Una juez de Violencia sobre la Mujer de Las Palmas vive atemorizada por un hombre que la acosa y la amenaza de muerte
Sobre estas líneas, una de las amenazas vertidas sobre la magistrada Auxiliadora Díaz, titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer 2 de Las Palmas, y que han dado pie a la detención del autor.

Una juez de Violencia sobre la Mujer de Las Palmas vive atemorizada por un hombre que la acosa y la amenaza de muerte

|
07/12/2020 03:50
|
Actualizado: 07/12/2020 03:54
|

La magistrada se llama María Auxiliadora Díaz Velázquez y es la titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 2 de Las Palmas de Gran Canaria, que dirige desde 2009. Antes ocupó el 1, también de Violencia sobre la Mujer, de Telde, una localidad al sur de Las Palmas.

En su Asociación, la Francisco de Vitoria, Auxi Díaz, como es conocida, fue la fundadora y presidenta de la Comisión de Igualdad. Actualmente es miembro del grupo de expertos Observatorio contra la violencia doméstica y de género, que tiene su sede en el Consejo General del Poder Judicial.

Sin duda alguna, la magistrada no solo es una de las grandes expertas españolas en este campo, también es de las más comprometidas y beligerantes.

El acosador se llama Domingo Díaz Mejías. Actualmente se encuentra en prisión preventiva, ordenada por la Audiencia Provincial de Las Palmas, por amenazar de muerte a la magistrada, y por acosarla a través de la red social Facebook, en mensajes en los que le insultaba, como el que abre este reportaje.

Esta situación es una auténtica cruz para la magistrada. Casada y con dos hijos pequeños, el temor de que el día menos esperado le pudiera ocurrir lo mismo que lo que le sucedió el pasado 1 de diciembre a la juez Sonsoles Sanchidrián, titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Santa María la Real de Nieva, Segovia, sin duda condiciona su vida. Se asemeja a lo que antiguamente sentían los amenazados por el terrorismo de ETA.

Sanchidrián fue agredida con un destornillador por un justiciable que había perdido su caso. A consecuencia de eso, la mujer terminó en la Unidad de Cuidados Intensivos. Al borde de la muerte.

Este caso ha traído a colación otros muchos que se producen a lo largo y ancho de la geografía española y que denotan la indefensión en la que se encuentran muchos jueces y magistrados.

El de Auxi Díaz es uno de ellos.

EL PRIMER CONTACTO CON EL HOMBRE, EN 2009

A diferencia del caso de Sanchidrián, la magistrada no condenó al hombre sino que le tomó declaración. Fue en 2009.

El sujeto había sido detenido por amenazar a la que había sido su pareja. Cuando Díaz comenzó a interrogar al sujeto este le dijo que se parecía a su mujer. Después le aseguró con todo su poder de convicción que «iba a matar a su mujer una y mil veces».

A continuación se puso muy nervioso y se cayó al suelo, por lo que la magistrada ordenó que lo llevaran al hospital, como preventivo, para que pudieran tratarlo.

Allí fue estudiado por una psiquiatra a la que agredió. La forense no quiso declarar después contra él en el juicio que celebró más tarde el Juzgado de lo Penal 2 y por el que fue condenado por amenazas.

Una vez cumplida la condena, en 2011, Domingo Díaz Mejías comenzó a ir a verla.

Hasta ese momento, la magistrada no tuvo conciencia de que podría ir a por ella. El sujeto investigó dónde vivía y descubrió su domicilio. Comenzó a preguntar por ella en el vecindario.

«ESTOY LLENO DE ODIO»

La madrugada del 3 al 4 de agosto de aquel año, el hombre hizo una llamada telefónica al 112, que atendió un operario. En la misma, le reveló que sabía donde vivían tanto la magistrada como su ex mujer.

«Llevo dos años sufriendo, estoy lleno de odio, voy a matar a mi expareja y a una juez de Las Palmas… Estoy lleno de odio, se lo digo en serio, voy a matar a esas dos personas, o me suicido o las mato a esas dos mujeres, lo tengo decidido, llevo cuatro años sufriendo y dos lleno de odio. […] Tengo un psiquiatra que me atiende pero dejé de ir…», contó.

