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El neuroestrés, un fenómeno de nuestro tiempo

El neuroestrés, un fenómeno de nuestro tiempo
Javier Puyol es el socio director de Puyol Abogados, una boutique legal especializada en el mundo de las nuevas tecnologías y el cumplimiento normativo. Confilegal.
14/10/2017 06:11
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Actualizado: 10/1/2024 17:54
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Un mal de nuestro tiempo cada vez más extendido entre los ciudadanos hace referencia al uso intensivo, sino abusivo de las nuevas tecnologías por la gran parte de los ciudadanos, lo que ha determinado que dichas nuevas prácticas hayan traído consigo nuevas patologías, y se hayan situado como una de las principales causas de la aparición de nuevas enfermedades.

Tal como se recogía en La Vanguardia[i], según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la adicción es una enfermedad física y psicoemocional que crea una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación.

Las Tecnologías de la Información y la Comunicación, (TIC), son el conjunto de tecnologías desarrolladas para gestionar información y enviarla de un lugar a otro. Las de uso más extendido y cotidiano: Internet y teléfonos móviles.

Por tanto, se define la adicción a las TIC como su uso compulsivo, repetitivo y prolongado con incapacidad para controlar o interrumpir su consumo y con consecuencias sobre la salud, la vida social, familiar, escolar o laboral.

Según datos del INE de octubre de 2014 sobre equipamiento y uso de las TIC, el 99,2 % de los hogares españoles tiene televisión, el 96,4 % teléfono móvil y el 74,4 % acceso a Internet.

El uso de las TIC por la población de 16 a 74 años revela que el 76,2 % utiliza Internet, siendo los usuarios frecuentes el 93,5 % y los de uso intensivo (diario) el 60 %.

El 51,1 % de esta franja de edad acceden a las redes sociales, mostrándose los jóvenes de 16 a 24 años los más participativos (91,3 %).

El 73,7 % tiene teléfono móvil, cifra que aumenta exponencialmente en el sector joven que roza el 100 %.

En cuanto a la población infantil (de 10 a 15 años) la proporción de uso de las TIC es muy elevada.

Respecto al ordenador es prácticamente universal (98,3 %) y el 92 % utiliza Internet.

Por otra parte, el 63,5 % de los menores dispone de teléfono móvil, hasta alcanzar el 90,3% en la población de 15 años.

Hoy en día, debe tenerse en cuenta, que existe un general conocimiento de las patologías que se derivan del uso masivo de las nuevas tecnologías.

Constituye un hecho evidente que son, precisamente, los medios de comunicación quienes están alertando constantemente de los riegos que supone el uso desmedido y sin control de los teléfonos móviles, los chats, las videoconsolas, etc., así como sobre el surgimiento de nuevos trastornos y patologías graves, tales como: el estrés visual, sordera, el insomnio, las patologías cervicales, entre otras muchas, y, además, todas ellas presentan rasgos en común al estar vinculadas al consumo excesivo de Internet y de las redes sociales.

En este sentido, conceptos como la “nomofobia” -no mobile phone phobia- o pánico a no estar conectado por el móvil, la tecno ansiedad, o tecnostress y el síndrome de la vibración fantasma, se han incorporado, entre otras patologías, a nuestro lenguaje diario.

La nomofobia[ii] es considerada como aquella patología que hace referencia a la sensación de miedo y la angustia que se padece una persona al olvidar su teléfono móvil o incluso su tablet en su casa o en la oficina.

Una de cada dos personas duerme con su móvil

De acuerdo a un estudio realizado por el grupo de telecomunicaciones y medios Rogers en Canadá, algunos de los resultados arrojaron que más de una persona de cada dos duerme con su teléfono móvil, y un 65% de los encuestados afirman sentirse desnudos sin el aparato con conexión a Internet.

Con base en una serie de investigaciones en torno a dicha temática se ha logrado establecer que aquellas personas que padecen esta fobia se sienten aisladas o desconectadas al olvidar el móvil, ya que se perderán llamadas de familiares o amigos, o no tienen información de lo que pasa con sus contactos en los chats personales (v.gr. whatApp), así como de los mensajes recibidos (v.gr SMS).

Un mal bastante frecuente es el que hace referencia al llamado “síndrome de la llamada imaginaria” por el que hasta el 70% de los usuarios de dispositivos móviles han sufrido alguna vez la alucinación de que su teléfono móvil había sonado o vibrado sin que en la realidad lo hubiera hecho.

La explicación es que nuestro cerebro ha empezado a asociar al teléfono móvil cualquier impulso que recibe, especialmente si estamos siendo víctima de estrés.

El “cibermareo” fue una palabra fue acuñada en la década de los 90, cuando aparecieron los primeros dispositivos de realidad virtual.

Hace referencia al mareo que sienten los usuarios de aparatos de realidad virtual, y que son parecidos a los que algunas personas sufren cuando viajan en un medio de transporte. Solo que, en este caso, han permaneciendo inmóviles.

Efecto Google

Otra patología diagnosticada con cierta frecuencia es lo que se ha venido a denominar “Efecto Google”, el cual se produce cuando nuestro cerebro se niega a recordar información como consecuencia de la posibilidad de acceder a ella en cualquier momento.

¿Para qué aprender algo de memoria si los buscadores nos permitirán encontrar cualquier dato cuando lo necesitemos?

El problema es que esta enfermedad pueden padecerla no solamente los que no tienen ganas de memorizar, sino que todos los usuarios de Internet son susceptibles de sufrirla.

Al lado de estas situaciones, se puede citar también a la llamada “Cibercondría”, que hace referencia a aquella patología que la sufren quienes se convencen de que padecen alguna o varias enfermedades de cuya existencia se han enterado principalmente mediante su consulta en Internet.

