Antonio Rubio: «El desastre de Annual fue el precedente directo de la guerra civil española»
El entrevistado, Antonio Rubio, fotografiado con el fondo del cuadro del gran pintor español, Augusto Ferrán-Dalmau, "el pintor de batallas", titulado "Voluntarios para morir", que recoge un instante de la guerra del Rif, que este año cumple cien años y de lo que trata la entrevista.

Antonio Rubio: «El desastre de Annual fue el precedente directo de la guerra civil española»

AUTOR DE "EL DESASTRE DE ANNUAL A TRAVÉS DE LA PRENSA"
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25/9/2021 06:48
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Actualizado: 25/9/2021 06:48
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Sin sus publicaciones, sin su trabajo riguroso, es muy posible que muchos de los acontecimientos –escándalos– de los últimos 40 años de democracia, quizá no hubieran visto la luz. Primero a través través Interviú, de Cambio 16, como periodista de investigación, al igual que en El Mundo.

Antonio Rubio, doctor y profesor universitario, forma parte muy importante de nuestra historia.

En 2006 aprobó su doctorado en periodismo por la Universidad Complutense con una tesis doctoral titulada “Periodistas españoles en la guerra del Rif, 1921-1921, origen del periodismo de investigación”. Un trabajo que ahora va a ver la luz en formato «crowdfunding» con el título «El desastre de Annual a través de la prensa» por medio de la plataforma Libros.com.

Rubio, nacido en Melilla, en el «lugar de los hechos», argumenta que «El desastre de Annual fue el precedente directo de la guerra civil española».

¿Por qué?

Porque, por una parte, se demostró la inoperancia de la Administración tanto en el aspecto civil como en el aspecto militar.

Las tropas no estaban preparadas. El nivel de corrupción era muy alto. Eso llevó a un excelente artículo del gran periodista Rafael López Rienda, que hizo el reportaje sobre el escándalo del millón de Larache. Luego lo convirtió en un libro.

Sobre el desastre de Annual, el 21 de julio de 1921, demostró que no estábamos preparados. Murieron 13.000 soldados españoles.

Luego hubo otro elemento importante también que era el tema de la demostración, por parte de Luis de Oteyza, director del diario “La Libertad”, en reflejar quién era Abd el Krim y cuáles eran las condiciones que ponía, porque llegó a la localidad de Aixdir que es donde tenían a los prisioneros españoles, capturados en el desastre.

En el lugar del nacimiento del propio Abd el Krim.

El desastre de Annual condujo luego, en 1923, al golpe de Estado del general Miguel Primo de Rivera, y a la imposición de su Directorio militar, a la recuperación de Alhucemas, en 1925, que es donde pretendía ir el general Manuel Fernández Silvestre, en 1921, cuando se produjo la derrota.

De ahí a la Dictadura, primero, y la proclamación de la Segunda República, después, ¿no?

Luego vinieron una serie de problemas, que contribuyeron a materializar la Segunda República. Y a la abdicación y salida de España del Rey Alfonso XIII.

Tras la Segunda República, nos encontramos, en 1936, con un golpe de Estado, que lo dan aquellos militares y generales que venían del Rif. Los llamados “africanistas”: los Sanjurjo, los Franco, los Mola, los Cabanellas, los Queipo de Llano, los Goded, los Varela

El producto final es donde estamos hoy en día. Intentamos de alguna forma tapar nuestra historia. Prueba de ello es que no se han conmemorado aquellos años, en su centenario, de una forma natural. Recuperando, como dice Lorenzo Silva, la desmemoria, que es el principal problema de España.

¿El desastre de Annual no lo comienza el general Dámaso Berenguer, alto comisionado español en Marruecos –máxima autoridad militar–, cuando en abril de 1921 ordena bombardear desde un cañonero el zoco de Aixdir, la capital de la tribu de Beni Urriaguel, precisamente la de Abd El Kim?

Lo provoca una serie de hechos. Y es que España no fue a administrar lo que todavía no era Marruecos. Lo que hicimos fue colonizarlo y explotarlo. Muchos empresarios intentaron hacer dinero con el Rif, con sus minas.

Hay que recordar que el propio Abd el Krim trabajaba con los españoles e incluso llegó a escribir en el periódico “El Telegrama del Rif”.

Todo esto conllevó a que detuvieran a Abd el Krim, que tratara de escaparse, saltando la valla de la prisión, que se rompiera una pierna. Eso fue lo que generó la animadversión.

Los españoles pensaron que comprando a los líderes de las diferentes cabilas ya estaba todo hecho.

Abd el Krim se convirtió en el líder de todo ello.

El líder rifeño, por lo tanto, no era un ignorante. 

En absoluto. Abd el Krim se organizó y trabajó con sistemas bélicos europeos. ¿Por qué? Porque fueron los alemanes, enemigos de los franceses, los que ayudaron a Abd el Krim.

Los alemanes lo que querían eran tener una salida al Mediterráneo. Para ellos era un elemento fundamental. De ahí que cuando las tropas de Abd el Kim atacaron a Fernández Silvestre lo hicieron no como los rifeños sino con las fórmulas y las maneras de los europeos.

El informe que elaboró el general Juan Picasso sobre el desastre de Annual, ¿sirvió para algo?

Sí, fue muy bueno. Lo que ocurre es que no se ejecuta como tal. Picasso recoge mucha información de la que se va publicando los periodistas en aquella época. Con lo cual las noticias en aquella época se transforman en “notitias criminis”.

Usted argumenta en su tesis doctoral que el periodismo de investigación no lo inventaron los estadounidenses, como se cree…

No fueron los únicos. En España ya se practicaba. Tienes a Rafael López Rienda, al propio Manuel Aznar Zubigaray, que en el diario El Sol, el 24 de julio de 1921, utiliza como antetítulo “investigación”. Es la primera vez en la historia del periodismo español que sale como tal.

Luego tienes a Luis de Oteyza y a Víctor Ruiz Albéniz.

¿Sin la guerra del Rif la guerra civil no hubiera sucedido?

Hoy es fácil analizar el ayer. Evidentemente no se hubieran dado las circunstancias para que hubiera ocurrido. La situación, la dinámica y la política hubiera sido totalmente diferentes.

Pero hay un dato anecdótico y triste. Y es que cuando los 357 prisioneros supervivientes de Abd el Krim –de los 492 capturados inicialmente– fueron liberados y regresaron a España, a través de Málaga, el 23 de enero de 1923, todo el mundo fue a recibirlos.

Bueno, todo el mundo, no.

El rey Alfonso XIII, que estaba cazando en el Coto de Doñana, no fue.

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