«Un tío blanco hetero»: «Ni la más ferviente feminista es capaz de defender que todas las mujeres sean seres de luz»
Detrás de "Un hombre blanco hetero" se esconde un joven de 30 años que estudió comunicación audiovisual y diseño gráfico y que descubrió esta forma de comunicar mientras trabajaba en Canadá. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

«Un tío blanco hetero»: «Ni la más ferviente feminista es capaz de defender que todas las mujeres sean seres de luz»

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20/1/2019 01:30
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Actualizado: 20/1/2019 00:09
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«Un tío blanco hetero» -mantenemos el secreto de su identidad- se ríe cuando me refiero a su disfraz como el traje de ‘Spiderman’.

Cuando se lo inventó su idea estuvo más bien en ‘Batman’, dice.

Por lo de la boca y la mandíbula al aire.

Sea como fuere, el efecto es el mismo. El traje le transforma, incluso en los gestos y el tono de voz. Suena, incluso, diferente.

Después de acabar la entrevista, que tuvo lugar en la sala de reuniones de Confilegal, y la sesión de fotos consiguiente, me pregunto si no debía que habérsela hecho vestido de ‘Spiderman’.

Como cuando él se la hizo, a su vez, al canadiense Jordan B. Peterson, uno de sus referentes personales, autor de «12 reglas para vivir», un ensayo-bomba contra la corrección política y la cultura de la queja, cuando vino a España.

Quizá «Un hombre blanco hetero» habría sido más vitriólico, más sarcástico. O  no. Está probado que los actores también se transforman cuando se ponen la ropa de sus personajes. Es parte de la magia del teatro.

Detrás de «Un tío blanco hetero» se esconde un joven madrileño de 30 años, que vivió su infancia en Vallecas y cuyos padres son de clase media, que estudió comunicación audiovisual y que trabajó en el campo del diseño gráfico en Canadá durante dos años, de donde se trajo la idea.

Hoy, solo un año después de lanzar su canal en You Tube, tiene 216.000 suscriptores. En este corto espacio de tiempo se ha convertido en un referente, un líder de opinión contra el feminismo, la violencia de género, las denuncias falsas y la corrección política en general.

Y lo más importante, como «youtuber» vive de ello.

No en un «casoplón» -no da para tanto- sino en un piso con dos amigos en el centro de Madrid.

Las microdonaciones regulares de 1.075 personas, a través de Patron, le dan la libertad y la independencia que requiere para dedicarse profesionalmente a hacer vídeos sobre lo que él considera la actualidad más candente.

Y sin tener que recurrir a la monetización, a través de los anuncios que You Tube incrusta al principio de los vídeos con mucho público, que es el suyo.

Uno de sus últimas producciones se centró en la sentencia del Pleno de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo que dictó que las agresiones hombre a mujer o expareja son violencia de género.

Sin matices.

El vídeo, titulado Tribunal Feminista Supremo ha tenido 202.764 entradas.

La sentencia del Pleno del Tribunal Supremo le cabreó de forma especial, a tenor del vídeo que después subió su canal…

Dijo lo que todos sabíamos. Cuando leí la sentencia volví a antiguos informes que se habían elaborado. Es evidente que, a pesar de ser una sentencia del Pleno de la Sala de lo Penal, no fue unánime.

Fueron 10 a 4.

Reflejó la división evidente que hay dentro de la propia judicatura. Porque no todos los jueces piensan como esa mayoría.

Hay algunos jueces que, al interpretar violencia de género, buscan que haya algún tipo de intencionalidad o de móvil machista en los hechos, y hay otros que por el simple hecho de que sea un hombre contra una mujer lo interpretan como violencia de género, si sucede dentro del ámbito íntimo de la pareja.

La sentencia viene a ratificar que la única interpretación es la segunda.

Yo mantengo comunicación con Lady Crocs [una juez tuitera] y ella me contó que ella siempre buscaba ese dolo machista, esta intencionalidad. Porque si no existe dicha intencionalidad se está aplicando un derecho penal de autor.

Con su sentencia, lo que ha dicho el Tribunal Supremo es que hay que aplicar este tipo de derecho penal de autor. Como muchos juristas, como mucha gente, yo creo que es eso lo que se está haciendo.

«Con su sentencia, lo que ha dicho el Tribunal Supremo es que hay que aplicar este tipo de derecho penal de autor»

Sus vídeos hablan de eso.

