Firmas
¿De qué huyen los abogados cuando abandonan un despacho?
03/8/2018 06:15
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Actualizado: 31/7/2018 19:06
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Todavía recuerdo las primeras salidas voluntarias de socios o de asociados seniors de grandes firmas hace veinte años. Quienes tomaban la decisión de salir para incorporarse a otra firma o lanzar la propia se encontraban con expresiones de sorpresa de sus colegas o jefes que no comprendían como tomaban ese riesgo de dejar la seguridad de una firma y las expectativas de retirarse en él. Se vivían como verdaderas traiciones.
Ahora nos hemos acostumbrado a esta realidad y casi cuesta “colocar” en los medios noticias de fichajes, por muy senior que sea el abogado o socio fichado.
Y desde la mitad de la crisis, también nos hemos ido acostumbrado a los «spin offs» (secuelas) de socios jóvenes o de abogados seniors.
Abandonar el despacho, algo cada vez más frecuente
Quisiera reflexionar en este artículo sobre las salidas “más dolorosas” para las firmas, que son aquellas que implican a un socio con responsabilidad sobre un área o departamento o de aquellos asociados que ya se encontraban en “la sala de espera” para acceder a la sociatura.
Si siguiéramos las declaraciones públicas que hacen, la principal razón de la salida es la ilusión de lanzar su propio proyecto o el de volver a las raíces de la práctica profesional con oficinas más pequeñas y mayor contacto con el cliente.
Y, sin embargo, creo vislumbrar en muchos casos una huida hacia delante.
Entonces, ¿De qué huyen?
- – Huyen del exceso de burocracia interna, que puede llegar a ralentizar la carrera profesional de su equipo o la suya propia y limitar la independencia y flexibilidad para aceptar determinados asuntos y/o clientes.
- – Huyen de los conflictos de interés que les impiden aceptar determinados clientes o asuntos que para su área serían muy interesantes y motivadores pero que no estarían alineados con la estrategia de la firma.
- – Huyen de las exigencias de la estructura a nivel comercial, de gestión interna o de alcance de presupuestos. En ocasiones, a esta presión se suma la certeza de que carecen de los recursos internos o de las habilidades para llega a los resultados solicitados.
- – Huyen de la falta de conciliación y flexibilidad, que afecta a sus vidas personales y a sus sueños más allá de la oficina.
- – Huyen de la falta de reconocimiento, en tanto que pueden llegar a considerar que su formación y experiencia no está bien recompensados, en forma de cargos, responsabilidades, derechos y/o remuneración.
Algunas reflexiones finales
Y mi pregunta final es ¿logran en sus nuevas firmas calmar esos impulsos de huida?
Y también sería relevante preguntar si identifican en sus nuevos equipos sensaciones similares a las que ellos sintieron.
Y, ¿qué hacen en esos casos?
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