Jorge Martí (UIA): «La precariedad en nuestra profesión es el resultado de una sobredimensión»
Jorge Martí, presidente de de la Unión Internacional de Abogados (UIA)

Jorge Martí (UIA): «La precariedad en nuestra profesión es el resultado de una sobredimensión»

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04/12/2020 06:46
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Actualizado: 04/12/2020 02:36
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El pasado 2 de noviembre Jorge Martí tomó posesión como presidente de la Unión Internacional de Abogados (UIA), cargo para el que fue elegido en la Asamblea General de la organización celebrada en Luxemburgo el pasado año. Por delante, todo un mandato para abordar desde una perspectiva constructiva los retos de la abogacía. Algunos consabidos, como la digitalización de la profesión, y otros no tan evidentes pero quiza más acuciantes, como son la creciente precarización o la desigualdad de género. Y todo ello sin desestimar la defensa del estado del derecho.

¿Qué cuestiones centrarán las líneas de actuación de su mandato?

Quisiera recuperar el espíritu que prevaleció durante la creación de la UIA en 1927: una organización inclusiva y global que luche contra las injusticias y que nos permita vivir en una sociedad más justa.

Quiero también que la UIA refuerce su vocación didáctica y formativa, fortaleciendo su rol en las universidades, los centros de estudio y los colegios profesionales. Por último, quisiera que parte de esa labor de formación pasara por potenciar el e-learning como herramienta didáctica y de trabajo para los abogados.

Finalmente, quisiera poner especial énfasis en los abogados jóvenes y el talento femenino. No hay que olvidar que ellos y ellas son nuestro futuro y que, por esta razón, debemos incorporarlos a nuestras actividades y a nuestros órganos de gobierno. Podemos aprender mucho de ellos y ellas. Los jóvenes nos han de aportar su energía y entusiasmo, a la vez de ayudarnos a mejorar en aspectos tales como la comunicación, el mejor uso de las redes sociales, de las nuevas tecnologías y de otros muchos recursos útiles que los abogados jóvenes manejan a diario.

La igualdad, la diversidad y, en particular, el rol activo de la mujer jurista requieren una especial atención. Las mujeres contribuyen de forma significativa al éxito de nuestra organización. Su participación activa en los órganos de gobierno nos ayuda a promover la igualdad y la diversidad dentro de la organización. Defenderé de todo corazón iniciativas de apoyo en este área.

¿Cuáles son los retos acuciantes a los que se enfrenta la abogacía en estos tiempos de crisis?

Los abogados nos hemos tenido que adaptar de forma abrupta y rápida a una nueva situación y lo
hemos hecho con éxito.

Todos nos hemos de sentir orgullosos por ello. Lo único constante en la vida es el cambio y quien sobrevive es quien mejor se adapta a los cambios. Gracias a las nuevas tecnologías nos hemos adaptado a una nueva realidad. Gracias a las nuevas tecnologías, los abogados hemos podido seguir trabajando desde nuestros hogares durante el confinamiento. Gracias al personal de soporte de nuestros despachos y a sus conocimientos en tecnologías de la información, y a nuestra apertura de mente, hemos podido hacer frente a los retos planteados, tanto a escala nacional como a escala internacional.

Hemos integrado estos cambios en nuestra forma de comunicarnos y en nuestra forma de trabajar. Todo ello, tanto en nuestra forma de relacionarnos con nuestros compañeros de despacho como con nuestros clientes y con las contrapartes. Algunos abogados extranjeros incluso han participado al teléfono en vistas judiciales antes los tribunales de su país, y se han celebrado también vistas en arbitrajes de forma remota a través de videoconferencia.

¿Y cuál debe ser el papel de la UIA en el contexto actual?

El papel de la UIA es velar por el respeto del Estado de Derecho. En situaciones como la pandemia, las libertades civiles se han visto restringidas y las personas sometidas a una especie de arresto domiciliario para preservar la salud.

Incluso, en esas situaciones, hay que estar atentos. La vida continua y el acceso a la justicia y a una defensa profesional deben estar asegurados.

Debemos tener muy presente la protección de los derechos humanos y el desarrollo y promoción de la defensa de los derechos fundamentales y las libertades en consonancia con nuestros tiempos.

