Sánchez imita, Rivera es un incontinente gestual, y a Casado le falla la sonrisa, según un nuevo libro sobre lenguaje corporal
El libro de Patricia Centeno, autora de "Sin decir ni mu", analiza el lenguaje corporal de Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Casado; también analiza, en esta entrevista, a los participantes en el juicio del "procés".

Sánchez imita, Rivera es un incontinente gestual, y a Casado le falla la sonrisa, según un nuevo libro sobre lenguaje corporal

Patricia Centeno autora de “Sin decir ni mu”, de la Editorial Destino
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16/6/2019 06:15
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Actualizado: 23/8/2023 18:05
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“Sin decir ni mu” es una obra sobre el lenguaje corporal, la puesta en escena y lo que dicen nuestros cuerpos aplicado al día a día de la política y el trabajo.

Su autora, Patricia Centeno, repasa en esta entrevista el significado del lenguaje no verbal, cuando se omite la voz y queda sólo la imagen a través del espejo.

De cada líder político ha apuntado, para Confilegal, algunas características notables: las imitaciones presidenciales de Pedro Sánchez; la incontinencia gestual de Albert Rivera, la sonrisa poco sincera de Pablo Casado o cómo se ha suavizado Pablo Iglesias.

Y sobre los protagonistas del proces, el análisis es fascinante.

Empezando por el magistrado Manuel Marchena de quien dice Patricia Centeno que en sala denota más autoritarismo con la fiscal, la abogada del Estado y las abogadas de las defensas que con los hombres.

El lenguaje corporal ha sido siempre una manera de comunicarse, a menudo en contradicción con las palabras ¿todos mentimos?

Seguramente sí, estamos casi obligados socialmente a ocultar o modificar la información, que son las dos maneras de mentir, una cosa es lo que decimos y otra lo que pensamos y sentimos y como hay una parte del cerebro que no entiende que mintamos, y dice otra cosa con sus gestos.

Llevarse las manos a la boca como hacernos de pequeños o ya de mayores tocarse la nariz, la oreja….

Pero todos en alguna ocasión nos vemos obligados a mentir.

¿Nos traiciona el cuerpo?

El cuerpo simplemente dice la verdad, nos traiciona la razón. Vivimos en sociedad y nos hemos acostumbrado a mentir, lo que no pasa con los animales, sí de camuflar.

Usted recoge en el libro que en una conversación el 7% corresponde a la palabra, el 38% al lenguaje paraverbal y el 55 por ciento a la comunicación no verbal. ¿Las apariencias no engañan?

Lo que nos puede llevar a malos entendidos es no tener la formación, capacidad o información para poder juzgar a una persona, porque todos juzgamos y de ello depende nuestra supervivencia.

Los bebés saben mucho de ello, no hay más que ver la imagen de Trump con dos niños llorando a moco tendido y la de Obama con otros dos niños encantado de la vida.

Los bebés tienen ese instinto de saber quién les puede defender o que persona les resulta negativa o perturbadora.

La autora del libro «Sin decir ni mu», Patricia Centeno.

¿Es usted firme defensora de las primeras impresiones?

Pues sí, tardamos entre 20 segundos y cuatro minutos en hacernos un juicio de valor sobre una persona aunque no hayamos hablado con ella.

Ya solo la ropa nos da gran cantidad de información, género, profesión, edad, posición social, etc.

Nos es que nos guste o no, sino que todos juzgamos y debemos tener la capacidad de hacerlo sin malentendidos. Las apariencias no engañan, somos nosotros los que nos dejamos engañar…, incluso en el amor o la amistad nos dejamos llevar aunque haya señales en contrario

¿Se ha llevado alguna vez un chasco en este sentido?

Yo creo que sí, o no que no he acertado del todo…, nos dejamos llevar por sentimientos o emociones.

Desde pequeña he tenido muy desarrollada la intuición, pero también me he equivocado y me he llevado un chasco.

A todos nos puede pasar, a un animal en la selva hay un día que lo devoran por mucho que quiera evitarlo.

En esta época de relaciones en el ciberespacio, ¿resulta más difícil entonces interpretar al otro, puesto que sólo contamos con el 7 por ciento de información?

