El doctor Viñals afirma que tenía material «suficiente» para reanimar a «tres personas a la vez» en el Madrid Arena
El doctor Viñals, a la derecha, a su llegada a la Audiencia Provincial de Madrid. EP.

El doctor Viñals afirma que tenía material «suficiente» para reanimar a «tres personas a la vez» en el Madrid Arena

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26/1/2016 20:08
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Actualizado: 27/1/2016 07:18
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El doctor Simón Viñals, encargado del servicio médico de la macrofiesta del Madrid Arena y acusado de homicidio por imprudencia grave profesional, ha afirmado este martes que tenía material «suficiente» para reanimar «a tres personas a la vez», del mismo modo que contaban con inyecciones de adrenalina para ese mismo número de personas.

Viñals ha indicado durante su declaración en la séptima sesión del juicio que cuando llegó al Madrid Arena -sobre las 22.30 horas- entró a la enfermería y comprobó que «estaba todo lo que había pedido». Había solicitado «tres mesas, doce sillas, dos cubos de basura y una buena señalización para la enfermería».

También ha señalado que la enfermería no tenía teléfono ni nevera porque no llevaban ninguna medicación que precisara refrigeración.

Aportaron seis maletas con «todo el material» que preveía que iba a necesitar. Dos de estas maletas eran para curas; otras dos de ellas para traumatología, con férulas, vendas de escayola… «todo los elementos a usar en lesiones traumáticas»; otra para el aparato circulatorio y otra para aparato respiratorio. A esto ha indicado Viñals que hay que sumar el material de las ambulancias.

El médico ha indicado que nadie de Diviertt controló ese servicio porque tenían «plena confianza» en él. «Íbamos a un servicio preventivo, no a una catástrofe», ha indicado. La composición de dos médicos, dos auxiliares y dos ambulancias así como el presupuesto planteado, fueron aceptados por Diviertt.

Él tenía calculado, por su «amplia experiencia», que a partir de 3.000 asistentes se necesitaba un médico, un auxiliar sanitario y una ambulancia. A partir de 6.000, dos médicos, dos auxiliares y dos ambulancias. Esto aumentaba pero no proporcionalmente» ya que en otros eventos pedían tres ambulancias para un público de 7.000 personas.

Ha sido requerido sobre el número de asistentes, y ha dicho que se enteró «telefónicamente» cinco o seis días antes, ya que los documentos los ha visto con posterioridad. Le comunicaron que era gente joven y en torno a los 4.000 asistentes. «La tipología de los asistentes influye muchísimo» ha indicado.

Cuando Viñals se entera de que la cifra se estipula en 7.000 asistentes y que iban a acudir dos ambulancias convencionales, decide cambiar una de ellas por una UVI móvil que porta elementos que no tienen las ambulancias. «Normalmente llevan dos técnicos y médico», ha indicado Viñals, pero que en este evento la enviaron sin médico porque estaban él y su hijo al frente del servicio médico de la macrofiesta.

Viñals ha afirmado que comunicó a los ojeadores de Kontrol 34 que «de dos en dos» dieran vueltas por el recinto para comprobar si había alguien indispuesto. Les dio una hoja –escrita por él– con varias preguntas para que supieran atender a las personas indispuestas que se encontraran.

También con su versión en inglés. «Are you ill?» y «Follow me to the nursery» son algunas de las preguntas que Viñals ha reconocido que escribió en el folio.

«PARADA CARDIORESPIRATORIA DE DIFÍCIL RECUPERACIÓN»

Según ha relatado Viñals, primero le llevaron a Cristina Arce «y casi inmediatamente» a Rocío Oña, ambas atendidas en camillas.

Cuando entran a la enfermería, diagnosticaron parada cardiorespiratoria de difícil recuperación y comenzaron a hacer un masaje cardíaco ininterrumpido. Avisó de que necesitaba recursos del Samur dejando a uno de los técnicos de la ambulancia haciendo el masaje cardíaco.

En ese momento entra la tercera víctima en la enfermería, Katia Esteban, a quien depositan en el suelo -por la falta de camillas- y con la que se inician del mismo modo las maniobras de reanimación.

Es entonces cuando Viñals escucha que el Samur ya estaba avisado. El médico ha asegurado que había ausencia de respiración espontánea y no tenían latido.