Por otro lado, la protección del derecho de defensa y la independencia de la profesión. El secreto profesional, que es un privilegio del cliente y una obligación del abogado, garantiza el acceso a la defensa profesional que es crucial cuando los derechos no son respetados. Crisis como la generada por el COVID-19 plantean escenarios donde el estado del derecho y las libertades civiles pueden verse cuestionadas.

Encuestas como la realizada en 2017 por la Confederación Española de Abogados Jóvenes (CEAJ) reflejan las irregularidades laborales a la que se enfrentan los letrados jóvenes. ¿La creciente precariedad amenaza a la profesión?

La precariedad en nuestra profesión es el resultado de una sobredimensión. Los abusos no se deben
permitir. No obstante, tampoco creo que la solución sea instaurar un régimen de “numerus clausus”.

¿Preocupa que esta precarización y la situación económica actual fuerce el abandono de la profesión por parte de muchos letrados?

Nuestra profesión, no es más que un oficio. Un oficio para el que se necesitan unos estudios de derecho y que nos permite tener una experiencia fácilmente trasladable a otros ámbitos, como la empresa o la administración. Un oficio en el que se empieza siendo aprendiz, se pasa a ser oficial y algunos, pasan a ser maestros. El que alguien busque otros horizontes profesionales no es en sí negativo. Nuestra profesión es fascinante y muy exigente. El que haya compañeros que den un cambio en su vida profesional no debería sorprendernos. En todo caso, demuestra que valemos para muchas cosas. La formación jurídica y la experiencia como abogados nos ayudan a entrar con buen pie en el mundo de los negocios y de la empresa e incluso en la administración pública.

¿Hacen falta medidas para impulsar la igualdad de género en el sector legal?

La retención del talento femenino y la incorporación de las mujeres juristas a los órganos de gobierno de la UIA es una realidad. La UIA debe mucho al talento femenino. No obstante, hay que seguir reforzándola. Tenemos un grupo de trabajo de mujeres juristas, organizamos sesiones de mujeres líderes en el mundo de la abogacía que comparten sus experiencias y explican cómo han hecho frente a los retos y dificultades que se les presentaban.

Personalmente, siempre he trabajado muy a gusto con mujeres juristas. No creo que tengamos un problema particular de igualdad de género en el mundo de la abogacía, pero sí que tenemos que estar concienciados y luchar activamente por una mejora y búsqueda de una mayor igualdad.

En todo caso, la igualdad, la diversidad y, en particular, el rol activo de la mujer jurista requieren una especial atención. Las mujeres contribuyen de forma significativa al éxito de nuestra organización. Su participación activa en los órganos de gobierno nos ayuda a promover la igualdad y la diversidad dentro de la UIA. Defenderé de todo corazón iniciativas de apoyo en este área.

¿La crisis sanitaria ha evidenciado la necesidad de dotar de más recursos e inversión al sistema
jurídico?

Indudablemente, gracias a las nuevas tecnologías y a nuestra capacidad de adaptación, hemos podido hacer frente a los retos. Hay que seguir apoyando la investigación y las aplicaciones de las nuevas tecnologías en nuestra profesión.

¿Cómo valora la salud actual del estado de derecho?

El estado de derecho es un bien preciado y es un ideal a alcanzar. En todo caso, no se puede generalizar. En algunos países la situación es muy angustiosa. Incluso, en países de nuestro entorno cercano siempre se puede mejorar.

Hay grandes temas pendientes como son el fomento de la consulta previa al abogado, que podrían ayudar mucho a que la sociedad funcionara de formar más acorde con el mundo del derecho. Disminuirían las disputas y los litigios si existiera una conciencia colectiva de consultar siempre al abogado antes de suscribir un contrato, antes de iniciar un proyecto empresarial o de organizar la sucesión hereditaria.

Por otro lado, el secreto profesional es un gran incomprendido. Es un privilegio del cliente, no del abogado. Es una garantía para el acceso a la defensa profesional y el acceso a la justicia. En una época en la que se busca la transparencia como un valor absoluto, no se entiende el incalculable valor que el secreto tiene. Hay que vincularlo a la protección de la privacidad.

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