Consigna en el CGPJ: Votad al magistrado Pascual del Riquelme
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26/5/2016 05:58
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Actualizado: 26/5/2016 10:53
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La consigna que han recibido desde la Presidencia los vocales conservadores, y que van a seguir algunos progresistas, que hoy celebrarán el Pleno del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), es muy simple: «Votad al magistrado Pascual del Riquelme«. Otra vez. Como presidente del Tribunal Superior de Justicia de Murcia (TSJM).
No queda otra tras el revolcón recibido por la sentencia de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo del pasado 10 de mayo.
Una sentencia que anuló el nombramiento de Pascual del Riquelme para ese puesto, llevado a cabo por el Pleno el 29 de enero de 2015, con la argumentación de que la motivación que hizo el Consejo no fue suficiente ni razonable.
La recurrente fue la magistrada Pilar Alonso Saura, que se había presentado como candidata al mismo puesto. Recibió 7 votos frente a los 12 votos que obtuvo Pascual de Riquelme y 2 del magistrado Andrés Pacheco Guevara.
El fallo del Supremo, del cual fue ponente el magistrado Mariano del Oro Pulido, establecía 9 parámetros de valoración. En 4 de ellos ganaba la candidata frente a 1 en el que se imponía el elegido; en 3 empataban. El noveno, el más subjetivo, no fue fácil de medir porque se refería al programa de actuación.
De forma especial, el Supremo recordaba al CGPJ la existencia de su propio Plan de Igualdad de la Carrera Judicial, aprobado por el órgano de gobierno de los jueces el 14 de febrero de 2013, en el que se establecía el objetivo de «promover la remoción del déficit de presencia equilibrada de mujeres en los cargos de nombramiento discrecional realizados por el Consejo”.
La Sala Tercera, en su sentencia, ordenaba retrotraer las actuaciones administrativas en el expediente «a fin de que se resuelva por el órgano competente sobre la adjudicación de la plaza mediante resolución debidamente motivada en los términos indicados en la fundamentación jurídica de esta sentencia».
Traducido: que el Pleno tenía que volver a elegir al presidente del TSJ de Murcia, mediante votación, y que debía explicar por qué -la llamada motivación- de forma clara y comprensible, valorando objetivamente los méritos de los dos candidatos.
¿De qué manera?
Se ha pedido que en el Pleno de hoy el visitando de las intervenciones que hicieron ante la Comisión Permanente, en funciones de Comisión de Calificación, que los candidatos Pascual del Riquelme y Pilar Alonso realizaron el 14 de octubre de 2014 y que fueron grabadas en vídeo.
La de Pascual del Riquelme dura 21 minutos y 55 segundos y la de Alonso 16 minutos 12 segundos.
A favor del primero pesa el hecho de que, bajo su dirección el TSJ de Murcia ha seguido la línea innovadora que ha convertido a esta región en un buen banco de pruebas para los cambios que el Ministerio ha implementado después en otras Comunidades Autónomas, merced a que es una de las cinco Comunidades Autónomas que permanecen bajo su competencia frente a las doce que han sido transferidas.
El defensor de la candidatura de Miquel Pascual del Riquelme es el vocal Mario Macías, uno de los hombres de confianza del presidente Carlos Lesmes, de lo que los anglosajones definen como el «inner circle», o círculo interior o de confianza. Macías, magistrado en excedencia, abogado de Cuatrecasas y profesor universitario, tiene más que probadas sus dotes expositivas y persuasivas, que luego tendrán que transmutarse en la versión jurídica escrita.
NO ES LA PRIMERA VEZ
No es la primera vez que a un Pleno del CGPJ le tumba la Sala Tercera un nombramiento.
Existe un antecedente directo y muy llamativo: el de Javier Gómez Bermúdez, al frente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, que fue anulado dos veces, hasta que a la tercera prosperó.
Fue un caso histórico que salió adelante porque la mayoría conservadora del Consejo de Francisco Hernando apostó con fuerza y determinación por la candidatura del actual juez de enlace español en París.
Este último revolcón de ahora al CGPJ en el Tribunal Supremo ha contado con el voto favorable de 18 magistrados frente a 15, que votaron en contra.
Lo que dio origen a dos votos particulares discrepantes.
Uno de ellos fue redactado por Francisco José Navarro Sanchís y suscrito por 9 magistrados más, que disentían en la valoración que la mayoría había hecho de unos méritos, calificándolos de preferentes, de unos candidatos sobre los otros; consideran que no había base jurídica para amparar esa preferencia.
Del segundo voto fue autor el anterior presidente de la Sala de lo Contencioso-Administrativo, José Manuel Sieira, al que se adhirió el exmagistrado del Tribunal Constitucional, Jorge Rodríguez-Zapata. Sieira y Zapata no estuvieron de acuerdo en que se anulara el nombramiento por falta de motivación y no por valorar los méritos de un aspirante frente al otro.
Y como si se tratara de una maldición gitana, Sieira advirtió que podría provocar la repetición del mismo pleito entre los mismos contendientes ante el mismo tribunal.
Como ya ocurrió con Gómez Bermúdez.
Ese es, precisamente, el desafío que tiene ante sí el presidente Carlos Lesmes en el Pleno de hoy: construir una justificación lo suficientemente poderosa y convincente de que la candidatura de Pascual del Riquelme -que volverá a salir- es la mejor para que la Sala Tercera no lo vuelva a tumbar.
En el CGPJ recuerdan que, para este tipo de nombramientos, cuentan con un amplio margen de discrecionalidad. Porque son, precisamente, eso, nombramientos discrecionales en los que la confianza y la capacidad del candidato es un factor determinante a la hora de elegir.
Sin embargo, también tienen muy presente lo que recordaba uno de esos votos particulares: que fue el propio CGPJ quien puso límites a esa discrecionalidad cuando aprobó el Reglamento 1/2010 en el que establecía no sólo los méritos comunes que debían tomarse en consideración sino también los denominados méritos específicos para el puesto de presidente de Tribunal Superior de Justicia.
Para cumplir de forma escrupulosa el principio de mérito y capacidad establecido en el artículo 23 de la Constitución y cumplir la reiterada jurisprudencia de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Alto Tribunal.
A simple vista, la cosa se presenta casi como la cuadratura del círculo.
El presidente Lesmes cuenta, en esta nueva odisea, con los 12 votos originales, a los que previsiblemente se unirán los dos que votaron a Pacheco, que no se presenta esta vez; los de los vocales progresistas Mar Cabrejas y Álvaro Cuesta, su «coacher» para las apariciones parlamentarias.
Previsiblemente sumarán 14. Suponen el 66,6 por ciento de la mayoría, lo que, sin duda, supondrá un argumento de peso ante el Tribunal Supremo, que no tiene la potestad -porque la ley no se lo reconoce- de nombrar a los presidentes de TSJ, a la hora de vérselas otra vez cara a cara en el edificio de enfrente.
¿Será suficiente?
El Supremo volvería a tener, otra vez, la última palabra si la magistrada Alonso vuelve a recurrir el resultado.
Como decía uno de los magistrados de ese mismo tribunal, «si eso sucediera esto va a empezar a parecerse al día de la marmota».
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