Serbia: el último viaje de Maza antes de Argentina, una misión de España para asesorar a su poder judicial y a la fiscalía para entrar en la UE
José Manuel Maza en su viaje a Belgrado. A su lado, Borja Jiménez, fiscal y líder español del proyecto, Emilio Jara, cónsul español, Rosana Morán, y Cristina de la Torre, segunda jefa de la Embajada española en Belgrado en un descanso del acto de clausura del proyecto.

Serbia: el último viaje de Maza antes de Argentina, una misión de España para asesorar a su poder judicial y a la fiscalía para entrar en la UE

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21/11/2017 06:15
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Actualizado: 20/11/2017 20:49
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Ayer, 20 de octubre, hacía exactamente un mes que José Manuel Maza se encontraba en Belgrado, Serbia, acompañado de Rosana Morán, fiscal de Sala de Cooperación Penal Internacional del Tribunal Supremo, la misma persona que viajó con él a Buenos Aires.

El vuelo, a diferencia de las 12 horas a Buenos Aires, fue mucho más corto: 6 horas, con trasbordo en Roma.

El objetivo del viaje era de esos que no hacen titulares en los medios de comunicación pero que, sin embargo, son muy importantes: la clausura del proyecto de hermanamiento (twining project, en inglés) de la Unión Europea bautizado con el nombre de “Fortaleciendo las capacidades del Consejo del Poder Judicial y del Consejo Fiscal de la República de Serbia”.

España, y más concretamente la Fiscalía General del Estado, como líder del proyecto, y el Consejo General del Poder Judicial, por una parte, y Grecia –su Ministerio de Justicia, Transparencia y Derechos Humanos- habían estado durante 27 meses asesorando al Poder Judicial y al Ministerio Fiscal en la transferencia de experiencias, buenas prácticas y conocimientos especializados democráticos de cara a la entrada de Serbia en la Unión Europea.

Hay que tener en cuenta que Serbia no ha tenido una constitución democrática hasta 2009.

Como país exsocialista que fue durante más de 50 años, hasta que la guerra de los Balcanes, a mediados de los años 90, hizo saltar por los aires la antigua Yugoslavia, las estructuras estatales estaban en otro universo político.

La Constitución de 2009 estableció la creación del Consejo del Poder Judicial y del Consejo Fiscal Estatal, en línea con los existentes en la mayor parte de los 28 países que componen la Unión Europea, pero con más poder, incluso. Porque tendrán independencia económica. El del Poder Judicial asumirá, previsiblemente a partir de enero, toda la gestión del presupuesto de Justicia que ahora lleva el Ministerio del ramo.

Y lo mismo ocurrirá con el Consejo Fiscal Estatal próximamente, aunque todavía no se ha fijado fecha.

Plano general del acto de clausura del «Twining Project», en el que tomó parte Maza.

De izquierda a derecha, Mirko Cikiriz, secretario de Estado de Justicia, Dragomir Milosevic, presidente del Consejo del Poder Judicial serbio, Zagorka Dolovac, fiscal general del Estado y presidenta del Consejo Fiscal, José Manuel Maza y Rosana Morán.

INDEPENDIENTES Y FUERTES

Esa es una de las precondiciones para ser miembro de pleno derecho de la UE: un Poder Judicial y un Consejo Fiscal Estatal fuertes e independientes, como establecen los cánones de la división de poderes en los estados democráticos, y una serie de reformas legislativas que hagan posible su existencia y su fortaleza institucional.

“El proyecto estaba dividido en la obtención de tres grandes resultados: el reforzamiento de las capacidades administrativas de ambos Consejos; la mejora del sistema de acceso a la profesión de juez y fiscal y la mejora del sistema de responsabilidad disciplinaria y ética”, explica Morán.

Esto ha devenido en recomendaciones de reformas en todos los campos. Desde planificación presupuestaria estratégica, recursos humanos, gestión de proyectos, auditorías, relaciones con la sociedad civil, las instituciones del Estado, comunicación, ascensos en base al mérito y la capacidad, dación de cuentas, etc. Todas homologables a lo que es la norma en la UE.

Y esto ha sido posible gracias a la magnífica imagen de la fiscalía y el poder judicial español, referente democrático en Europa.

LLEGADA A BELGRADO         

Maza aterrizó en el Aeropuerto Nicola Tesla, de Belgrado, pasada la medianoche del 18 de octubre. Las siguientes 24 horas fueron una carrera de obstáculos continua que, sin embargo, el fiscal general del Estado sorteó con nota.

