Muelas, López y Del Carpio, los «generales» de la «Brigada Tuitera»
José Muelas, Ángel López Y Verónica del Carpio, los impulsores de la Brigada Tuitera. Confilegal.

Muelas, López y Del Carpio, los «generales» de la «Brigada Tuitera»

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20/11/2016 05:59
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Actualizado: 20/11/2016 11:14
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Son tres «generales». O simplemente tres abogados activistas que han conseguido crear un «lobby», un grupo de presión, llamado «Brigada Tuitera» desde la nada de sus «smart phones», compuesto por más de 15.000 personas. A coste cero. Son José Muelas, Ángel López y Verónica del Carpio.

A la ‘Brigada Tuitera’ le corresponde el mérito de haber tumbado las tasas que impuso el exministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, en 2012 a ciudadanos, pequeñas y medianas empresas y organizaciones no gubernamentales, creando un estado de opinión a base de «cargas» masivas de «tuits» coordinados.

«Nosotros somos sólo tres individuos. Aquí la fuerza le corresponde al ‘enjambre’, a la suma de todos los que formamos la ‘Brigada Tuitera’. Pon eso, porque es hacer justicia. No hay otra», declara con gravedad el «general» Muelas, decano -en su otra faceta- del Colegio de Abogados de Cartagena.

Los tres se encuentran, esta mañana de sábado, en el Salón de Actos del Ayuntamiento de Madrid, en el corazón del Palacio de Telecomunicaciones -el antiguo edificio de Correos-, celebrando el  tercer acto reivindicativo anual bajo el lema Muéve #T, #YoVoY2016. 

El espacio, cedido por la alcaldesa Manuela Carmena tiene su morbo. Porque apenas a 20 metros de distancia tenía su despacho Ruiz Gallardón cuando era alcalde de Madrid, hasta diciembre de 2011.

Antes de ayer, como quien dice.

Los tres, como los 135 asistentes restantes, tienen una sensación similar a la de los soldados soviéticos cuando entraron en el búnker de Adolf Hitler, en Berlín, en abril de 1945.

O como si Lucas Skywalker, Han Solo y la princesa Leila celebraran un acto muy relevante para ellos en la ‘Estrella de la Muerte’, el fortín de Darth Vader. Porque para muchos de ellos, Ruiz Gallardón se asemejaba al «malo» de «La Guerra de las Galaxias», sólo que sin casco y uniforme negro.

“La figura de Gallardón fue vital porque provocó un enfado generalizado. Y el enfado mueve mucho. Ha estado a la altura de los mejores malos de las mejores películas de la historia. Sin mezcla de bien alguno.”, admite Muelas.

La profesora de derecho civil, abogada e impulsora de la Brigada Tuitera, Verónica del Carpio. Confilegal.

La profesora de derecho civil, abogada e impulsora de la Brigada Tuitera, Verónica del Carpio. Confilegal.

Verónica del Carpio es más ácida. Mira el edificio, pensando en Gallardón y en las tasas. «¿Sabes cuánto costó este edificio faraónico de Ruiz Gallardón? 450 millones de euros. Y no tenemos calidad de la justicia», afirma con rotundidad.

Las personalidades de Muelas, López y Del Carpio no pueden ser más dispares. Muelas es un hombre carismático, con la cabeza muy bien amueblada y experto en nuevas tecnologías. Madera de líder ciento por ciento.

López, abogado en Madrid, es un organizador, un gran trabajador y un conector; la sinapsis de la ‘Brigada Tuitera’.

Y Del Carpio, profesora de Derecho Civil en la UNED y abogada en la capital de España, es una fuerza de la naturaleza, una mujer apasionada que siente, casi con dolor físico, la vulneración de los principios en los que cree. Un motor de energía continua y poderosa.

La amalgama de esas tres personalidades, sumada a otras, como la de Virginia Mate o Rafael Cobos, que presentaron el acto, o Enrique Hinojosa, Jaime Borrego, Alfredo Herranz, y tantos otros, han hecho realidad una idea que no nació en absoluto como una broma, como muchos pueden creer.

Acción micropolítica

De hecho, fue muy meditada. La «Brigada Tuitera» es, en esencia, una acción micropolítica.

“La característica principal de una ‘acción micropolítica’ es que se actúa sobre un punto muy concreto. Con unos objetivos pequeños y definidos. Nuestro objetivo principal era tumbar la Ley de Tasas. Queríamos una justicia sin tasas. Pero también una justicia independiente, cercana, con medios y eficaz. Una justicia, en definitiva, para todos”, explica Muelas.

El secreto de su éxito es que lo que hacen es épico, divertido, realizable y motivador, condiciones fundamentales en la llamada “inteligencia de enjambre” aplicada a la acción política.

José Muelas, durante el discurso de cierre; detrás de él, a la izquierda, Ángel López, Alfredo Herranz Ana Garnelo. Confilegal.

José Muelas, durante el discurso de cierre; detrás de él, a la izquierda, Ángel López, Alfredo Herranz Ana Garnelo. Confilegal.

El término fue inventado por Gerardo Beni y Jin Wang, de la Universidad de California, en 1989, para el campo de la robótica celular, inspirándose en la propia naturaleza.

Algunos ejemplos de “inteligencia de enjambre” lo constituyen los bancos de peces, el alineamiento de las aves en vuelo, el comportamiento de las abejas, de las avispas, las colonias de hormigas, las termitas, los rebaños y el crecimiento bacteriano.

En la acción política, quien lo ha aplicado con eficacia ha sido el Partido Pirata de Suecia, el tercer país en afiliados de Suecia. Su organización interna, de hecho, es la del enjambre.

