La secretaria judicial del 20-S confiesa que tuvo ‘miedo’ cuando vio lo que había fuera: Le pedí al juez Ramírez Sunyer ‘sácame de aquí’
Montserrat del Toro ha declarado como testigo y su imagen no se ha difundido en el juicio tras acordarlo la Sala.

La secretaria judicial del 20-S confiesa que tuvo ‘miedo’ cuando vio lo que había fuera: Le pedí al juez Ramírez Sunyer ‘sácame de aquí’

Llegó a pedir un helicóptero para salir, pero los agentes le dijeron que no era viable porque estaba lleno de antenas
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06/3/2019 16:02
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Actualizado: 06/3/2019 16:22
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Montserrat del Toro, la secretaria judicial que participó en el registro de la Consejería de Economía el 20-S, ha confesado hoy en el juicio del ‘procés’ que tuvo «miedo» de salir cuando vio lo que había fuera y que llegó a pedir un helicóptero para salir, pero los agentes le dijeron que no era viable porque estaba lleno de antenas.

La letrada del Juzgado de Instrucción número 13 de Barcelona, que comandó la comisión judicial, ha narrado en la 12 sesión del juicio los detalles de cómo salió del edificio por los tejados y el teatro aledaño, el Coliseum.

Los registros en los despachos concluyeron a las 20.40, cuando Del Toro terminó de redactar el acta, pero la comisión judicial no veía el modo de abandonar el edificio.

«Tuve preocupación todo el día y miedo a partir de las 21.30 cundo vi lo que había fuera», ha señalado, Del Toro, y ha explicado que la concentración frente a la Consejería «se transformó en un tumulto de gente y era imposible salir porque no se podía transitar».

Ha narrado que pasadas las diez de la noche llamó por teléfono al titular del juzgado, Juan Antonio Ramírez Sunyer, fallecido el pasado noviembre, que precisamente ese día, estaba de guardia: «Me tienes que sacar de aquí. No hay salida».

«Él me dijo: No te preocupes, voy a hacer lo que pueda», ha apuntado.

A preguntas del fiscal Javier Zaragoza, la letrada judicial ha relatado cómo, acompañada de mandos de los Mossos d’Esquadra de paisano, tuvo que utilizar una azotea, ser ayudada para escalar un muro, descolgarse por el otro lado y llegar así al Teatro Coliseum, donde tras esperar en camerinos a que el responsable lo permitiera, salió del edifico cuando el público de la función ya no estaba, corriendo «con mucho disimulo» hasta un coche sin distintivos policiales.

Tras comprobar desde la azotea el «mar de gente» que se extendía varios centenares de metros, hasta la Plaza de Cataluña, y bajar luego a la entrada de la Consejería y ver que la multitud «se aplastaba» contra el cristal del vestíbulo, el teniente de la Guardia Civil que la acompañaba le ofreció a Toro tres opciones para salir por la puerta.

Ha contado que no aceptó ninguna de las tres por tratarse de opciones que suponían hacerlo sin el resto de la comitiva judicial y porque no le ofrecían una seguridad «aceptable».

Ha informado que la primera de las opciones consistía en salir acompañada de mossos hasta «la boca de Metro más cercana», lo que consideró inadmisible. La segunda consistía en un «pasillo de civiles», que también rechazó porque no se le garantizaba «ningún tipo de seguridad» para su integridad física.

La tercera opción era un pasillo desde la puerta, custodiado por agentes antidisturbios de la policía autonómica, a lo que también rehusó porque no garantizaba la seguridad de los efectos del registro que ella portaba y consideró, además, que no era aceptable «ni como persona ni como profesional».

Ha contado que después de que el teniente comunicara su rechazo «a la otra parte», el policía miró a Toro y le dijo «no» con la cabeza, dándole a entender que «no había más opciones, que no esperaban más ayuda».

Fue entonces cuando Montserrat del Toro pensó en recurrir a la única persona que entendió que podría auxiliarla, que era el juez Ramírez Sunyer.

Debido a la multitud, los móviles no funcionaban y estuvo incomunicada durante todo el día. Ha explicado que tras conseguir cobertura en el móvil en el pasillo de una de la plantas vio la gran cantidad de llamadas perdidas y mensajes de ‘Whatsapp’ que se acumulaban en su teléfono y después llamó al juez  Ramírez Sunyer.

Después conoció, según ha manifestado, que el magistrado se puso en contacto con el mayor de los Mossos, Josep Lluis Trapero, a quien exigió que pusieran todos los medios para permitir su salida.

Ha informado que después comparecieron dos mandos de este Cuerpo que le ofrecieron, con «apenas un minuto» para pensarlo, salir por el teatro contiguo para aprovechar el final de una función y mezclarse con el público.

Preguntada sobre si debía proteger las actas, la secretaria judicial ha manifestado que estaba obligada a ello, y que los documentos eran el fruto del trabajo de 17 horas de registro.

«Alguien me sugirió que dejara el material allí, a lo cual me negué, dije que vendrían conmigo pasara lo que pasara«, ha señalado.