Es un mal ciertamente común, y el problema se centra en el hecho de que una persona puede empezar a encontrarse realmente mal a causa del “efecto nocebo”, que es justamente lo contrario al llamado “efecto placebo”.

En un interesante artículo Muñoz[iii] hacía referencia a los males derivados de las nuevas tecnologías, y los catalogaba y concretaba desde el punto de vista médico, de la siguiente manera:

1.- El dedo de Blackberry

Mensajes, redes sociales, correo electrónico… Sin darnos cuenta, pasamos horas tecleando en el móvil.

Este hábito puede desarrollar sobrecargas en la base del dedo pulgar, lo que a su vez puede derivar en el denominado “dedo de BlackBerry”, anteriormente conocido como la artrosis de las costureras.

2.- Síndrome del túnel carpiano

El ratón con el que trabajamos o jugamos en el ordenador puede producir el síndrome del túnel carpiano, una lesión que hasta la llegada de las nuevas tecnologías sólo se veía en personas mayores. La adopción sostenida de una mala postura con la muñeca puede provocar este síndrome del túnel carpiano, que se manifiesta a través de fuertes dolores en la muñeca y/o en la palma de la mano cuando se lleva mucho tiempo en el ordenador.

3.- Codo de tenista

La mala postura en nuestro tiempo de uso de ordenadores puede derivar en el codo de tenista, especialmente causada por un mal uso del ratón.

Mantener la posición sostenida de la muñeca levantada hacia arriba puede producir rasgamientos en los extensores de la muñeca.

4.- Estrés visual

El tiempo que pasamos delante de dispositivos electrónicos, como tabletas, teléfonos móviles y libros electrónicos trae como consecuencia el estrés visual, haciendo que los ojos se resequen mucho. Si se está habitualmente muy cerca de la pantalla (tanto del ordenador como de la televisión), se puede desarrollar vista cansada y/o miopía, especialmente en el caso de los más pequeños.

5.- Obesidad infantil y juvenil

Aunque los niños pueden desarrollar algunas facultades importantes gracias a las nuevas tecnologías (los videojuegos, por ejemplo, proporcionan mayor habilidad psicomotriz, aumentan los reflejos, estimulan el razonamiento lógico y la capacidad de decisión, etc.) su principal efecto es que evitan al máximo cualquier tipo de actividad física por su constante interés en el juego: todas esas horas frente a la pantalla (unido a la comida rápida e industrial) aumentan la obesidad infantil y, por tanto, el riesgo cardiovascular.

6.- Insomnio

El uso de dispositivos electrónicos como tablets, móviles y aplicaciones de mensajería, o televisión justo antes de dormir dificulta la conciliación del sueño, no sólo por el consumo de tiempo que su uso implica sino por la luz que emiten, que reduce la cantidad de melatonina que segrega el cerebro – la hormona que favorece la relajación y la somnolencia y regula el sueño y la vigilia –, dificultando así el sueño y su calidad.

7.- Problemas de audición

La televisión, la radio, los reproductores de música. Hoy en día estamos muy acostumbrados a la exposición del sonido. Sin embargo, percibir este ruido en exceso puede ser muy dañino para nuestros oídos.

El mal uso de los aparatos electrónicos de reproducción de música con auriculares (Mp3, smartphones) que llegan a alcanzar elevados niveles de sonido nos expone a un peligro para nuestra audición. Los decibelios excesivamente altos (<70) pueden ser perjudiciales para nuestra salud si nos exponemos a ellos durante un tiempo prolongado.

8.- Infertilidad

Llevar el móvil siempre en los bolsillos del pantalón o utilizarlo demasiado, así como trabajar asiduamente con el ordenador portátil en las piernas (aumentando la temperatura de los testículos, lo que podría reducir la producción de esperma y alterar su movilidad), puede afectar negativamente a la calidad del semen y, por lo tanto, a la fertilidad de los hombres.

9.- Adicción

A los videojuegos: El uso desmedido de videojuegos puede intensificar el riesgo de que niños y adolescentes se enfrenten al aislamiento social, adquiriendo una adicción a las pantallas. Algunos de los síntomas de alerta son: dificultad para conciliar el sueño por la sobre activación del cerebro, y el síndrome de abstinencia, que está ligado a la ansiedad, la irritabilidad y la ira.

Los más pequeños llegan incluso a confundir el mundo virtual con el real, su vida social disminuye porque ya no quieren ir al parque o, en los más grandes, salir con amigos puede resultar aburrido e intensificar la ansiedad.

Por todo ello, el uso y el abuso en la utilización de las nuevas tecnologías debe responder también a unos límites ponderados, teniendo en cuenta que nuestra salud, como consecuencia de dicho uso excesivo, puede estar en un serio riesgo.

Consecuentemente con ello, debe tenerse cada vez más presente que, pasar horas de las necesarias frente al computador, hablar por teléfono muchas horas, chatear en exceso, escuchar música a todo volumen en nuestros audífonos, y “pegarse” al televisor puede traernos muchas y complicadas enfermedades en el futuro[iv].

 

[i] Cfr.: “TIC: Las nuevas adicciones”. La Vanguardia. 27 de noviembre de 2.014.

[ii] Cfr.: “10 enfermedades relacionadas con las nuevas tecnologías”. Tecnolatinos. 8 de abril de 2.016

[iii] Cfr.: MUÑOZ, Laura. “10 males de las nuevas tecnologías”. EFE salud. 4 de diciembre de 2.013

[iv] Cfr.: DOMINGUEZ ARCILA, Juan Carlos. “Los riesgos del abuso de la tecnología en nuestra salud”. Sura. 4 de marzo de 2.013.

 

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