Lo que están haciendo es institucionalizar una ideología. A partir de una interpretación sociológica de nuestra realidad, que puede ser que las mujeres viven en un estado que las oprime de forma estructural y que todos los hombres nos vemos beneficiados de una serie de privilegios que ostentamos por el hecho de ser varones.

Me parece una teoría sociológica válida como cualquier otra.

Pero una cosa es que haya gente que sostenga eso y otra que construyamos nuestras estructuras a partir de esa teoría.

Y encima que lo llevemos hasta los marcos legislativos.

Esta especie de caja de Pandora se abrió en 2004, con la aprobación de la  de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Creo que fue como una especie de virus.

Esto lo explicó muy bien Jordan B. Peterson en la entrevista que le hice cuando se publicó en España su libro “12 reglas para vivir. Un antídoto al caos”.

Él dice, las malas leyes al final se esparcen. Si nosotros no ponemos el germen en la ley de que existe esta estructura machista, que por lo tanto está bien tratar de forma desigual a mujeres y hombres porque, ya de entrada, vivimos en una estructura desigual, y no es justo tratar por igual a aquellos que no son iguales, a partir de ahí esto se puede extender al resto de los estratos de la sociedad.

Es lo que está sucediendo.

La entrevista tuvo lugar en la sala de reuniones de Confilegal. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

Su planteamiento lógico es volver a la casilla de la violencia doméstica, que todo sea considerado como tal. ¿Cree que eso se puede producir?

Creo que sí. Después de quince años parece que las cosas pueden empezar a cambiar.

Hay un partido evidente que lo defiende. El resto, parece que no.

Yo creo que la mayoría del resto de los partidos también lo defienden de forma velada. La candidata a presidenta de la Comunidad de Madrid por el PP, Isabel Ayuso, apareció hace relativamente poco en los medios de comunicación diciendo que ellos estaban a favor de luchar contra la violencia de género pero también estaban a favor de que esta violencia también incluyese a otros miembros de la familia, como pueden ser hombres, o parejas homosexuales o ancianos o niños.

A mí esto me da la sensación de que hay mucho desconocimiento en los partidos políticos sobre lo que se entiende como perspectiva de género.

Aunque no sé si es desconocimiento o que lo dejan pasar, que no quieren meterse en un tema tan impopular que, además, se nota que no dominan.

Lo que sí que veo es que hay una cierta voluntad, a la hora de cambiar la ley, para que sea una ley intrafamiliar, que proteja a todos por igual.

En esta línea, sí creo que se podrían adherir más partidos, independientemente de que ahora parezca que eso solo lo defiende VOX.

Eso es algo que todos esperamos, aunque va a ser complicado.

«Tengo la sensación de que hay mucho desconocimiento en los partidos políticos sobre lo que se entiende como perspectiva de género»

¿En qué sentido?

Porque, de darse el caso, no hay que entrar como un elefante en un cacharrería. Eliminar el vacío de la violencia de género y dejar un vacío es muy peligroso. Porque evidentemente hay mujeres maltratadas y mujeres que están amparadas en centros de acogida. Eso cumple una función.

Lo que pasa es que, al mismo tiempo, se ha introducido una doctrina ideológica en la sociedad haciendo esa función.

Hay una estructura creada alrededor de eso, que saca muchísimo dinero, pero la solución no puede ser dinamitar esa estructura y dejar un boquete. La solución tendría que pasar por cambiar la ley y cambiar esa estructura para que nos ampare a todos.

Ese es un trabajo muy complicado porque las personas que lideran y forman parte de esas asociaciones están muy politizadas y cojean del pie que cojean.

¿Qué le diría a los magistrados que han apoyado esa sentencia?

A mí me parece que han comprado la ideología de género. Porque la Ley Integral no dice en ningún momento que tenga que haber intencionalidad alguna. Estas interpretaciones de la ley agravan el problema de esta gente.

Lo lamentable es que cada año que pasa, hay más gente que se ve afectada por estas leyes. El drama con estos afectados es que son víctimas del sistema. No tienen ningún organismo en el que ellos se puedan amparar. Y esto crea una desesperación y un desamparo absoluto.

Y puede acabar desbordándose.

«Un hombre blanco hetero» en una composición con el Tribunal Supremo -del que habla- de fondo. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

Lady Crocs publicó recientemente en Confilegal una columna titulada “Ni todas las mujeres son seres de luz ni todos los hombres unos maltratadores”, que se leyó mucho.