Allí conoció a “nuestro hombre en Belgrado”, el fiscal Borja Jiménez, el RTA (siglas que responden a la definición de «Resident Twining Adviser» o consejero residente) o coordinador del proyecto, por el que pasaron casi 70 expertos de todas las áreas de conocimiento tanto del CGPJ como de la Fiscalía; 50 españoles, 10 griegos y otro tantos irlandeses y portugueses.

“En total produjimos 44 informes -22 para cada institución- con recomendaciones concretas para mejorar los diferentes aspectos de funcionamiento tanto del Consejo del Poder Judicial como del Consejo Fiscal Estatal”, explica Jiménez, recién regresado a su destino en Córdoba.

Borja Jiménez entre Yasmina Perovic -traductora- y Dragana Radic, mano derecha del fiscal español en este proyecto.

Miguel Agudo, catedrático de derecho Constitucional de la Universidad de Córdoba, José Ángel Martí, magistrado, y Ana Sánchez, letrada de la Administración de Justicia, son tres de los 70 expertos que han pasado por Belgrado en este proyecto.

El fiscal general del Estado se sintió impresionado no sólo por los resultados obtenidos sino por el grado de conexión personal obtenida por Jiménez con los máximos responsables de los jueces y fiscales serbios.

Durante el acto solemne de clausura y ante sus anfitriones -el secretario de Estado de Justicia, Mirko Cikiriz; el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo del Poder Judicial de Serbia, Dragomir Milojevic; y la fiscal general y presidenta del Consejo de la Fiscalía, Zagorka Dolovac– Maza les dijo con evidente placer: “tienen en sus manos la posibilidad de impulsar, de manera coordinada, un paquete de reformas propuestas en estas recomendaciones que podrán situar a Serbia en el ámbito de los estándares exigidos por la UE”.

“SOMOS MÁS SERBIOS”

Maza, que, por encima de todo, era un hombre de empatía, de tender puentes, de entenderse con el otro, a continuación añadió: “Las sinergias entre las distintas administraciones implicadas y el intercambio de conocimientos y experiencias entre expertos ha creado una sólida base de amistad y compañerismo, de modo que se ha producido la transformación de cada uno en el otro, al modo de Don Quijote y Sancho Panza”.

“Me consta que nosotros somos más serbios, que podemos ponernos en su lugar con un conocimiento más cercano y real, y que a la vez, la idea de la Unión Europea que nosotros les hemos trasladado es viable y atractiva para la República Serbia”.

“La combinación de experiencias nos ha permitido además disfrutar de esta tierra estos años; hemos mezclado nuestra mentalidad con la suya y todos hemos cumplido el compromiso, se puede ser riguroso y puntual, pero flexible y conciliador; serio, pero cercano. Esa mentalidad española y griega, ha demostrado que siempre es mejor convencer que imponer y que el buen talante es un signo de inteligencia y no de debilidad”, señaló.

UN HOMBRE DE TALANTE

Y es que el fallecido fiscal general del Estado era un hombre de talante. Y supo ver en los 27 meses de trabajo de España en Serbia ese mismo talante suyo.

Maza también firmó una actualización al protocolo de cooperación en materia de derecho penal con la Fiscalía de la República de Serbia. También mantuvo una reunión con el ministro del Interior y su homónima serbia, Zagorka Dolovac, le invitó a un almuerzo de trabajo.

Todavía le quedó tiempo para pasear un rato por Belgrado, donde había estado su hijo José, abogado, y para participar en una pequeña fiesta de despedida en el céntrico Hotel Marriot.

La madrugada del día siguiente, el 20 de octubre, Maza tomó un vuelo de regreso a España, en compañía de Rosa Pérez, una experta de la Fiscalía, con la sensación de haber cumplido una misión con nota.

Un regreso con la preocupación en la mente de la posible declaración de independencia, por parte del Parlamento catalán, y la probable imposición del artículo 155 de la Constitución, suspendiendo su autonomía y que siete días más tarde se materializó.

El estrés por aquellos acontecimientos junto con la presentación de las dos querellas, contra el gobierno autonómico disuelto y la Mesa del parlamento regional, y su constante actividad oficial, pesaron, sin duda, en el desenlace final de Buenos Aires.

Un desenlace que José Manuel Maza jamás podría llegar a sospechar cuando su avión despegó a toda potencia del Nicola Tesla. Ni él ni ninguno de nosotros.

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