de noviembre, en el Colegio de Abogados de Madrid.

Antonio Hernando, portavoz del Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados, prometió entonces que “si llegamos al Gobierno derogaremos las tasas”.

El manifiesto de la “Brigada Tuitera”, aquella noche, fue simple y directo. Y se “lanzó” a las 22 horas: “Queremos la derogación de las tasas, que se dote de medios a la Justicia y que tengamos una Justicia gratuita digna”. Simple y directo.

Esta relación de la “Brigada Tuitera” con esos grupos políticos ha devenido en una intensa colaboración a la hora de facilitarles “munición”, en forma de preguntas parlamentarias y de información, para el ministro de Justicia, Rafael Catalá.

Al mismo tiempo, ya están recabando valiosas colaboraciones para la causa, como la de la fiscal Susana Gisbert Grifo, que recientemente elaboró para ellos un informe sobre la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECRIM), o la del catedrático de Derecho Constitucional, sobre la Inconstitucionalidad de la Modificación referente a Interceptación Comunicaciones del Anteproyecto LECRIM.

15 Brigadas regulares y muchas más

“No somos una organización jerárquica y centralizada al uso. Somos todo lo contrario. Nuestro lema es ‘no preguntes sino actúa’”, cuenta López. “Esto nos permite una gran rapidez porque no existen los cuellos de botella en la toma de decisiones”.

Actualmente existen 15 “Brigadas Tuiteras”, repartidas por toda España, y una “Brigada de Irregulares”. Se organizan internamente a través chats en grupos de Whatsapp.

“Esto resulta muy operativo. No solemos hablar por teléfono. En cinco o seis mensajes se discute una cosa y se toma una decisión”, revela el abogado madrileño. “Es todo muy directo, muy claro. Luego se actúa en Twitter”.

Las diferentes “Brigadas Tuiteras” están conectadas entre sí por coordinadores. De esa forma la información fluye con gran rapidez. En comparación, la velocidad de una formación política clásica se asemeja a la de la lengua de un glaciar frente a la de un halcón.

Las “cargas” de la “Brigada Tuitera”, los tuis masivos, se planifican con gran cuidado y se actúa con contundencia. “No podemos abusar de ello. Tenemos que ser muy precisos en lo que queremos hacer”, dice Del Carpio.

Cuando se ha decidido el hashtag bajo el que van a atacar, eligen los mensajes que van a difundir. Luego, convocan el día y la hora. Llegado ese momento, dan el pistolezo y comienzan a comunicar.

Los objetivos son las cuentas de personas que tengan 4.000 o más seguidores, aunque tampoco importa que tengan menos, con el fin de que, a su vez, retuiteén los mensajes.

En la actualidad el número de “húsares” supera los 8.000 en toda España. Cuando actúan sus mensajes se difunden en progresión geométrica, convirtiéndose en “trending topic” una y otra vez.

“El ministro Catalá ya ha declarado varias veces que están haciendo un estudio sobre el impacto de las tasas en estos dos años para decidir si hay que tomar alguna decisión”, dice López. “Lo más seguro es que haga una reducción de las tasas para las personas físicas en primera instancia y la segunda instancia quedará como está. Las pymes, que son el motor del país, quedarán como están”.

Según el abogado, van a pedir próximamente una reunión con el ministro. “No con el subsecretario o el director general. Y no nos vamos a hacer ninguna foto”.

“No hay nada que negociar”, remacha el “general” Muelas. “Las tasas están descontadas. En noviembre de 2015 se habrá acabado este gobierno y este ministro. Les viene a cuenta quitarlas en este año electoral. En España se producen dos millones de juicios al año. Son 4 millones de personas las que pasan por los abogados. 150.000 abogados cabreados son prescriptores de votos. ¿De verdad que no han pensado en esto sus señorías?”.

La “Brigada Tuitera” tiene previsto reiniciar las hostilidades próximamente. Las reuniones entre unos y otros, aprovechando las vacaciones de Navidad, se van a suceder. Los chats de Whatsapp se calientan. Los “húsares” afilan “sus espadas”.

Como dijo Falkvinge: “épico y divertido”.

Es el enjambre en movimiento.

 

 

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