Y añadió: «Tengo un arma de fuego, el odio que tengo por dentro no se cura, llevo dos años sufriendo día tras día, he seguido a esas dos personas hasta el domicilio, sé donde viven y todo, o me suicido o las mato a esas dos personas, a la juez y expareja, es fuerte el deseo de venganza que tengo, me hicieron mucho daño. Antes de suicidarme me voy a cargar a estas dos personas, seguro y lo más seguro es que mate a esas dos personas, necesito matar a esas dos personas, es la única alternativa».

Acabó la llamada diciendo que era consciente de que el odio «no se puede borrar por mucho tratamiento que tenga, me han hecho mucho daño».

El Juzgado de lo Penal 5 de Las Palmas lo condenó por amenazas graves del artículo 169 del Código Penal, que dice: «El que amenazare a otro con causarle a él, a su familia o a otras personas con las que esté íntimamente vinculado un mal que constituya delitos de homicidio, lesiones, aborto, contra la libertad, torturas y contra la integridad moral, la libertad sexual, la intimidad, el honor, el patrimonio y el orden socioeconómico, será castigado: 1. Con la pena de prisión de uno a cinco años, si se hubiere hecho la amenaza exigiendo una cantidad o imponiendo cualquier otra condición, aunque no sea ilícita, y el culpable hubiere conseguido su propósito. De no conseguirlo, se impondrá la pena de prisión de seis meses a tres años».

En el registro que le practicó la Policía en el marco de ese caso, encontraron en su casa bolsas con sangre contagiada con el virus del SIDA, botes con diferentes tipos de vello púbico, asemejándose a aquella colección que tenía el personaje del marqués de Las Marismas en la película «La Escopeta Nacional», y muchos recortes de periódico sobre violencia de género y veneno de pez globo.

NO DESAPARECIÓ DE LA VIDA DE LA MAGISTRADA

Sin embargo, Domingo Díaz Mejías después de esta segunda condenano desapareció.

Como si se tratara de una pesadilla recurrente, en noviembre de 2019 volvió a irrumpir en la vida de la magistrada a través de las redes sociales, Facebook y Twitter.

Primero fueron críticas a su trabajo, luego insultos y después amenazas, publicando fotos de ella.

Auxi Díaz finalmente tomó la decisión de denunciarlo. Fue en julio pasado, recién salidos de la pandemia. 

El Juzgado de Instrucción 6 de Las Palmas, en la que cayó la denuncia, ordenó la entrada y registro en el domicilio del hombre, en Telde.

Se produjo el 13 de octubre pasado.

Los agentes de la Policía Nacional se llevaron una gran sorpresa por lo que encontraron dentro: Bridas grandes para maniatar a una persona y documentos en los que había vertido los planes para asesinar a su exesposa y a la magistrada.

«Armas, venenos, fuego, sedantes, spray pimienta de largo alcance, cuchillo afilado, golpear en la cabeza hasta dejar sin conocimiento, bridas gemelas de plástico, amarrarla de pies y manos, un cuchillo afilado mediano de cortar cabeza, sedantes como el Rophinol, martillo pedrero de golpear la cabeza hasta dejar sin conocimiento, jeringuilla, fuego (quemar), mechero, gasolina (cuando la necesite)», escribió.

También consideró la posibilidad de contratar a un sicario para «dormirlas sin que se sepa lo que les voy a hacer sino que crean que es para hacerme fotos» y  «si sale mal, lo único de lo que puedan acusarme es de querer hacerme fotos con ellas dormidas».

En el registro también encontraron múltiples imágenes tomadas a la magistrada y archivos de pornografía infantil.

Díaz Mejías se encuentra actualmente en prisión preventiva acusado de amenazas graves, acoso y tentativa de asesinato en la persona de la magistrada.

Mientras esté tras las rejas, la vida de Auxi Díaz ha recuperado la tranquilidad. 

Pero, ¿qué pasará cuando recobre la libertad? ¿Tomará alguna decisión el CGPJ de pedir protección para ella? ¿Y el Tribunal Superior de Justicia de Canarias? ¿El Ministerio del Interior? ¿El Gobierno canario?

A ellos les corresponde proteger su vida. Y en esto no valen excusas de ningún tipo. La lucha contra los agresores también pasa por defender a los hombres y mujeres que administran justicia. Como Auxi Díaz.

La responsabilidad del futuro y el bienestar de la magistrada y de su familia es toda suya.

La pelota queda en su tejado.

Noticias Relacionadas:
Lo último en Tribunales