«Coloqué la carpeta dentro del bolso que era muy grande y pude disimularlos», ha apuntado.

Toro ha relatado las dificultades de la salida a una azotea interna, llena de cables y máquinas de aire acondicionado, que desde la segunda planta de la Consejería daba acceso al terrado del teatro contiguo.

Ha dicho que en todo momento le pidieron que caminara ocultándose de la gente que había asomada a los edificios de enfrente, para que no pudieran hacerla fotos, y que llegaron a un muro que separaba las dos azoteas.

«Era un murete de un metro y yo eso no lo puedo saltar», ha indicado, aludiendo a que no es una persona de mucha estatura, y por ello le tuvieron que ayudar a escalarlo.

Preguntada por Marina Roig, abogada del líder de Ómnium Cultural, Jordi Cuixart, ha detallado que para poder subirlo tuvo que utilizar como escalera la rodilla de uno de los mossos que la ayudaban y descolgarse por el otro lado, ya que el suelo de la parte del teatro se situaba en un nivel más bajo.

Una vez en el teatro, tuvo que esperar durante una media hora en unos camerinos porque, según le manifestaron, el responsable del teatro «se había arrepentido».

Una vez «convencida» esta persona llegaron a la puerta del teatro, pero a esas horas la función ya había terminado y el público había salido.

«Sólo quedaban los actores y las verjas habían sido echadas», relatado.

Finalmente tuvo que correr con los mossos hacia unos coches patrulla, porque a dos metros ya estaba la gente manifestándose. Ya eran las 12 de la noche.

Ha contado que sobre las 11.30 horas escuchó proclamas de los manifestantes por megáfono que decían, en catalán, «no saldrán», «no pasarán» y «votaremos».

Preguntada por la abogada del Estado sobre qué hizo cuando salió del teatro, ha informado que llamó al juez Ramírez Sunyer «para que estuviera tranquilo» y le dijo que tenía la documentación.

«Llegué a mi casa a las dos menos cuarto y permanecí despierta hasta saber qué había salido el primer vehículo de policía judicial. Al día siguiente volví a mi puesto a las ocho de la mañana», ha explicado.

MARCHENA RECRIMINA AL ABOGADO DE JUNQUERAS QUE PREGUNTE A LA TESTIGO POR SU ‘CONVICCIÓN IDIOLÓGICA’ 

El presidente del tribunal, el magistrado Manuel Marchena, ha recriminado a Andreu Van Den Eynde,  abogado del exvicepresidente catalán Oriol Junqueras, que preguntase a la secretaria judicial por sus «convicciones ideológicas».

En el final de su declaración como testigo en el juicio, que se ha prolongado durante unas tres horas, el letrado ha querido saber si Del Toro es «seguidora en redes sociales de páginas como ‘Unidad nacional española’ o ‘Leridanos contra la independencia'».

Ha sido interrumpido inmediatamente por Marchena, que le ha advertido que no le autoriza a «hacer un interrogatorio sobre las convicciones ideológicas» de la testigo.

«Esta sala ha respetado las convicciones de los que están, de los que han venido y de los que están por venir. No tiene sentido que le pregunte si ella en su tiempo libre es visitante de una página con esa carga ideológica», ha explicado Marchena.

«Otra cosa es si ella es titular de una cuenta de Twitter, a eso sí está autorizado. Puede preguntar sobre si ha publicado determinados mensajes», ha puntualizado el magistrado, para añadir después al letrado que no puede iniciar un «debate ideológico» porque eso «obligaría a preguntar a los centenares de testigos que quedan por su perfil ideológico».

Entonces Van Den Eynde ha preguntado a Del Toro si desde su perfil de Facebook hizo un comentario sobre una noticia relacionada con ERC, a lo que ésta ha respondido que cree recordar que fue en relación a un «incidente en el pueblo» donde reside, pero no que tuviera algo que ver con ese partido político.

En otra parte de su declaración, Montserrat del Toro ha destacado los episodios de «estrés, ansiedad y miedo» por los que pasó durante el registro de la Consejería de Economía aquel 20 de septiembre, estado que se prolongó los días siguientes.

«Emocionalmente aguanté tres o cuatro días en mi puesto de trabajo en lo que buenamente pude y al lunes siguiente mi salud quebró y pagué la tensión acumulada», ha explicado.

Es la segunda vez que el tribunal ha tomado la medida de que no se emita la imagen del compareciente. Ya se aplicó con el secretario general del Parlamento, Xavier Muro.

La Fiscalía ha visto «necesaria» esta medida porque Montserrat del Toro vive en Barcelona. Algunas defensas han protestado, como por ejemplo, Jordi Pina, el abogado del expresidente de la ANC Jordi Sànchez y los exconsejeros Jordi Turull y Josep Rull, quien ha dicho que no estaba en desacuerdo con que no se emita la imagen, pero sí con la argumentación del Ministerio Público, porque se está «criminalizando» a la ciudadanía de Cataluña.

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