«Había otros signos añadidos de cierto valor como la dilatación de las pupilas y la falta de reacción a los estímulos», ha puntualizado.

Él diagnosticó la dilatación de pupilas, que también estaban «arreactivas» de las pacientes y su hijo refrendó dicho diagnóstico.

Viñals pidió el desfibrilador al auxiliar de la enfermería y comenzó a desfibrilar a Cristina Arce. A continuación su hijo desfibrila a Rocío Oña y lo intenta con Katia Esteban, con quien no lo pueden hacer porque no tenía pulso.

«En determinadas paradas se puede reanimar, en otras no», ha puntualizado.

Esta desfibrilación la realizó «levantado la ropa» de las jóvenes, al igual que el masaje cardiaco. La fiscal ha señalado que el Samur dijo que estaban con la ropa puesta, y él ha indicado que lo que no hicieron fue desvestirlas. Ha confirmado que se le administró adrenalina a las jóvenes.

«A Katia le puse yo la primera dosis de adrenalina y la segunda y la tercera dosis se la puso mi hijo Carlos», ha señalado. Del mismo modo ha indicado que él le puso tres dosis de adrenalina a Cristina Arce y su hijo tres a Rocío Oña.

«CREO QUE EL SAMUR NO HIZO DESFIBRILACIONES»

Estuvieron quince minutos intentado reanimarlas -de los 30 recomendados-, y el Samur se las llevó a las 4.19 horas. Viñals ha asegurado que cuando llegó el médico del Samur «simplemente observa a las víctima», salió «inmediatamente» y tardó «un minuto en volver con su técnico», ha señalado. «Un minuto parece muy poco pero cuando está con tres víctimas un minuto es muy largo», ha afirmado.

Luego llegó la Unidad de Soporte Avanzado y se realizó la transferencia de la asistencia de las víctimas al Samur.

«No recuerdo que el Samur hiciera desfibrilaciones y creo que no las hizo, cuando al menos hay que continuar con ellas 30 minutos», ha aseverado Simón Viñals.

Respecto a qué diagnóstico hizo de Katia Esteban ha señalado que fue de parada cardiorespiratoria de difícil recuperación, aunque la fiscal Ana Muñoz le ha recordado que en el juzgado de Instrucción las declaró «clínicamente muertas».

Ha asegurado que no se expresó «bien» y que él no dijo que estuvieran fallecidas o que si lo dijo, lo dijo «mal». Su abogado le ha requerido sobre su situación profesional, y Viñals ha indicado que estaba jubilado pero «plenamente capacitado para el ejercicio profesional».

Por otra parte, el hijo del doctor Simón Viñals, Carlos Viñals, también médico y parte del servicio sanitario la noche de la tragedia en el Madrid Arena, ha afirmado este martes que «nunca» había realizado la reanimación cardiopulmonar en personas, pero sí la había practicado en cursos y viendo vídeos, asegurando que de esa forma se puede adquirir la formación.

Así lo ha asegurado Carlos Viñals en una declaración muy similar a la expuesta por su padre, donde también ha señalado que no se pudo aplicar la adrenalina intraósea –más eficaz– en las jóvenes porque no contaban con la aguja necesaria para ello.

Ha señalado, al igual que su padre, que le parece «absurdo» dar por fallecida a una persona y comenzar a realizar la reanimación cardiopulmonar. También ha seguido la misma línea utilizada por Simón Viñals asegurando que fue él quien atendió a Rocío Oña mientras su padre se ocupaba de Cristina Arce. «Las víctimas tenían ausencia de latido, ausencia de respiración, y dilatación de pupilas» ha aseverado.

Carlos Viñals ha asegurado que estuvo presente en el recinto municipal desde las doce de la noche. «Las dos primeras jóvenes llegaron a las cuatro de la mañana; Katia llegó dos minutos después», ha puntualizado. Su padre reconoció a Cristina Arce y la comenzó a hacer la reanimación, según ha indicado.

También ha reconocido, al igual que su padre, que utilizaron el desfibrilador «en modo manual». Así, le dio a Rocío tres descargas con la ropa levantada. Del mismo modo asegura que le aplicó adrenalina. Ha confirmado que su padre, Simón Viñals, se encargó de la reanimación de Cristina Arce. Del mismo modo ha señalado que vio a su padre realizar las maniobras de reanimación así como inyectar adrenalina a la joven. EP.

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