Para engañar a una persona lo más fácil es hacerlo por teléfono o por «whatsapp», cuando no se  pueden ver las incongruencias entre lo que dice y su expresión corporal, por eso para los políticos es mucho más fácil comparecer a través de un plasma sin admitir preguntas que ponerse delante de los periodistas a dar explicaciones y responder a los periodistas.

Cada vez hay más ansia de comunicarnos pero al mismo tiempo la comunicación es más superficial, y de allí los malentendidos que se producen en los mensajes escritos.

¿Qué le dice el lenguaje corporal de Pedro Sánchez, por ejemplo?

Es una persona que intenta imitar un lenguaje corporal muy presidenciable y aunque ya lleva algunos años, imita mucho a los demás, a Obama, a Macron, siempre intenta emular a otro y eso es preocupante para un político, que debería tener su propio estilo y no reproducir lo que hacen otros.

Le hace falta un tiempo para que se defina

¿Albert Rivera?

Es una persona que tenía incontinencia gestual, y en el último año han intentado controlárselo.

En los debates dramatiza o teatraliza en exceso, es parte de la estrategia de Ciudadanos de que hablen de mí aunque sea mal, y de ahí sacar papeles y fotos y listas en los debates, para tener reflejo inmediato en las redes.

¿Mucho postureo?

Sí, es lo que antes se llamaba puro teatro, cuando queremos ser algo que no somos. Todos lo hacemos en algún momento, el problema viene cuando lo haces continuamente y te conviertes en otra persona que no eres.

¿Pablo Casado?

El problema que tiene es la sonrisa. Me dicen que es una persona de trato afable, porque yo no le conozco personalmente, pero esa sonrisa que es algo perversa, incluso algo maléfica, no le llega a los ojos, se le queda en la boca.

Indica que no está siendo sincero y que hay que desconfiar.

Otro, Pablo, Iglesias

Tenía una gestualidad muy alta que le han ido suavizando, feminizando y dejando atrás la autoridad y la imposición.

Pablo Iglesias ya no se espatarra como antes para ocupar más espacio controlando el territorio, ya no pone los brazos en jarras, o en el cinturón marcando los genitales….

¿Un verdadero macho ibérico?

Sí, totalmente. Pero lo contrarresta porque va muy encorvado, cargado de hombros, transmitiendo mucho cansancio.

¿Cuál de ellos domina mejor la comunicación no verbal?

Yo creo que quien podría dominarlo mejor sería Pedro Sánchez, aunque no creo que ninguno de ellos sea consciente de su lenguaje corporal, es una asignatura pendiente de la política española, no como en Estados Unidos, por ejemplo, donde todos los políticos y personajes públicos se forman en este sentido.

¿Más incluso que Ortega Smith que parece siempre a punto de estallar?

En su caso, con su electorado, no le penaliza. Dentro del populismo de la extrema derecha, todos los gestos son de frustración, de miedo, de dominio.

A su electorado probablemente le gusta, pero a corto plazo, porque no se puede estar siempre lanzando un mensaje de odio o de miedo porque a la gente se agota y se consume.

Sirve para una campaña electoral, pero en los cuatro años subsiguientes tienen que lanzar otro mensaje a la ciudadanía que no sea de pánico y pavor.

Este tipo de gestos negativos se puede falsear mucho mejor que por ejemplo una sonrisa, que se refleja en los ojos, que para mí sí son el espejo del alma.

Ortega Smith vende un mensaje que, si le miras a los ojos, se ve que sí es sincero y eso es lo más grave.

Pedro Fernández y Javier Ortega-Smith, acusación popular por Vox. Foto: Poder Judicial.

¿Dominan mejor las mujeres el lenguaje corporal?

A nivel de indumentaria los últimos años han sido positivos. Antes sólo estaba el referente masculino y se seguía el patrón marcado por el hombre, pero ahora se nota una indumentaria que refleja más pluralidad ideológica.

En el caso de la gestualidad, vemos una feminización de la comunicación política pero han sido tantos los años de patriarcado que es mucho más difícil para las mujeres.