Esta es una obviedad. No creo que ni la más ferviente feminista sea capaz de defender que todas las mujeres sean seres de luz. Eso es lo que nos venden de forma sistemática.

El problema es que cuando un político aparece y nos dice eso y pierden credibilidad a pasos agigantados.

Los políticos son todos un poco veletas y tratan de cobijarse en la mejor sombra que pueden encontrar. Y si entienden que esto no da votos, pues no hacen nada.

A mí me contaba Yobana Carril que cuando hacían concentraciones de padres y llamaban a políticos –del PP, de Ciudadanos, gente conservadora-, le contestaban que no estaban interesados porque no veían votos.

‘Os vemos y os juntáis 40 señores con las pancartas. No sois nadie. No podemos apoyar públicamente esto porque se nos echarían encima’, le decían a Yobana. Tenéis que ser más. En ese momento podremos hacer algo al respecto.

Ahora, gracias a canales como el mío, que están levantando la voz, y otras personas, incluso jueces, aunque sea de una forma velada, esto va a más.

El otro día, Juan Manuel de Prada intervino en el programa de Susana Griso hablando de noticias falsas desde una perspectiva no escorada a la derecha.

Es imposible que no haya denuncias falsas. No puede ser porque estás negando la condición humana

Usted no cree que haya denuncias falsas, ¿verdad?

Ni yo ni mucha gente. Es imposible que no haya denuncias falsas. No puede ser porque estás negando la condición humana.

Me acuerdo de un ‘sketch’ que hizo Joaquín Reyes y que lo colocó en Twitter hablando sobre Irán y los homosexuales. El tipo hacía de presidente de Irán. Decía, aquí no hay homosexuales. Cero por ciento. No hay. Jajajaja. ¡No hay!

Pues con esto de las denuncias falsas pasa lo mismo. ¡0,00079 por ciento! ¿Habéis mirado bien? Creo que lo que está sucediendo es que no se está mirando bien.

Además, todo parece indicar que no se deduce testimonio cuando una mujer presenta una denuncia falsa.

Yobana Carril me contaba el caso de un cliente suyo que fue denunciado por pegar a su mujer. Ella probó, con cámaras de vídeo, que en ese día y esa hora en que se dice que ocurrieron los hechos el hombre se encontraba a 200 kilómetros de distancia. Y Fiscalía no dedujo testimonio contra la mujer.

Tienen que hacerlo los afectados, si quieren que se haga justicia. El denunciado, después de pasar por un calvario judicial, tiene que gastarse más dinero y perseguir a la mujer.

¿Por qué elegió el apodo de “Un hombre blanco hetero”?

Busque un nombre que fuera efectivo para un canal de YouTube. Me fijé en un “youtuber” americano negro que se llamaba “Someblackguy”, que, traducido, es algún tipo negro.

Me hacía mucha gracia la petición de amistad que podías recibir de él vía Facebook: “Un tío negro quiere ser tu amigo” [se ríe abiertamente].

En ese momento pensé, si voy a hablar de políticas identitarias y va a ser como un canal contra lo políticamente correcto, es interesante que yo adopte la identidad de los enemigos a los que va a representar.

Un hombre blanco hetero. Es decir, hombre, de raza blanca y heterosexual. El enemigo de las políticas identitarias y de lo políticamente correcto ahora mismo.

Y aparte, como me iba a disfrazar…

Este particular líder de opinión se graba con una cámara de fotos/vídeo y se sirve de un iPad para seguir el guión. Foto: «Frame» de Joan Planas/Youtube.

Sí, ¿y cómo llegó a elaborar ese traje sucedáneo de ‘Spiderman’?

¡¿De Spiderman?! Jajajaja. Era una forma de negar mi identidad. Al principio no quería aparecer con mi cara hablando sobre cosas.

Creo que el primer vídeo que hice fue sobre el hashtag “Me too” y el abuso sexual. Como iba a tocar temas polémicos, no había ninguna referencia en España en la que me pudiese fijar y no sabía cómo iba a reaccionar la gente, tampoco quería casarme con aquello si salía mal.

Todo fue una apuesta.

Me dije, como me voy a llamar ‘Un tío blanco hetero’ voy a utilizar el traje de licra blanco, que tenía de otros proyectos, y voy a crear una especie de personaje.

Gafas blancas, ¿por qué?