“Un enjambre es una congregación de decenas de miles de voluntarios que eligen libremente converger en un objetivo común”, explicaba Frank Falkvinge, líder de ese partido entre 2007 y 2011.

“Para convocar al enjambre hay que anunciar un objetivo. Tenemos que decir: queremos conseguir esto”, añadía el líder del Partido Pirata sueco, convertido hoy en un “evangelista” internacional de este concepto “revolucionario”, autor del libro “Swarmwise: The Tactical Manual to Changing the World” (“Enjambre: El manual táctico para cambiar el mundo”).

“Es entonces cuando aparece el enjambre. Cuando los individuos ven que pueden unirse a una causa. Pero esa causa tiene que cumplir una serie de condiciones obligatorias: tiene que ser tangible, creíble, inclusiva, épica y… divertida”, enumera el sueco.

Las palabras del “general” Muelas son casi un calco de las de Falkvinge. Porque la “Brigada Tuitera” cumple con todas esas condiciones.

Los inicios de la «Brigada Tuitera»

Los inicios de la “Brigada Tuitera” se remontan a noviembre de 2013. Tres días antes del 20 de noviembre, fecha en que un año antes había sido publicada la Ley de Tasas en el Boletín Oficial del Estado, el “general” Muelas publicó en su “Cuartel General”, labrigadatuitera.wordpress.com, un llamamiento que tituló “Llamada y tropa”. Decía así:

“- Señores, pueden venir si lo desean, la Brigada se pone en marcha.

– ¿Hacia dónde, mi general?

– Hacia el infierno… o hacia la gloria. Depende del punto de vista”.

¿Y por qué este símil militar? “La ‘Brigada Tuitera’ es un juego de palabras con la conocida ‘Brigada Ligera’. Es evocador, es épico, es divertido. Todos los que forman parte de ‘la Brigada’ son ‘húsares’. A mí me llaman ‘general’ (se ríe abiertamente) y evoca la idea de un ejército a caballo, en movimiento, cargando a toda velocidad contra el enemigo. El lenguaje es una broma. Es un juego que, sin duda, ayuda a facilitar la comunicación”, explica Muelas.

Operan de forma por completo descentralizada. Organizan caras de «tuits» con el fin de influir y crear estados de opinión.

Sus normas

«Nos regimos por tres normas: La primera, lo que hagas, no lo critico, si lo haces pensando en el bien de todos. Segunda, si no me gusta lo que has hecho, sigo sin criticarte, pero trato de hacerlo como creo que hay que hacerlo. ‘Creo que esto debería ser blanco’. ‘Bueno, pues mañana lo haces tú, blanco’. Y no necesitamos más. Porque, a partir de ahí, cada uno de los miembros de la Brigada Tuitera es un ‘general’ que opera con autonomía plena», apunta López.

La ristra de victorias obtenidas habla de su eficacia. En nueve parlamentos autonómicos han conseguido aprobar proposiciones no de ley contra las tasas, igual que en el Parlamento nacional.

Todavía queda por cerrar la batalla de las tasas, que consideran ganada, tras el último varapalo: la sentencia del Constitucional.

Sus siguientes objetivos son lograr una justicia, eficaz, independiente y con medios.

Sobre todo independiente, la prioridad para Lopez.

«El único que dice en España que la Justicia es independiente es el ministro de Justicia, Rafael Catalá. Porque ni las asociaciones de jueces, ni el Consejo de Europa ni el informe GRECO lo aseguran. Todo lo contrario. Yo no creo que haya un estado de derecho en España. No lo habrá hasta que no tengamos una justicia independiente. ¿Sabes dónde está la solución?», pregunta. «En el programa de gobierno del PP de 2011. Con que lo cumplieran solucionarían la mayor parte de los problemas de la justicia».

Ángel López es abogado de Madrid y se entregó a la causa desde el primer minuto. Confilegal.

Ángel López es abogado de Madrid y se entregó a la causa desde el primer minuto. Confilegal.

Verónica del Carpio, siempre hiperactiva, cargada de energía, se pregunta, por su parte, «¿dónde está el dinero de las tasas? Porque después de 4 años el destino de las tasas no ha sido el previsto. Se pusieron tasas cuando afloraron los problemas de las preferentes, de las cláusulas suelo, cuando descubrimos lo que estaban haciendo los bancos. Lo que está en juego es la democracia misma. Si el estado de derecho debe perseguir abuso de los poderosos o si es una justicia sólo para ricos. De todos nosotros depende que sea una cosa o la otra».

Para el «general» Muelas es evidente que la batalla de las tasas se ha ganado, lo que prueba la eficacia de la «Brigada Tuitera». Pero aquí no se ha acabado la historia.

«Quedan todavía muchas batallas por librar, muchas cargas por lanzar. Nacimos para quedarnos», cuenta.

«A Gallardón le dijimos en su momento, cuando nacimos: ‘Tú te irás con vergüenza’ -explica Muelas- y se ha ido. De su obra ahora se está hablando de cómo eliminarla. Ese es su legado. Ese es el recuerdo que todo el mundo tiene de él. Y lo hemos conseguido entre todos, movilizándonos, tomando la responsabilidad que nos correspondía, unidos. Y hoy, 19 de noviembre de 2016, lo estamos celebrando aquí, en el que fue su cuartel general. ¿Una paradoja? En absoluto», contesta.

«En absoluto», remacha. «La ‘Brigada Tuitera’ es un experimento de participación de la lía gente en política. Hemos demostrado que la sociedad civil puede organizarse y puede influir. Somos la prueba viviente»,  y se despide con una gran sonrisa.

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