Donde un hombre se permite llorar en público, una mujer aún no puede permitírselo so pena de parecer blanda y carecer de liderazgo.

¿Los nuevos populismos han cambiado las reglas del juego?

Rotundamente no, siguen siendo las mismas, los gestos son los mismos. En el libro relato cómo Hitler ensayaba sus gestos para los discursos.

Entonces funcionaban y ahora siguen funcionando, por eso no han cambiado. Hemos visto ejemplos como el de Marie Le Pen, que intentó suavizar su discurso e incluso su aspecto, pero que si estudias con detenimiento sus gestos, siguen siendo de desdén y de odio.

Funciona en momentos de crisis cuando la autoestima de un país está baja y la ciudadanía está muy enfadada, pero es imposible que funciones durante mucho tiempo.

¿El juicio a los independentistas, que ha estado siguiendo de cerca, le ha dado mucho material?

Sí, yo nunca había asistido antes a un juicio con tanta atención y detalle, podría dar para un libro entero. Sólo la escenografía, con el tribunal allá arriba, los acusados por debajo, la misma sala tan solemnemente decorada…

¿Qué conclusiones saca del juicio del independentismo que ha quedado visto para sentencia?

Creo que la fiscalía ha utilizado un lenguaje mucho más agresivo que la acusación de Vox.

Me ha chocado también que a veces parecieran dormidos o distraídos, sin escuchar lo que estaba pasando. Esa era la impresión.

También creo que ha sido un juicio muy emocional por parte de todos. Particularmente pienso que se ha pasado por los vídeos con cierta precipitación.

La gestualidad de los mismos en principio no era violenta, salvo momentos puntuales, tal vez intimidación, pero violencia sólo hubo por parte de la policía.

¿Ha visto preocupados a los acusados?

La más intranquila era Carmen Forcadell. Supongo que también depende del carácter de cada uno y de cómo lleva su situación personal.

Hacían gestos de negación, los otros estaban más enteros ante una situación en la que te pueden caer muchos años de cárcel.

Dolors Bassa, Carmen Forcadell y Jordi Cuixart en el juicio del «procés». Pool.

También se han visto risas, como en el caso de Jordi Sánchez

Y Cuixart también se reía. Se podía entender que se estaba choteando de lo que pasaba pero el independentismo podía entender esta sonrisa permanente como un gesto de empoderamiento.

Es una pose de estar por encima del bien y del mal y esto no va conmigo.

¿El juez Marchena habla también con sus gestos?

Para hacer un análisis serio hay que estudiar el comportamiento básico de las personas. Hay tics que no significan lo mismo en una persona o en otra.

No le he visto en otro ambiente y tampoco puedo matizar mucho. Pero sí es cierto que me ha sorprendido cierta actitud distinta hacia los hombres y las mujeres.

La abogada del Estado se sentía muy intimidada por él y se ponía nerviosa y también con la fiscal y con las abogadas de los acusados Marchena se ponía más autoritario que con los hombres.

Muchas de sus propuestas son reglas de buena educación de toda la vida, ¿cree que los buenos modales se están perdiendo?

Me temo que ya se han perdido. Cuando hablamos de protocolo muchos piensan que son normas anacrónicas, cuando son de sentido común, educación y respeto con los demás.

La política y la diplomacia se basan en el diálogo pero siempre con respeto hacia el adversario e incluso ante el enemigo. Estas normas se están perdiendo yo quiero que se recuperen y que la política no sea agresiva e insultante, un enfrentamiento continuo, una bronca constante, sino un intento de construcción de una sociedad mejor.

Los políticos tienen la responsabilidad de dar ejemplo a todos los ciudadanos.

Ya sé que mucho es postureo, pero es preocupante el ejemplo para las siguientes generaciones, no se puede tolerar que nos roben, que no vayan al Congreso, que jueguen con la tablet…, ¿cómo se permiten esos lujos?

Esta usted muy enfadada

Sí, porque creo que la ciudadanía no nos merecemos estas formas, así que debemos señalar y penalizar a quienes deterioran tanto la vida pública.

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