Fue una idea. Para taparme los ojos. En mis primeros vídeos no aparecía con estas gafas blancas. Luego le cogí estas gafas blancas a mi ex, que son del ‘Todo a cien’, y ya está. Eso fue todo.

Cuando crea este personaje, ¿la idea era convertirse en un líder de opinión y, además, vivir de ello?

Hacer un canal ‘youtuber’ es una carrera de fondo. Porque si nada más empezar estas pensando en que vas a triunfar, vas a monetizar y vas a vivir de ello, puede ser que acabes bastante mal porque todas las cosas llevan su tiempo.

Yo subí mi primer vídeo y tuvo 60 o 70 visitas. El primer día. Eso no es nada. Las primeras semanas tenía 100 o 120 seguidores.

Y yo seguía haciendo vídeos. Uno cada cuatro días. Me daba igual.

Me di como plazo dos meses. Me dije, si en dos meses hemos llegado a algún sitio y tenemos una audiencia…

Hacer un canal ‘youtuber’ es una carrera de fondo. Porque si nada más empezar estas pensando en que vas a triunfar, vas a monetizar y vas a vivir de ello, puede ser que acabes bastante mal porque todas las cosas llevan su tiempo

¿Se puso alguna cifra en concreto?

No, simplemente tenía que ver que se podía producir un crecimiento exponencial. Si a los dos meses seguía creciendo 20 suscriptores al día pues lo hubiera dejado.

10.000 suscriptores. Estaba muy bien. En el primer mes tuve 1.000 suscriptores. Recuerdo que mi primer mes fue como un año entero de trabajo. Ahora tardo menos en hacer los vídeos. No tanto en recopilar la información y hacer el guión sino en montarlo.

Al comienzo estaba las 24 horas haciendo vídeos sin parar. Ahora, cuando termino de grabar, lo edito y lo monto en 4 o 5 horas. En aquel momento tardaba un día y medio en editarlo. No tenía la misma destreza que tengo con los programas.

A los dos meses, visto lo visto, me dije que había que continuar porque estaba creciendo bien.

Al inventar ‘Un tío blanco hetero’ sabía contra quién se dirigía. ¿No temió su reacción? Porque le gusta provocar…

No se puede decir que en mis vídeos estén provocando. Yo, por lo menos, al ver mis vídeos, no tengo la sensación de que provoquen a nadie.

Creo que intento argumentar las cosas, documentándome con información, con estudios. Veo lo que están diciendo expertos, pensadores… Detrás de cada vídeo que hago hay un trabajo de investigación serio.

Y aunque algunas cosas que digo puedan parecer impopulares, creo que las digo desde el respeto, salvo cuando critico algún tipo de opinión que me ha parecido demasiado extrema y radical, como por ejemplo que una tía llame terroristas a los  hombres.

En principio no buscaba la polémica. Y es cierto que no me he encontrado con una gran reacción por parte del feminismo, al principio.

Luego, más adelante, ha ido apareciendo gente que ha vertido críticas, que me ha señalado directamente tachándome de machista, facha o neonazi. El ‘pack’ básico de insultos.

La verdad es que hasta que no llevé 4 meses haciendo vídeos y teniendo 60.000 suscriptores, la estrategia que utilizaron fue la de ignorarme.

Este es uno de los clásicos gestos de «Un hombre blanco hetero». Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

Ya conoce el viejo dicho español: No hay mayor desprecio que no hacer el menor aprecio.

Pero llega un momento, cuando haces un vídeo sobre Pamela Palenciano, que tenía ciento y pico mil visitas en un día o dos días…

Oye, que sí, que vale, pero no se puede ignorar que aquí hay un tío que aquí hay un señor que está haciendo vídeos y que te está desmontando el chiringuito.

Hay que decirle algo. Algo que responderle.

A mí el feminismo no ha tratado de contrarrestar mis argumentos con otros argumentos. Más bien me ha dirigido insultos despectivos, muy superficiales.

O ha tratado de desprestigiarme por cualquier otra cosa, como descalificarme por mi disfraz.

A mí no me da miedo el debate de las ideas. Porque denota inteligencia. Los insultos muestran justamente lo contrario.

¿Cómo es su público? ¿Lo conoce?

Claro que sí. El 85 por ciento de mi público tiene entre 25 y 35 años.

¿Cuántas mujeres?

El 12 por ciento. La proporción es de 9 a 1. Pero ellas también van entrando a mi canal. A un ritmo menor, pero lo van haciendo.

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