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Un regreso de vacaciones de pesadilla desde Gran Canaria

Un regreso de vacaciones de pesadilla desde Gran Canaria
El autor de esta columna denuncia falta de empatía de Air Europa en su viaje de regreso a la Península desde el aeropuerto de Gando, Gran Canaria.
05/10/2018 06:15
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Actualizado: 08/10/2018 14:48
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El pasado 7 de agosto mi mujer, mis dos hijos pequeños y yo teníamos previsto volar de regreso a Madrid desde el aeropuerto de Gando, Gran Canaria. El vuelo estaba previsto que despegara a las 7.00 de la mañana.

Al aeropuerto llegamos a las 6.05, entregamos el coche de alquiler y a las 6.15 llegamos al mostrador de facturación de Air Europa. El tiempo de antelación para vuelos nacionales sugerido por la mayoría de las aerolíneas es de 45 minutos antes de la hora de salida.

Estábamos en tiempo y forma, de un modo evidente. No es la primera vez que tomo un avión. Por mi trabajo, soy bastante asiduo de los vuelos y conozco bien la operativa.

El problema es que allí, 45 minutos antes de despegar, no había nadie.

Air Europa había echado el cierre a la facturación.

Como es logico me fui a hablar con la única operadora de esa compañía que estaba en el mostrador de ventas.

Le expliqué lo que nos ocurría y una vicisitud muy especial. Mi hija padece una enfermedad crónica que precisa de un tratamiento a base de fármacos adaptados a su corta edad, normalmente en fórmulas magistrales, que para su traslado requieren el mantenimiento de la cadena de frío.

Soy una persona muy ordenada, y tal como hicimos en el vuelo de ida, al iniciar nuestras vacaciones, calculé entre 3 y 4 horas el tiempo de exposición de la medicina.

Le pedí encarecidamente que nos dejara facturar. Como si hablara con una pared.

Tenía que seguir la normativa de la empresa en cuanto a la antelación para hacer el «check in». Le expliqué que habíamos llegado con tiempo suficiente. Pero otra vez me contestó la pared.

No sirvió de nada.

Tampoco nos dio opción alguna la gestora de facturación de la empresa Ground Force. Eran las 6.35 de la mañana. Habíamos perdido 20 minutos vitales dando explicaciones.

NO APORTARON SOLUCIÓN ALGUNA

Ninguna de las dos personas se ofreció para encontrar una solución a la medicina de mi hija.

El panorama que se nos abrió, ante esas circunstancias, fue desolador.

Si no podíamos tomar  el vuelo contratado y pagado para las 7:00 horas, debíamos buscar otras alternativas que suponían un mayor tiempo de exposición de los fármacos y, por tanto, no respetar la cadena de frío de los mismos lo que podría acarrear consecuencias impredecibles para la salud de la niña.

Por más que apelaramos a las consecuencias para la salud del menor, el perjuicio que nos estaba ocasionando su decisión «normativa» o la clamorosa falta de sensibilidad mostrada hacia la posible vulneración de los derechos de unos pasajeros que estaban rogándole que no nos expusiera ante este dramático escenario, todos nuestros intentos fueron ahogados por un trato carente de humanidad por parte de esta primera operadora y las siguientes que fueron tratando con nosotros a lo largo de esa mañana.

Lo más miserable fue la actitud despótica y si me apuro de recochineo, de comprobar cómo esta misma compañía estuvo la misma mañana de marras tramitando facturaciones para vuelos posteriores, sin atender escrupulosamente a la norma en cuanto al tiempo de antelación para realizar el «check-in» que esgrimieron para denegarnóslo a nosotros.

Después del desbarajuste tuve la oportunidad de hablar con varias personas de compañías diferentes que me confirmaron que jamás habían conocido un caso como el nuestro, que habiendo llegado 45 minutos antes del embarque, la facturación hubiera sido cerrada de esa forma y que no se nos buscara una alternativa de regreso.

Por mi parte, volar con Air Europa lo he descartado por los siglos de los siglos. Ya sea en viajes profesionales o personales.

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