La manzana de la discordia y el juicio de Paris
El juicio de Paris, oleo de Pedro Pablo Rubens (1638)

La manzana de la discordia y el juicio de Paris

Todos hemos oído hablar de la expresión de la manzana de la discordia, y aunque muchos se piensen que tiene su origen en la famosa manzana de La Biblia, hemos de decirles que no. La de la Biblia hace referencia al pecado original y la nuestra es mucho más banal.

Según la mitología, en la Antigüedad era frecuente que los dioses se mezclaran con los mortales. Y así ocurrió, en las bodas del héroe griego Peleo con Tetis, que era una ninfa marina. A esa boda no fue invitada la diosa de la Discordia, Éride o Eris, como la llamaban los griegos, quien fiel a su nombre decidió provocar la confusión y la pelea entre las diosas presentes.

Para ello, acudió al banquete con una manzana de oro que tenía grabada la siguiente frase: «Para la más bella». Y la arrojó sobre la mesa principal.

Y esto provocó rápidamente el interés de algunas diosas del Olimpo, que se creyeron merecedoras de tal título.

Tres diosas, Atenea, Afrodita y Hera, se disputaron la dichosa manzana, dando origen a la expresión de la manzana de la discordia. Ya que fue la diosa de la discordia la que provocó tal disputa.

Como no había consenso sobre qué diosa era la más bella, el padre de todos los dioses, Zeus, decidió encomendar esta difícil elección a un joven mortal llamado Paris, que era hijo del rey de Troya, Príamo.

Como era de esperar, las tres diosas intentaron sobornar al improvisado juez Paris.

La diosa Hera, esposa de Zeus, le ofreció todo el poder que pudiera desear y el título de Emperador de Asia; Atenea, diosa de la inteligencia y de la guerra, le ofreció la sabiduría y la posibilidad de vencer todas las batallas a las que se presentase y, la diosa Afrodita, le ofreció el amor de la mortal más hermosa de Grecia.

El joven Paris, que era un príncipe muy terrenal, optó por la proposición de la diosa Afrodita, que se convirtió así en la diosa de la belleza. Pero su decisión tuvo graves consecuencias para su pueblo, ya que la mortal más bella, no era otra que Helena, la esposa del rey de Esparta, Menelao, cuyo rapto desencadenó en la famosa guerra de Troya.

Ni que decir tiene que las ofendidas diosas Hera y Atenea tomaron, en esa contienda, partido por los griegos y no cejaron hasta que Paris y Troya fueron destruidos. La guerra duró casi diez años, como narra muy bien Homero en su Iliada. O hemos podido ver a través del cine, por ejemplo con la película “Troya”, protagonizada por Brad Pitt y Orlando Bloom.

Esa batalla, una de la más épicas y cinematográficas de la historia tiene su origen en una manzana. Aunque no en una manzana cualquiera, sino en la dichosa manzana de la discordia.

Y es que al final, la decisión o juicio de Paris no es más que un pleito entre la vanidad de tres diosas y la imposibilidad de pronunciar juicios que conformen por igual a todos los litigantes. A nadie le gusta perder, y a los dioses parece ser que tampoco.

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